Décimo Mes: El compromiso tangible

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Décimo Mes

El compromiso tangible

Habiendo aprendido las lecciones del pasado, los judíos renovaron su compromiso. Con su nuevo espíritu de unidad y de orgullo nacional, los judíos hicieron convenios de casarse solamente con gente israelita (10:30); de guardar santo el día sábado y de pagar el impuesto del templo instituido por Moisés (10:31); de hacer sus ofrendas (10:33-35); de dedicar el primogénito al Eterno Dios (10:36); de sostener a los levitas y sacerdotes mediante sus diezmos (10:37-38); y de hacer todo lo necesario para sostener el templo (10:39). En otras palabras, hicieron el compromiso de establecer la obediencia a la ley de Moisés.

En Nehemías 10:38 se menciona el "diezmo del diezmo". Los levitas tenían que diezmar el dinero que recibían para su sostén y para el sostén de los sacerdotes. Originalmente el impuesto del templo era medio siclo por cada persona de más de veinte años de edad (10:13). Esta cantidad fue reducida a una "tercera parte", es decir a un tercio de siclo. Tales ofrendas seguían en vigencia en tiempos de Jesús (Lucas 21:1-4). Resulta evidente que la protesta y el juramento mencionados en este versículo, podían acarrear bendición o maldición, según la obediencia o desobediencia a los mismos. El gobernador Nehemías fue el primero en firmar el documento. Aunque había asumido una posición secundaria durante el avivamiento espiritual, sin embargo, dio un paso al frente y sentó el ejemplo para que los demás lo siguieran. El próximo en firmar fue Sedequías, probablemente como secretario de Nehemías. Tras ellos firmaron los sacerdotes (10:2-8), los levitas (10:9-13) y las principales cabezas del pueblo (10:14-27) y finalmente firmó todo el pueblo, aquellos que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la Ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, es decir, todo aquel que tenía comprensión y discernimiento, se reunieron con sus hermanos para prometer que andarían en la ley de Dios y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Eterno.

Ciertamente esto representaba un verdadero paso de avance, particularmente si Eliasib, el príncipe de los sacerdotes, que firmó por la casa de Seraías, y otros que se habían vendido a Sanbalat y a Tobias (6:10-14). Ellos estaban dispuestos a mantenerse en el cumplimiento de las condiciones del compromiso que hicieron. Pero lamentablemente no contamos con los medios para medir la sinceridad de las convicciones o la realidad de la profesión de fe de algunos líderes religiosos (13:4-8). El resto del pueblo siguió el ejemplo de los cabezas de familia. Puesto que ellos se separaron de las influencias contaminantes y se adhirieron a la Ley, dando su apoyo a los que estampaban su firma en el pergamino, estaban dando a conocer su aprobación y su deseosa aceptación de cada uno de los términos y condiciones de su compromiso. Este compromiso es como un pacto de vital importancia, porque primero encierra la decisión de someterse a la Autoridad de las Escrituras (10:28-29). Ellos estaban conscientes de que no podrán esperar bendiciones de Dios, sin la previa obediencia a su Palabra.

También supieron que debían actuar responsablemente delante del Eterno Dios. Orando por las bendiciones del Altísimo, porque también sabían que de nada les serviría seguir el camino del mundo. Su propia historia les mostró los resultados adversos de una lógica bastante pobre. Entendieron que siempre la desobediencia trae consigo el castigo inevitable. Los judíos del tiempo de Nehemías lo sabían muy bien porque habían sufrido bastante en carne propia. Por eso, ahora solo deseaban las bendiciones de Dios, siendo su primera obligación seguir su Palabra. Por supuesto que su decisión de colocarse bajo autoridad de las Escrituras, no constituyó ninguna carga, tal como Jesucristo lo dijo en Mateo 11:28-30.