Segundo Mes: Solo y firme en la brecha

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Segundo Mes

Solo y firme en la brecha

En términos espirituales, este fue un tiempo de la más absoluta postración. El abismo que había entre Dios y su pueblo había alcanzado la máxima anchura.

El rey Acab había erigido un altar a Baal en el templo de Baal que él edificó en Samaria. También Acab hizo una imagen de Asera, haciendo así más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, provocando la ira del Eterno, el Dios de Israel (1 Reyes 16:32-33). Ahí se produjo el impacto de la llegada sorpresiva de Elías. Entonces él le dijo a Acab “Vive El Eterno Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra” (1 Reyes 17:1). Metiéndose con toda su fuerza en medio de esta era escandalosa de maldad e iniquidad, se encuentra Elías, el profeta enviado por Dios. Se presentó ante el rey Acab sin vacilación y sin temor y fue directamente al grano.

Elías se declara a sí mismo como siervo del Eterno, el Dios de Israel. Les dice que sin lluvia no tendrán cosechas, que morirá el ganado y también la gente, es decir, será la muerte para todos. Se trata del mensajero que está parado en la brecha, ungido y utilizado por Dios.Viaja solo como que estuviera sonando la alarma, tratando de despertar a un pueblo indiferente y hasta hostil. No en vano el profeta Ezequiel escribió: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé” (Ezequiel 22:30).

Frente a este mundo cada vez más lleno de maldad que nos ha tocado vivir hoy, Dios continúa buscando a siervos que marquen la diferencia. En ese sentido la Iglesia de Dios es el lugar perfecto donde existen miembros que tienen el coraje de permanecer firmes en la fe y a veces, hasta solos, sin que nadie se encuentre a su lado, para hablar en el nombre de Dios. Por eso, la vida del profeta nos enseña que a Dios le place que sus hijos sepan oír y al mismo tiempo sean hacedores de su Palabra, y no tan solo oidores.  Es decir, aprendemos que Dios busca personas especiales en tiempos difíciles. Porque Dios necesitaba siervos especiales para hacer brillar la luz en medio de la oscuridad que había en aquellos días. Pero Dios no lo halló en el palacio, ni en la corte, ni siquiera, lo encontró en las casas de personas comunes. Pero Dios encontró nada menos que en Tisbe, a un hombre que habría de pararse solo en la brecha. Dios buscaba a alguien que tuviera la determinación de enfrentarse solo, alguien que tuviera el valor de decir: “Eso que están haciendo está muy mal”. Alguien que pudiera medirse de igual a igual con un idólatra y decirle: "solo Dios es Dios”.

Por eso nos damos cuenta de que los métodos que Dios emplea son a menudo sorprendentes. Porque Dios no levantó un ejército para destruir a Acab y a Jezabel. Tampoco envió mentes brillantes para defender su caso, ni para impresionar a sus majestades reales. En lugar de ello, Dios hizo lo inimaginable: Simplemente escogió a alguien como Elías. Y quienes fuimos llamados por nuestro Padre, a veces nos encontramos solos frente a Dios, parados en la brecha.

Una vez escuché que Dios busca a quién bendecir y eso es absolutamente cierto, pero Dios bendice a quién le obedece y es hacedor de su Palabra. Por eso Dios está en busca de siervos que resueltamente le digan “Heme aquí Señor, ¿Cómo puedo hacer cosas que te agraden?". Por eso, los llamados a salir de este mundo son personas en las que Dios ha puesto su confianza sobre cada uno de ellos, con la misión de defender sus preciosas verdades aún a costa de sus propias vidas. Y en pleno siglo XXI, Dios anda en busca de nuevos “Elías” que estén dispuestos a negarse a sí mismos, que aprendan a caminar con Dios, como Elías que de repente se metió en las páginas de la historia bíblica, como un modelo perfecto para Dios.