Ángeles, mensajeros y ejército espiritual de Dios: Tercera parte

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Ángeles, mensajeros y ejército espiritual de Dios

Tercera parte

Muchos ángeles cantan frecuentemente alabanzas a Dios el Padre y a Jesucristo. En Apocalipsis 5:11-13 leemos: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vi­vientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y deba­jo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alaban­za, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.

¡Esta alabanza de un coro angelical masivo parece continuar eternamente! Sin embargo, pareciera ser que estos ángeles no son todos iguales.

Como vimos en los ejemplos de Miguel y Gabriel, los ángeles tienen diferentes tipos de responsabilidades. Curiosamente, la Biblia muestra que también hay diferentes clasificaciones de án­geles — ¡no son todos iguales!

Veamos las categorías de ángeles mencionadas en las Escrituras.

Serafines — seres fulgurantes

Al relatar la historia de su llamamiento, el profeta Isaías nos dice algo notable: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Eterno de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:1-3).

Al igual que Ezequiel unos años después (vea Ezequiel 1:10), Isaías ve aquí una visión de Dios en un trono, atendido por se­res espirituales, en el templo celestial. Estos espíritus angelicales, identificados como serafines, pueden ser de una clase o tipo dis­tinto de ángeles del querubín mencionado en Ezequiel. Los sera-fines no son descritos detalladamente, pero podemos notar las siguientes características.

  • Los serafines tienen seis alas.
  • Cubren sus rostros con un par de alas.
  • Cubren sus pies con un par de alas.
  • Vuelan con un par de alas.
  • Su forma puede ser similar a la de una persona de pie, pero con alas.
  • Deambulan por encima del trono de Dios.
  • ¡Cantan muchas alabanzas a Dios!

Observe que el serafín aquí tiene seis alas en vez de las cuatro alas del querubín en Ezequiel (lo cual cubriremos en más detalle posteriormente). No obstante, es posible que estos seres no sean tan diferentes después de todo.

La palabra serafines aquí aparece sin ser traducida. Significa literalmente “los que queman”. Sin embargo, la palabra seraf es traducida en otras partes de las Escrituras como “serpiente ardiente” (Deuteronomio 8:15; Números 21:6, 8) y en otras versiones, como “fieras serpientes voladoras” (Isaías 14:29, Biblia Kadosh Israelita Mesiánica).

Comúnmente se cree que el término serpientes ardientes (es decir, quemantes) se refiere al dolor de sus mordidas. Sin embargo, puede que en realidad se refiera a la cualidad reflectora de sus escamas vidriosas, las cuales los hacen resplandecer. Es interesante que la palabra hebrea para serpiente, nachash, literalmente significa “resplandeciente”. De hecho, la traducción literal en Nú­meros 21:6 sería: “Y el Eterno envió entre la gente a las resplandecientes, las ardientes, que mordían al pueblo”.

Note los versículos 8 y 9 de Números 21: “Y el Eterno le dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta . . . Y Moisés hizo una serpiente de bronce [nachash], y la puso sobre una asta”. En efecto, la palabra para bronce es otra forma de nachash, aparentemente por su característica brillante. En cualquier caso, pareciera que seraf y nachash son términos intercambiables.

¿Qué se puede decir entonces de los serafines que vio Isaías? Según el Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine, “podría sugerir alguna forma serpentina (aunque con alas, manos humanas y voces) o bien seres ‘fulgurantes’” (1985, Sección del Antiguo Testamento, “To Burn” [Quemar], p. 27). Desde luego, debe notarse que todo ángel es un ser de luz brillante (compare con Apocalipsis 10:1; 18:1), también descrito como “llama de fuego” (Hebreos 1:7).

Todo esto es muy interesante cuando consideramos que las Escrituras se refieren a Satanás como serpiente e incluso “dragón escarlata” o “dragón” (Apocalipsis 12:3, 9). Esto es muy parecido a “serpientes ardientes” (es decir, seraf) para ser solo una coincidencia. Sin embargo, Ezequiel 28:14-16 claramente se refiere a Satanás como a un querubín. Es posible, entonces, que querubín y serafín sean lo mismo.

Eso sí, parece haber algunas pequeñas diferencias entre las criaturas que vieron Isaías y Ezequiel, y más tarde el apóstol Juan (compare con Apocalipsis 4:6-8). En este caso quizás el querubín es un tipo de serafín, pero diferente del tipo que vio Isaías. No obstante, puede ser que el querubín de Ezequiel haya sido el mismo tipo de criatura que vio Isaías pero en otra posición, por lo que Ezequiel no vio el par adicional de alas que vieron Isaías y Juan.

O tal vez estas criaturas sean capaces de cambiar de apariencia o forma en el ámbito espiritual, teniendo en ocasiones seis alas y en otras cuatro, o cuatro caras y otras veces una. A pesar de que no podemos dar una razón para esto, no debemos suponer que no es así, ya que los ángeles justos pueden aparecer frente a nosotros con apariencia de seres humanos, la cual no es su apariencia natural. Debemos recordar que estos son seres espirituales, que existen en una dimensión espiritual que no está sujeta a las leyes físicas de nuestro mundo material.

Querubines — con cuatro caras

Muchos hemos oído de los querubines. Pero lamentablemente, lo que se ha representado en el arte a través de los siglos ha sido en su mayoría incorrecto. Los querubines bebés con dos alas no se parecen en absoluto a los verdaderos querubines de Dios. (En el lenguaje hebreo, cherub es singular, la ch se pronuncia como k, y cherubim es plural; y lo mismo sucede con seraf y serafim).

Como hemos visto, Lucifer fue en un tiempo un querubín ungido y protector del trono de Dios (Ezequiel 28:13-14). Pero fue expulsado, y Dios luego se refirió a él como Satanás, que significa “enemigo” o “adversario”.

¡Dios cabalgó en un querubín para salvar a David! El poder del mundo angelical es revelado en este siguiente pasaje en 2 Samuel:

“En mi angustia invoqué al Eterno, y clamé a mi Dios; él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó a sus oídos. La tierra fue conmovida, y tembló, y se conmovieron los cimientos de los cie­los; se estremecieron, porque se indignó él. Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por él encendidos. E inclinó los cielos, y descendió; y había tinieblas debajo de sus pies. Y cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento” (2 Samuel 22:7-11). Este pasaje de 2 Samuel se repite en Salmos 18:7-10. Veamos el versículo 10: “Cabalgó sobre un que­rubín, y voló; voló sobre las alas del viento”.

Y luego Salmos 80 habla de cómo Dios mora entre querubines: “Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece” (Salmos 80:1). Como vimos anteriormente, varios otros versículos dicen lo mismo.

Ahora veamos una descripción fascinante de estos querubines alrededor del trono mismo de Dios. Ezequiel vio a Dios montado en un tipo de cabalgadura, ¡y describe una increíble y aterradora visión!:

“Vino palabra del Eterno al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano del Eterno. Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes.

“Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.

“Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila . . . Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos . . .

“Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas . . . Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él . . .

“Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria del Eterno. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba” (Ezequiel 1:3-10, 13, 24-28).

El profeta Ezequiel más tarde describe más visiones sobre los querubines y sus ruedas y su movimiento sobrenatural a través del mundo espiritual:

“Y apareció en los querubines la figura de una mano de hom­bre debajo de sus alas. Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito . . .

“Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor en sus cuatro ruedas . . . Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila. Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar . . .

“Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa del Eterno, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos. Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines” (Ezequiel 10:8-9, 12, 14-15, 19-20).

Note que las cuatro caras en los capítulos 1 y 10 describen lo mismo, excepto que en vez de la cara de buey mencionada en el capítulo 1, el capítulo 10 habla de una cara de querubín. Esto debe significar que la cara principal del querubín es la de un buey.

Entonces, ¿cuál es la apariencia de los querubines?

  • Los querubines se describen como seres con cuatro alas.
  • Dos querubines cubren el trono de Dios con sus alas.
  • Cuatro moran bajo el trono móvil de Dios, sosteniéndolo.
  • Cada uno parece tener una forma general similar a la de un ser humano, ¡pero con una cabeza con cuatro caras!

Los querubines son descritos transportando el trono de Dios en “ruedas” sobrenaturales llenas de “ojos” (aunque estas “ruedas” pueden ser dos alas adicionales que giran y dan la apariencia de “ojos”, haciendo un total de seis alas, tal como se dijo que los sera-fines volaban solo con dos de sus alas).

Nuevamente, puede que los querubines sean muy diferentes a los serafines, que sean esencialmente lo mismo, o que el querubín sea uno de varios tipos de serafín. La Biblia no nos da una explicación completa.

Curiosamente, encontramos criaturas compuestas en el arte y la mitología antiguos que tienen similitudes con los querubines que Ezequiel vio y con las cuatro criaturas vivientes que cubriremos a continuación

Los “cuatro seres vivientes” en Apocalipsis y otros paralelos con animales

  • Las cuatro criaturas vivientes están en medio del trono de Dios y deambulan a su alrededor.
  • Tienen seis alas (como los serafines).
  • Cada una tiene la apariencia de una criatura representada por uno de los cuatro rostros de los querubines.
  • Están llenas de ojos.
  • Las cuatro criaturas vivientes nunca descansan.
  • Alaban a Dios continuamente.

Juan explica lo que vio en Apocalipsis 4: “Y al instante yo es­taba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado . . . Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás” (vv. 2, 6). ¡Ellos parecen tener ojos detrás de sus cabezas! O, en el caso de que los ojos estén asociados con las alas, quizás son similares al plumaje de un pavo real, que aparenta tener ojos que pueden ser vistos por ambos lados. (Las alas de algunas mariposas y polillas también están decoradas con diseños que dan la apariencia de ojos).

“El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vi­vientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (Apocalipsis 4:7-9).

Estos seres tampoco parecen ser tan diferentes de los querubines y serafines si consideramos que no tienen nuestras dimensiones físicas normales y que pueden aparecer en diferentes ángulos y posiblemente cambiar de forma.

Otra cosa que debemos notar aquí es cuáles caras y formas existieron primero: ¿las de los seres angelicales o las de los animales físicos de la Tierra? Como hemos visto anteriormente, los ángeles fueron creados primero. Por lo tanto, en vez de que un ángel ten­ga la cara de un león, podríamos decir que el león tiene una cara angelical, al igual que el águila y el becerro.

Y quizás otros animales en el mundo físico fueron diseñados tomando como modelo a los ángeles. Vimos que el Eterno dabalgaba en un querubín, pero en Apocalipsis 19 vemos a Cristo regrtesando en un caballo blanco. ¿Es esto solo una representación figurativa? ¿O se refiere a ángeles que tienen la apariencia de caballos? ¿O quizás los querubines pueden adoptar la forma de un caballo? Es fascinante meditar en esto.

Los “veinticuatro ancianos”

En la categoría final de los seres espirituales angelicales, encontramos a aquellos que son mencionados como los “veinticuatro ancianos” alrededor del trono de Dios. Apocalipsis 4 hasta el 5 des­cribe lo que sabemos de estos:

“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza . . . Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el tro­no, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder. porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas . . .

“Miré, y vi entre el trono (con los cuatro seres vi­vientes) y los ancianos, a un Cordero [Jesucristo], de pie, como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la Tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro se­res vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:

“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la Tierra“ (Apocalipsis 4:4, 9-11; 5:6-10, La Biblia de Las Américas, énfasis en el original).

Por lo tanto, vemos que:

  • Los 24 ancianos están vestidos de blanco.
  • Cada anciano tiene una corona de oro en su cabeza.
  • ¡Cantan alabanzas a Dios e himnos en nuestro nombre!

Estos seres con coronas evidentemente tienen un rol en la ad­ministración del mundo angelical; sin embargo, su rol está obvia­mente sometido al gobierno de Dios.

Así, vemos que la Biblia revela diferentes clasificaciones de án­geles. Son muy diferentes de las representaciones típicas en las películas de Hollywood, programas televisivos y arte clásico, pero una cosa sí es segura: ¡son seres verdaderamente magníficos e in­creíbles! EC