Ángeles: Mensajeros y ejército espiritual de Dios: Primera parte

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Ángeles: Mensajeros y ejército espiritual de Dios

Primera parte

“Las estrellas son las ventanas del mundo, por donde se asoman los ángeles”, dice una antigua y tierna canción. Una vez un amigo recibió un correo electrónico que decía: “Cuando encuentras un centavo, es que un ángel lo ha tirado en el suelo cuando estás cabizbajo para hacerte sonreír”. El mensaje terminaba diciendo: “Espero que te sientas igual de afortunado que yo, ya que tengo la suerte y la gracia de contar con ángeles como tú en mi vida”.

A muchos esto les puede parecer algo lindo o encantador, pero eso no significa que sea cierto. Tales sentimientos tienden a minimizar el poder y la gloria que poseen los ángeles.

La gente supone demasiadas cosas respecto al ámbito angelical y basa sus creencias descuidadamente en lo que siempre ha escuchado o lo que le parece bien. Vemos ángeles en películas, tarjetas, y en todas partes — al menos el concepto popular de lo que es un ángel. Si usted explora el tema en libros y en Internet, la mayoría de lo que encontrará está basado en fábulas, mitos y suposiciones populares.

Oímos historias acerca de ángeles guardianes, protección angelical durante tiempos de guerra, y gente que es ayudada por ángeles de diversas maneras. Son representados en películas como ¡Qué bello es vivir! y Ángeles, como también series televisivas como Camino al cielo, Tocados por un ángel, y algunos programas de animación (junto con ciertos programas cuestionables y hasta inmorales). La gente vende ángeles de colección, libros para niños acerca de ángeles y fotos de siluetas de ángeles en la arena.

Hay algunas ideas correctas entre las diversas representaciones y descripciones, pero también muchas ideas equivocadas. ¿Qué debemos pensar en cuanto a los ángeles? ¿Cuál es la verdadera historia? ¿Dónde podemos acudir para saber de seguro? Para saber la verdad acerca de los ángeles debemos acudir a Dios, quien los creó a ellos y a todo el resto de las cosas. Y lo que él dice se encuentra en su Palabra, la Santa Biblia. Entonces, ¿qué dice en realidad la Biblia acerca de los ángeles?

Mensajeros espirituales, el ejército celestial de Dios

Uno de los temas más fascinantes de la Biblia es el de los siervos de Dios en el ámbito espiritual — sus mensajeros y ejército celestial.

La palabra castellana ángel se deriva de una palabra griega utilizada en el Nuevo Testamento original, aggelos (la doble g o gamma se pronuncia aquí como “ng” fuerte, como en ángulo). La palabra en hebreo malak del Antiguo Testamento significa lo mismo. Estos términos son utilizados en las Escrituras para referirse a mensajeros humanos como también a mensajeros espirituales. El contexto determina su intención.

Leemos en la Palabra de Dios acerca de varios encuentros de la humanidad con estos seres, que por lo general son invisibles para nosotros — ¡pero que en algunos casos son muy impresionantes! Encontramos descripciones detalladas de un querubín en el libro de Ezequiel, y otra interesante representación de un serafín en el libro de Isaías.

Vemos a ángeles que atienden las necesidades físicas de varios hombres y mujeres en relatos a lo largo de las Escrituras, y también diferentes niveles de administración en el reino angelical.

Las páginas de la Biblia registran unos cuantos sucesos de visitas o intervenciones angelicales. ¡Jesús y los apóstoles Pedro y Pablo hablaron de encuentros directos e indirectos con ángeles!

Lucha contra enemigos espirituales

Los ángeles juegan un rol importante a lo largo de las cartas del Nuevo Testamento y concluyendo con el libro del Apocalipsis. Encontramos ejemplos de ángeles justos que luchaban contra demonios perversos — ángeles malvados que se rebelaron contra Dios y están intentando arruinar su plan.

Como cristianos, sabemos que estamos librando una batalla espiritual y que nuestra guerra no es contra carne y sangre, tal como el apóstol Pablo advirtió (Efesios 6:10-18). El engaño no se produce a través de un claro contraste entre el bien y el mal. Usualmente las cosas “tiernas” y “cómicas” del mundo tienen un lado oscuro.

Cada uno de nosotros tiene que estar al tanto del engaño que se presenta de muchas formas, ya que nuestros adversarios son poderosos. La gente percibe a Satanás como una caricatura chistosa con un tridente o como una criatura fea y de apariencia aterradora. La mayoría de las imágenes que tenemos son productos del arte y de Hollywood. Sin embargo, la Biblia dice que Satanás se aparece como un ángel de luz a aquellos que engaña (2 Corintios 11:14).

Afortunadamente Dios interviene por nuestro bien, incluyendo el envío de ángeles justos para protegernos y ayudarnos.

A pesar de que no los vemos,los ángeles están ahí

Como ya dijimos, los ángeles son mensajeros de Dios y su ejército espiritual, y son muy numerosos. No se equivoque: ¡los ángeles sí existen! Existen para servir a “los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:13-14). Pero porque son invisibles, tendemos a olvidarnos de su rol de llevar a cabo el plan y propósito de Dios.

Todos hemos oído las historias de intervención sobrenatural — ¡algunas quizás sean las suyas propias! Se les ha dado a muchos ángeles la tarea de atender nuestras necesidades, y sus responsabilidades y asignaciones pueden cambiar dependiendo de las circunstancias.

Por lo tanto, démosle un vistazo a nuestras Biblias y examinemos algunos versículos interesantes y profundos que nos dan una idea de estos siervos de Dios. ¡Las Escrituras tienen mucho que decirnos sobre el fascinante tema de los ángeles!

El origen del mundo espiritual

¿Cuánto tiempo han existido los ángeles? Las Escrituras nos dicen que mucho más que el hombre, pero no tanto como Dios, quien es eterno. A diferencia de Dios, quien siempre ha existido, los ángeles son seres creados. Fueron creados por Dios. Como Hebreos 1:7 nos dice: “El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros [o siervos]” (citando Salmos 104:4).

Y como todo el resto de las cosas, fueron creados a través del Verbo divino que vino a ser Jesucristo. “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”(Colosenses 1:16).

¿Cuándo comenzaron a existir estos seres?

Antes de que el mundo existiese

El comienzo de los ángeles fue mucho tiempo atrás, antes de la creación de la humanidad, incluso antes de la formación de la Tierra. Génesis 1:1 nos dice que “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Sin embargo, la Biblia no nos cuenta el relato completo en uno y ni siquiera en varios versículos. Vemos más tarde en la Biblia que hay tres cielos desde una perspectiva terrestre: el primero, la atmósfera de las aves y las nubes; segundo, el espacio del sol, la luna y las estrellas; y tercero, el cielo espiritual donde se encuentra el trono de Dios, el que en realidad se llama “tercer cielo” (2 Corintios 12:2). A pesar de que es el tercero en relación a nosotros, el mundo espiritual fue creado primero.

Dios y el Verbo –el Ser divino que luego nació en la carne como Jesucristo (Juan 1:1-3,14)– formó a otros seres espirituales que habitan este mundo junto con ellos. Estos seres fueron los ángeles, quienes existieron antes de que el mundo fuese creado. Esto es claro a partir de un fascinante y revelador pasaje en el libro bíblico de Job.

Cuando Job, afligido por terribles calamidades y sufrimiento a pesar de haber sido un seguidor muy devoto de Dios, comenzó a cuestionar su juicio, este le respondió con preguntas puntuales para hacerle ver que él no poseía la sabiduría para cuestionar a su Creador. En su respuesta, que entregó en forma de preguntas, Dios reveló algunos detalles acerca de su creación del mundo físico:

“Entonces respondió el Eterno a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:1-7, énfasis nuestro en todo este artículo).

Los “hijos de Dios” aquí se refiere a los ángeles, llamados “hijos” por la virtud de haber sido creados por Dios. Las “estrellas del alba” parecen referirse a los ángeles también, ya que luego son simbolizados por estrellas (vea Apocalipsis 1:20; 12:4).

La Nueva Versión Internacional presenta a Job 38:7 de esta manera: “. . . mientras cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban de alegría?”

En este pasaje Dios revela información que ningún hombre pudo haber sabido, ya que ningún hombre estuvo presente durante la creación. Dios describió la Tierra durante su creación como una gema brillante y hermosa que flotaba en el espacio. Los eventos de la creación fueron tan magníficos, que todos los ángeles cantaron y gritaron con algarabía. En ese entonces ellos se encontraban en perfecta armonía y acuerdo.

Vemos aquí que los ángeles tienen emociones: estaban alegres. En otros lugares los encontramos exaltando a Dios el Padre y a Jesucristo con continua alabanza. (Salmos 148:2; Lucas 2:13-15; Apocalipsis 5:11-12). Vemos también más adelante a los ángeles regocijándose por el arrepentimiento del pecado de una persona (Lucas 15:10). Y en varios lugares los vemos cuidando al pueblo de Dios (1 Reyes 19:5-7; Salmos 34:7; 91:11; Daniel 3:28; Mateo 2:13, 19-20; Mateo 4:11; Lucas 22:43; Hechos 12:7-10). Por lo tanto, son seres atentos y sentimentales.

Creados con libre albedrío moral, también eran capaces de tener pensamientos y sentimientos equivocados, y algunos sucumbieron bajo estos, razón por la cual surgieron los espíritus y demonios malvados, quienes son guiados por Satanás el diablo. Afortunadamente, una parte mucho mayor de los ángeles tomó la decisión correcta de mantenerse fiel a Dios.

Investiguemos más lo que revelan las Escrituras acerca de la gran cantidad de ángeles celestiales, su apariencia y roles.

Las grandes multitudes de ejércitos celestiales

 

Las Escrituras dicen que Dios estaba acompañado de una gran cantidad de ángeles cuando guió a los israelitas desde el monte Sinaí a la Tierra Prometida. Moisés compuso una canción especial para la nación: “El Eterno vino de Sinaí, y de Seir [en Edom, a medida que los israelitas pasaban por ahí] les esclareció; resplandeció desde el monte de Parán, y vino de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha” (Deuteronomio 33:2). La palabra santos aquí se puede referir tanto a gente como a ángeles.

El rey David nos habla de carros angelicales que acompañaban a Dios e Israel en el desierto: “Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto . . . Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario” (Salmos 68:7, 17). Sin embargo, esto es solo parte del panorama.

Hueste celestial

Un nombre que aparece reiteradamente en las Escrituras hebreas es Yhwh Sabaoth, que significa el Señor (o Eterno) de los ejércitos, mencionado también en el Nuevo Testamento (Romanos 9:29; Santiago 5:4). “Ejércitos” aquí es una referencia a multitudes. Vemos que el “Señor de los ejércitos” se utiliza paralelamente con “Dios de los escuadrones de Israel” (1 Samuel 17:45). Por lo tanto, “ejércitos” puede referirse en cierto sentido al pueblo de Dios en la Tierra.

Pero otro ejército de Dios es el “ejército del cielo”. En ocasiones, esto es una referencia a todos los cuerpos celestiales que Dios creó — el sol, la luna y las estrellas a lo largo del universo (Génesis 2:1; Deuteronomio 4:19). Sin embargo, el “ejército del cielo” es también una descripción de las multitudes de ángeles que están con Dios, quienes los adoran y sirven, siendo también su ejército celestial (2 Crónicas 18:18; Nehemías 9:6). Dios dice que el ejército del cielo no puede ser contado — una referencia a las estrellas físicas y las multitudes de ángeles que son representados como estrellas (Jeremías 33:22).

Pero, ¿de cuántos ángeles estamos hablando?

Diez mil veces diez mil — una compañía innumerable

Considere lo que el profeta Daniel vio en su visión: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días [Dios], cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos” (Daniel 7:9-10).

¡Los profetas de la Antigüedad recibieron increíbles visiones de Dios y sus ángeles! Daniel dice aquí que vio a millones de ellos sirviendo a Dios — incluso a cien millones ante él. ¡Y esto se refería solamente a aquellos que estaban frente a su trono!

El apóstol Juan también fue testigo de un número incontable de seres angelicales, como está registrado en el último libro de la Biblia: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:11-12). Esta cifra es básicamente la misma que Daniel mencionó, pero con los cien millones mencionados primero.

Debemos también notar que el autor de Hebreos dice que hay demasiados ángeles para ser contados — una cifra incalculable: “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego [es decir, el monte Sinaí], a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más . . .

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12:18-24).

Cuando tomamos en consideración todas estas escrituras, el número de ángeles podría llegar a cientos de millones, pero esto podría además indicar un número tan grande que supera nuestra habilidad humana para contarlo.

Como muestra el pasaje en Hebreos, a través del sacrificio y rol de Jesús como “Mediador del nuevo pacto”, ahora podemos ir directamente al trono de la gracia (compare con Hebreos 4:16), la Jerusalén celestial, el Lugar Santísimo, ¡justo donde están esos ángeles! Y en tiempos de necesidad, Dios nos envía algunos de esos ángeles — justo donde nos encontramos. De hecho, sus ángeles ya se encuentran entre nosotros, ¡como pronto veremos!

Doce legiones a la mano si era necesario

¿Recuerda las palabras que Jesús les dijo a sus discípulos?: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” (Mateo 26:53).

Esta fue la respuesta a Pedro cuando trató de defenderlo con su espada, de lo que se deduce que quizás Jesús pudo haber tenido a muchos más que a sus doce discípulos defendiéndolo. Pudo haber tenido a doce legiones de defensores — una fuerza enorme e invencible. Por tanto, aunque puede que no haya querido decir esto literalmente, tal fuerza ciertamente estaba a su disposición.

Una legión romana típica de ese período tenía 5120 legionarios además de tropas auxiliares, así que posiblemente alcanzaba a un total de 6000 hombres de batalla o incluso más. Sin embargo, algunas legiones eran más pequeñas, de unos tres mil tal vez. NIV Cultural Backgrounds Study Bible [Biblia de estudio NVI de antecedentes culturales] nota en este versículo que “toda la provincia de Siria (que incluía a Judea) normalmente tenía tres legiones en total (Antigüedades de los judíos, Flavio Josefo, 17 286)”. Suponiendo que había alrededor de cinco mil por legión, doce veces eso hubiese significado que alrededor de sesenta mil ángeles podían acudir al rescate de Jesús. Y ya hemos visto que Dios tiene muchos más ángeles para enviar que eso.

Desde luego, Jesús no oró para recibir tal intervención, sino que en vez se sometió humildemente a su rol como el sacrificio para librarnos a todos nosotros. Sin embargo, en medio de la angustia que lo agobiaba antes de esto, un ángel vino a darle fortaleza (Lucas 22:41-44), al igual que otros que acudieron a ayudarlo cuando tuvo que luchar contra las tentaciones de Satanás al comienzo de su ministerio (Mateo 4:11; Marcos 1:13).

Aquellos que están con nosotros son más que los que están con ellos

Este mismo tipo de ayuda está disponible para todo el pueblo de Dios, y puede estar compuesta incluso de ejércitos angelicales. Dios no ha limitado esa ayuda solamente a Jesús y a la nación de Israel.

Considere el caso del profeta Eliseo y su siervo, quienes estaban rodeados por todo un ejército sirio. El aterrado siervo le preguntó a Eliseo qué debían hacer, y este le dijo que no se preocupara, diciendo “no tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”. Eliseo oró para que Dios abriera los ojos del joven y viera esa realidad, y Dios así lo hizo. ¿Y qué vio el joven? “Y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:11-17). Después de esto se relatan los increíbles eventos que se llevaron a cabo.

A pesar de la enormidad de este ejército celestial, ¡representa solo una parte de las vastas fuerzas espirituales que Dios tiene disponibles para llevar a cabo su voluntad y ayudar a su pueblo! Y recuerde que Dios el Padre y Jesucristo, quienes gobiernan estos ejércitos, son por derecho propio omnipotentes y todopoderosos. Realmente, ¡no hay razón para temer!

Tenemos que estar muy agradecidos por todo lo que los ángeles hacen por nosotros. No obstante, nuestra atención siempre debe estar enfocada en Dios, quien los envía. Por supuesto, nuestro deber es estudiar lo que Dios nos revela acerca de los ángeles, tal como lo estamos haciendo. EC