Ahora entramos en una ciencia que cubre la Biblia – la de los alimentos. Recuerden que Dios le prometió a Israel que, si seguían sus leyes, "ninguna enfermedad de las que envíe a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy el Eterno tu sanador" (Éxodo 15:26). Esto incluía la protección divina, la sanidad divina y las leyes para evitar las enfermedades.
Después de entregar la importantísima ley nutritiva que prohíbe las grasas y la sangre, se repiten las secciones de la consagración de Aarón y sus hijos (Cap. 8 y 9).
Después de cubrir la importancia de no comer las grasas, la sangre ni la carne de cerdo, Dios continúa ahora con las otras carnes: las de los peces, aves y otras.
Una vez cubierto el tema de cómo evitar las enfermedades contagiosas mediante la cuarentena y el lavamiento, Dios ahora instruye a su pueblo sobre otros focos de posibles infecciones.
El capítulo 17 de Levítico primero aborda la exclusividad de los sacrificios en el Tabernáculo de Dios. Es importante este punto, puesto que por ese motivo el pueblo judío actual no puede ofrecer sacrificios en distintas partes del mundo y sólo pueden adorar a Dios en sus sinagogas. Por esa razón, los judíos más estrictos están tan ansiosos de levantar un templo o Tabernáculo en la zona de Jerusalén. Es el único sitio aprobado por Dios.
Otro de los vicios de los cananeos tenía que ver con la práctica del incesto. INCESTO: "pecado carnal cometido por parientes dentro de los grados en que está prohibido en el matrimonio" (Diccionario Real Academia).
Al comienzo del capítulo 19 Dios entrega la razón principal para obedecerlo: "Santos seréis, porque santo soy yo el Eterno vuestro Dios". Es tan importante este principio que se repite siete veces en los siguientes tres capítulos.
Continuamos con los principios referentes al amar al prójimo como a sí mismo, ahora respecto al cabello. "No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba" (Levítico 19:27). En la Versión Nueva Reina Valera, se aclara lo que es la tonsura: "No cortéis en redondo el pelo de vuestra cabeza". Dios nos entregó nuestro cabello para cuidarlo y no debemos cortarlo con un sentido religioso.
El capítulo 20 de Levítico es un complemento de los capítulos 18 y 19. De nuevo se reitera la condena contra los que piensan seguir la costumbre cananea de entregar en llamas a sus hijos a Moloc.
Respecto al año sabático y el año de jubileo (el quincuagésimo), la carta circular de la Iglesia aclara estos principios ecológicos, económicos, laborales y agrícolas...