Deuteronomio: La Biblia bajo el lente de la Ciencia

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Llegamos ahora a una magnífica sección de las Escrituras: Deuteronomio, el quinto libro de la Biblia y el último de la sección llamada por Cristo, "la Ley" (Lucas 10:26) o Torá en hebreo.

Una forma de recordar el contenido entero de Deuteronomio es darse cuenta que son cuatro los últimos discursos de Moisés.

El capítulo seis de Deuteronomio es uno de los más queridos de todas las Escrituras. Cristo citó partes de éste numerosas veces. El versículo 4 se llama el "shema" en hebreo por la primera palabra: "oye": "Oye, Israel: El Eterno nuestro Dios, el Eterno uno es". Esto demuestra que "hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).

Seguimos repasando este libro tan fascinante de la Biblia. Como estamos viendo, es mucho más que reiterar la Ley de Dios. En Éxodo se puede decir que tenemos la Letra de la Ley y aquí en Deuteronomio se explica el Espíritu de la Ley.

Al entrar Israel en la tierra de Canaán, debían destruir "todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso" (Deuteronomio 12:2).

Antes de seguir nuestro viaje por la preparación de Israel para su próxima entrada a la Tierra Prometida, varios me han preguntado sobre una escritura que los ha dejado perplejos.

Terminamos la sección sobre el rey con la última instrucción de Dios: "escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Eterno tu Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel" (Deuteronomio 17:18-20).

Continuamos con las leyes que traerán bendiciones a Israel. Una de ellas tiene que ver con la ecología (la ciencia de conservar el medio ambiente). "Cuando encuentres por el camino algún nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con pollos o huevos, no tomarás la madre con los hijos. Dejarás ir a la madre, y tomarás los pollos para ti, para que te vaya bien, y prolonguen tus días" (Deuteronomio 22:6-7).

Estamos por concluir la sección de las leyes de Dios en el Antiguo Testamento. Es increíble darse cuenta que forman la base de todo lo que queda del Antiguo Testamento.

Una vez explicadas las leyes de Dios, Israel debía enyesar con cal unas grandes piedras en el Monte Ebal, lugar céntrico del territorio, y escribir "todas las palabras de esta ley" sobre estas piedras.