“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mateo 13:45-46).

Resulta que en la antigüedad, las personas escondían en el suelo de su propiedad sus bienes más valiosos. Un claro ejemplo lo tenemos en la época del coloniaje, cuando los conquistadores españoles escondían sus tesoros debajo de la tierra. Muchos años después, tales tesoros se fueron descubriendo y se fueron hallando verdaderos cofres llenos de monedas, joyas y collares de oro. Aquellos que de alguna manera lo llegaron a saber, vendíeron lo que tenían y luego adquirieron el terreno. Tales personas no estaban buscando un tesoro de antemano, sino que al encontrarlo, hicieron suya esa tierra. De manera similar, muchas personas del mundo que no estaban buscando deliberadamente el camino de Dios, de pronto se encontraron con él. Y entonces se dieron cuenta de la importancia y el valor que tiene ese camino en sus propias vidas y mucho más acerca del futuro que Dios les ofrece a todo aquel que entendiendo, hace todo el esfuerzo posible por perseverar en el camino, aún sabiendo que la puerta es estrecha y angosto el camino que lleva a la vida, y que son pocos los que la hallan (Mateo 7:14). Es decir, aunque tengan que sacrificar mucho de su propia vida, para obtenerlo. Tales personas escogieron con sabiduría, el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33) y calcularon bien lo que que les iba a significar seguir a Jesús.

De manera similar al tesoro escondido, la parábola de la perla de gran precio, encierra mucha sabiduría en su mensaje.

Pese a su semejanza, esta parábola introduce la pequeña diferencia de que el mercader efectivamente está buscando una perla preciosa en el mercado, y que siendo un entendido se da cuenta de su valor, el cual considera muy superior a cualquier riqueza terrenal. Y que al encontrarla, se alegra grandemente por la suerte de haberla encontrado.
Observamos que este mercader vende todo lo que tiene con el propósito de comprar la perla, y luego toma una opción transformadora y fundamental, es decir, abandona el “juego” de la compra y venta para quedarse definitivamente con esta perla en particular. Él decidió sacrificarlo todo, por causa de la preciosa perla.

De manera similar, cuando uno está buscando la verdad y de pronto la encuentra, se da cuenta que Dios lo está llamando y por tanto, está dispuesto a sacrificarlo todo. Dios nos ha llamado para que pongamos nuestra mira espiritual, en su precioso reino y por tanto, debemos estar dispuestos a perseverar y persistir en la fe, muy por encima de cualquier cosa material que aparentemente, pueda brindarnos seguridad temporal en este mundo, toda vez que adquirimos una nueva ciudadanía de procedencia celestial, y aprendamos a retener nuestra profesión (Filipenses 3:20; Hebreos 10:23). Tal como Jesús dijo a sus discípulos al empezar su ministerio sobre la tierra, así también cuando encontramos la “perla de gran precio” Él nos dice: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. Nuestra actitud de servicio, obediencia y entrega total hacia su voluntad, es lo que a Dios verdaderamente le place.

Ciclo hidrológico: Aumenta el calor del verano. La vegetación y manantiales se secan.

Cosecha de la temporada: Trigo en las montañas. Vendimia de las primeras uvas Números.13:20 e higos Lucas 21:29-30.

Nombre del mes: Tamuz (germinar, brotes de vida).

IDUAI

9) Ayuno del cuarto mes Zacarías 8:19, conmemora la destrucción de las murallas de Jerusalén por le ejercito de Babilonia Jer. 39:2;52:4-11; II Reyes 25:3-4. Esto ocurrió el 9 de Tamuz de 586 AC. Se trata del primer ayuno nombrado por Zacarías 8:19 así como la destrucción del segundo templo por Tito.