Antecedentes Del Calendario Sagrado

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Antecedentes Del Calendario Sagrado

¿Por qué la Pascua no cae en la víspera del domingo, martes o jueves? ¿Y por qué el ayuno del Día de Expiación no ocurre en viernes o domingo? ¿Y por qué el séptimo día de la Fiesta de Tabernáculos no cae en sábado semanal, pero el Último Gran Día comúnmente lo hace? Todas estas peguntas son curiosidades características del calendario que Dios motivó al pueblo judío a través de sus líderes, preservando su uso. Para entender estas características, es necesario conocer cómo Dios trabajó a lo largo de la historia. Es muy importante entender que el Calendario se inició mucho antes de Moisés. En realidad, el calendario fue instituido al finalizar el año 3760 aC., es decir, poco más de dos siglos después de la creación de Adán. Fue entonces que los hombres buscaron la guía de Dios en el mundo previo al diluvio, aprendiendo a determinar la duración media del mes. Después, en la familia de Set y Noé Dios hizo algo muy similar a lo que ocurrió con el desarrollo y preservación de la Palabra escrita, la Biblia (en hebreo y griego). Por eso entendemos que de hecho la Biblia es la literatura pública para un pueblo. Ese pueblo fue el antiguo Israel, el cual fue organizado como la nación de Dios. A ese pueblo se le encomendó los oráculos de Dios, que no son otra cosa que la misma revelación de Dios al hombre, muy necesario para su conocimiento. El primer mártir de la iglesia, Esteban, hablando de Moisés, dijo: "Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos; al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto” (Hechos 7:38-39). Pablo continuó con este pensamiento en Romanos 3:1-4,7 "¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? Aquí Pablo se encuentra razonando en medio de los griegos conversos.. Él dice que los judíos, tienen la ventaja de haber sido confiados con la revelación divina de Dios. Pero ¿y si el pueblo a quienes Dios confió los oráculos, iban a pecar y rebelarse contra la autoridad de Dios? ¿Acaso ello significaba que Dios no preservaría su revelación a través de ellos? De ningún modo. Dios simplemente desechó a aquellos que se negaron a conservar su revelación para los hombres. Es decir que mientras que las 10 tribus de Israel fueron enviadas al exilio, la Casa de Judá habría de conservar Su revelación. Y aunque algunos de ellos se negaron a obedecer, ¿acaso significaba que los oráculos ya no eran verdaderos, por cuyo motivo Dios no mantuvo su revelación providencialmente preservada a través de los judíos de manera pública? De ninguna manera. Al contrario, más tarde el Nuevo Testamento, el cual los judíos rechazaron en Jabneh, en Judea, en sesión pública durante el año 90 dC., iba a continuar siendo providencialmente preservado por los griegos, en forma pública. Y ellos también, como los judíos, no lo tenían como un todo, lo que fue escrito en los oráculos encomendados a los judíos. ¿Pero qué es lo que fue confiado a los judíos? ¿Cuáles fueron los oráculos encomendados a ellos? ¿Acaso fue solamente la Biblia en el hebreo? No, sino también lo fue el calendario hebreo. Porque sin la disponibilidad del calendario, habría sido imposible cumplir de manera apropiada, lo que se encuentra escrito en la Biblia en hebreo sobre las fechas santas y anuales. Pero además los oráculos no sólo incluyen la Biblia y el calendario hebreo, sino que además incluye la semana de siete días. En realidad son estas tres (la Biblia, el calendario hebreo y semana) las que forman parte de los oráculos encomendados a los judíos en beneficio directo de la iglesia y de toda la humanidad. Porque fueron encomendados de manera abierta, no secreta. De hecho, los hombres dijeron que la semana simplemente se había perdido en la profundidad del tiempo. Que simplemente se hizo para que ellos mantengan su responsabilidad, bajo Dios, al preservar la Palabra escrita, la semana de siete días que incluye el sábado y el calendario hebreo. ¿Acaso ellos podrían cometer errores al ejecutar su responsabilidad bajo Dios? Por supuesto que podían. ¿Y podía Dios corregir esos aspectos? Claro que sí. ¿Podían los escribas y fariseos, errar a veces en la determinación del calendario? Claro que sí. ¿Y Dios pudo corregir esos aspectos a su debido tiempo? Por supuesto que sí. Lamentablemente los hombres viven solamente por el razonamiento humano. Ellos solo quieren las fuentes originales. No buscan las pruebas secundarias, es decir, las copias de los originales que pasaron continuamente por las manos de los hombres. Sin embargo, eso es lo que Dios, exactamente escogió para proveerles la verdad. Por fe sabemos que las copias que tenemos de la Palabra de Dios, fueron providencialmente preservadas para nuestro propio beneficio. Por fe sabemos que el liderazgo de los judíos conservó intactas las reglas con las cuales funciona el calendario hebreo. Todo tiene que ver con el gobierno de Dios porque solo Él es capaz de tomar decisiones y puede intervenir en todos los aspectos para corregir los errores humanos; ningún hombre por perfecto que sea, puede hacerlo. Eso es cuestión de fe. Por eso Jesús dijo claramente: "En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:2-4). Los escribas, estuvieron encargados de copiar el texto de la Biblia hebrea, porque ese era uno de sus trabajos, y actuaron con autoridad, porque estaban sentados en la cátedra de Moisés. Ellos trabajaron para nosotros de manera que el texto de la Biblia sea preservado. Y los fariseos también se sentaron en la cátedra de Moisés. Fue el tribunal quién determinó el calendario hebreo. Fue decisión de su corte la que determinó qué día era el comienzo de cada mes. Y una vez determinado, el pueblo tenía la responsabilidad de guardar los días que Dios hizo santos, de acuerdo a las fechas del calendario hebreo. ¿Y acaso los escribas y fariseos fueron hombres perfectos y sin pecado? Tampoco lo fueron. Solo Dios, con su infinito poder y majestad, pudo establecer que 235 meses lunares sean exactamente 19 ciclos solares, de lo cual y como consecuencia, quedaron establecidos los doce meses con que cuenta el calendario hebreo, pero como existe un exceso en la división entre ambos, al multiplicar el exceso por 19 ciclos solares, se obtiene la cantidad exacta de 7. Por esa razón Dios introdujo siete meses adicionales en ciclos de 19 años, los cuales fueron llamados Grandes o Segundos Adares, y se encuentran insertados en el calendario, como un ajuste perfecto del tiempo.