Séptimo Mes: Las primeras plagas en Egipto

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Séptimo Mes

Las primeras plagas en Egipto

Tel Ed-Daba se encuentra a unos 100 km al noreste de El Cairo. Los estudiosos identifican este sitio como el Pitón de la Biblia, porque cita a Pitón junto con Ramsés como ciudades de almacenaje construidos para Faraón, por los esclavos israelitas. Los arqueólogos piensan que la extensa edificación de ladrillo descubierta aquí corresponde a los enormes graneros, tal como dice la Biblia.

Es interesante notar que las excavaciones de ahí revelan construcciones comenzadas con ladrillo y paja, pero cuyos niveles superiores son de ladrillo sin paja, sólo de barro y gravilla, lo cual también recuerda lo dicho por la Biblia.

Como dijimos, los israelitas tuvieron que soportar cargas peores, luego de la primera confrontación entre Moisés y Faraón. Pero Moisés y Aarón regresaron a Menfis y esta segunda confrontación fue acompañada de un gran milagro. Aarón lanzó su vara delante de Faraón, la cual se convirtió en serpiente, pero los magos en su intento de hacer más que Dios, fracasaron pese a que sus varas se convirtieron en serpientes, porque la serpiente de Aarón las devoró (Éxodo 7:10, 12).

Sabiendo que el corazón de Faraón se endureció, entonces Dios envió la primera plaga sobre Egipto por mano de Moisés quién dijo: “Yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre. Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber el agua del río… Esta plaga duró siete días” (Éxodo 7:17, 18, 25). Al golpear el Nilo quedó afectado el corazón de los egipcios porque no tuvieron agua para beber y tampoco pescado fresco. “Entonces el Eterno dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón y dile: el Eterno ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios”.

Dios envió una segunda plaga de ranas. “Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto”. Y cuando los hechiceros hicieron lo mismo, vinieron más ranas sobre Egipto. (Éxodo 8:6-7). El Nilo se llenó de ranas, ingresaron a los dormitorios y subieron a sus camas. Todo desagüe de Egipto quedó obstruido porque las ranas inundaron el país. Pero Faraón volvió a endurecer su corazón a pesar del sufrimiento del pueblo.

Luego la tercera plaga vino sin advertencia, como un ataque de sorpresa. “Entonces Dios dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto” (Éxodo 8:16-17).

Pero Faraón no suavizó su corazón. Entonces Dios determinó enviar una cuarta plaga, esta vez de moscas sobre la casa de Faraón, y sobre todas las casas de sus siervos, y sobre todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida a causa de ellas (Éxodo 8:24). Ante el pedido de Faraón, Moisés salió de su presencia y oró al Eterno y Él quitó todas las moscas de Faraón. Entonces Dios le dijo a Moisés que, si insistía en no permitir que el pueblo saliera de Egipto, Dios iba a enviar una quinta plaga sobre el ganado egipcio, pero no sobre el ganado de Israel. Y eso mismo fue hecho y murió todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ninguno.

Sin embargo, el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo (Éxodo 9:4-6). Entonces Dios ordenó a Moisés y Aarón que esparcieran puñados de ceniza de un horno hacia el cielo, delante de Faraón, para producir úlceras en los hombres y en las bestias por todo Egipto. Esa fue la sexta plaga que Dios envió sobre Egipto (Éxodo 9:8-12).

Al continuar el corazón de Faraón endurecido, Dios iba a enviar una nueva plaga sobre el corazón de Faraón, sobre sus siervos y sobre su pueblo, para que entendieran que no hay otro como el en toda la tierra. Entonces Dios envió su séptima plaga diciendo que Moisés levante su mano hacia el cielo, para que venga granizo y fuego sobre la tierra de Egipto, sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo. De esa manera el granizo hizo muchos destrozos, excepto en tierra de Gosén (Éxodo 9:19-26).

Luego Faraón llamó a Moisés y Aarón rogando que se detenga el granizo, y cuando se detuvo, entonces el corazón de Faraón se endureció otra vez, y no dejó ir a los hijos de Israel, como el Eterno lo había dicho por medio de Moisés.


Tishri 2022