Tercer Mes: Restauración del Muro

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Tercer Mes

Restauración del Muro

Sabemos que Dios puede actuar de muchas formas para cumplir Su voluntad, y también Dios escoge a sus siervos, de acuerdo al corazón de cada uno de ellos, pero ellos tienen que ganársela “Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo ¿Qué es esto que hacéis vosotros?  ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén” (2:19, 20). Los nombres de las familias asignadas para reparar las murallas y los portones aparecen en Nehemías 3.

Este capítulo  contiene una relación de nombres de aquellos que se ofrecieron voluntariamente  para la tarea de reconstrucción. A primera vista parece una lista de nombres fría y poco interesante, pero un examen más detallado nos revela que se encuentra llena con importantes principios de liderazgo eficaz. Con la lectura de dicha relación, podríamos llegar a la conclusión de que los muros de la ciudad fueron levantados sin contratiempos. Pero en realidad el trabajo encontró una fuerte oposición. 

Los líderes de los pueblos vecinos estaban enojados porque los judíos estaban fortificando a Jerusalén y volviendo a sus antiguas prácticas religiosas. Sanbalat, el gobernador de Samaria, estaba especialmente irritado. Recordemos que Nehemías dirigía mediante el ejemplo, pues él también tenía una sección para construir. Entonces él dijo: "Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas. También dije entonces al pueblo: “Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse” (4:21-23).

Nos imaginamos que fue muy alentador para los reconstructores del muro, ver al gobernador cargando piedras y vigas pesadas y ayudando a defender la ciudad. La obra comenzó con mucho entusiasmo, pero los adversarios (tanto los antiguos como los nuevos), entre ellos Sanbalat, empezaron a ridiculizar los esfuerzos de los judíos: “Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos?  ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?  ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará”. ¿Y cual fue la respuesta de Nehemías? De nuevo oró diciendo: "Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.  No cubras su iniquidad,  ni su pecado sea borrado delante de ti,  porque se airaron contra los que edificaban” (4:1-5). El muro había empezado a reconstruirse el 3 del mes de Ab y fue concluido el 25 del mes de Elul del año 445 a.C. Es decir que, como ya lo mencionamos anteriormente, el tiempo que los judíos emplearon en reconstruir el muro fue de 52 días.