¿Causó Dios la pandemia de covid-19 como un juicio contra la humanidad?
Puede que sí, pero no podemos estar seguros de que así haya sido. Bien parece ser el resultado de malas decisiones humanas (por ejemplo, quebrantar las leyes alimenticias bíblicas). La Biblia está llena de ejemplos de la intervención de Dios en los asuntos humanos de manera específica y directa, como el diluvio en Génesis 7 o las plagas de Egipto en Éxodo 7 al 12. Una de las principales razones por las cuales él hace esto es para llamar la atención de una nación o castigarla. Él les advierte con anticipación para que tengan la justa oportunidad de cambiar. Jonás, por ejemplo, le advirtió a la ciudad de Nínive acerca del juicio inminente de Dios y la gente prestó atención al llamado y se arrepintió, por lo que Dios no llevó a cabo el castigo. En contraste, la gente del antiguo Israel no se arrepintió de sus pecados, y Dios sí les envió el castigo prometido.
Pero también ocurren eventos que Dios no dirige específicamente. Uno podría referirse a ellos como “tiempo y ocasión”: desastres naturales como inundaciones, tornados, huracanes o epidemias que no son el resultado de la intervención directa de Dios, pero que sin embargo tienen grandes consecuencias y provocan cambios significativos en el mundo. Lo curioso acerca de estos eventos es que, aunque sean naturales y en cierta manera fortuitos, Dios permite que ocurran. No han sido predichos de manera específica a través de un profeta como en el Antiguo Testamento, pero Dios aún así lleva a cabo su voluntad por medio de ellos. Uno de los temas de la Biblia es que Dios creó al mundo bueno, pero este luego se corrompió por el pecado cuando Adán y Eva decidieron desobedecerle bajo la influencia de Satanás. Y, desde ese entonces, el efecto dominó del pecado ha causado que toda la creación esté en un estado de “rebelión” contra Dios; Pablo dice que "la creación gime" por ser liberada “de la esclavitud de corrupción” (Romanos 8:20-22). En general, Dios permite todo esto para mostrarle a la humanidad que el camino del pecado no termina bien; el contraste entre el camino de Dios y el camino del hombre bajo la influencia de Satanás es claro: uno conduce a la vida y el otro a la muerte.
En sus debates con filósofos griegos de ese tiempo, el apóstol Pablo describió elocuentemente cómo Dios espera que todos los seres humanos (y por extensión, las naciones) lo escuchen ahora, ya que tenemos el ejemplo de Jesucristo y la Biblia para guiarnos: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30-31). Si bien Pablo estaba refiriéndose específicamente a la adoración de múltiples dioses por parte de los griegos, el mensaje de trasfondo es el mismo: Dios no pasará por alto eternamente la ignorancia del hombre en cuanto a lo que es bueno,
correcto y aceptable.
Por lo tanto, la pandemia, causada por Dios o no, es una herramienta que él puede utilizar para llevar a cabo su propósito. En última instancia, cada persona debe optar por responder a este evento reconociendo a Dios y cambiando.