Tercer Mes: La fe y la Palabra de Dios

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Tercer Mes

La fe y la Palabra de Dios

Si esa Palabra es el instrumento usado por Dios para mostramos el camino de la salvación (Santiago 1:18), también debe ser un instrumento divino que regule nuestro comportamiento en este mundo. De ahí que el apóstol señala tres aspectos de la relación entre el creyente y la Palabra de Dios: (1) el cristiano recibe la semilla de la Palabra y esta debe germinar dando fruto de buen comportamiento (Santiago 1:19-21), (2) el cristiano debe poner en práctica los principios de la Palabra de Dios para recibir sus bendiciones (Santiago 1:22-25), y (3) el siervo que obedece la Palabra de Dios practica la verdadera religión (Santiago 1:26-27). El apóstol señala que una de las evidencias de que la fe viva está operando en la vida del cristiano, es el fruto producido por la Palabra de Dios, es decir que ese fruto se manifiesta en total armonía con la Palabra. Santiago, asume que los cristianos son conscientes de la realidad expresada en el versículo 18: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”. El sentido de intimidad familiar es una evidencia del interés personal del apóstol hacia los hijos de Dios. Su exhortación está centrada en ir más allá del conocimiento, avanzando hacia una práctica fructífera de la fe, puesto que el contexto del pasaje pone de manifiesto que Santiago está tratando sobre la relación del cristiano con la Palabra de Dios. Por eso es lógico pensar que la expresión mencionada en el versículo 19, se refiere a prestar atención en las Escrituras. Tal vez esa era una de las causas primordiales de los problemas que confrontaban los cristianos a quienes el apóstol escribe. En realidad, el apóstol destaca una triple exhortación, porque los cristianos deben ser: (1) “prontos para oír”, (2) “tardos para hablar” y (3) “tardos para airarse”. El apóstol nos recuerda que el conocimiento del nuevo nacimiento a través de la Palabra, debe guiarnos a una nueva vida acorde con Su Palabra. Más adelante, Santiago expresa que el fruto de justicia se siembra en paz (Santiago 3:18).

Porque cuando el cristiano se deja llevar por la ira, es imposible que pueda obrar con justicia; debido a que impide, o por lo menos dificulta, la restitución de la justicia de Dios en él. En el versículo 21, Santiago establece la pauta que todo cristiano debe seguir para obrar con justicia mediante los actos de Dios. Sobre la base de lo escrito particularmente en los versículos 19 y 20, Santiago exhorta a los cristianos a obedecer lo escrito en el versículo 21:” por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” Esta frase expresa el primer paso que debe dar la persona convertida para que sus actos sean siempre justos. En cierta manera, la primera parte del versículo 21, expresa algo negativo, porque el cristiano es continuamente exhortado a deshacerse de algo que obstaculiza su vida espiritual, sin embargo, la segunda parte es positiva: “recibid con mansedumbre la palabra implantada”. El énfasis de la frase está en la expresión “con mansedumbre” lo cual indica que Santiago está dando prioridad a la actitud del corazón. La palabra “implantada” viene como un acto de regeneración, pero es necesario que esa palabra permanezca enraizada en lo profundo del corazón, para formar parte, de la vida misma de todo el que se considere un genuino hijo de Dios. En realidad, es necesario que la Palabra de Dios habite en el corazón “como si estuviera en su propia casa”, para efectuar su obra completa. De esa manera, la Palabra de Dios, recibida en el corazón del cristiano, es utilizada para (1) promover la santidad, (2) estimular el crecimiento espiritual, (3) desarrollar el carácter, y (4) producir todo lo que acompañe a la salvación. Además, existen tres razones por las que la Ley de Dios es perfecta: (1) Porque proviene de la revelación de Dios; (2) Es perfecta porque nadie la puede mejorar; (3) Porque en el griego la palabra “Teleios” siempre describe la perfección con un determinado fin. Además, el apóstol la designa como la “ley de la libertad”, porque permite al cristiano vivir libre de todo pecado bajo la gracia santificante que proviene de Dios.

Sivan