Sexto Mes: Firmeza ante el enemigo

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Sexto Mes

Firmeza ante el enemigo

Nehemías era un gobernante valeroso. Nunca trató de satisfacer sus propios deseos, ni siquiera los de su pueblo. De forma valiente y decidida  se dedicó por completo a la realización de lo que Dios deseaba que fuese hecho. Se negó a aparentar una excesiva preocupación por los deseos del pueblo alentando sus prejuicios o adaptándose a opiniones transitorias. Solo se dejaba influir por la Palabra de Dios y por ello siguió los principios divinos y no una política demagógica de conveniencia. Para esto se requería sobrado coraje. ¿Y qué importancia tenían los muros para Nehemías?  Sanbalat trató de arrastrar a Nehemías tratando de hacerlo caer en una trampa (6:2) mediante una invitación para negociar, pero Nehemías no se dejó engañar, porque estaba decidido a actuar con firmeza ante el enemigo. De hecho, ni siquiera se intimidó por las amenazas de Sanbalat de informar al rey Artajerjes de una supuesta rebelión judía.

Cuando se terminó el muro, se establecieron guardias para proteger a quienes vivían en la ciudad. De hecho, el muro era una protección, pero también era un símbolo físico muy importante para el establecimiento de los judíos como nación. Entonces la ciudad santa se transformó en una fuerza unificadora a medida que algunas familias fueron elegidas al azar para vivir en ella (11:1,2). Sanbalat y los otros enemigos de Judá comprendieron cabalmente el significado de los muros y de los esfuerzos que Nehemías, como líder, hizo para unificar a su pueblo. Por eso, la oposición que demostraron era tan persistente. Nehemías sabía muy bien que sin los dirigentes necesarios en Jerusalén, sus moradores volverían rápidamente a sus viejos caminos. Por eso su lugar estaba en Jerusalén. 

Así, todo se convirtió en una cuestión de prioridades. El líder de la reconstrucción se dio cuenta del peligro de acceder a la invitación de Sanbalat. Esto nos muestra cuán importante resulta ser la sabiduría puesta en acción, como afirma el apóstol Santiago 1:5-8. La conducta de Nehemías nos muestra a la vez lo necesario que es gozar de un discernimiento apropiado (Hebreos 5:14), y la importancia del tacto. Él interpretó los asuntos claramente y mantuvo su firmeza en los momentos más difíciles, manteniéndolo escondido antes de sucumbir a las asechanzas de sus adversarios.

Ante su fracaso, Sambalat, envió una carta abierta, la cual produjo indignidad, porque se sabía que iba a ser de dominio público, La acusación de traición empañaba su integridad y minaba su influencia, porque las personas acostumbran a creer lo malo. La respuesta de Nehemías fue una abierta negativa: “No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tu lo inventas” (6:8). Con tales ataques, se destacan dos aspectos: su discernimiento y su valor. El vislumbró la intriga escondida porque sabía que los de Samaria planeaban hacerle daño. Estaba muy consciente de la necesidad de consolidar los logros conseguidos hasta aquí, afirmando las decisiones de acuerdo a las prioridades.

Sus objetivos tomaron en cuenta tres “ces”. El “carácter” de Nehemías provenía directamente de su santidad práctica y de su estrecha comunión con Dios. En segundo lugar se destaca la “confianza”. Él triunfó en la reconstrucción del muro de la ciudad  y en la restauración de la dignidad nacional de un pueblo despreciado, porque tenía la convicción de que estaba realizando la obra de Dios. Pero estas cualidades resultan insuficientes sin “coraje”. El cual sirve como un poderoso antídoto contra el desaliento. Su estrecha relación con Dios era tal que no temía lo que otros pensaran de él. Su fe era de aquellas que mueven montañas. Su confianza en Dios le brindó coraje para seguir trabajando.

Nehemías continuó con la tarea que Dios le había confiado. Se sentía feliz de dejar su futuro en manos de Aquel a quién había consagrado su vida entera.