Los Evangelios: Bajo el Lente de la Ciencia

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Pasaremos ahora por los 400 años que existen entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Hay cinco personajes claves durante este período que nos ayudarán a entender mejor lo que sucedió en esta época.

Se puede comparar al Antiguo Testamento que acabamos de estudiar con la entrada de una deliciosa cena, y ahora viene el plato de fondo que es el Nuevo Testamento.

Comenzamos remontándonos al muy lejano pasado. Juan 1:1-4 nos lleva, como en una máquina del tiempo, al más remoto pasado imaginable. Viajamos atrás, antes de la creación del universo, el espacio o la materia descrito en Génesis 1:1. Incluso antes de la creación de los ángeles en Ezequiel 28:15.

Luego de explicar la preexistencia de Jesucristo, Dios retoma el relato que dejó en suspenso en el Antiguo Testamento. En realidad, no hay una división entre los dos Testamentos, que es una fabricación humana artificial, sino que hay una continuación.

La genealogía de Jesús lo revela como el mesías prometido. Sin embargo, eso no bastó a sus contemporáneos para reconocerlo.

En la misma noche que nació Jesús, un ángel le avisó a los pastores cercanos de este gran evento. Fueron los únicos testigos de este nacimiento, pues, como veremos, los magos tardaron muchos meses en llegar.

Luego del nacimiento de Juan y de Jesús, por espacio de 30 años no ocurre nada espectacular. Jesús está en Nazaret, “sujeto a sus padres” (Lucas 2:51) mientras que Juan recibe la educación de un sacerdote, pero al ver la corrupción general del sacerdocio, se aleja y se prepara en un lugar desértico, tal como lo había hecho Elías.

Mientras que Jesús estaba en el desierto siendo tentado por Satanás, una delegación de sacerdotes colegas visitaron a Juan el Bautista.

La conversación que Cristo tuvo con Nicodemo es muy importante, pues le había revelado la esencia del evangelio, o el mensaje de Dios: Uno no sólo se debe bautizar en agua, sino que, al perseverar en la fe, un día nacerá del espíritu.

Jesús tuvo que salir de Jerusalén por la envidia de líderes religiosos que lo acechaban. Viajó al norte para llegar a Nazaret, su ciudad natal.

Llegamos en este estudio al meollo de las enseñanzas de Dios con el Sermón del Monte. Se mencionan las características necesarias de un cristiano para entrar en el reino de Dios.

Luego de entregar las bienaventuranzas, Jesús ahora procede a explicar cuál es su relación con la ley de Dios. Algunos podían pensar que sus nuevas enseñanzas iban en contra de la Ley o que la eliminaban.

Hemos visto que, en el Sermón del Monte, Cristo está, en gran medida, contrastando lo que enseñaban los fariseos respecto a la ley de Dios con lo que realmente decía la Palabra de Dios.

Jesús sigue comparando las enseñanzas y actitudes de los fariseos con la manera correcta de aplicar la ley de Dios cuando el Espíritu Santo está en uno.

Terminado el Sermón del Monte, Cristo bajó de la montaña con sus discípulos y una gran multitud. “Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme” (Mateo 8:1-2).

En el capítulo anterior, Jesús pidió que oremos para que Dios “envíe obreros a su mies”, es decir, que llame a ministros fieles para que lleven el verdadero evangelio al mundo. Como resultado, Cristo nombra a doce de esos “obreros” para ser apóstoles y encabezar esa Obra de Dios una vez que él termine su ministerio.

Al terminar Jesús sus instrucciones sobre cómo llevar a cabo el ministerio, “se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos” (Mateo 11:1). Vemos así que Cristo no sólo enseñaba con la palabra, sino con el ejemplo.

Llegamos ahora a otra importante sección de enseñanzas de Jesús, las parábolas. El término “parábola” significa “comparar dos cosas”, y Cristo las usaba para “comparar” las verdades de Dios con las cosas cotidianas.

Luego de entregar sus parábolas, Jesús “se fue de allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

Pocos se dan cuenta de que junto al relato de las dos multiplicaciones de panes, Jesús entrega más tarde a esta multitud el discurso sobre ser “el pan de vida”.

Seguimos cubriendo los trascendentales discursos que sólo Juan registra, esta vez cuando Jesús viaja por última vez a la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén. Entramos así en los últimos seis meses de vida de Cristo.

Volvemos ahora a Galilea, la tierra nativa de Jesús. Allí pasaría los últimos seis meses de su vida. Sólo haría dos viajes más a Jerusalén; uno para la Fiesta de Dedicación y el otro para guardar la última Pascua, cuando estaba profetizado que sería sacrificado por los pecados de la humanidad y luego resucitaría.

Debemos recordar Mateo 18 como el capítulo de relaciones personales entre los miembros de la Iglesia. Al notar las ansias de poder y gloria entre sus discípulos, Jesús los corrige para que no surgieran las enemistades.

Debemos recordar Mateo 18 como el capítulo de relaciones personales entre los miembros de la Iglesia. Al notar las ansias de poder y gloria entre sus discípulos, Jesús los corrige para que no surgieran las enemistades.

Al estudiar los últimos seis meses de la vida de Jesús, hay una sección que sólo se encuentra en Lucas y que consiste principalmente de parábolas.

Continuamos con las parábolas en Lucas. Recuerden que cada evangelio añade partes nuevas para así llegar a tener un cuadro completo de la vida de Jesús.

Estamos acercándonos a la última semana de la vida de Jesús, pero hay una sección que debemos repasar de su vida que sólo se encuentra en el evangelio de Juan.

En este estudio, por fin llegamos a la última semana de la vida de Jesús. Sin embargo, tenemos para rato, pues casi una cuarta parte de los Evangelios consiste en esta última semana llena de enseñanzas y lecciones.

Hay dos importantes enseñanzas que quedaron pendientes del último estudio en Juan—los siete grandes milagros que él mencionó, y la aclaración entre María de Betania y María Magdalena, para no confundirlas.

A mitad de la última semana de su vida, Cristo sigue en el Templo entregando a los líderes religiosos varias parábolas para mostrar sus errores.

Continuamos con las denuncias de Jesús contra los fariseos por su hipocresía. Recuerden que de ellos dependía la verdadera religión, y al agregar miles de pequeños reglamentos no autorizados por Dios, habían pervertido el camino bíblico.

En el último estudio repasamos brevemente las 7 señales que Jesús entregó sobre los tiempos del fin y su venida. Ahora nos enfocaremos en los detalles.

Después de entregar las 7 señales de los tiempos del fin, Jesús les profetiza a sus discípulos que muchos de los llamados estarían espiritualmente “dormitando” en los últimos días. Veamos en forma esquemática las ocho advertencias que entregó Cristo en Mateo 24 y 25:

Luego de entregar a sus discípulos las 7 señales de los últimos tiempos y las 8 advertencias para perseverar hasta el fin, Jesús baja del Monte de los Olivos. Le quedan tres días de vida y debe tomar la última Pascua.

Durante la Pascua, luego del lavamiento de pies y de ver a Judas salir del recinto para traicionarlo, Jesús quiere animar a sus descorazonados discípulos.

Estamos terminando el relato de la última cena de la Pascua que tomó Jesús con sus discípulos.

Llegamos así al arresto de Jesús en Jerusalén. Es el momento para tener una vista panorámica de lo que sucedió en ese último día de su vida. Werner Keller cuenta cómo era Jerusalén y pueden seguir el relato en el mapa.

Comenzamos estudiando el juicio de Jesús ante Poncio Pilato. ¿Quién era este gobernador romano? Dos historiadores judíos hablan desfavorablemente de él. 

Seguimos estudiando el impactante relato de la crucifixión de Cristo. No creo que nadie pueda quedarse indiferente al contemplar lo que hizo Jesús por nosotros.

Luego de la muerte de Jesús y los milagros que ocurrieron, José de Arimatea le pidió a Pilato el permiso para retirar el cuerpo.