#194 - Ezequiel 11-15: "Más sobre Israel; la responsabilidad personal"

Usted está aquí

#194 - Ezequiel 11-15

"Más sobre Israel; la responsabilidad personal"

Descargar

Descargar

#194 - Ezequiel 11-15: "Más sobre Israel; la responsabilidad personal"

×

Preocupado, Ezequiel le pregunta a Dios si destruirá “del todo al remanente de Israel” (Ezequiel 11:13). Dios le contesta que no, sólo sería temporal para las dos casas de Israel. Primero quedaría restaurada la casa de Judá en la tierra de Israel, y en el Milenio, los descendientes de la casa de Israel volverían a la Tierra Prometida. Le dice: “Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen… Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo...” (Ezequiel 11:16-19). 

Desde luego que, cuando un remanente judío volvió a Judá bajo Esdras, no se les dio un “espíritu nuevo”. Tampoco cuando vino Cristo se les dio a Israel un “espíritu nuevo”. Aun en la Iglesia es sólo el comienzo de este proceso, pues un día incluirán a los judíos y a la casa de Israel. Pero esto aún no ha sucedido. Pablo, que conocía bien las profecías, dice: “...ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo” (Romanos 11:25-26). 

El Comentario de Jerónimo dice sobre toda la casa de Israel: “A través de todo el libro, Ezequiel está muy consciente de la división que ocurrió entre Israel y Judá y la restauración futura que los unirá a los dos. El reino norteño fue destruido y sus habitantes fueron esparcidos por más de un siglo, y los moradores de Jerusalén estaban reclamando los territorios del norte al ser los parientes más próximos. Por eso, el Eterno mismo está hablando por estos hermanos norteños de Ezequiel. “Les he arrojado lejos entre las naciones”: La referencia es al cautiverio de las tribus norteñas. Él será su redentor, contra lo que dicen los moradores de Jerusalén. Él los restaurará a sus tierras, y ellos quitarán todo vestigio de su antigua idolatría” (Librería de Logos). Otra fuente agrega: “El remanente de Israel podrá anticipar en el futuro una restauración nacional en la Tierra Prometida. Una restauración parcial se llevó a cabo bajo Esdras y Nehemías, pero aquí se va más allá de este regreso a una futura reunión de Israel al comienzo del Milenio. En el Milenio, el Espíritu Santo morará en todos los israelitas creyentes (Ezequiel 36:26-27; Joel 2:28). La inauguración del Nuevo Pacto, que incluye la permanencia eterna del Espíritu (Jeremías 31:31-34), comenzó con la muerte de Jesucristo, pero el cumplimiento final será en la reunión nacional de Israel. La iglesia hoy día está disfrutando de los beneficios espirituales, pero no físicos de ese pacto al estar vinculados con Cristo” (Comentario del Conocimiento Bíblico, Librería Logos). 

Sobre el ser “un pequeño santuario” mientras que estuvieran entre las naciones, es interesante leer el relato del libro histórico judío llamado 2 de Esdras que refleja el pensamiento judío del primer siglo: “El grupo pacífico que han visto son las diez tribus que fueron llevadas como cautivos en los tiempos del rey Oseas por el rey asirio Salmanasar. Los llevó a otra tierra, pero ellos tomaron consejo y resolvieron no mezclarse con los gentiles, sino que se retirarían a una región más distante, inhabitada, y allí podrían observar los mandamientos que nunca habían guardado en su propia tierra. Pasaron por una parte angosta del río Éufrates, pues el Señor Dios Todopoderoso les señaló el camino, y detuvo las aguas mientras que pasaron. Tenían un largo viaje por delante de más de un año y medio. Llegaron finalmente a la región llamada Asaret o Ararat. Allí han estado hasta hoy y esperan que el Eterno de nuevo haga secar los manantiales del río [Éufrates] para que puedan cruzar, por lo tanto, esta gran multitud está en paz” (2 de Esdras 13:39-47). 

Esa zona donde llegaron los israelitas se llamaría Escitia. De allí surgiría una nueva civilización que sería muy poderosa, sería instrumental en derrotar más tarde a los asirios, limitaría la conquista de los persas, y en distintas olas migratorias, poblaría la parte nor-occidental de Europa. No comían cerdo ni aceptaban por mucho tiempo ningún tipo de idolatría. Aparentemente, los israelitas mantuvieron sus distinciones tribales, pues en esta región se encuentra muchos nombres israelitas, como Iberia [hijos de Heber-hebreos], Sacastán [pueblo de Isaac], Zabulistán [de Zabulón], Naftalí, Escitas [pueblo de Saca = Isaac] etc. Muchos tienen el nombre de Isaac según la profecía en Génesis 21:12, “En Isaac te será llamada descendencia”. 

Sobre el cruce milagroso del Éufrates, es interesante ver la profecía sobre el Milenio en Isaías: “Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí [Cristo], la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa… el Eterno alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra… Y secará el Eterno la lengua del mar de Egipto [el Mar Rojo, como lo hizo en el pasado] y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río [Eufrates], y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto” (Isaías 11:10-16). 

Capítulo 12 

Una vez que sale la presencia de Dios del Templo, ahora Dios le dice a Ezequiel que dramatice la fuga de Sedequías, rey de Judá y el remanente del pueblo cuando entran los babilonios a Jerusalén. Hace un hoyo en la pared y sale como un fugitivo.

“Esta profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella. Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad. Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; por la pared abrirán paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra. Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá [será ciego] y allá morirá… Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy el Eterno” (Ezequiel 12:10-16). 

Todo esto se cumplió al pie de la letra. Leemos en 2 Reyes 25:3-7: “A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra. Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra… y el rey se fue por el camino del Arabá. Y el ejército de los caldeos siguió al rey… Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia. Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia”. 

Todo esto lo vio Ezequiel por anticipado. Flavio Josefo relata: “También en Babilonia Ezequiel vaticinó calamidades al pueblo, y después de ponerlas por escrito las envió a Jerusalén” (Antigüedades de los Judíos, Libro 10, sección 7, párrafo 2). Esto es posible, pero no le hicieron caso. 

Dios comenta sobre lo que están diciendo en Jerusalén: “Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión? Diles por tanto… Haré cesar este refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión. Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. Porque yo el Eterno hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hablé; no se tardará más, sino que en vuestros días… la cumpliré” (Ezequiel 12:22-25). 

En su misericordia, Dios había tenido mucha paciencia, pero en vez de estar agradecidos, menospreciaron las profecías. Tal como menciona el Comentario Exegético: “La misma paciencia de Dios, que debería llevar a los hombres al arrepentimiento, se usa como argumentos contra su palabra” (p. 762). En los tiempos del fin también habrá burladores que dirán lo mismo: “En los postreros días vendrán burladores… diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Mas, oh amados, no ignoréis esto: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:4-9). 

Capítulo 13

Como insultan a Dios con ese refrán el Eterno se dirige a Ezequiel para que denuncie a estos falsos profetas que predican que Jerusalén no será tomada. “Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón… ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto… por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que otros la recubrían con lodo suelto, di a los recubridores con lodo suelto, que caerá” (Ezequiel 13:2-11). 

Estos profetas incluían a profetisas que usaban ciertos amuletos de buena suerte. “Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón… ¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas!” (Ezequiel 13:17-18). 

De nuevo vemos algunas costumbres paganas como estos amuletos de “buena suerte” que se encuentran todavía en vigencia como estatuas y escapularios. “Esta práctica probablemente venía de los ritos mágicos de Babilonia, donde se amarraban nudos o vendas mágicas en diversas partes del cuerpo para mantener afuera a los espíritus malos o para sanar las enfermedades… El propósito de estos amuletos mágicos era para comprometer a las personas. Los charlatanes, especialmente en tiempos difíciles, se aprovechaban de los temores de los ingenuos. Estas adivinas podían ‘contarles el futuro’ o entregarles un ‘hechizo de buena suerte’ por el precio de un poco de cebada y pan. Los resultados de estas funciones iban contra la voluntad de Dios. En ver de denunciarlas como nos manda Dios (Deuteronomio 18:9-20), las escuchaban y las dejaban libres” (Comentario del Conocimiento Bíblico). 

Cuando no se obedece a Dios, estas personas normalmente perseguirán a los que guardan sus mandamientos y a la vez, alabarán a los desobedientes. Dice Dios: “¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir [las personas justas que predican las verdades de Dios], y dando vida a las personas que no deben vivir [las adivinas y falsos profetas], mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira? Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío… no veréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy el Eterno” (Ezequiel 13:19). Dios dice esto porque cuando actúe para cumplir con sus profecías, sólo entonces se darán cuenta el mundo que todas eran verdaderas. 

Capítulo 14 

Ahora unos ancianos visitan a Ezequiel en su casa. Le consultan para saber lo que pasará con ellos y con Jerusalén. Sin embargo, Dios conoce sus corazones y sabe que no son sinceros. Dios le dice: “Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?... Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón...y viniere al profeta para preguntarle por mí… pondré mi rostro contra aquel… y lo cortaré de en medio de mi pueblo” (Ezequiel 14:3-8). 

¿Qué significa tener un ídolo en su corazón? ¿Podemos nosotros tener uno? El Comentario de Conocimiento Bíblico explica: “La idolatría en Jerusalén era abiertamente practicada, como la imagen de Asera en frente del Templo, pero esta idolatría de los exiliados en Babilonia era más sutil. Era interna en vez que externa… Estos líderes hipócritas consultaron al verdadero Dios mientras que en realidad tenían a “otro” dios en sus corazones. Dios no estaba obligado a contestarles mientras ellos rechazaban su autoridad y sus leyes. Dios les contestó, no lo que deseaban saber, sino lo que necesitaban saber sobre esta idolatría escondida. Les dijo que un día resolvería esta idolatría que tenían en sus corazones al dejar que fueran castigados duramente. El mensaje que necesitaban no era saber el destino de Jerusalén sino saber de su arrepentimiento, y dejar de lado sus ídolos y prácticas detestables” (Librería Logos). 

Entonces, tener un ídolo en el corazón significa todavía añorar otra manera de adorar a Dios. No el guardar su ley. Usar un poco de superstición, transar un poco con los valores del mundo. O podemos en secreto desear estar en otra iglesia, donde los mandamientos de Dios no se observan en forma real. 

Ahora Dios nos revela cómo él nos juzga. Lo hace en forma individual y no colectiva. La justicia de la otra persona no puede salvarlo a uno, ni la maldad de la otra persona puede condenarlo a uno. Como dijo Pablo, “Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo… de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de ” (Romanos 14:10-12). 

Luego Dios explica por qué permitirá que Jerusalén y su templo sean destruidos. Es por la magnitud de la maldad que existía. “Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella… y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias, si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel, y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas” (Ezequiel 14:13-14). 

Estos tres hombres tuvieron fama por su obediencia y por interceder por otros, pero aunque fueron justos, por la magnitud de la maldad, sólo serían ellos protegidos. Este es el mismo principio en la Iglesia verdadera de Dios. No podemos librar al mundo de los castigos venideros, pero debemos seguir haciendo la obra de enviar el mensaje de arrepentimiento al mundo. Noten lo que Dios le dice a los suyos: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo… He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día del Eterno, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Malaquías 4:4-6). 

Este es el principio tan importante de la responsabilidad personal. No podemos rendir cuentas por otra persona, salvo nuestros hijos que siguen bajo nuestra autoridad hasta que sean mayores. Entonces ellos tendrán que rendir cuenta por sí mismos. 

Capítulo 15 

Para describir lo malsano que está Judá, Dios compara a Jerusalén con la madera de la vid o de un sarmiento, que, al estar tan torcida, sólo sirve para el fuego. Se han corrompido de tal grado que ya no hay más remedio. “Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén… Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación” (Ezequiel 15:6). Anteriormente, Dios había comparado a Israel como una hermosa y fructífera vid, pero ahora estaba toda podrida y tenía que ser cortada, purificada, y en el futuro, plantada de nuevo.