Calendario Sagrado año 2015-2016: El mensaje profético

Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. Si alguien no presta oído a las palabras que el profeta proclame en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas (Deuteronomio 18:18,19 NVI). Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos (Lucas 16:27-29).

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Según el Diccionario Léxico de Strong, la palabra “Profeta” proviene de la palabra hebrea “Nably” que significa un portavoz, es decir, se refiere a alguien que anuncia o proclama un mensaje.
El primer profeta Oseas, cuyo nombre significa “salvación” tiene un mensaje que básicamente se refiere al destino profético de la tribu de Efraín, poseedora del derecho a la primogenitura.
El nombre del profeta Joel significa “El Eterno es Dios”. Dios utilizó a este profeta para mostrarle a Israel acerca de su futuro y particularmente “El Día del Eterno”.
El tercer profeta, Amós, cuyo nombre significa “carga o cargador” envía su mensaje básicamente a la tribu de Manases, hermano de Efraín.
El libro del cuarto profeta Abdías, cuyo nombre significa “siervo del Eterno”, encierra una profecía muy importante que tiene que ver con la tierra de Edom.
Dentro del conjunto de los profetas menores se encuentra el libro de Jonás (Paloma). Este libro difiere totalmente del contenido profético de los otros libros.
El sexto profeta menor, Miqueas, cuyo nombre significa “Quién como Dios”, se caracteriza por la forma cómo condena a los ricos por explotar a los pobres.
El séptimo de los profetas, Nahum (Consuelo), nos describe la caída y destrucción de Asiria, tanto en la historia como en la profecía.
El octavo profeta Habacuc (abrazo de amor) hace referencia a un periodo posterior a la destrucción de Asiria y anterior a la invasión de Judá por los babilonios.
El profeta Sofonías (el Eterno esconde) es el segundo profeta que habla después de la destrucción de Asiria y tiene que ver con la futura destrucción del mundo, a través del Día del Señor.
El profeta Hageo (Mi Fiesta) es el primero de los tres profetas menores del periodo postexilico que hablan del tiempo de restauración y del milenio, tomando como base la última temporada de Fiestas del Plan de salvación de Dios.
Además de ser profeta, Zacarías (El Eterno se ha acordado) también era sacerdote, al igual que Jeremías y Ezequiel.
El libro de Malaquías (Mi mensajero) está dirigido a la nación de Judá, casi 100 años después de su regreso del cautiverio de Babilonia.
Dios había hecho un pacto con su pueblo, pero el pueblo no supo respetarlo y finalmente lo quebrantó. Entonces Dios les envió profetas para amonestarlos y aconsejarles que se vuelvan a él.
¿Cuál es la relación entre los profetas menores y el Día del Señor?
Los judíos fueron quienes preservaron el calendario como una continuación de uno entregado por Dios a Israel.