#068 - Levítico 17-18
"Las abominaciones cananeas - Sacrificios a Moloc"
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#068 - Levítico 17-18: "Las abominaciones cananeas - Sacrificios a Moloc"
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Había otro motivo para señalar el Tabernáculo como el único lugar de ofrecer sacrificios: "y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado" (Levítico 17:7). Aquí vemos que al adorar a falsos dioses en realidad siguen a demonios, que apoyan y obran para asegurar su culto (2 Corintios 11:13-14).
Al asegurar sólo el sacrificio en el Tabernáculo, Dios podía eliminar los sacrificios ocultos que podrían hacer a otros dioses. Por eso era tan grave la condena al "pueblo que en mi rostro me provoca de continua a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, Y en sus ollas hay caldo de cosas impuras" (Isaías 65:3-4). El resto del capítulo 17 repasa las leyes sobre la sangre.
Ahora llegamos al importantísimo capítulo 18. Aquí Dios entrega las leyes genéticas de consanguinidad. "No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis"(vs. 2). Primero hay que notar que esta es una legislación absolutamente nueva y radical a lo que existía en la antigüedad. "Grande relajamiento prevalecía en Egipto es sus sentimientos y prácticas acerca de la relación conyugal, porque ellos no sólo sancionaban abiertamente casamientos de hermanos con hermanas, sino de Padres con sus hijas. Semejantes relaciones incestuosas fueron prohibidas por Dios y estas leyes forman la base moderna de los matrimonios en el mundo cristiano" (Comentario Exegético, p. 110). En Chile y muchos otros países, estas leyes consanguíneas forman parte del código penal bajo el término "incesto".
Referente a Canaán, Dios dice "ni haréis como hacen en la tierra de Canaán… En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores" (Levítico 18:23-25).
La perversión era aún más grave en Canaán que en Egipto. En Génesis 9:25 dice sobre el fundador de este pueblo, Canaán, que abusó de su abuelo Noé: "Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos". Dios sabía la predisposición que tendría ese pueblo, aunque no por eso estaban condenados a ser perversos, sólo era una tendencia.
Veamos por qué Dios instruyó que fueran exterminados al entrar en la Tierra Prometida. "Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna (incesto), para descubrir su desnudez (tener relaciones sexuales)... Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo (adulterio), contaminándote con ella. Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc (sacrificio de infantes)… No te echarás con varón como con mujer; es abominación (homosexualidad)...Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él; es perversión (bestialidad)... porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada, no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación (Canaán) que la habitó antes de vosotros. Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre tu pueblo" (Levítico 18:6, Levítico 18:20-29).
¿Cuáles eran entonces estos pecados tan abominables? Cuando lo sepan se darán cuenta por qué Dios deseaba exterminarlos, no por odio sino por misericordia para resucitar los más tarde y para salvar a Israel de corromperse de la misma manera. "La historia antigua da muchas pruebas espantosas de que los vicios nefandos descritos en este capítulo estaban muy extendidos; aún eran practicados por motivos religiosos en los templos de Egipto y en los bosques de Canaán; y fueron estos grandes desórdenes sociales (y morales), los que ocasionaron su expulsión. Los israelitas fueron sólo los instrumentos escogidos (Génesis 15:16) para llevar a cabo la tarea. El lenguaje fuertemente figurativo de que la tierra "vomitó" a sus habitantes, demuestra la profundidad desesperante de su corrupción moral" (Ídem, p. 110).
Otra fuente al respecto señala: "El mundo pagano del Medio Oriente antiguo adoraba y deificaba al sexo. Reservaba el título excelso, "los santos" a las prostitutas de sus cultos. Con razón que Israel recibió un código estricto para preservar la pureza familiar y matrimonial so pena de muerte" (Comentario Interpretativo, p. 79).
Específicamente, ¿de dónde provienen las pruebas de estas abominaciones? Existen dos principales, una antigua y otra moderna. La antigua es de un historiador "cananeo", Sanchuniatón, del siglo 12 antes de Cristo. Al sufrir Tiro un terremoto, él copió el relato de su pueblo que estaba escrito en unas columnas del templo destruido. Filón de Biblos, un historiador fenicio (100 a.C.), usó esta fuente para escribir su "Historia de Fenicia" que a la vez fue preservada por Eusebio de Cesarea, otro historiador (314 d.C.). Sin embargo, las abominaciones que allí mencionan eran cuestionadas por los eruditos.
La fuente moderna fue descubierta por el arqueólogo francés Caude Schaeffer. En la costa de Siria encuentra en 1928 a la antigua ciudad de Ras Samra (Ugarit) y por fin, la prueba irrefutable del célebre culto de Canaán. "Entre dos templos de Baal y Dagón se encuentra la cuantiosa biblioteca del sacerdote de Ugarit con miles de tablillas escritas. La interpretación se realiza en forma sorprendentemente rápida en 1930. Se trata exclusivamente de las deidades y de los cultos del antiguo Canaán, con los cuales tropezó Israel al entrar en la Tierra prometida", (Y La Biblia Tenía Razón, p. 274-277).
Ya se han encontrado las pruebas arqueológicas de que los dioses de Canaán provienen de Babilonia. Esto es todo parte del Sistema Falso Religioso llamado "BABILONIA, LA GRANDE" (Jeremías 51, Apocalipsis 17). Es una burda copia hecha por Satanás del verdadero sistema religioso (Apocalipsis 11, Apocalipsis 12:9). Baal, el dios favorito era un tipo de "salvador de la humanidad" que moría en la primavera y resucitaba, un perverso impostor del que vendría, Jesucristo. Por encima de los baales de Canaán reinaba, en primer lugar, el dios El (un impostor del verdadero "El" o Elohím de la Biblia). Su esposa era Asera, (diosa principal de Tiro bajo el nombre de “Santidad”) también mencionada en la Biblia (1 Reyes 15:13; 1 Reyes 18:19; 2 Reyes 21:7; 2 Reyes 23:4). “El” se casó con sus tres hermanas, de las cuales una era Astarte. Él no sólo mata a su hermano sino también a su propio hijo: corta la cabeza a su hija, castra a su padre, se castra él y obliga a sus compañeros a hacer lo mismo.
Baal, que significa señor, era el hijo y sucesor de "El". Este fue el dios más popular en Canaán, pues dependía de su favor las buenas cosechas. Corresponde al dios babilónico Hadad o Marduk, relacionado con Nimrod o Tammuz (a veces como Nimrod mismo su hijo). Baal estaba en constante lucha con el malvado dios Mot quien provocaba las sequías y la muerte. Era necesario según los cananeos hacer ritos sexuales a Baal para que produjera la fertilidad de la tierra. Para eso tenían consagrados templos con prostitutas "sagradas" y lugares altos para estos ritos. Al llegar Israel a la Tierra Prometida la tentación era de "adoptar" al dios de esa región para no perder su favor sobre las cosechas y fertilidad. Para los pueblos de ese entonces, los "dioses" eran los que controlaban la naturaleza y ellos eran sus súbditos obedientes. Por eso no debemos menospreciar sus sentimientos reprobables pero muy humanos. ¿Acaso no tenemos hoy día todo tipo imágenes?
De hecho, "La Cuaresma y la Semana Santa" son parte del rito a Baal, o Adonis, otro de sus nombres. “En el gran santuario Fenicio de Astarté en Biblos, lloraban anualmente la muerte de Adonis… pero al día siguiente creían que volvía otra vez a la vida y ascendía a los cielos en presencia de sus adoradores (vea similitud con Hechos 1:9-10)... la muerte y resurrección de Adonis también debió ser una representación dramática de la decadencia y resurgimiento de la vida vegetal… En Babilonia, del mismo modo que se hacía arder por los hebreos idólatras en honor de la reina de los cielos (Jeremías 44:17), QUE NO ERA OTRA QUE ASTARTE... La naturaleza de Tammuz o Adonis como un espíritu del grano se deduce claramente".
"Cuando nosotros reflexionamos con cuánta frecuencia la iglesia católica se ha ingeniado tan habilidosamente para injertar el acodo de la nueva fe en el viejo tronco del paganismo, se entiende que la celebración de la Semana Santa de la muerte y resurrección de Cristo, se injertó sobre una cepa de la muerte y resurrección de Adonis, que, como parece probable, se celebraba en Siria en la misma estación del año… La efigie del Cristo yacente que se erige en las iglesias católicas y griegas el Viernes Santo es exactamente como en los "jardines de Adonis"... se colocaban en el túmulo del Adonis muerto… Según una extendida tradición antigua de la iglesia católica, Cristo padeció en el 25 de marzo, y por esta razón muchos cristianos celebraron con regularidad la crucifixión en este día y sin relación al ciclo lunar (o sea la Pascua el 14 de Nisán)... Creemos razonable pensar que fue seguida también en Roma. Parece, pues, que es inevitable la deducción de haber sido datada la pasión de Cristo para que armonizase con una fiesta del equinoccio primaveral más antiguo" (La Rama Dorada, p. 416-417).
Ahora entendemos cómo se producen algunas abominaciones religiosas de nuestros tiempos. Volvamos con el relato de Canaán. "En el Canaán de aquel tiempo el culto a los dioses eran un servicio sensual, los templos ocupaban el sitio de los burdeles, gentes lascivas de ambos sexos eran consideradas como parte del personal que practicaba los cultos y los donativos por sus “servicios” (de prostitución) entraban en las cajas de los templos como “ofrendas a la divinidad”. También los demás pueblos del mundo antiguo veneraban diosas de la fecundidad y enlazaban en sus cultos a la naturaleza los ciclos del nacer y morir. Pero en Canaán tales cultos eran de un descarnado materialismo; así, por ejemplo, las diosas madres eran representadas como "cortesanas sagradas".
"El culto inimaginable que Canaán rendía a la fecundidad se extendía hasta todo el pueblo. Debajo de cada una de las casas excavadas hay una bóveda mortuoria en la cual los habitantes de Ugarit enterraban a sus muertos. Unos tubos de arcilla de forma rara iban hasta el fondo. Es que por esto conductos se obsequiaba a los muertos con agua, vino, aceite, carne y sangre de animales sacrificados. Ni ante la muerte se detenía el culto de fecundidad" (Ídem, p. 277).
Aún no llegamos a lo más terrible de la religión cananea – los sacrificios de infantes a Moloc. A pesar de todas las advertencias de Dios, Israel no terminó con los cananeos y de a poco empezaron a adoptar sus abominables costumbres. "Y han edificado los lugares altos de Tofet que está en el valle del hijo de Hinom para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón" (Jeremías 7:31).
La ceremonia era terrible, y en colonias cananeas como Cartago, se han encontrado 20,000 urnas con las cenizas de los infantes sacrificados. La ceremonia fue descrita por el griego Cleitarcos (300 a.C.): "Por la reverencia a su dios (Baal), cuando desean un gran favor, entregan como voto a uno de sus hijos quemándolo como sacrificio a su dios para asegurar el éxito de su petición. En el lugar se yergue una gran estatua de bronce (a Baal), con sus manos extendidas sobre un brasero. Tenía la cabeza de un becerro, el símbolo de Baal, y el niño era puesto en los brazos enrojecidos por el fuego. Las llamas cubren al niño que se encoge y su cuerpo cae en el hoyo ardiente del ídolo. Se hacía un gran ruido de tambores para apagar los gritos de la víctima".
Por estos motivos, Dios había pacientemente esperado un cambio en la moral de los cananeos antes de traer a Israel, "y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Génesis 15:16). "¡Cuán grande era la tentación para un sencillo pueblo de pastores, y cuán peligrosas para él las seducciones! Más de una vez habían arraigado los cultos de Baal, penetrando hasta el propio templo de Yahvé, hasta el mismo santuario (Ezequiel 9:3-11). Sin su estricto código moral, sin la creencia en un solo Dios, sin las austeras figuras de sus profetas, los israelitas no hubieran podido resistir su promiscuidad con los adoradores de Baal, con el culto a las sacerdotisas de las diosas de la fecundidad, con las Aseras y las alturas" (Ídem, p. 278).