La verdadera transformación de nuestra mente y corazón requiere de dos componentes principales: La comprensión de la Palabra de Dios, y la Gracia de Dios en nosotros, ambas producto del don del Espíritu Santo.
El plan de Dios nos muestra que una vez que su hijo vuelva a la Tierra para reinar y sus santos sean transformados, iniciará una era radicalmente distinta a la actual: llena de prosperidad, paz y esperanza.
Ir desde la nueva Jerusalén hasta nuestro tiempo actual, nos brinda una buena perspectiva de lo magnífico que es el plan de salvación de Dios, representado en sus 7 fiestas santas.
Los frutos del Espíritu Santo son una manifestación del carácter de Dios en nuestra vida. ¿Cómo puede practicarlos en su día a día?
La sanación del ciego de nacimiento ilustra de manera maravillosa la ceguera espiritual, y sobre todo, es un hermoso ejemplo de cómo Jesús vino a dar luz al mundo.
El Milenio será un tiempo de profunda transformación; tan radical, que cada aspecto de la vida tendrá que ser visto y vivido de un nuevo modo.
El acto de servir a los demás (incluso en las cosas más pequeñas) es esencialmente servir a Jesucristo mismo. ¿Cómo ejercer el servicio a la manera de Dios?
El ejemplo de Timoteo nos muestra cómo la gracia de Dios se manifiesta en nuestras vidas a través de la guía de nuestra familia física, llevándonos a su preciosa verdad.
Desde Adán y Eva hasta los eventos del tiempo del fin, la vestimenta acompaña a la humanidad simbolizando, en muchas ocasiones, su condición espiritual.
Ser generosos a la manera de Dios, y humildes para recibir del mismo modo; puede traer un cambio monumental a nuestra vida.
La defensa de Pablo frente a Agripa nos deja una valiosa lección sobre lo que significa ser cristianos: ser creyentes que practican lo que predican, con compromiso y diligencia, pues Dios provee lo necesario.
La figura profética de la abominación desoladora tiene mucho que ver con el papel del pecado en el templo de Dios actual: El creyente que ha aceptado a Jesucristo como su salvador.
¿Qué significa calificar para un futuro eterno? Se nos ha dado el increíble llamado a convertirnos en primicias del Reino de Dios, incluso en un mundo lleno de caos. Y, este llamado debe transformar nuestra forma de pensar respecto a los demás si en verdad queremos llegar a ser uno; tal como Cristo es uno con el Padre.
En el contexto de la celebración de la Pascua, recordamos una valiosa lección sobre examinarse a sí mismo, honrando la exhortación de Dios el Padre y Jesucristo al respecto.
Hacer un uso adecuado de las facultades que Dios nos ha obsequiado, como nuestra concentración y razonamiento, es muy importante para desarrollar el carácter santo y justo de nuestro creador.
Desde el momento en el que somos bautizados, adquirimos la responsabilidad de mantenernos fieles en el camino de vida que Dios nos marca a través de sus leyes; pero al mismo tiempo, accedemos a su poder para sobreponernos a las dificultades.
¿Qué hacemos cuando estamos heridos? ¿Y qué deberíamos de hacer, de acuerdo con las Escrituras?
¿Que significa ser adoptados como hijos de Dios? ¿Será acaso que se limita a recibir su perdón y protección? ¿O implica algo mucho más profundo?
Dios el Padre actúa como un agricultor experto, que conoce perfectamente las necesidades de cada una de sus semillas; y sabe perfectamente cómo lograr que tengamos un desarrollo exitoso y demos fruto abundante.
La historia de Gedeón es una maravillosa muestra del poder de Dios en el creyente. Porque por las propias fuerzas es imposible vencer a las adversidades del mundo.