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Muchas gracias por esa música especial. Felicidades a este coro. Continúen, por favor. Da mucho ánimo. Estaba viendo estas flores que tenemos aquí adelante y que las flores blancas que ven con la parte medular central, que esa amarilla estaba notando, que a pesar que son una imitación de estas flores verdaderas, pero ahí se ve lo que se llaman los espirales fibonacci, que son una regla matemática que encontraron, por ejemplo, en el girasol, y muchos otros, los conos también de los pinos, tienen esa misma curva fibonacci, que se empacan las semillas en la forma más eficiente posible, usando esa fórmula matemática con unos espirales, de modo que la próxima vez que vayan a ver unas estas flores, miren adentro, y aquí este es un espiral que tiene una fórmula matemática para que encaje la gran, la mayoría máxima de las semillas posibles. Es igual que las celdas en un panel, con esos exajonales, que son, no hay ningún espacio perdido ahí, tampoco en las semillas no hay ningún espacio, es el máximo que se pueden meter las semillas dentro de una flor, y eso es como la firma de Dios. Aquí está el gran creador, usando las matemáticas para maximizar la producción de semillas que uno usa para el aceite, y muchas otras cosas.
Ahora sí estamos listos para el mensaje principal. Y sabemos que Dios es el maestro, enseñador por excelencia, y Él usa muchas ilustraciones físicas para describir las realidades espirituales. Dios enseña cosas a través de analogías, a través de cosas físicas, para explicar las realidades espirituales. Jesucristo usaba parábolas para ilustrar lecciones espirituales, pero de tal manera que sólo Él podía darle el significado espiritual. Notemos en Juan 16 que Cristo le menciona a sus discípulos que así es como Él enseñaba. Dice en Juan 16, 25. Estas cosas o sea hablado en alegorías, también parábolas se puede usar como un sinónimo. La hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. Las cosas que el Padre quería entregar a la Iglesia, llegaría un momento en que Cristo iba a hacer eso claro.
Ellos iban a necesitar el Espíritu Santo, sin embargo, para entender estas verdades espirituales. Y le ha entregado a la Iglesia ese don del Espíritu Santo para poder entender las cosas espirituales que hay. De hecho, se aludió en el primer mensaje de que ya han pasado las primeras dos fiestas santas, la Pascua y los días de Panes sin Levadura. Y ahora estamos en este sábado ya empezando a contar esas siete semanas hasta Pentecostés. Y que en realidad el primer día de Panes sin Levadura, que coincidía con ese sábado en que se empezaba el conteo. Entonces, de sábado en sábado, iban a haber siete sábados que se iban a contar, siete semanas hasta Pentecostés. Y por eso, del primer día de Panes sin Levadura, que coincidió como el primer sábado, se iba a contar hasta el siguiente sábado, la primera semana, para contar Pentecostés. Que son siete semanas más un día. De modo que el sábado pasado fue aquí la segunda semana ahora que estamos cumpliendo de estos días para Pentecostés.
Y Dios nos ha revelado maravillosas verdades usando estas fiestas santas. La siguiente fiesta que viene es Pentecostés. Y yo quiero compartir con ustedes una gran lección, ya que estamos en ese sentido en la cosecha. Que ellos empezaban a cosechar de ese primer sábado, empezaban a contar, y el primer domingo empezaba la cosecha. Vayamos a Levítico 23. Dios no hace las cosas en forma desordenada. Él es un Dios de orden, no es un Dios de confusión, sabemos eso muy bien. Igual que hizo esos espirales que están hechos en forma matemática, no están hechos al azar. Las semillas no están desparramadas dentro de ese médulo de la flor, sino que están con distintos círculos para maximizar la cantidad de semillas. Pues también el mismo Dios hizo estas fiestas santas con grandes significados para nosotros, que se aplican a nosotros. Es importante, como vamos a ver, que entendamos estas siete semanas que terminan en el quincuagésimo día, que es Pentecostés. La palabra Pentecostés significa 50, y de ahí contamos 50 días. Noten, en Levítico 23, en el versículo 10, después de los Panes y Nevadura, viene la siguiente fiesta.
En el versículo 10 habla los hijos de Israel y Diles. Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguís su miedza, cuando empiecen ya a plantar el trigo, la cebada, dice, traerás al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra ciega. Dios es un Dios que trabaja según las cuatro estaciones del año. Y la primera estación es la primavera. Y el primer día, el primer mes sagrado, tiene que ver con la primavera. Se acaba el invierno.
No quiero ser técnico al respecto, pero aquí, según la tierra, gira alrededor del sol, hay cuatro ejes en que pasa la tierra. Y entonces llegamos al equinoxio primaveral. Termina el equinoxio invernal de invierno. Y entonces ahora empezamos a tener la primavera. Y Dios dice que desde ese periodo, que empieza el primer mes, en primer día se cuenta 14 días para la Pascua. Y entonces dice que cuando ustedes ya tienen la cosecha que empiezan a salir, y se empiezan a hacer espigas verdes, a Bib, que es el nombre bíblico que Dios le dio al primer mes, que se encuentra en el éxodo 12, lo pueden adoptar más tarde, dice, este será el primer mes. Y es a Bib, que significa espigas verdes, porque están recién brotando estas espigas verdes. De ahí, porque ya han pasado prácticamente como unos 20 días de esas espigas verdes, ya se pueden conseguir una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra ciega. Los primeros granos que brotan, se tenía que tomar una gavilla, que era un manojo de estas, podía ser cebada, podía ser de trigo, y entonces tenían que traerlo al sacerdote. Y el sacerdote mesera la gavilla delante del eterno para que seáis aceptos, ser aceptados ante Dios el día siguiente del día de reposo la mesera. Y esto era entonces, durante estos días de panes sin levadura, el día reposo aquí se refiere al sábado. Y después, el sábado en la noche, el sacerdote tomaba esa gavilla y la mesía en forma representativa para que entonces se pudiera empezar a cosechar. El sacerdote, en ese sentido, iniciaba la cosecha de Eppente Costés. No se podía cosechar. Y dice, versículo 12, y el día que ofrezcáis la gavilla ofreceréis todos estos sacrificios. Y dice aquí, versículo 14, no comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios. Estatuto perpetuo es por vuestras edades en donde quiera que habitéis. Y contaréis desde el día que sigue el día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mesida, siete semanas, la palabra Shabbat significa sábados, hay que tener siete sábados, cumplidas serán hasta el día siguiente del séptimo día de reposo, contaréis 50 días. Entonces ofreceréis el nuevo grano al eterno.
Y así entonces esta hermosa analogía, Dios empieza con una enseñanza física. Él no revela la verdad espiritual que está detrás de esto, hasta que se cumpla. Todas estas son sombras de realidades que van a venir en el futuro. Son señales para el futuro. Y así es como se cumple en Jesucristo esta gavilla mesida. ¿Por qué? Desde que él guardó esa última páscoa, él fue enterrado en el día 14, a la tarde de ser, justo el día 15, era el primer día panesinelevadura. Y en ese año que coincidía, la páscoa era el miércoles que se cumplía, y entonces el jueves era ese día que se llama en la Biblia el gran día, el día que era el primer día panesinelevadura. Era el primer día que se empezaba a contar para llevar a cabo esa gavilla mesida, que durante estos días de panesinelevadura, el sábado que caía, después venía el meser, esta gavilla. Y así entonces, una vez que Cristo es puesto en la tumba, se intenta 72 horas, tres días y tres noches. Y en ese sentido, tenemos lo que se llama el cuento regresivo, que se empieza a contar desde 72 horas, y se empieza ya el contar, como si se dice el conteo, hacia atrás, que es el recresivo. 72 horas que se van pasando hasta que se cumple en el sábado en la noche, cuando el sacerdote está mesiando la gavilla, que es lo que Cristo resucita, de entre los muertos. Por eso es que en ese entonces, los discípulos no entendían estas cosas, hasta que se cumplieron. Y a través del Espíritu Santo, ellos entendieron que Cristo representaba esa gavilla mesida. Y así es como podemos ir a distintas escrituras que hablan de Jesucristo, como esas primicias ante Dios. Notemos algunas de estas escrituras, al respecto. Nos dice 1º de Corintios, capítulo 15. 1º de Corintios, capítulo 15.
Yo me maravillé. La primera vez que leí en una de estas revistas de las buenas noticias, el significado de la gavilla mesida. El plan tan perfecto de Dios, que aquí estamos hablando aproximadamente 1.400 años antes de Cristo, que empezaron con esta ceremonia. Realmente fue por ahí por año 1.440 antes de Cristo, que el pueblo de Israel salió de Egipto e hizo esa primera ceremonia. Pasaron más de 1.400 años para que entonces se cumpliera. De que se trataba todo este rito y ceremonia. Noten 1º de Corintios, 15, versículo 22. Dice, porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. La palabra significa resucitados, vueltos a la vida. Pero cada uno en su debido orden. No todo el mundo va a resucitar en el mismo momento. Y aquí tenemos Cristo, las primicias.
Luego los que son de Cristo en su venida. Cristo es el primero que resucita entre los muertos en forma espiritual, recibe un cuerpo espiritual, es glorificado, es el primero de ella. Y entonces el plan de Dios era tal que Cristo iba a iniciar la cosecha de Pentecostés. Era el primero. Nadie antes podía hacerlo porque él era el Salvador, era el sacrificio, era el cordero que tenía que morir por los pecados. Y ahí cuando empieza, entonces, el proceso de la cosecha de esta primera etapa de los santos de Dios, que dice aquí y después de Cristo, dice los que son de Cristo en su venida.
Y ahora volvamos al Evítico 23 porque la ceremonia no ha terminado. La ceremonia empieza con la gavilla mesida, pero termina con el ofrecimiento y mesido de los dos panes. Necesitamos volver al Evítico 23 por un momento para continuar con este simbolismo tan perfecto. Siguiendo aquí nos dice, en el versículo 17, después que han ofrecido la gavilla mesida y se han contado 50 días, dice versículo 17, de vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mesida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocido con levadura, como primicias para el eterno.
Dice versículo 20 y el sacerdote los presentará como ofrenda mesida delante el eterno con el pan de las primicias. Versículo 21 y convocaré en este mismo día de Pentecostés santa convocación. Ningún trabajo de siervo haréis es atuto perpetuo en donde quiera que habitéis por vuestras generaciones. Y así es entonces como la cosecha de Pentecostés es, desde el primer día que se cuenta, el sábado se lleva a cabo la ceremonia, es un día de descanso, y ya el día domingo es cuando se empieza a trabajar, a cosechar esta cosecha de Pentecostés. Ahora, Cristo resucita en ese momento de la gavilla mesida, y él es la primicia de esa cosecha. Y entonces, tenemos ese primer día, después del sábado, en que él aparece a sus discípulos ya resucitados, y les da las órdenes que se junten para Pentecostés, que sería 50 días más tarde, que tendrían que reunirse. Por eso es que vemos en Hechos capítulo 2, Hechos capítulo 2. En el versículo 1, Lucas está escribiendo y dice, ¿Cuándo llegó el día de Pentecostés? ¿Por qué dice, ¿Cuándo llegó? Porque había que contarlo. Cuando llegó ese quincuagésimo día, estaban todos unánimes juntos, estaban celebrando esta fiesta santa. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento resio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos, y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Recibieron esa promesa. Pero era porque ya Cristo había resucitado. Él era la primicia, y ahora empieza la cosecha de la primicias de Dios entre los seres humanos. Al final de esa cosecha de Pentecostés, esto representa a todas las personas que han sido llamadas a través del tiempo, desde Abel el Justo, hasta la última persona que es llamada, que escoger el camino de Dios, y es fiel y recibe el Espíritu Santo, toda esa categoría de personas, toda esa historia es representada por los dos panes. ¿Por qué eran ofrecidos no como la gavilla mesida? La gavilla mesida no era ofrecida con levadura, porque Cristo no tenía pecado. Pero estos dos panes están compuestos de seres humanos que tienen el Espíritu Santo, pero que no son perfectos, que tienen levadura. Y entonces, en representación del plan de Dios, de esta primera cosecha, de estas primicias de Dios, tal como podemos leer en Santiago, capítulo 1, versículo 18, Santiago, capítulo 1, versículo 18, aquí él llama a la iglesia lo siguiente, versículo 18, dice, él de su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad para que seamos primicias de sus criaturas. Primicias, la iglesia de las primicias. También se llama la iglesia de los primogenitos, porque el resto de la humanidad es considerado como el... igual que después del primer hijo que nace, después viene todo el resto de los hijos. Pero el primogenito fue el primero. Son lo que son primeramente llamados, de entre toda la humanidad. Y son representativos de estos dos panes. Por eso es que aquí yo traje representación. Aquí tenemos el primer pan, como si fuera del antiguo testamento. Y aquí tenemos el segundo pan representativo del nuevo testamento. Los dos panes, mesidos para ser aceptados por Dios. Y que estas son las personas que primeramente creyeron en Jesucristo. Noten en Hebreos capítulo 12. Hebreos capítulo 12 nos habla de la Iglesia, de la congregación. En el versículo 23, Hebreos 12 dice a la congregación de los primogenitos que están inscritos en los cielos. Sus nombres están inscritos en el libro de la vida, en el cielo.
Ellos son los aceptados ante Dios mediante el sacrificio y la resurrección de Jesucristo. Las primicias. Por eso se marca aquí un hito legal. No se puede empezar a cosechar hasta que Cristo haya muerto y resucitado. Y de ahí en adelante ya puede empezar a ser llamadas personas porque en Cristo ya tienen acceso a esa futura vida eterna.
Y así es como podemos ver estas rebanadas de estos dos panes en el capítulo 11 de Hebreos. Y pasan al capítulo 11 de Hebreos, vemos que estos dos panes no son sólo del Nuevo Testamento. Hay un pan que es del Antiguo Testamento. Y aquí nos dice que estos son los hombres y las mujeres de fe a través de toda la historia. Noten, Hebreos 11 dice en el capítulo 4. Por la fe, Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo que era una persona que no estaba siguiendo el mundo, sino que seguía el camino de Dios, el camino de la justicia.
Y acuérdense que en la Biblia tenemos a la levadura como el símbolo del pecado, y el pan sin levadura como el símbolo de la justicia. Y aquí hay un hombre que representa ese camino de justicia ante Dios. Después seguimos el versículo 5. Y mientras tanto necesito esas galletas matzos que me la traigan adelante. Hebreos 11, versículo 5, dice por la fe. Enoc fue transpuesto para no ver muerte y no fue hallado porque lo transpuso Dios. Y antes que fuese transpuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Otro hombre justo. Y aquí nos dice versículo 7, otro de estos hombres justos. Por la fe no he, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían.
Con temor, dice, preparó el arca. En que su casa se salvase y por esa fe condenó al mundo. Aquí tenemos no he fue un hombre de Dios. Todos estos son como las rebanadas. Ese pan se va llenando, se va agregando. Según se van incorporando estas personas. Aquí tenemos la primera mujer de la fe que se menciona, dice versículo 11. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir y dio a luz aún fuera del tiempo de la edad. Porque creyó, tenía fe que era fiel, quien lo había prometido.
Y después continuamos el caso aquí de versículo 20, de Isaac. Y después versículo 21, de Jacob, que por la fe siguió. Después tenemos versículo 22, José, y por la fe Moisés. Todos estos son ejemplos al respecto. Versículo 31 tenemos a Rab, una mujer del mundo, que cambió su vida y tuvo fe para seguir a Dios. Le fueron perdonados sus pecados. Y después versículo 22, y qué más digo, porque el tiempo me faltaría contando el ejedéón de Barak, de Sansón, de Jefé, de David, así como de Samuel y de los profetas.
¡Qué por fe! Ellos confiaron y siguieron a Dios por el camino de la justicia. Entonces, en forma figurada, voy aquí a tener el pan. ¿Cuál sería esta primera rebanada? ¿Qué representaría del Antiguo Testamento? ¿A quién? Abel. Abel el justo. Y después tenemos así es. Y así se van configurando a través de todo el Antiguo Testamento, hasta que llegamos a Juan el Bautista, que fue el último profeta, que preparó el camino para Jesucristo, del Nuevo Testamento.
Y así entonces llegamos a este segundo pan. Y partimos acá. ¿Cuál es esta primera rebanada del Nuevo Testamento? ¿Quién? ¿Eso es la gavilla? No, Jesús es la gavilla. Es la gavilla mesida que no tiene elevadura. Aquí esta es, hechos dos. Los 120 que se incorporan, que reciben el Pitu Santo. Y entonces se van incorporando más de estos panes a través del tiempo. Tenemos acá el Apóstol Pablo, que se agregan ahora también los sentiles, que se convierten en el tiempo.
Se van agregando. Una pequeña manada. ¿Qué tanto es este pan en comparación con todo el mundo que están con un pan diferente, que no han sido incorporados en este pan? Es una pequeña manada. Y de hecho podemos llegar hasta el libro de Apocalipsis, donde está descrita la iglesia. En siete rebanadas. Hechos Apocalipsis capítulo 2. Esta es otra forma de contar este pan del Nuevo Testamento. Nos dice acá en Apocalipsis 2. Escribe al Ángel de la Iglesia en Efezo, el que tiene las siete estrellas en su diestra.
Y anda en medio de los siete candeleros de oro. Dice, yo conozco tus obras, y tu ardo, trabajo y paciencia no puedes soportar a los malos. Y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no los son. Y son hallados mentirosos. Fue en esa primera época que tuvimos falsos apóstoles. Que se introdujeron. Judas menciona eso en los primeros versículos de la Epístola Segunda de Pedro. Algunos entraron encubiertamente. Pablo menciona en Segunda de Corintios 11. Estos son falsos apóstoles.
Ellos los identificaron y no se asociaron con ellos. Y a través de Apocalipsis 2 y 3, tenemos estas siete etapas. Tenemos hasta la última, que es la Odisea. Que es la Iglesia tibia. La Iglesia que ha estado saturada en el mundo. Y que no tiene esa fe fuerte. Que va a tener que ser probada. Y así es como podemos acá tomar en ese sentido este pan del Nuevo Testamento. Y podemos decir cuál sería la penúltima rebanada del pueblo de Dios.
Así es. Es la etapa de Filadelfia. Bueno, aquí veo don Raúl por acá. Don Gustavo, mira aquí está don Gustavo. Aquí está Van Derseen. Aquí está Carmencita. Aquí veo la señora Cucca. Aquí veo Gerardo Moyo. Y aquí. Y entonces tenemos la última rebanada.
Y aquí corresponde esta la Odisea. Ojalá que no cambiemos a ese lado. Ojalá que no mantengamos firmes. Porque va a venir esa última etapa. Que está descrita en Apocalipsis capítulo 7.
Apocalipsis capítulo 7. Aquí ya estamos en los tiempos del fin. Un periodo de gran tribulación y prueba. Pero están estas rebanaditas de Dios. La gran parte. Yo creo que las últimas tres rebanadas van a estar en ese periodo del fin. Algo de la Iglesia de Sardis. Yo creo que este grupo de Iglesia de Dios, el séptimo día, hay personas fieles. Que guardan los mandamientos de Dios. Que guardan las fiestas santas.
Y que saben lo que es el mundo pagano. No celebran fiestas paganas. Y no creen que Dios es una trinidad cerrada. Sino que Dios es una familia compuesta del padre y del hijo. Y que van a tener muchos hijos más. Y entonces sí todavía queda. Aparte de ese remanente de la Iglesia de Sardis. Va a estar la Iglesia Filadelfia haciendo una gran obra. Abriendo puertas. Entrando por las puertas que Dios abre. Y vamos a tener esta que va a entrar casi todo por el miedo y el susto. De las cosas que se verán. No tanto por convicciones, sino por miedo.
Es decir, cuando empiecen a querer imponerle la marca de la bestia. Mucha gente va a decir, sabe que yo sé donde debo estar. Pero lo pasé muy bien acá en el mundo. No tuve el valor para hacerlo. En Apocalipsis 7, versículo 1, dice después de esto, vi a cuatro ángeles en pie. Y aquí tenemos lo que es la ira del Cordero, que se menciona en el versículo 16 del capítulo anterior. Porque el gran día de su ira ha llegado. ¿Y quién podrá sostenerse en pie?
Esto ya estamos en ese período de tres años y medio. Y ahora partimos en este último momento, antes de que se suelten todas las plagas. Dice después de esto, vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la Tierra, que le tenían los cuatro vientos de la Tierra, para que no soplace viento alguno sobre la Tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol y tenía el sello del Dios vivo, y clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes les había dado el poder de hacer daño a la Tierra y al mar.
Diciendo, no hagáis daño a la Tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Sellados del castigo que viene. Y entonces mencionan a estos 144.000, que son personas convertidas, que son personas fieles, y después, en el versículo 9, dice, después de esto, mire, aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas que estaban delante del trono, y en la presencia del cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en las manos.
En versículo 13, dice entonces uno de los ancianos, habló, diciéndome, estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son? ¿Y de dónde han salido? Yo leí, el Señor, tú lo sabes, y él me dijo, estos son los que han salido de la gran tribulación y han lavado sus ropas y las han emblanquecido el cordero, estos son personas que se convirtieron, pero pasaron por la gran tribulación.
Estas personas no fueron selladas como los otros, y tuvieron que entonces sufrir, pero ellos se mantuvieron fieles. En ese sentido, eso sería parte de esta última iglesia de la audicea, que están compuestas por muchas personas que se arrepienten, se convierten en esa última capa.
Y desde luego que hay lecciones importantes que debemos aprender de todo esto. Y ahora voy a usar esta analogía de los dos panes otra vez, porque el plan de Dios no termina con estos dos panes.
Estos son los panes de Pentecostés. ¿Cuál es el siguiente pan que Dios empieza a añadir a su pueblo para incorporarlos?
¿Alguien quiere decirmelo? Antibodura. Bueno, sí, eso es lo que se produce, y eso me... Sí, déjame hacer un momento. Ya cuando estos son mesidos ante Dios y que representan la resurrección de ellos, ¿quedan como estos panes? ¿Quedan como estos panes? ¿En términos espirituales? No.
¿Saben cómo quedan?
¿Quedan como estos panes? Sin pecado. Ya esto representan los santos donde se le ha removido toda levadura, y ahora están compuestos de pura justicia. Panes sin levadura. Son perfeccionados. Se les ha removido toda señal de levadura. Esa es la primera etapa. Estos son los que están en esa mejor resurrección. Son los primeros que son cosechados espiritualmente de toda la humanidad. ¿Pero qué sucede? Después que Cristo los resucita, vuelve a la tierra con estos santos ya perfeccionados y glorificados, entonces comienza la siguiente cosecha durante el milenio que los santos enseñarán la justicia a las multitudes durante el milenio.
Y entonces tenemos el siguiente pan, que es el pan del milenio, de las personas que se convierten durante el milenio. Ya no son una pequeña manada. Si comparáramos el tamaño de este pan como el del milenio, tendríamos que multiplicarlo por cien veces el tamaño de personas que van a ser incorporadas en el pueblo santo de Dios. Y entonces, ¿Termina el plan de salvación de Dios durante el milenio con ese gran pan?
No. En la segunda resurrección, hay un pan aún más grande de personas que van a ser incorporadas en la familia de Dios. Y entonces, si usamos esto en comparación, si multiplicó este pan por cien veces, este pan llegaría quizás hasta el fondo de esta habitación. Pero si lo comparó con el período de la segunda resurrección, este pan sería el tamaño de una persona que se convierte en el pueblo santo de Dios.
Y esto es el tamaño de una cadra hablando de miles de millones de seres humanos que van a tener su oportunidad para ser deleguados, del pecado, que van a ser enseñados el camino de la justicia. Por eso es que Pedro menciona en Segunda de Pedro, capítulo 3, en el versículo 11, dice, puesto que todas estas cosas han de ser desechas cuando venga la gran tribulación, todo ese período, el futuro, y que se convierte en el futuro en el futuro, en el futuro, en el futuro, en el futuro, en el futuro, en el futuro, y al final la tierra misma va a ser purificada.
¿Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándolos para la avenida del Díaz de Dios en el cual los cielos incendiendose serán desechos y los elementos siendo quemados se fundirán? Bueno, el Díaz del Señor abarca el milenio, la Segunda Resurrección, y el Gran Juicio, en el cual terminará todo siendo purificado. La tierra será purificada, dice versículo 13, pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia, donde ya no va a morar el pecado.
El Gran Plan de Dios, se ve a través de este cuento de los dos panes, que son mesidos en el Díaz de Pentecostés. Y nosotros podemos aplicar varios principios y lecciones. Primero de ellos, la integración de ese pan. Primero corintios 10, versículo 16, porque no sólo tenemos teoría aquí, tenemos que ver la práctica.
En forma práctica, que elecciones nos enseñan este símbolo de los dos panes. Primero corintios, capítulo 10, versículo 16. Nosotros participamos de la Pascua hace dos semanas atrás, y nos dice en el versículo 16, la copa de bendición que bendecimos no es la comunión de la sangre de Cristo. La palabra comunión es una palabra muy importante en nuestro estamento, que significa compañerismo íntimo.
Viene de la palabra en el griego coino-nia, coino-nia, y que significa un compartir, una sociedad en que todos los socios comparten. Y lo que está diciendo aquí, que esa comunión, no es una comunión en que todos hemos aceptado la sangre de su Cristo, no es una forma comunión, significa unión en común.
No tiene que ver con la ceremonia católica, al respecto, sino es tener una unión en común, cosas que tenemos conjuntamente, siendo uno solo el pan, hablando acá en forma figurada de estos dos panes, que son los panes del antiguo y del nuevo testamento de todas las personas de la fe, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, el cuerpo de Cristo, pues todos participamos de aquel mismo pan. Cuando tomamos ese pan, estamos recordando que somos esos dos panes, mesidos ante Dios, que somos parte de ese cuerpo especial.
Y por eso, tenemos que trabajar conjuntamente. Tenemos un compañerismo espiritual. Tenemos estas preciosas verdades, pero en vasos de barro. Somos humanos, hay contenciones de repente, hay divisiones, hay todas estas cosas que dividen el cuerpo de Cristo cuando deberíamos ser ese pan integral. Yo me acuerdo una lección que aprendí del señor Armstrong, cuando tuve la oportunidad de cenar en su casa antes de graduarme de la institución ambasso. Y una de las preguntas que nos hizo, éramos dos estudiantes que estábamos ahí para comer y fue una maravillosa experiencia.
Y él dijo, ¿qué harían ustedes si hay algo en que no están de acuerdo con la iglesia? Y entonces uno de los jóvenes que estaba encabezando, el grupo dijo, bueno, señor Armstrong, yo sencillamente esperaría y oraría al respecto del señor Armstrong con ese vigor, dijo, no, y nosotros, ay, qué bueno que no contestamos nosotros.
Él tenía ese tipo de don del momento dramático. Entonces pausó y dijo, para eso existe el gobierno de la iglesia. Si tienen algo que no están de acuerdo, alguna situación, vayan a la persona que está a cargo. Y entonces él buscará la solución. Y si él no tiene la respuesta, irá a su superior, que tiene más conocimiento y sabiduría. Y él lo tiene, irá a su superior. Y después pausó y dice, y si no tienen la respuesta, irán a mí. Y dice, y si yo no tengo la respuesta, iré a Cristo, porque Cristo es el que define las cosas.
Pero hay que tener esa armonía, trabajar conjuntamente, porque el equivalente sería como este pan, la panada que tenemos y que hace la persona. Aquí voy a cortar un pedacito. Este pan ya decide hacer algo por su cuenta. Ya no es parte de esta rebanada, que está siendo nutrida y alimentada. Y este pan eventualmente se seca. Ya no continúa con vida, porque necesitaba esa integración. Y eso nos lleva a esta segunda lección, en Juan capítulo 15, Juan capítulo 15, versículo 1.
Ya a veces hay que tener paciencia, no siempre va a tener la respuesta uno, pero lo importante es ir a la persona que está a cargo, que tiene esa responsabilidad ante Dios para averiguar más las cosas. No podemos tener acá 20 personas con cada una subversión e interpretación de las escrituras. Eso produciría caos y división. Nos dice en Juan capítulo 15, versículo 1. Cristo dijo, Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador. Todo pánpano, que en mí no lleva fruto, lo quitará, y todo aquel que lleva fruto lo limpiará para que lleve más fruto. Ya a vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado, como sus discípulos, ellos estaban conectados a la enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo. Dice versículo 4. Permanecé de mí y yo en vosotros, como el pánpano o la rama. No puede llevar fruto por sí mismo, si no permanecen la vida, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid. Vosotros los pánpanos, y el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí, está hablando del fruto espiritual, nada podéis hacer. Nos separamos el pan, que anda por su cuenta, que ya no está conectado al resto de ese pan. Se seca.
Y eso nos lleva a la tercera. La lección que mencioné, en Segunda de Pedro 13, buscar la justicia. La justicia representa esa harina sin levadura.
En nuestras oraciones, cuando hablamos de venga tu reino, recuerden que ese reino es donde va a morar la justicia. Y que estamos nosotros anticipando y mirando en ese futuro. Ese es nuestra futura nación, ese es nuestro reino. Somos peregrinos acá. No tenemos una patria fija. Estamos buscando esa patria que viene de los cielos. Miremos hacia ese reino. Ayudémonos a animarnos los unos a los otros. A enriquecer cada uno la vida de otra persona. Y así, entonces, el cuento de estos dos panes que hemos visto, que representan a ese pueblo que es nacido, del cual nosotros somos parte de ellos. Sí permanecemos fieles. Recuerden que es un privilegio. Hay mucho más por el futuro. En el futuro, los panes que están... Dios, un día, estará llevando a cabo en el milenio. ¿No quieren ser parte de los que forman esos panes? ¿Que van a estar integrándolos para aprender el camino de Dios? Y así, entonces, Dios, a través de esta ilustración de los dos panes, nos enseña grandes verdades espirituales para animarnos y para que cuando lleguemos a Pentecostés recuerden bien ese verdadero significado. Con eso terminamos. Y ahora vamos a pedirle al director de himnos que pase adelante y vamos a tener una oración final. Que también pida por los alimentos que vamos a participar después de ello. Y mucho cariño y muchos saludos a todos los que estuvieron escuchando.
Estudió en Ambassador College por cuatro años, titulándose en Teología y Español y comenzó su ministerio en 1976. Es un escritor de Las Buenas Noticias, enseña en Ambassador Bible College y actualmente forma parte del Consejo de Ancianos de la iglesia. Además es Pastor Coordinador de las áreas hispanas y viaja continuamente visitando las congregaciones. Vive actualmente junto a su esposa Caty Seiglie en Anaheim y pastorea la congregación de Orange County, California. Tiene cuatro hijas y ocho nietos.
Nació en La Habana, Cuba, y llegó a Estados Unidos cuando tenía 7 años de edad. Después de vivir siete años en Miami, Florida, su familia se trasladó a Murphy, Carolina del Norte.