Noveno Mes
El primer viaje misionero
La tarea de llevar las buenas noticias de salvación a otros lugares prueba que el llamamiento de Dios es firme y eficaz.
El primer viaje misionero de Pablo, Bernabé y Juan Marcos duró dos años (46-47 d.C.), y su recorrido fue por Chipre y el sur del Asia menor. Un tercer integrante se unió al primer viaje de Pablo y Bernabé, en Antioquia. Se trata de un hijo de una pariente de Bernabé. Él los acompañó hasta la mitad del primer viaje, tal vez debido a su corta edad, aunque más tarde fue un ayudante ideal para Pablo y Pedro.
“Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre” (Hechos 13:4). Seleucia, que por un tiempo fue capital de Siria, era el único puerto de dicha provincia. A principios del siglo III a.C., Antioquía ocupó el 1er. lugar. Los profetas y maestros de la iglesia oraron por ellos y les proveyeron los medios para el primer viaje misionero. Desde allí "descendieron a Seleucia". Luego desde Seleucia navegaron hacia el sudoeste, y después llegaron al puerto chipriota de Salamina.
La isla de Chipre era una provincia proconsular romana en aquella época. A partir de allí continuaron con la evangelización de la isla hacia el occidente. Sin duda, en cada lugar anunciaron las buenas noticias de salvación. Al llegar a Pafos, los evangelistas desarrollaron su campaña evangelizadora. El procónsul romano Sergio Paulo quiso escuchar el evangelio, pero el falso profeta Barjesús resistía a los predicadores, entonces Pablo lo reprendió y lo castigó con ceguera. Esto produjo la conversión del gobernador y de otros más (Hechos 13:9-12).
Embarcándose en Pafos al sudoeste de Chipre, y tras una travesía de más de 260 Km. al norte, llegaron probablemente al puerto de Atalia, y luego a Perge, a unos 12 Km. al norte del Mediterráneo. Y Juan Marcos se apartó de ellos.
Desde Perge realizaron una caminata de más de 130 Km. al norte, por caminos montañosos y peligrosos, deteniéndose en cada lugar poblado para dar el mensaje del Evangelio.
El siguiente lugar fue la ciudad de Antioquía de Pisidia. Allí Pablo y Bernabé en una sinagoga adoraron en sábado. El siguiente sábado, “se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios… los judíos se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando" (Hechos 13:44-45). Su elocuente resolución encierra el beneplácito de Dios de tomar por pueblo suyo a los que no lo eran por derecho racial. Lo que para unos fue una sentencia de condenación, para los otros fue motivo de gran gozo. Los judíos armaron tremendo escándalo, haciendo que Pablo y Bernabé fueran expulsados. Pero antes establecieron una iglesia y "los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo" (Hechos 13:50-52).
Evangelizaron Iconio exitósamente, pero cuando empezó la persecución, ambos "huyeron a Listra y Derbe" (Hechos 14:1-6). Él y su compañero de trabajo, Bernabé, habían sido víctimas de los ataques perpetrados por los licaonios. Ahí tuvo lugar la sanidad del hombre que jamás había caminado (Hechos 14:8). En su ignorancia tenían a Bernabé por Júpiter y a Pablo por Mercurio, entonces Pablo aprovechó el momento para predicarles a Jesucristo. Luego los judíos de Antioquia y de Iconio apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto, pero se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe y después de anunciar el evangelio y de hacer discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, confirmando y exhortando a que permanecieran en la fe diciendo: "Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hechos 14:22).