Sexto Mes: Una delicada mision

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Sexto Mes

Una delicada mision

Dios se manifestó en la zarza ardiente y le reveló a Moisés la misión de liberar a los israelitas. Moisés se sentía incapaz de enfrentarse a un Faraón a quien no conocía, pero Dios le dijo que también enviaría a Aarón su hermano, que era más locuaz para que hablara por él.

Entonces Moisés regresó a Egipto y allí confrontó a Faraón en su palacio en Menfis. La antigua ciudad de Menfis se encuentra en la ribera occidental del rio Nilo, a unos 24 km al sur del Cairo y a unos 16 km al sureste de la gran pirámide. Muy poco queda hoy de la antigua ciudad de Menfis. Su gran esfinge de alabastro corresponde a la 18ª dinastía y se encuentra exactamente en el mismo lugar donde la excavaron. Indudablemente Moisés pasó frente a ella cuando se dirigía a la sala del trono de Faraón, de la dinastía ya nombrada.}

Cuando la capital principal se trasladó a Tebas, entonces Menfis sirvió como segunda capital, también llamada la capital del norte. La floreciente ciudad se considera la sede del dios Ptha. En ese lugar Faraón y su familia acostumbraban a pasar gran parte de su tiempo.

Entonces Moisés respondió diciendo: “He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido el Eterno. Y el Eterno dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: échala en tierra. Y él la echó y se hizo una culebra; entonces Moisés huyó de ella. Luego el Eterno dijo a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano” (Éxodo 4:1-4).

Dios trató de convencerlo al decirle que se le había aparecido ante Moisés. También hizo otra prueba cuando metió su mano en su seno y salió leprosa. Y al volver a meter la mano todo volvió a la normalidad. Pero Moisés volvió a excusarse una vez más, diciendo: “¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Entonces Dios le dijo que Aarón lo acompañaría porque tenía facilidad de palabra. Y Dios le ordeño tomar la vara para hacer señales.

En realidad, Moisés no entendía que Dios es nuestro maestro alfarero que nos va moldeando de acuerdo con su divina voluntad. También Dios le dijo a Moisés en Madián: “Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte. Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también la vara de Dios en su mano. Y el Eterno dijo a Moisés, cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo” (Éxodo 4:19-21).

Desde nuestra perspectiva humana, podemos quedar desconcertados porque Dios elige a un pastor de ovejas de ochenta años de edad, para sacar a su pueblo de Egipto y encima de eso, endurecer el corazón de Faraón. ¿Cómo podemos entender esto? La respuesta nos la da el apóstol Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos (Romanos 11:33-36).

“Y el Eterno dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó. Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras del Eterno que le enviaba, y todas las señales que le había dado. Moisés y Aarón, reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Y habló Aarón acerca de todas las cosas que el Eterno había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo. Y el pueblo creyó; y oyendo que el Eterno había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron. (Éxodo 4:27-31).

Y pese a las excusas de Moisés, llegó el momento en que él y su hermano Aarón debían entregar el mensaje de Dios a Faraón. La respuesta no fue muy halagüeña, porque el soberano dio orden inmediata a sus capataces de imponer una carga todavía más pesada sobre los esclavos israelitas y mandó a los cuadrilleros del pueblo que tenían a su cargo y a sus capataces diciendo, de aquí en adelante no les darás paja, sino que para hacer ladrillos como hasta ahora, ellos tendrán que recogerla para sí mismos.

La paja y el ladrillo de barro eran los materiales de construcción empleados en todo Egipto, cómo el adobe en las Américas. Los constructores pedían ladrillo constantemente. Resulta que la palabra egipcia para ladrillo es “Tobe” de dónde viene la palabra adobe. Se puede hacer ladrillo con barro solo, pero al agregar paja picada, el material adquiere mayor resistencia.

Nosotros siempre debemos confiar en el propósito de Dios, por mucho que a veces no lo entendamos. Por eso no debemos apoyarnos en nuestra propia inteligencia.


Elul 2022