Ángeles, mensajeros y ejército espiritual de Dios - Segunda parte

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Ángeles, mensajeros y ejército espiritual de Dios - Segunda parte

Sus apariciones en forma humana

¿Cuál es la apariencia de los ángeles? Primero debemos distinguir entre su forma real y la apariencia que adoptan frente a la gente, ya sea en visiones o en persona. Su forma verdadera y exacta no nos ha sido plenamente revelada, aunque podemos vislumbrar algunos aspectos de ellos gracias a ciertas visiones registradas en la Biblia.

Algo que usted no encontrará en las Escrituras es la típica imagen de ángeles con apariencia de personas con dos alas, halo y arpas, sentadas en las nubes. Tampoco encontrará el otro concepto común de ángeles en forma de tiernos bebés o niños alados, como han sido representados por artistas famosos desde la Edad Media. En ninguna parte de las Escrituras se indica que esta sea su apariencia. Entonces, ¿qué revela la Biblia?

Apariciones de ángeles como hombres jóvenes y sin alas

Tal como vemos en el relato de Eliseo y su siervo, los ángeles son seres espirituales que normalmente son invisibles para la gente, a menos que se manifiesten de manera sobrenatural. Números 22 nos habla del falso profeta Balaam, quien no podía ver al ángel con una espada que se encontraba frente a él en el camino, mientras que su asno sí lo veía (v. 23). Luego Dios, después de que hizo hablar al asno, abrió los ojos de Balaam para que viese al ángel (v. 31).

Cuando se ven ángeles en las Escrituras, generalmente aparecen en forma de seres humanos, específicamente como hombres adultos, no como mujeres o niños. Cuando se indica una edad aproximada, se trata indudablemente de hombres jóvenes. Sin embargo, esto no significa que estos ángeles son verdaderamente hombres, ni tampoco que son humanos en su forma real y gloriosa en el mundo espiritual; y ciertamente no son jóvenes en el sentido humano, ya que han vivido desde antes de la creación del mundo.

El hecho de que los ángeles no se casan (Mateo 22:30) parece indicar que no tienen sexualidad o medios de reproducción. Las Escrituras se refieren a ellos con pronombres masculinos: “él”, y como “hijos” creados, tal como se notó previamente (Job 38:7). Sin embargo, según la gramática de los lenguajes bíblicos originales, esta es también la forma que se utiliza para referirse a los seres humanos en general, incluyendo a las mujeres cuando están agrupadas con los hombres. Los pronombres y términos femeninos son utilizados solamente cuando se refieren exclusivamente a mujeres.

¿Y qué se puede decir de las alas de los ángeles? Curiosamente, cuando la Biblia relata la aparición en persona de ángeles frente a seres humanos, su descripción nunca menciona alas. Hay unas pocas visiones en las cuales algunos ángeles son presentados con alas; no obstante, en estos casos son cuatro o seis alas, no dos. Más adelante cubriremos este tema en más detalle.

Las inmensas figuras talladas en forma de dos querubines de madera de olivo cubiertos de oro, y cuyas alas se extendían de un extremo al otro del lugar santísimo del templo de Salomón, parecen haber tenido solo dos alas cada una (vea 1 Reyes 6:23-28). No obstante, es posible que estas esculturas hayan tenido otras alas adicionales replegadas.

Abraham y Lot les demostraron hospitalidad a los ángeles antes de darse cuenta de quiénes eran

Note la descripción en el relato de los ángeles que visitaron al patriarca bíblico Abraham y luego procedieron a ejercer justicia sobre la depravada ciudad de Sodoma (después de visitar también a Lot, el sobrino justo de Abraham, quien vivía allí). Aquí vemos que Abraham inicialmente no reconoció quiénes eran realmente estos visitantes divinos.

“Después le apareció el Eterno en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho . . .

“Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron . . . Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante del Eterno . . .

“Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo . . . fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron” (Génesis 18:1-8, 22; 19:1-3).

Note que ambos ángeles aquí tenían la apariencia de hombres (el tercero, también con la apariencia de hombre, era el Señor que más tarde nacería en la carne como Jesucristo). Incluso comieron la comida que Abraham y Lot les prepararon, lo que demuestra que se manifestaron en forma física. Los ángeles no necesitan alimentarse, pero claramente pueden hacerlo.

Quizás usted también haya conocido a algunos ángeles sin siquiera saberlo (tal vez algunos desconocidos que lo ayudaron de alguna manera), especialmente porque pueden tener la apariencia de una persona normal. Las Escrituras nos dicen: “No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2, NVI). Esto probablemente se refiere a lo que acabamos de leer en Génesis. En este caso, los ángeles fueron reconocidos poco después por lo que eran, pero este no es siempre el caso.

Desde luego, la exhortación a ser hospitalarios con extraños no quiere decir que debemos ser negligentes cuando interactuamos con gente que no conocemos, poniéndonos a nosotros mismos o a nuestras familias en riesgo por alguien que quiera hacernos daño. Pero, generalmente hablando, debemos ser serviciales y amables con los demás.

El punto clave, y que debemos tomar en cuenta aquí, es que la presencia de ángeles no siempre es obvia. Pueden tener la apariencia de un hombre normal, por lo que usted quizás no alcance a darse cuenta de quiénes o qué son.

Hombres de blanco en la resurrección y ascensión de Jesucristo

De manera similar, ángeles con la apariencia de hombres aparecieron en la tumba de Jesucristo para explicar su desaparición:

“Pero María [Magdalena] estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús” (Juan 20:11-14).

Nuevamente, los ángeles aparecieron en el sepulcro de Cristo con apariencia de jóvenes, tal como describe el evangelio de Marcos: “Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron” (Marcos 16:5-6).

La ropa blanca parece haber sido muy resplandeciente, quizás una indicación de su gloria que de otra manera hubiese sido invisible. Lucas relata: “Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes” (Lucas 24:4). Sin duda, estas ropas blancas deslumbrantes también simbolizaban su justicia y santidad (compare con Apocalipsis 19:8).

Cuarenta días después Jesús ascendió al cielo, y dos ángeles les explicaron a sus discípulos que él regresaría. Note la descripción:

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:9-11).

Note lo poco que ambos ángeles dijeron: solo entregaron un breve mensaje y se fueron. Este es el mismo patrón que vemos a lo largo de las Escrituras con respecto a los ángeles justos. Por el contrario, algunas de las personas que han tenido encuentros con espíritus malvados o demonios mencionan que estos a veces son muy habladores.

Un vistazo de la gloria angelical por medio de visiones

Entonces, a pesar de que los ángeles pueden tomar la apariencia de un hombre normal, no son para nada “normales” según el concepto que tenemos de esa palabra.

Los ángeles en realidad son seres poderosos y espléndidos. Fíjese en lo que el apóstol Juan vio en una visión: “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego . . . y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; y clamó a gran voz, como ruge un león” (Apocalipsis 10:1-3).

Esta visión es muy similar a la del profeta Daniel: “Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz [una región que producía oro fino]. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud” (Daniel 10:5-6). Esta descripción es similar a la de la apariencia del Cristo glorificado, lo cual Juan vio también en una visión (Apocalipsis 1:12-16).

Daniel se sintió abrumado con lo que vio: “Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra” (Daniel 10:7-9). ¡Esta experiencia fue tan asombrosa, que al parecer Daniel se desmayó!

Luego fue tocado y revivido, y se le dio un increíble mensaje, del cual veremos más en el siguiente capítulo. Este encuentro lo dejó estupefacto, hasta que por fin logró hablar.

Daniel escribe: “Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.

“Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas . . .” (Daniel 10:15-19).

Asombrosamente, lo que Daniel vio fue solo un atisbo de la maravillosa gloria de un ser angelical. Note que Daniel llama hombre al poderoso personaje (Daniel 10:15) en cuanto a su apariencia general, ya que más adelante se refiere a él diciendo que tenía semejanza de hombre (Daniel 10:16, 18). Este ciertamente no era un hombre como tal. Y recuerde que esta fue una visión sobrenatural y no representa necesariamente la verdadera apariencia con exactitud. Puede que la totalidad de la forma natural de los ángeles en el mundo espiritual vaya más allá de lo que nosotros como seres humanos podemos alcanzar a apreciar.

Debemos también notar que, en cuanto a su tamaño, los ángeles evidentemente están en la misma escala que los seres humanos, ya que Apocalipsis 21:17 se refiere a un cierto número de “codos [medida desde el codo a la punta de los dedos], de medida de hombre, la cual es de ángel”.

A continuación veremos más acerca de las formas y puestos de autoridad angelicales, explorando lo que las Escrituras revelan acerca de estos increíbles seres.

Ángeles líderes: Miguel y Gabriel

Acabamos de leer acerca de la visión que Daniel tuvo de un ángel glorioso; pero su libro nos entrega muchos más detalles fascinantes. Aquí se nos presentan ciertos ángeles mencionados por nombre, y además se nos habla en el libro de Daniel de las guerras entre ángeles en el mundo espiritual.

El Nuevo Testamento también menciona a estos grandes ángeles y la enconada lucha entre el bien y el mal en el mundo espiritual. Vemos que los ángeles suelen viajar en grandes ejércitos para consolidar su fuerza cuando interactúan y luchan contra los ejércitos de Satanás (recuerde la referencia de Cristo en cuanto a las legiones de ángeles).

Estudiemos ahora entonces a cada uno de estos ángeles nombrados en la Biblia y en las batallas del mundo espiritual que describen las Escrituras.

El arcángel Miguel

Primero tenemos a Miguel, nombre que significa “Quien es como Dios”. Se habla de él en Daniel 10:13 como “uno de los principales príncipes”, esto es, uno de los líderes en el mundo espiritual. Además, es llamado “el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu [de Daniel] pueblo” — el pueblo judío y, más ampliamente, todo Israel. Analizaremos más exhaustivamente el contexto de estas expresiones dentro de poco.

El título de príncipe jefe tiene un paralelo en el Nuevo Testamento. Leemos en Judas 1:9: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda” (debido a que Satanás aún tiene una posición de gobierno sobre el mundo que le fue otorgada por Dios, hubiese sido inapropiado que Miguel lo injuriara).

El término arcángel aquí significa “ángel principal” o “mensajero principal”. Miguel no es el único arcángel, ya que es llamado uno de los principales príncipes. (La referencia a él como “el arcángel Miguel” no significa que hay solamente un arcángel, tal como decir “el apóstol Pablo” no significa que había solamente un apóstol. Varias personas en las Escrituras se llamaban Miguel, por lo que decir “el arcángel Miguel” lo distingue).

Como veremos, puede que el ángel Gabriel también sea un arcángel o principal príncipe. Y parece ser que este fue también el caso de Lucifer antes de convertirse en Satanás. Lucifer era uno de los querubines que cubrían el trono de Dios. Esta es una posición de liderazgo en la que arcángel sería un título apropiado (aunque es posible que haya más arcángeles que solo los querubines que cubrían el trono).

Se nos dice que parte de la responsabilidad del rol de Miguel es cuidar a las naciones de Israel y luchar por el pueblo de Dios en tiempos de guerra. No fueron solo las obras y esfuerzos de generales humanos superiores lo que llevó a la victoria de los aliados en la Primera y Segunda Guerra Mundial. ¡Dios estaba involucrado en el resultado final de estas grandes batallas! (Para aprender acerca de la identidad de las naciones líderes de Occidente entre los aliados de la Segunda Guerra Mundial, lea nuestra guía de estudio gratuita Los Estados Unidos y Gran Bretaña en la profecía bíblica).

Cuando había alguna crisis de gran magnitud en la nación de Israel, y cuando hoy en día hay una crisis en las naciones descendientes de las doce tribus del antiguo Israel, Miguel estuvo y está involucrado. Y durante las crisis que afectan a la Iglesia de Dios, la cual es el Israel espiritual (ya que los cristianos son judíos internamente, vea Gálatas 6:16; Romanos 2:28-29; Efesios 2:11-13, 19), ¡Miguel también está involucrado!

Las profecías en Apocalipsis nos dan un vistazo de las luchas en el mundo espiritual: “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo” (Apocalipsis 12:7-8).

Regresando a Daniel 10, se nos dice que un ángel que fue enviado con un mensaje para Daniel fue detenido por una resistencia demoníaca. Él dice: “Mas el príncipe del reino de Persia [un demonio malvado] se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia [otros líderes demoniacos]” (Daniel 10:13). Persia era la superpotencia mundial más prominente de ese entonces, y vemos aquí que había fuerzas espirituales tras los tronos terrestres de este imperio humano, como también hay fuerzas espirituales tras los poderes mundiales de la actualidad.

Vemos aquí que Miguel fue enviado para ayudar a este ángel que no podía vencer al príncipe demoniaco de Persia. Daniel 10:20 además nos dice que el príncipe demoniaco de Grecia vendría pronto, ya que Grecia sería la próxima superpotencia mundial. ¡Pero Miguel suministró la fuerza adicional necesaria para ser firmes!

El ángel que necesitaba ayuda es evidentemente el mismo ser glorioso mencionado anteriormente en Daniel 10:5-6, cuya descripción cubrimos anteriormente: Daniel lo vio en una visión ceñido con oro de Ufaz, un cuerpo como de berilo, un rostro como relámpago, ojos como antorchas y brazos y pies como de bronce bruñido. Como ya vimos, tan impresionante fue la visión, que Daniel aparentemente se desmayó.

La identidad de este ángel glorioso no es revelada aquí. Por lo general se supone que es Gabriel, ya que anteriormente él había sido enviado a entregar mensajes a Daniel. Esto es posible; si en realidad se trata de Gabriel, quizás Daniel no se da cuenta que es él ya que no se aparece en su forma humana acostumbrada, sino como un magnífico ser espiritual. Sin embargo, podría ser un ángel diferente. La Biblia no nos lo dice.

El ángel le dice a Daniel que fue enviado inmediatamente cuando Daniel comenzó a orar a Dios y a ayunar. “Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” (Daniel 10:12).

Vemos así las oraciones de Daniel fueron contestadas, ¡pero la respuesta no le llegó sino tres semanas después debido a una intensa batalla espiritual! El siguiente versículo, que leímos anteriormente, tiene que ver con la necesidad de intervención del arcángel Miguel para poner las cosas en orden en este mundo de guerra invisible.

El mensajero especial de Dios revivió y fortaleció a Daniel y le dijo: “¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe” (Daniel 10:20-21).

¡Qué increíble es leer este pasaje! ¡Claramente Miguel es un ser muy poderoso que tiene la habilidad de resistir fuerzas tan malvadas como estas! Y se le dice a Daniel que Miguel volverá a hacerlo en los últimos días, en un pasaje que ya se citó parcialmente: “En aquel tiempo [los últimos días] se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:1-2).

Dios libra a su pueblo por medio del arcángel Miguel.

Gabriel, el portavoz de Dios

Un segundo personaje angelical clave en las Escrituras es el ya mencionado Gabriel, cuyo nombre significa “fuerza de Dios” o “varón de Dios”.

Gabriel tiene un rol muy distinto del que tiene el arcángel Miguel. Es posible que también sea un arcángel, aunque la Biblia no afirma esto directamente. Puede que sea un querubín, posiblemente hasta uno de los dos querubines que cubren el trono. En cualquier caso, él es definitivamente un ángel líder.

Gabriel aparece a lo largo de las Escrituras como alguien que tiene el rol de traer buenas noticias a la humanidad, y también de hacer pronunciamientos especiales. No encontramos una referencia específica de él luchando como lo vimos con Miguel, a menos que él fuera el ángel que necesitó la ayuda de Miguel en contra de los demonios líderes de Persia (aunque no es claro). En cualquier caso, Gabriel aparece principalmente como un mensajero (que es el significado de “ángel”) y portavoz de Dios.

Veamos algunas de las referencias a Gabriel. La primera se encuentra en Daniel 8:15-16: “Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión”.

En segundo lugar, Gabriel es mencionado nuevamente en el siguiente capítulo: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante del Eterno mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde” (Daniel 9:20-21).

Luego vemos ejemplos directos de Gabriel en su rol de portavoz de Dios, anunciando los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesucristo.

Cuando el sacerdote Zacarías estaba llevando a cabo sus tareas en el templo, se sorprendió y asustó frente a la aparición repentina de un ángel, quien le dijo: “Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios . . .

“Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo . . .” (Lucas 1:11-15, 19-20).

Unos seis meses más tarde, este mismo ángel se le apareció a María y le anunció que había sido escogida para ser la madre de Jesús, el Mesías prometido.

“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin . . . Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia” (Lucas1:26-33, 38).

Por lo tanto, vemos que Gabriel les anunció la venida del nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús a Zacarías y María. Es posible que Gabriel fuera el ángel que les anunció el nacimiento de Jesús a los pastores en Lucas 2:9-15. Esto se llevó a cabo, ciertamente, según su estilo.

En el siguiente estudio hablaremos de los diferentes tipos de ángeles y sus responsabilidades. EC