El capítulo 3 de Daniel  relata la dramática prueba a la que fueron sometidos los jóvenes judíos por rehusar adorar la imagen que Nabucodonosor hizo levantar.

La estatua de oro fue levantada en el campo de Dura, en  la provincia de Babilonia, y alcanzaba una altura de 27 metros de alto (60 codos) y su anchura alcanzaba los 2.70 metros (6 codos) (3:1). Todos debían acercarse a adorar a la imagen al escuchar el sonido de ciertos instrumentos musicales y el que no lo hiciese sería condenado a muerte. El rey había ordenado a los sátrapas (protectores de los dominios), magistrados (los líderes militares), capitanes (gobernadores civiles), a los oidores (consejeros del gobierno), tesoreros (intendentes del tesoro público), y jueces (guardadores de la ley) de las provincias para que viniesen a la dedicación de la estatua (3:2). Los pregoneros anunciaban en alta voz a obedecer al son de instrumentos.

La advertencia era tal que si alguno no se inclinaba y adoraba ante la gran estatua, de inmediato sería echado en un horno de fuego ardiendo (3:4-6). Existen tres palabras griegas para los instrumentos claves que son, para el arpa (gaytros), saltero (p’santerín) y la zampoña (sûmpön’yá). Al sonido de estos instrumentos, junto a la bocina, todos los presentes estaban obligados a postrarse y adorar. Tal parece que en lugar de ser un acto religioso, más bien parecía un acto político, porque postrarse ante la estatua era un reconocimiento público de la autoridad de estado, particularmente de la persona del rey.

El monarca, por supuesto, podía imponer su voluntad, después de todo había conquistado aquel imperio, por la fuerza. Y los jóvenes  judíos, en medio de aquella difícil situación, demostraron coraje y dedicación emanando su verdadera fe viva, al haber rechazado adorar aquella imagen. Además corrían el riesgo de perder su oportunidad de ser elevados a rangos mayores.

Entonces los caldeos echando mano de toda la sagacidad de que eran capaces, formularon sus acusaciones delante de Nabucodonosor, presentando tres aspectos de una supuesta insubordinación, la primera: que no respetaron al rey; la segunda, que no adoran a tus dioses y la tercera, que tampoco adoran la estatua que el rey había levantado. Esto muestra que los caldeos sentían envidia hacia los tres jóvenes judíos. Y el rey, con evidente ira, mando traer a los tres jóvenes delante de su presencia. El rey les hizo las preguntas de rigor, repitiendo casi las mismas palabras de su ordenanza. Y les dijo: Porque si no adoráreis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo y ¿qué dios será aquel que os libre de mis manos? (3:14-15). Pero, inmediatamente (3:16-18), rehusaron defenderse de la acusación, admitiendo que Dios los podía librar del fuego del horno. Ellos no dudaron que Dios podía librarlos de la muerte, y de no ser así, ellos aceptarían con gozo la muerte, pero no adorarían la estatua de oro (Salmos 116:15; Job 13:15). Y después que el horno fue calentado siete veces más, echaron a los tres jóvenes al horno de fuego. Pero en frente del horno, el rey vio a cuatro varones que se paseaban dentro del horno sin sufrir ningún daño, señalando que el cuarto era semejante al hijo de los dioses (3:23-25).

Dios libró a sus siervos, como escribió el profeta (Isaías 43:2). Y cuando salieron del fuego, los llamó “siervos del Altísimo” y alabó a Dios, decretando que cualquiera que blasfeme contra su Dios sería descuartizado y su casa destruida. Y luego, el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-Nego.

Ciclo hidrológico: Calor del verano. Atmósfera clara y seca.
 

Cosecha de la temporada: Trigo en general. Primeros higos, brevas, y manzanas

Nombre del mes: Sivan (su cubierta o techo) Ester 8:9; Levítico 23:1;

IDUAI

6) Pentecostés o Fiesta de las Semanas. Se ofrecen dos panes el día 50º a contar del ofrecimiento de la gavilla mecida al finalizar el sábado semanal dentro de la Fiesta de los Panes sin Levadura. Ex. 23:16; Lev. 23:15-21. Esta fiesta también conmemora la entrega de las tablas de la Ley en el monte Sinaí Ex. 19:1; 20:1-21 Fue celebrado por los apóstoles He. 2:1-4; Celebrada por Pablo He. 13:14; 16:13; 20:16; 1 Cor. 16:8 Pentecostés es la única Fiesta Santa que no cae en una fecha fija, se celebra 50 días después del sábado semanal de los días de Panes sin Levadura, es decir, el primer día de la segunda semana del tercer mes del Calendario Sagrado.