Que Pablo haya nacido en la ciudad de Tarso de Cilicia es una información de primera mano, registrada por Lucas, en los pasajes del libro de los Hechos: Jesús lo describió a Ananías como “un llamado Saulo, de Tarso". Pablo mismo le declara al tribuno Claudio Lisias: "Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia" (Hechos 9:11; Hechos 21:39; Hechos 22:3). Él declaro ante la multitud en Jerusalén: "Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia".

La fecha de su nacimiento es incierta, pero muchos comentaristas `piensan y opinan que pudo haber nacido aproximadamente cuatro años después del nacimiento de Jesús, debido a que, en el relato de su participación indirecta en el apedreamiento de Esteban, él se le identifica como "un joven que se llamaba Saulo", lo que le atribuiría una edad de aproximadamente de 25 años (Hechos 7:58).

Saulo es el nombre hebreo de “Shaul” que significa "pedido" y se traduce como Saúl, quizás en honor al primer rey de Israel, de la tribu de Benjamín. Su nombre en latín era Paulus que significa "pequeño", y se traduce como Pablo. Lo más probable es que desde su temprana edad usara los dos nombres, pero a partir del inicio de su ministerio cristiano empezó a usar su nombre greco-romano, "Pablo”.

Muy poco se sabe acerca de los padres de Pablo, excepto algunos datos referidos por Jerónimo. Él citaba una antigua tradición la cual sugería que esta familia hebrea vivía en el poblado conocido como Gischala, al norte de la provincia de Galilea. Lo que se puede tomar como información de primera mano es la declaración que el mismo apóstol dio en su epístola a los hermanos de Filipos años más tarde: "Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo" (Filipenses 3:4-5).

En una época desconocida, los benjaminitas cercanos a los antepasados de Saulo, se establecieron en la zona adyacente a las laderas de los montes Hermón y Líbano. Esa región montañosa y fértil fue poblada por múltiples migraciones de gente procedente de las tribus del sur que buscaban tierras de agradables climas y suelos productivos. La bella ciudad de Cesarea de Filipos fue dedicada por Herodes Felipe al emperador César. Es raro que, durante su ministerio itinerante, Pablo no haya tenido mucho que ver con esa región, la más norteña del país de Israel, ahora en manos de Siria. Ese fue un privilegio que les fue concedido a los padres de Saulo, extensivo a sus hijos. De esto dio testimonio más tarde el apóstol en Hechos 16:37; Hechos 21:39 y Hechos 22:25,28.

No se sabe a qué edad Saulo de Tarso fue trasladado a Jerusalén; aunque él mismo dejó constancia en Hechos 22:3 de que fue "criado en esta ciudad', lo cual supondría un traslado bastante temprano. En todo caso, no se puede negar que la influencia de la multicultural ciudad de Tarso, y la oportuna instrucción hebrea, casi desde su nacimiento, como es común en la tradición judía, le hayan podido afectar desde su temprana edad. De esa manera, Saulo aprendió a escribir correctamente los caracteres hebreos en papiros, hasta formar sus propios rollos de las Escrituras. Es probable que su padre lo introdujera a la lectura de la traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la cual también se acostumbraba leer en las sinagogas.

La primera vez que Lucas menciona al fariseo Gamaliel el Mayor, fue en ocasión de una intervención muy sabia e influyente con la que defendió a los apóstoles que eran interpelados para que cesaran de predicar el evangelio. Al finalizar su narración, Gamaliel dijo: “mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres… porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios” (Hechos 5:34- 35, Hechos 5:38-40). Esta sola cita basta para que reconozcamos la nobleza y sabiduría de este venerable fariseo, muy respetado por los judíos de su tiempo, quién ejercía una fuerte influencia sobre el cuerpo más alto de las autoridades religiosas de los judíos.

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