#197 - Ezequiel 22-28
"El hombre en la brecha; Tiro y Lucifer"
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#197 - Ezequiel 22-28: "El hombre en la brecha; Tiro y Lucifer"
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Capítulo 22 - El hombre en la brecha
En este capítulo, Dios expresa su sorpresa de que nadie se interponga ante todas las maldades que suceden en Jerusalén: idolatría (Ezequiel 22:3-4); violencia política (Ezequiel 22:6); falta de respeto por los padres, los pobres y las viudas (Ezequiel 22:7); profanación del sábado (Ezequiel 22:8); asaltos sexuales (Ezequiel 22:11) y usura (Ezequiel 22:12).
La parte religiosa andaba aún peor: “Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia [se podía comer de todo, cerdo, mariscos, etc.] ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo [sábados] apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos” (Ezequiel 22:26).
Lo más triste es que todo el mundo lo toleraba, nadie se ponía del lado de Dios. “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira...” (Ezequiel 22:30-31). Recuerda las palabras proféticas de Malaquías 4:6.
Hace años atrás, recorté de una revista un comentario sobre esta escritura. Se titulaba:
Se busca un hombre que se ponga en la brecha
“Se buscan a hombres que no están a la venta; que son honrados desde el centro hasta la circunferencia del corazón; que se afirman de lo justo, aunque la tierra y el cielo tambaleen; hombres que pueden decir la verdad y mirar al mundo ojo a ojo; que saben su lugar y lo ocupan; que no son flojos para trabajar, que están dispuestos a comer de acuerdo a lo que ganan y vestirse según sus ingresos; que no les da vergüenza decir “No” o “No puedo costearlo”; Dios está buscando a tales hombres que llenen esa brecha en la sociedad ¡Qué Dios nos conceda tales hombres!”
Capítulo 23 - Las dos hermanas: Jerusalén y Samaria
Tal como en el capítulo 16, Dios repite la analogía entre Jerusalén y Samaria, las capitales de Judá e Israel, como dos hermanas adúlteras. Dios menciona el castigo que sufrirán. “Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras… Yo haré subir contra ellas tropas, las entregaré a turbación y a rapiña” (Ezequiel 23:45-46).
Capítulo 24 - Olla hirviente; muere la esposa de Ezequiel
Además, Dios le pide a Ezequiel que haga una olla hirviente y la compare con la próxima destrucción de Jerusalén. Dios dice: “También haré yo gran hoguera… En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti” (Ezequiel 24:9;13).
Ezequiel ahora pasa por otra gran prueba: la muerte de su querida esposa. Dios le dice que no debe endecharla y lo usa como un símbolo de lo que él siente por Jerusalén, a punto de “morir” pero que no tendrá más compasión. “Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado” (Ezequiel 24:18-19). Dios le dice a Ezequiel que explique esa falta de luto: “Di a la casa de Israel: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos [como había sido la esposa de Ezequiel para él], y el deleite de vuestra alma” (Ezequiel 24:21).
Capítulo 25 - Contra Amón, Moab, Edom y Filistea
Una vez pasado el juicio sobre Jerusalén, Dios ahora pasa juicio sobre las naciones vecinas que se alegraron al ver la destrucción de Judá. Todas ellas sufrirán el mismo destino, y fueron conquistadas por los babilonios.
Capítulos 26-28 - Profecía contra Tiro; caída de Lucifer
La profecía contra Tiro es de suma importancia, puesto que tiene que ver con los tiempos del fin y con el destino de Satanás. Dios compara lo que era Tiro con el gobierno de Lucifer aquí en la tierra antes de la creación del hombre y su rebelión. Veremos los paralelos entre estos capítulos y Apocalipsis 18:2-5 donde dice: “Ha caído la gran Babilonia… y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas, porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”.
Dios describe la caída de esta isla fortaleza que era la maravilla comercial del mundo. “Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella y sus habitantes, que infundía terror a todos los que la rodeaban? Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída… Y te pondré en las profundidades de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada” (Ezequiel 26:17-20). Noten cómo se jactaba la ciudad de su hermosura y riquezas. “Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza” (Ezequiel 27:3-4).
La revista Muy Interesante los llama “Los Yuppies de la Antigüedad: Fenicios S.A”. Nos dice sobre Tiro: “Para los fenicios, [con su capital en Tiro], la vida entera giraba en torno al comercio. De hecho, los hallazgos arqueológicos muestran que su afán comercial les condujo hasta los más remotos lugares del mundo antiguo; sus fábricas, repartidas a lo largo y ancho del Mediterráneo, dan buena prueba de ello.
“Pero los esfuerzos por acceder a nuevos mercados no acabaron allí, sino que también fletaron navíos (patrocinados por financieros ajenos) con los que llegaron a navegar alrededor del continente africano. Al parecer, y según se desprende de una famosa inscripción hallada en Brasil, denominada Estela de Parahiba, en sus viajes alcanzaron las costas de América; de ser cierto, se convertirían asimismo en los primeros descubridores del Nuevo Mundo… Tiro inició una verdadera aventura comercial y marítima a gran escala. Las sucursales de esta ciudad fenicia abarcaron todo el Mediterráneo y alcanzaron incluso el extremo más occidental, mediante la fundación de Gadir (Cádiz) hacia el año 1100 a. C… Los orígenes de Cádiz se debieron a motivos meramente comerciales: en sus alrededores se podía obtener fácilmente la plata, mineral del que existía una fuerte demanda en los imperios del Oriente, sobre todo en Asiria… Las embarcaciones fenicias comerciales resultaban claramente identificables por la forma ancha y redonda del casco, estructura que permitía cargar gran cantidad de productos, pero que afeaba su aspecto. No en vano los griegos las llamaban gaulos (bañera). Alrededor del año 800 a.C. los barcos de guerra fueron dotados de una invención terrible: el espolón...
A pesar de todos sus adelantos y refinamientos no consiguieron superar las imposiciones de su religión, primitiva y cruel. Estos inventores del alfabeto, estos pioneros del comercio, estos navegantes intrépidos que tal vez alcanzaron fortuitamente las costas de América, creían firmemente que las fuerzas de la naturaleza se debían a la lucha de los dioses: cada cierto período anual, y para que el ritmo natural de las estaciones no se detuviera, inmolaban en los altares víctimas humanas” (p. 38-44).
Ezequiel describe a Tiro como una gran y próspera nave en medio del mar. “De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. De encinas de Basán hicieron tus remos… sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti para negociar, para participar de tus negocios. Persas y los de Lud y Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra… Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias. Javán, Tubal y Mesec... Judá... Arabia... Sabá... Asiria... Las naves de Tarsis [Tartesos en España] eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los mares” (Ezequiel 27:5-25).
Noten que la descripción de Tiro como una nave encaja perfectamente con esta ciudad isla. “Tiro significa “roca” y recibió el nombre por estar construida sobre una isla rocosa a 800 m de tierra firme. Frente a ella se encontraba la otra parte de la ciudad, llamada “la vieja Tiro” o Uchu. La parte en la isla fue ganando ventaja sobre la otra por ser casi inexpugnable de ataques. En tiempos del rey Hiram y David, se construyó un rompeolas al sur de la isla, con lo cual quedó provista de una magnífica bahía. Fue famosa por sus navegantes. Su comercio unía al oriente con el occidente. Tiro fue un gran centro comercial y marítimo a través de casi toda la historia del Antiguo Testamento. Por esa razón Isaías la llama “emporio de las naciones” (Ezequiel 23:3). Milenios antes que Vasco de Gama, los marinos de Tiro circunnavegaron el continente africano y fundaron la ciudad de Cartago en el norte de África en el siglo 9 a.C.” (Diccionario Ilustrado de la Biblia, p. 664).
El Atlas de la Biblia añade otros puntos interesantes: “Los fenicios con su capital en Tiro eran hábiles artesanos, famosos por sus delicados trabajos en marfil y metal; también eran carpinteros, albañiles y arquitectos de primera clase. Elevaron la artesanía del vidrio a la categoría de un arte refinado y se les atribuye, incluso, el haber inventado el método de fabricación del vidrio soplado. Sin embargo, su mayor aportación cultural parece haber sido el desarrollo del alfabeto. Aunque continuaban utilizando la escritura cuneiforme, en el siglo 15 a.C. Tenían ya una escritura alfabética que constaba de 22 consonantes, y en la que se basó la escritura de los hebreos, árabes, sirios y otros pueblos del Medio Oriente. La escritura fenicia fue adoptada también por los griegos, quienes la extendieron por toda la civilización occidental, y constituye el fundamento de nuestro alfabeto” (p. 116).
A pesar de todas sus riquezas, su fuerza naval y terrestre, Dios le dice al rey Etbaal III y a la ciudad jactanciosa que será castigada. “Tus riquezas, tus mercaderías, tu tráfico… y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída. Al estrépito de las voces temblarán las costas… Y levantarán sobre ti endechas en sus lamentaciones… diciendo: ¿Quién como Tiro, como la destruida en medio del mar? Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio. En el tiempo en que seas quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda tu compañía caerán en medio de ti. Todos los moradores de las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán sus rostros. Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de ser” (Ezequiel 27:27-36).
Este castigo comenzaría en esos días, y continuaría hasta los tiempos del fin. Tal como Babilonia representa al falso sistema religioso y político en el mundo, Tiro representa al falso sistema económico del mundo. Mucho de esto se basa en la avaricia y la vanidad, el enriquecimiento ilegítimo a expensas de los desafortunados. Al llegar Nabucodonosor, sitió a Tiro por 13 años (587-574 a.C.), la conquistó y llevó su rey a Babilonia donde murió en ignominia. Doscientos cincuenta años más tarde, Tiro fue destruida por Alejandro Magno en 332 a.C. Hoy día es un pueblo insignificante, y Dios dice, como los demás vecinos, que será destruida para siempre en los tiempos del fin y en el Milenio.
Capítulo 28 - Comparación del rey de Tiro con Satanás
En medio de la descripción de la grandeza de Tiro, Dios se enfoca en la vanidad y el orgullo del rey que se considera por sus hábiles maniobras comerciales como “un dios”. Esta actitud proviene de Satanás. “Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho el Eterno: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios)... Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón… Al sepulcro te harán descender” (Ezequiel 28:2-8).
En este momento, Dios se dirige a otro personaje con actitudes similares -Satanás- que una vez fue un arcángel sabio y poderoso. En Isaías 14 lo había comparado al rey de Babilonia, ahora lo hace con el rey de Tiro. “Tu eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura [parece referirse al tiempo en la tierra antes de Adán, pues allí ya era Satanás]... los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios… Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra” (Ezequiel 28:12-17). Luego Dios retoma el destino del rey de Tiro, y cómo se convertiría en “ceniza”.
Aquí vemos las razones por las cuales Dios arrojó a Lucifer del cielo. Fue por envanecerse y por sus “contrataciones” que parecen ser los tratos y promesas con los ángeles bajo su mando de grandeza y poder si se rebelaban contra Dios e intentaban reemplazarlo. Al respecto, Cristo relata: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas 10:18).
En los tiempos del fin, habrán “contrataciones” o pactos de riquezas y grandeza con otro “Tiro” comercial y otra “Babilonia” religiosa y política. Los pueblos deben seguir a sus dos reyes, la bestia y el falso profeta, tipos de los reyes de Tiro y de Babilonia bajo la influencia de Satanás (vea Apocalipsis 17-18). Se repetirán en ese entonces las mismas actitudes de vanidad y rebelión contra Dios. Satanás volverá a sublevarse y será arrojado de nuevo a la tierra (Apocalipsis 12:7-9). Entonces, estos tres estarán a cargo de la tierra, perseguirán a su pueblo (Apocalipsis 12:13-17) e inaugurarán la Gran Tribulación (Apocalipsis 16:17) hasta que Dios intervenga y envíe a Jesucristo (Apocalipsis 19). Para más información, lea el folleto “¿Existe realmente el Diablo?”.