Décimo Segundo Mes
Conclusión del segundo viaje e inicio del tercer viaje
También Corinto, centro comercial de Acaya, escuchó la Palabra de Dios. No sabemos si Pablo hizo el recorrido de 70 Km. por mar o por tierra hasta Corinto. Lo cierto es que, desde su llegada a esta famosa ciudad del sur de Grecia, se propuso no enterarse de ninguna cosa sino solamente lo que se relacionara con la misión de presentar a “Jesucristo crucificado" (1 Corintios 2:2).
Tres cosas se distinguen en su estadía de dieciocho meses en esta ciudad.
1. Su sostenimiento.
Desde su llegada a Corinto encontró y se asoció con Aquila y Priscila para trabajar en el oficio de hacer tiendas, como las que hacía en Tarso, a fin de sostenerse mientras se formaba una congregación (Hechos 18:1-4).
2. Los problemas de siempre.
El gran éxito de su misión en Corinto despertó celos y odio en los judíos, quienes lo acusaron ante el procónsul Galión por enseñar cosas contrarias a la ley (Hechos 18:11).
3. Los resultados.
Pablo fortaleció a los hermanos, incluyendo a Justo, Crispo y Sóstenes, hasta dejar bien establecida una de las iglesias más fuertes de la época (Hechos 18:14-17).
Ahí escribió sus dos cartas a los Tesalonicenses, cuando Silas y Timoteo estaban con él, porque Satanás lo estorbó para no visitarlos (1 Tesalonicenses 2:18). Al concluir los 18 meses, el apóstol decidió regresar a Éfeso con Aquila y Priscila, no sólo para la obra sino también para la confección de tiendas de campaña, las cuales vendían para su sostenimiento. La pareja viajó con el apóstol desde Corinto al puerto de Cencrea, a unos 12 kilómetros al sur. De Cencrea atravesaron el sur del mar Egeo, rumbo a la ciudad de Éfeso (Hechos 18:18).
Su celo misionero impulsaba a Pablo a dar buenas noticias de salvación. Éfeso había estado en su itinerario desde casi tres años antes, pero el Señor no le había permitido evangelizar la ciudad de Éfeso. Pero ahora Pablo aprovechó el momento. Y, al entrar en la sinagoga, los judíos le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo (Hechos 18: 19-20).
Pero Pablo tenía otros planes para estar en Jerusalén para la fiesta, quizás para Pentecostés. Allí concluyó el voto que había hecho en Cencrea, cuando se rapó la cabeza. A los pocos días, inició la obra de evangelización, la cual quedó a cargo de Aquila y Priscila, hasta que Pablo volviera a ellos en su tercer viaje (Hechos 18:19-21). Después descendió a Antioquia, su sede misionera. De esa manera terminó su segunda expedición misionera a través del mundo mediterráneo.
Siempre que Pablo estuvo en Antioquia, se dedicó a trabajar arduamente con los que apoyaban el evangelio. Su tercer viaje empezó por Galacia y Frigia (53 a 58 d.C.). La misión de Pablo era la de confirmar a todos los discípulos, porque al parecer existía un ambiente de confusión doctrinal de los judaizantes.
De pronto apareció el ministerio de Apolos, natural de Alejandría y poderoso en las Escrituras. Hablaba y enseñaba diligentemente del Señor, pero solamente conocía el bautismo de Juan, mas Aquila y Priscila le expusieron más profundamente el camino de Dios (Hechos 18:24-26). Luego Apolos se trasladó a Corinto, lo cual fue de gran provecho a los que habían creído (Hechos 18:27). Más tarde Pablo reconoció el valor del ministerio de Apolos, diciendo “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1 Corintios 3:6).
Después de recorrer las ciudades de Galacia y Frigia, vino a Éfeso (Hechos 19:1). Allí tuvo lugar el encuentro con doce creyentes que solo habían recibido el bautismo de Juan. Entonces Pablo los bautizó en el nombre de Jesús y les impuso las manos y recibieron el Espíritu Santo y hablaban en lenguas y profetizaban. Luego Pablo predicó en la sinagoga por tres meses (Hechos 19:5-8). Después Pablo separó a los discípulos y discutió cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra de Jesús (Hch 19:9-12).
Luego los hijos de un sacerdote judío llamado Esceva, trataron de echar fuera demonios, pero fracasaron. Entonces un espíritu malo saltó sobre ellos y huyeron. Y, muchos que habían creído en magia, trajeron sus libros y los quemaron. “Así crecía y prevalecía la Palabra de Dios” (Hechos 19:18-20).
Por esa época Pablo escribió su primera carta a los corintios, alrededor del año 56 d.C. Su primera carta es un instructivo para la Iglesia. Luego Pablo, habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió de los discípulos. Y después de recorrer aquellas regiones y de haberles exhortado con abundancia de palabras, llegó a Grecia. Allí estuvo tres meses y habiendo conocido las asechanzas de los judíos para cuando se embarcase rumbo a Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia (Hechos 20:1-3). Posiblemente las razones de estas visitas podrían ser la preocupación y el peligro de que socavaran su autoridad apostólica.