Ezequiel: Bajo el Lente de la Ciencia

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La clave de este libro profético está en entender a quienes se dirige Ezequiel. La mayoría de los eruditos no captan que la casa de Israel es distinta a la casa de Judá y se equivocan al pensar que Ezequiel se dirigió exclusivamente a los judíos en Judá.

Antes de continuar con el relato, es preciso aclarar a quienes se dirigía Dios por medio de Ezequiel. Había tres grupos de personas:

En el capítulo 8, Dios ahora lleva a Ezequiel en visión a Jerusalén. Dice el Comentario Exegético: “Las visiones unidas de Ezequiel 3:12 hasta el fin del cap. 7 incluyen a Judá e Israel; pero las visiones del cap. 8-11, enfocan en Jerusalén y al remanente de Judá bajo Sedequías” (p. 754). Según las fechas dadas aquí, la visión tiene lugar a fines de 592 a.C. un año después de recibir Ezequiel la primera visión.

Acabamos de terminar la sección donde Dios lleva a Ezequiel “en visión” a Jerusalén. Así pudo ser testigo de todas las maldades y del retorno al cielo de la presencia divina que estuvo en el Templo. 

Tenemos ante nosotros uno de los capítulos más conmovedores en toda la Biblia, Ezequiel 16. Abarca una bella analogía de Dios como un marido fiel y de Israel como una esposa infiel. Veamos el relato con los comentarios respectivos para aclarar los detalles.

Luego de que Dios le revela a su pueblo el destino del linaje de David, que sería removida y plantada en otra parte, no quiere que se sientan abandonados.

En este capítulo, Dios expresa su sorpresa de que nadie se interponga ante todas las maldades que suceden en Jerusalén: idolatría, violencia política, falta de respeto por los padres, los pobres y las viudas, profanación del sábado, asaltos sexuales y usura.

Acabamos de repasar las profecías sobre Tiro y su rey, que le recuerdan a Dios el orgullo y las intrigas del poder del querubín Lucero, que había intentado apoderarse del trono de Dios. Es interesante que Dios vuelve a describir este sistema como una parte de la gran Babilonia en los tiempos del fin.

Acabamos de terminar con el capítulo 32 la primera parte del libro de Ezequiel. Principia con el exilio de Ezequiel a Babilonia y entrega a los habitantes de Judá las profecías de la inminente destrucción de Jerusalén. Dios también le envía a las 10 tribus exiliadas un mensaje de esperanza de que un día, volverá a reunir a todo su pueblo en la venida de Jesucristo.

Ahora llegamos a una profecía muy importante pero poco entendida en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. Tiene que ver con la última invasión y batalla del mundo rebelde después de que Cristo se haya instalado en Jerusalén.

En el último estudio analizamos la invasión de Gog y sus aliados contra la tierra de Israel. Según lo describe Dios, parece ser al principio del Milenio, “después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos” (Ezequiel 39:28).