Decimo Primer Mes: Los Diez Mandamientos

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Decimo Primer Mes

Los Diez Mandamientos

El espectáculo era sobrecogedor. Por eso, más tarde el apóstol Pablo escribió en Hebreos 12:21 “Tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: "Estoy espantado y temblando".

Entonces resonó como trueno la voz de Dios mismo recordándoles a los hijos de Israel que fue él quien obró los grandes milagros para librarlos de la esclavitud. Dijo: “Yo soy el Eterno tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto de casa de servidumbre” (Éxodo 20:1-2). Fue un momento histórico cuando una nación entera se encontró cara a cara con su Dios, el Yo Soy que hablaba con tremendo poder y fuerza, era el gran Creador del cielo y la tierra. Si ellos obedecían sus mandamientos él les daría grandes bendiciones.

Los 10 mandamientos iban a constituir el fundamento de la ley y del gobierno de Israel.

El primer mandamiento dice: “Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:2-3). El Primer mandamiento dice que debemos rechazar las falsas religiones o filosofías extrañas que enseñen que nuestra vida no depende de Dios.

El Segundo mandamiento: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Eterno tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4-6). También nosotros un día, vamos a ser transformados en la imagen espiritual de Cristo. No debemos utilizar imágenes o símbolos para adorar a nuestro Padre.

El Tercer mandamiento dice: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano; porque no dará por inocente el Eterno, al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7). Haciendo eco de las palabras de Dios, Santiago escribió: “No juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por ningún otro juramento; sino que vuestro "sí" sea sí, y vuestro "no" sea no, para que ni caigáis en condenación” (Santiago 5:12).

El Cuarto mandamiento dice: “Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para el Eterno, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el sábado y lo santificó” (Éxodo 20:8-11). El sábado enfoca la creación de una nueva persona en Cristo. Como Pablo escribe: “si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).

El Quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Eterno tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Se trata del mandamiento de transición porque compete tanto a nuestros padres físicos y principalmente a nuestro Padre del cielo. Debemos aprender a respetar y honrar no solo a nuestros padres, sino también a todas las personas para que nuestras actitudes sean un fiel reflejo de nuestra obediencia a Dios.

El Sexto mandamiento dice: “No matarás” (Éxodo 20:13). Lo que en realidad este mandamiento nos dice es que no cometamos homicidio ni hagamos daño a los demás.

El Séptimo mandamiento dice: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). Cuando uno desobedece a este mandamiento, puede destruir su hogar. La falta de respeto en el matrimonio causa profundos problemas que muchas veces terminan en el divorcio.

El Octavo mandamiento dice: “No hurtarás” (Éxodo 20:15). Se trata del camino del obtener en vez de dar. También tiene que ver con nuestros diezmos y ofrendas, como afirma Malaquías 3:8-10. “A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:30-31). También Pablo dice que Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7).

El Noveno mandamiento dice: “No dirás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16). Para Dios, la verdad es muy importante. No en vano la Biblia dice: “Los labios mentirosos son abominación al Eterno, pero le agradan los que actúan con verdad” (Proverbios 12:22).

El Décimo mandamiento dice: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:7). La verdadera justicia sale del corazón, mientras que la codicia solo produce malos hábitos.


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