Tercer Mes
Los reclutas en Querit
Pero Dios tenía en mente dar a Elías un duro entrenamiento previo cuando de pronto envió a su siervo Elías de la corte del rey Acab al arroyo de Querit. Allí Elías totalmente escondido, iba a ser entrenado como un recluta. Él iba a ser preparado como un verdadero líder, para que finalmente pueda dar batalla a un peligroso enemigo, y para lograrlo, previamente Dios lo tendría que humillar del todo en ese lugar (1 Reyes 17:2-5).
Tratando de imaginar el ambiente de ese lugar comenzamos a vislumbrar la sorprendente naturaleza del plan de Dios, porque lo más lógico habría sido dejar a Elías en frente del rey Acab, utilizando al profeta como un persistente aguijón, presionando al impío monarca a la sumisión, y persuadiendo a rendirse a la voluntad de quién lo había creado. Además, ninguno de sus consejeros y asesores del rey Acab contaba con la integridad del profeta Elías. Nadie más podía confrontar su conducta idolátrica, ni tampoco sus crueles e injustas acciones en contra del pueblo de Israel. Por eso pensamos que habría sido más lógico dejar a Elías frente a la corte del rey. Pero vemos que Dios casi siempre nos sorprende con sus planes distintos. Es decir que para que un piadoso héroe sea útil, como instrumento en las manos de Dios, previamente tiene que ser humillado y obligado a confiar en él. No en vano los nombres bíblicos de los lugares cuentan con un significado simbólico, como el caso de Querit, palabra hebrea que significa cortar, truncar, destruir y apartar. Es decir que su nombre iba a cumplir el mismo objetivo, porque mientras Elías estuviera en Querit, el hombre que había sido vocero de Dios en frente de Acab, sería “cortado y apartado” de toda relación y actividad que pudiera resultarle atractiva, para salir del lugar como un verdadero siervo de Dios, y por esa razón, él lo iba a estar escondiendo y entrenando en medio de un “campamento de reclutas”.
Cualquier soldado que haya sido entrenado en un campamento de reclutas, sabe que un superior le podría ordenar a dónde ir, qué hacer y cómo sobrevivir. Se trata de la parte vital de un entrenamiento básico, donde lo primero consiste en esconderse (1 Reyes 17:3-4). Estamos hablando de una aventura de supervivencia donde Dios le da una excepcional promesa: Le dice que beberá del arroyo y cuervos enviados por Dios lo iban a sustentar trayéndole provisiones al profeta (1 Reyes 17:4). Es decir que Dios lo iba a alimentar para el bienestar físico de Elías, durante el tiempo de su entrenamiento, pero también le iba a proveer para su salud espiritual. Dios sabía que Elías necesitaba silencio y soledad como una parte esencial de su experiencia en un campo de reclutas. El profeta necesitaba mayor capacitación secreta para estar preparado y para hablar de Dios en público. Por eso, al igual que Abraham, Elías obedeció sin vacilar para habitar en ese lugar completamente solo, por un tiempo.
Es decir que, cuando Dios utiliza a una persona para hacerlo su siervo, no lo envía a lugares poblados donde habita mucha gente, haciéndolo sentir cómodo y bien alimentado. No. Porque la perspectiva que Dios emplea es muy distinta a lo que podemos pensar nosotros. Dios va educando a su pueblo muchas veces de manera extraña. Lo mismo hace Dios con nosotros, porque después de habernos sacado del mundo, nos aparta del orgullo humano y de nuestro ego y nos envía a vivir en un Querit espiritual que es su iglesia, donde aprendemos a congregarnos para recibir también un entrenamiento de reclutas. Porque ninguno que milita como soldado se enreda en los negocios de esta vida, sino que sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. (2 Timoteo 2:3-4).