Décimo mes
Salmos graduales
Por ejemplo el Salmo 2 nos revela que las naciones se opondrán al reinado de Cristo: “¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos contra el Eterno y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras,y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira... los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás” (Salmos 2:1-5; 9).
El pueblo de Israel conocía muy bien estas Escrituras y por eso mucho después de haber vuelto del exilio babilónico, actuaba en el temor del Eterno y cada vez que iban a celebrar las Fiestas en las tres temporadas del año, ellos subían a Jerusalén primero por familias, junto a su esposa e hijos, luego sus criados, sus animales de carga llevando lo mejor de las ofrendas de la tierra, y a medida que subían, se iban reuniendo por clanes hasta formar grupos dentro de las tribus que Dios les había conferido en la tierra prometida, hasta que finalmente llegaban a Jerusalén y se dirigían al templo, donde entregaban sus ofrendas. Se dice que ellos cantaban salmos a medida que se iban acercando a Jerusalén.
Hoy día tales himnos se conocen como los Salmos graduales o de las subidas y corresponden a los capítulos 120 al 134. "Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Eterno, que hizo los cielos y la tierra... el Eterno es tu guardador; el Eterno es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche... el Eterno guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre" (Salmos 121:1-2; 5-6; 8).
El viaje que realizaban los israelitas rumbo a Jerusalén, era lento, porque esta peregrinación tenía que ser con gozo, de ninguna manera con fatiga o afán. Todos subían a Jerusalén gradualmente, inspirados en las palabras de Jeremías “Levantaos, y subamos a Sion, al Eterno nuestro Dios... he aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra... en gran compañía volverán acá" (Jeremías 31:6, 8) y mientras el pueblo se disponía para la marcha, respondía de la siguiente manera: “A la casa del Eterno iremos. Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén. Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre del Eterno. Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David” (Salmos 122:1-5).
Podemos ver que estos cánticos graduales inspirados por David animaban al pueblo para encontrarse con el Dios de Israel, durante las Fiestas Santas. “Los que confían en el Eterno son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el Eterno está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre” (Salmos 125:1-2). Quizás estos mismos salmos sean intepretados por el remanente de Israel cuando se encuentre con Jesucristo reinando sobre la tierra desde la ciudad del gran rey: “Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho el Eterno con éstos... estaremos alegres” (Salmos 126:1-3). Y tal vez concluyan cantando así: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmos 133:1). “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid al Eterno. Desde Sion te bendiga El Eterno” (Salmos 134:2-3).
Ciclo hidrológico: Invierno yfrío máximo. Muy lluvioso Esdras 10:9. Nieve en las montañas.
Cosecha de la temporada: Zonasverdes en las tierras bajas. Cereales, aparecen las flores.
Nombre del mes: Tevet (bondad y virtud) Ester 2:16.
9) Conmemoración de la muerte del sacerdote Esdras.
10) Comienzo del sitio de Jerusalén en 589 A.C. por Nabucodonosor 2 Reyes 25:1. Cuarto ayuno nombrado por Zacarías.
28) Expulsión de los Saduceos y la introducción de los Fariseos en el Sanedrín, en los días del rey Alejandro Janeo.