#171 - Isaías 1-6: "Comienzo de la sección de los profetas - El profeta del Milenio"

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#171 - Isaías 1-6

"Comienzo de la sección de los profetas - El profeta del Milenio"

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Originalmente, eran sólo tres partes: La Ley, los Profetas y los Salmos, tal como los enumeró Jesucristo en Lucas 24:44. Sin embargo, al traducir el Antiguo Testamento al griego en la versión llamada Septuaginta, separaron la sección de los Profetas en dos. Pusieron a los libros históricos de Josué a Nehemías en una categoría y a los Profetas en otra. Así nuestra Biblia tiene cuatro partes en el Antiguo Testamento: 1. La Ley; 2. Los Libros Históricos; 3. Los Libros Poéticos; y 4. Los Profetas. Lo que más importa es que están todos los libros incluidos, sea en el antiguo orden o el nuevo.

Comenzamos esta sección con el primer y más citado profeta en el Nuevo Testamento – Isaías. Es un inicio muy apropiado, pues Dios establece aquí el marco de referencia para todas las demás profecías. Los otros profetas añadirán los detalles. Veremos que Isaías habla más sobre el Milenio que cualquier otro profeta y por eso sabemos tanto sobre este futuro tiempo. Es apropiado entonces llamar a Isaías “el Profeta del Milenio”

También Dios usó a Isaías para describir con lujo de detalles la vida de Cristo. “Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él” (Juan 12:41). En el siguiente cuadro podemos ver la descripción detallada de la vida de Jesús revelada a Isaías por Dios mismo.

Debido a tantas profecías en el libro de Isaías cumplidas por Cristo, muchas personas han aceptado que es el Mesías. Un ejemplo fue la conversión del eunuco en Hechos 8. El eunuco estaba leyendo Isaías 53:7-8 y le preguntó a Felipe: “Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:34-35). El eunuco quedó tan convencido por lo que entendió en Isaías, que Jesucristo era el Mesías que pidió ser bautizado y se convirtió en miembro de la Iglesia. De modo que Isaías es una poderosa prueba para creer en Jesucristo como el Mesías prometido. Además, Isaías es una evidencia clave para creer en el Milenio literal de 1,000 años. Dios le reveló a Isaías cómo va a ser ese maravilloso Mundo de Mañana. En este estudio vamos a poder colocar muchas piezas de este “rompecabezas” sobre el Milenio en su lugar.

Comencemos entonces con la historia de la vida de Isaías. Según la tradición judía, Isaías era de linaje sacerdotal y su padre era hermano del rey Amasías. Tenía una educación privilegiada que se nota en su elegante estilo de redacción. Su llamamiento se encuentra en el capítulo 6. Nos explica cómo recibió la comisión para ser un profeta. Menciona el año cuando recibió su llamado, el año de la muerte del rey Uzías, alrededor del año 745 a.C. Por medio de una visión Dios se reveló a él en todo su esplendor. Dice: “Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo” (Isaías 6:1). Dios se manifestó sentado en su trono y con los serafines, ángeles con seis alas, alrededor de él.  Isaías queda atónito al ver a Dios y se siente muy indigno. Dice: “Soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el Eterno de los ejércitos” (Isaías 6:5). Pero Dios lo consuela y lo purifica por medio de un carbón encendido. Entonces Isaías acepta el llamado de ser profeta de Dios.

Ahora bien, muchas de las revelaciones que recibió Isaías no fueron comprensibles para él. Tal como al profeta Daniel, Dios le va a revelar a Isaías muchos acontecimientos que sucederán en un futuro distante. Las profecías abarcarán en general tres períodos de tiempo – unas en su tiempo, otras para la primera venida de Cristo y otras para los tiempos del Fin, cuando Cristo regresa para establecer su reino. Isaías, como Daniel, no entendería las profecías respecto al tiempo del fin y tal como le dijo Dios a Daniel: “Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:8-9). Así se sintió Isaías también ante la descripción de un futuro mundo maravilloso.

Por eso es muy importante entender la dualidad y a veces, hasta la triplicidad en las profecías, algunas se cumplen en parte durante el Antiguo Testamento, algunas en el Nuevo Testamento pero las demás se cumplirán en los tiempos del Fin. El Sr. Herbert Armstrong explica: “Este mismo principio de dualidad aparece en las profecías. Primero hay un cumplimiento inicial o preliminar, que es sombra o figura del segundo cumplimiento, que en la mayoría de los casos sucede en este período de crisis final… Es imposible entender las profecías bíblicas si no se entiende el importante principio de dualidad. ¡Es una clave esencial!” (Siete Claves para Entender la Biblia, p. 3).

De modo que es muy importante entender el libro de Isaías y los demás profetas en esta perspectiva.

Aunque entreguen profecías que se cumplen en sus días o poco después, y algunas se cumplirán en la primera venida de Cristo, la mayoría son para los tiempos del Fin. Es preciso entender que las circunstancias que vive Isaías con Israel se repetirán en gran parte en los últimos días. Está profetizado que la Israel moderna finalmente vivirá en general lo que le sucedió a la antigua Israel. Los mismos pecados del pueblo llegarán a su colmo y Dios intervendrá. Por eso veremos muchos paralelos entre esos tiempos y los tiempos actuales.

En la época de Isaías, el pueblo de Israel entra en un período de decadencia que la llevará al cautiverio y el exilio hasta que es liberada de nuevo. También lo mismo está profetizado para las naciones actuales de Israel y el resto del mundo antes de que venga Jesucristo para reinar. Ahora bien, esta dualidad se ve claramente una vez que Dios abre el entendimiento a esas verdades que prácticamente ninguna otra iglesia enseña. Por lo tanto, para las demás iglesias, estos libros proféticos tienen poca importancia en cuanto a lo que va a suceder en el futuro. La gran mayoría de las iglesias no creen en el Milenio, o el establecimiento del Reino de Dios sobre la Tierra por mil años ni en el Plan de Salvación. De modo que tratan de ignorar estas profecías sobre ese glorioso tiempo del Reino de Dios sobre la tierra.

Veamos entonces los paralelos en estos primeros seis capítulos de Isaías y noten que se mencionarán términos claves como “el día del Señor”, “en lo postrero de los tiempos” o “en aquel día”. Cuando veamos tales expresiones, sabemos que se refieren principalmente a los tiempos del Fin y venida de Jesucristo.

En el primer capítulo de Isaías, los protagonistas son: Judá, que está bajo asedio; los asirios que son los atacantes y la casa de Israel que pronto será llevada en cautiverio. Senaquerib ha conquistado a Israel y ya ha invadido la zona rural de Judá. Unas 46 ciudades menores de Judá han sido arrasadas y ahora se acercan a Jerusalén. Por medio de Isaías, Dios le entrega un mensaje de aliento a su pueblo y al rey Ezequías. Les avisa que los asirios no los conquistarán. No obstante, si continúan en sus pecados, un día serán castigados y llevados en cautiverio, pero no serán destruidos como pueblo. Les promete que serán restaurados y existirán como pueblo hasta que se establezca el Reino de Dios.

En realidad, el pueblo de ese entonces, incluyendo el mismo Isaías, sólo entendería una pequeña parte del mensaje, en cuanto a si no se arrepienten, terminarán en cautiverio y exilio en  Babilonia, pero un remanente volverá para establecer a Judá de nuevo. No era un mensaje muy halagüeño, y al final, Isaías moriría por ello.

PARALELOS PARA TIEMPOS DEL FIN

Noten las primeras palabras del libro: “Visión de Isaías hijo de Amoz… Oid, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Eterno: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Is 1:1-2). Aquí vemos que es Dios el que está hablando, e Isaías simplemente lo está registrando según lo que ve y escucha en la visión. De modo que la idea protestante de que los profetas inventaron estas profecías para amonestar o alentar al pueblo es completamente falsa. Son profecías de Dios, que usa a Isaías como su mensajero. Muchos profetas no captaron lo que escribían. Dice 1 Pedro 1:10-12 “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora son anunciadas”. 

Dios comienza quejándose de que el pueblo lo ha abandonado. Dice: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás! ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente… Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sión como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si el Eterno de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra” (Isaías 1:3-9).

La única ciudad que queda intacta es Jerusalén, y está amenazada por los asirios. Dios les explica por qué están en este aprieto, han dejado obedecer su santa ley. El sistema religioso se volvió sólo externo, no interno. Había pecado y corrupción por todas partes. Recuerden que observar la parte externa de la Ley de Dios no basta, hay que guardar la parte interna – la moral y espiritual de los 10 Mandamientos. Dios les dice: “Príncipes de Sodoma… escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ¿Para qué me sirve, dice el Eterno, la multitud de vuestros sacrificios?... Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecida mi alma… cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice el Eterno, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos [recibirán el perdón]… Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada” (Isaías 1:10-19). Así vemos que es posible guardar los sábados, las Fiestas Santas, y hasta orar a Dios en forma externa, pero sin la actitud apropiada, estamos pecando, y no podemos agradar a Dios.

Veamos ahora algunos de los pecados específicos que se repetirán en gran escala en los tiempos del fin.

  1. “Llena estuvo de justicia… pero ahora, los homicidas” (Isaías 1:21). ¿Es esto lo que vemos repetido hoy? ¡Desde luego que sí! Noten 2 Timoteo 3:1-6 sobre los tiempos del Fin.
  2. “Tus príncipes (gobernantes) todos aman el soborno” (Isaías 1:23). La corrupción gubernamental abunda.
  3. “Os avergonzarán las encinas que amasteis (ídolos)” (Isaías 1:29). Llenos están de imágenes religiosas.

CONTRASTE CON EL MUNDO DE MAÑANA

Ahora Dios contrasta la maldad de ese entonces con la justicia que vendrá en el Milenio. Dice: “Lo que vio Isaías… acerca de Judá y Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los días que será confirmado el monte de la casa del Eterno… y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid y subamos al monte del Eterno… y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestraran más para la guerra” (Isaías 2:1-4). Esto, desde luego, no es una profecía para los tiempos de Isaías, sino para los tiempos del Milenio, el Reino de Dios sobre la Tierra.

Noten cómo la descripción de Israel se mezcla con lo que será esa nación en los tiempos del fin. “Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros” (Isaías 2:6). Trajeron costumbres de los babilonios como la astrología y la adoración del dios sol. De hecho, la celebración de la Navidad viene del oriente, primero de Babilonia y luego de los persas. Ellos celebraban la Navidad del dios sol el 25 de diciembre. Dice el autor Franz Cumont en su libro, Los Misterios de Mitra: “Los seguidores de Mitra observaban el día domingo, y celebraban el nacimiento del dios sol el 25 de diciembre , el mismo día que la Navidad ha sido celebrada desde el siglo cuarto” (p. 190). Del Este también vinieron “los misterios” babilónicos de la Trinidad, el cielo y el infierno babilónico y el alma inmortal. 

Ahora Dios se remonta de nuevo a los tiempos del fin cuando su pueblo otra vez estará plagado de estas costumbres paganas del Este. Como resultado, castigará al mundo. Dice: “Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible del Eterno, y del resplandor de su majestad (citado en Apocalipsis 6:15 respecto a la venida de Cristo). La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y el Eterno solo será exaltado en aquel día. Porque el día del Eterno de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo… y será abatido… Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas… por la presencia temible del Eterno”. ¿Qué tiene que ver esto con los tiempos de Isaías? Absolutamente nada. Fue escrito para la generación de los tiempos del Fin que verán todas estas cosas y podrán salir del sistema falso a tiempo. 

CONTRASTE DEL ENTONCES CON HOY

Isaías 3:1-12: “Porque he aquí que el Señor Eterno… quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte [crisis de liderazgo en tiempos del fin]... Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores...el joven se levantará contra el anciano y el villano contra el noble [generación del tiempo del fin sería controlado por la juventud – modas, valores, música, y drogas]... La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan [hombres pintados, homosexualismo abierto y desafiante]... Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él [movimiento feminista, rebelión generalizada femenina y de adolescentes]”.

LAS MUJERES SE VOLVIERON VANIDOSAS

Dios, al ver todo esto, finalmente actuará para intervenir en el mundo y establecer su reino. Dice: “El Eterno está en pie para litigar y está para juzgar a los pueblos” (Isaías 3:13). Sigue describiendo los pecados de su pueblo. “Asimismo dice el Eterno: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo con los pies… el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion” (Isaías 3:16-17). Un autor comenta: “El orgullo interno de las mujeres de Sion se mostraba externamente por la forma que vestían y caminaban, con la cabeza de lado para ver si alguien la admiraba. Con ojos seductores, pasos cortos y miradas coquetas buscaban atraer los ojos sobre ellas mismas. Adornaban sus tobillos con campanillas para llamar la atención” (Vestidos y Adornos Cristianos, Bacchiocchi, p. 37).

Dios menciona que esta sería una característica de las mujeres en los tiempos del fin que él repudia. Dice: “En aquel tiempo el renuevo del Eterno [Cristo] será para hermosura y gloria… Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes (vea Zacarías 14:1-5), cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion… con espíritu de juicio… Y creará el Eterno sobre toda la morada del monte de Sion… nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego” (vea cumplimiento en Zacarías 12:9 - Zacarías 13:2).

MÁS CONTRASTES CON TIEMPOS DEL FIN

Dios ahora compara a su pueblo con una viña que la cultivó con gran esfuerzo pero que dio uvas malas. Por eso viene un juicio sobre ellos. Dice: “Ciertamente la viña del Eterno… es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor” (Isaías 5:7). Otra vez enumera los pecados:

  1. “¡Ay de los que juntan casa a casa y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo!” (Isaías 5:8). El negocio inmobiliario domina todo y por la avaricia ocupa todo – el resultado – ciudades sobrepobladas y empobrecidas.
  2. “¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez!” (Isaías 5:11). El mundo se llenará de alcohólicos
  3. “Y en sus banquetes hay arpas… flautas y vino, y no miran la obra del Eterno… no tuvo conocimiento” (Isaías 5:12). Se enfocan en todo menos en ayudar la Obra de Dios. 
  4. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y lo bueno malo...!” (Isaías 5:20). Al ir en contra de los mandamientos de Dios, dicen que guardar el santo sábado es malo, y guardar el primer día es bueno. Que comer cerdo es bueno y que tomar vino en moderación malo. Que guardar la Navidad es bueno, pero no las Fiestas Santas. Dios dice “porque desecharon la ley del Eterno… por esta causa… extendió contra él su mano, y le hirió… Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz” (Isaías 5:24-30).

Vemos aquí una clara mención al “día del Señor” que vendrá por las violaciones continuas contra la santa ley de Dios. Así termina esta primera visión que Dios le entregó a Isaías. Dios sabe que, en los últimos días, estas condiciones se repetirán, y por eso hay tantas de estas mismas descripciones en Apocalipsis. En el siguiente estudio, seguiremos rellenando este cuadro profético.