Otra comparación entre ambos pasajes manifiesta la iniquidad del corazón humano y la determinación del hombre de mostrar su rebeldía en contra de Dios. Aunque el texto bíblico omite las razones por las que aquellos hombres querían destruir a Daniel, podemos suponer que entre los principales motivos estaban los celos y la envidia que sentían por él (Gálatas 5:26). Daniel era un anciano judío que había servido al gobierno babilónico. Seguramente que los asistentes de Darío pensaban que el profeta no debía tener ni arte ni parte en la nueva administración medo-persa.

Por eso los gobernadores y sátrapas buscaban la ocasión para acusar a Daniel (6:4-5). Aquellos hombres determinaron atrapar a Daniel en algo que tuviese que ver con su vida religiosa. Por eso tomaron consejo para que el rey promulgue un edicto real, donde cualquiera que en treinta días demande petición  a otro Dios u hombre, que sea echado en el foso de leones. El rey Darío firmó el edicto y la prohibición (6:6-9). Y cuando Daniel supo del edicto, entró en su cámara  que daba hacia Jerusalén y se arrodillaba tres veces al día, (Salmos 55:17), orando y dando gracias a Dios como siempre lo hacía (6:10). Entonces aquellos hombres hallaron a Daniel orando a su Dios, e inmediatamente fueron ante el rey para acusarle, a través de la ley que no podía ser abrogada (6:11-12).

Ellos aparentaban defender la ley pero todo su comportamiento era solo una falsedad. Dijeron al rey que uno de los cautivos de Judá, no respetaba la ley de su rey (6:13). Esto nos muestra que los hijos de las tinieblas realmente son astutos y sagaces, como un truco que es común entre los políticos corrompidos. Pero el rey estuvo muy apesadumbrado de semejante noticia y resolvió librar a Daniel, pero aquellos hombres le recordaron que ninguna ley medo-persa puede ser abrogada (6:14-15).

No cabe duda que el rey estaba convencido de la inocencia de Daniel. Entonces el rey ordenó traer a Daniel para echarlo en el foso de leones. El monarca le dijo que solo su Dios a quién Daniel servía, lo podía librar. Y una vez sellada la puerta con el anillo del rey y de los príncipes, el rey se fue a su casa sin comer y tampoco le pudieron llevar instrumentos de música (6:16-18). Pero Daniel fue librado de los leones por la mano de Dios, tal como lo comprobó el rey cuando se levantó al amanecer (6:19-20).

Luego Daniel respondió que su Dios, envió su ángel, quién cerró la boca de los leones, porque ante Dios él fue hallado inocente, mencionando que no había hecho nada malo (6:21-22). Entonces el rey se alegró y mando sacar del foso a Daniel. Luego fueron traídos los acusadores de Daniel, y ellos junto a sus mujeres e hijos fueron echados a los leones y antes que lleguen al fondo, los leones se apoderaron de ellos y trituraron todos sus huesos (6:23-24). La Biblia dice que los ángeles pueden cerrar la boca de los leones (Hebreos 11:33).

De esa manera el rey Darío escribió a todos los pueblos y naciones, ordenando que en todo el dominio de su reino, debían temer y temblar ante la presencia del Dios de Daniel.  Darío había promulgado un edicto tal como lo había hecho Nabucodonosor anteriormente (Capítulos 3 y 4). Las cosas que Daniel dice de Dios son verdaderamente sobresalientes. Que él es Dios viviente; que él es eterno como su reino. Que su dominio también es eterno, que salva y libra haciendo señales y maravillas en el cielo y en la tierra. Que libró a Daniel del poder de los leones. Estas evidencias de poder y majestad debieron haber hecho reconocer a Darío que no hay otro Dios.

De esa manera Daniel, gozando de gran estima, fue prosperado y engrandecido durante el reinado de Darío, el medo y durante el reinado de Ciro, el rey persa (6:28).

Ciclo hidrológico: Continúa el calor. El verano se aproxima a su fin.

Cosecha de la temporada: Dátiles e higos estivales del verano. Vendimia y cosecha Isaías 32:10

Nombre del mes: Elul (bueno para nada) Nehemías 6:15

IDUAI

17) Conmemoración de la muerte de los espías, quienes trajeron un reporte falso sobre la Tierra Prometida Números 14:36-37

25) Se terminan de construir las murallas de Jerusalén por Nehemías en el año 444 AC., después de 52 días de trabajo Neh. 6:15