#174 - Isaías 17-24: "Profecías sobre Israel y sus vecinos; más sobre el Milenio"

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#174 - Isaías 17-24

"Profecías sobre Israel y sus vecinos; más sobre el Milenio"

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Dios usa al profeta Isaías para enviarle a estas naciones un mensaje de advertencia con la posibilidad de arrepentimiento. Cristo denominó todo este período de dominio del mundo por naciones inconversas como “los tiempos de los gentiles” (Lucas 21:24). En Daniel 7:17-18, Dios revela que este periodo será regido por los babilonios, los persas, los griegos y finalmente los romanos. Nuestra civilización se llama en forma muy apta grecorromana. El mundo tradicionalmente cristiano rechazó la rica savia de la cultura israelita que viene de Dios (Romanos 11:17) y la reemplazó por la cultura pagana grecorromana. Por eso Dios considera que seguimos en los tiempos de los gentiles. Pero un día está profetizado que el mundo guardará el sábado y las Fiestas Santas y tendrá una cultura israelita conversa y no pagana. Profetiza Zacarías: “Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar al Eterno de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor del Eterno. Así ha dicho el Eterno de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zacarías 8:22-23). Esto será después de la conversión del pueblo judío a Cristo, descrito en Zacarías 12:9 - Zacarías 13:1.

Pedro entendió el concepto de la dualidad de las profecías en Isaías. Sabía que no se cumplieron totalmente en los días de estos profetas. Comenzó explicando este tema al iniciar su ministerio: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe [por segunda vez] a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas [la parte final de las profecías], de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo… Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días” (Hechos 3:19-23).

Así vemos que muchas de estas profecías se cumplen en tres etapas, en los tiempos de estos profetas, luego otra parte en la Primera Venida de Cristo, y finalmente, se cumplen totalmente en su Segunda Venida. Sin embargo, para estos profetas fue velado saber el tiempo del cumplimiento más allá de sus días. Es decir, no entendían que habría dos venidas de Cristo para cumplir la totalidad de estas profecías, ni tampoco lo entendió el pueblo judío en los tiempos de Jesús. Por eso aclaró Pedro: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio...” (1 Pedro 1:10-12). 

Ahora bien, como las profecías tampoco se iban a cumplir totalmente durante la Primera Venida de Cristo, le fue velado también al Apóstol Pedro y a su generación el lapso que tomaría para cumplir totalmente estas profecías. Ellos pensaban que la Segunda Venida de Cristo iba a ocurrir en su generación (2 Pedro 3:11-13). Sin embargo, Cristo les dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Por eso, a la generación de Pedro también, “se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas” respecto a los tiempos del Fin. Lo hermoso es que ya sólo queda la Segunda Venida de Cristo por esperar y no habrá más cumplimientos parciales. Si estamos vivos para ese entonces, veremos la realización de todas estas profecías que tantos hombres y mujeres de la fe anhelaron presenciar. 

Ahora seguimos con los castigos profetizados para los vecinos de Israel. En el capítulo 17, Dios dice que “Damasco [capital de Siria]... será montón de ruinas”. Los asirios cumplieron parcialmente esa parte y la devastaron, pero Siria está con nosotros hasta hoy día y será asolada en los tiempos del Fin. En Daniel 11:41, que describe la invasión de las fuerzas de la Bestia en el Medio Oriente, Siria será una de las provincias que caerá. A la vez, menciona que “en aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaqueceráEn aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel” (Isaías 17:4-7). Aquí menciona que cuando se cumpla la parte final de estas profecías, los hombres verán a su Creador cara a cara. El Nuevo Comentario de la Biblia explica: En aquel día es un indicador a que se refiere al Día del Señor (vea Isaías 4:2)” (p. 601).

Luego, profetiza contra Etiopía (Cus en el hebreo) que se unirá a la coalición final contra Israel, pero dice: “cuando se toque trompeta… Me estaré quieto, y los miraré desde mi morada… y serán dejados todos para las aves” (vea Apocalipsis 19:17-18). No obstante, los sobrevivientes se arrepentirán y dice:en aquel tiempo será traída ofrenda al Eterno de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura [la tribu Watusi en el Africa es la más alta de la tierra] y tez brillante [la piel negra brilla]... al lugar del nombre del Eterno de los ejércitos, al monte de Sión” (Isaías 18:7). Aquí vemos la conversión de los etíopes, representando al pueblo africano, que se mencionan con más detalle en los capítulos 60-62 y en el Salmos 68:31. 

Ahora Dios enfoca su atención sobre el antiguo opresor de Israel, Egipto, que se ha vuelto en un aliado débil y traicionero. De nuevo primero vemos la parte de la profecía que se cumplirá en los tiempos de los profetas. “Y entregaré a Egipto en manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos” (Isaías 19:4). Egipto fue conquistado primero por los asirios (Isaías 20:4) y luego por los babilonios. Nunca más llegaron a ser una gran nación. Posteriormente fueron subyugados por los persas, los griegos y finalmente por los romanos. Sin embargo, el énfasis de este capítulo es en aquel día o tiempo” (Isaías 19:16-24) en que Egipto será conquistado por el rey del Norte (Daniel 11:42) y luego vendrá la intervención de Dios. Dice: “He aquí que el Eterno monta sobre una ligera nube (vea Mateo 24:30), y entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos. Levantaré egipcios contra egipcios y cada uno peleará contra su hermano… y reino contra reino (vea Zacarías 14:13)... y la  tierra de Judá será de espanto a Egipto… En aquel tiempo habrá altar para el Eterno en medio de la tierra de Egipto… Y será por señal y por testimonio al Eterno… en la tierra de Egipto; porque clamarán al Eterno a causa de sus opresores [rey del Norte], y él les enviará salvador y príncipe que los libre [Cristo]. Y el Eterno será conocido de Egipto… Y herirá el Eterno a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán al Eterno, y les será clemente y los sanará. En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios al Eterno. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque el Eterno de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad (Isaías 19:1-25). Si alguien duda de la dualidad de estas profecías, he aquí un ejemplo claro de ello.

Luego viene la invasión del rey asirio Sargón contra Egipto, comandada por Tartán, un nombre que en asirio significa el comandante en jefe. Primero conquista a Asdod, ciudad filistea y luego entra en Egipto y Etiopía. Dios le envió un potente mensaje a Judá de que no se aliara con Egipto. Mandó a Isaías a que anduviera como un cautivo con sólo un taparrabos por tres años en Judá y que fuera una advertencia de lo que les ocurriría si integraban esa coalición. Menos mal escucharon pues no se aliaron, aunque simpatizaron con la causa, y los asirios los dejaron tranquilos en esa ocasión. A propósito, esta invasión asiria por Sargón está registrada en los muros del palacio de Sargón II, desenterrados el siglo pasado. Dice: “Sitié a Asdod… y la conquisté… Filistea, Judá, Edom y Moab, que estaban planeando actos de enemistad, perversidades sin cuento… para enemistarle conmigo mandaron al Faraón, al rey de la tierra de Egipto… sus regalos de ofrendas e intentaron hacerle entrar en un pacto...” (Y La Biblia Tenía Razón, Keller, p. 262). Pero antes de actuar contra Judá, Sargón murió asesinado y así se salvó la región.

Continuamos con el juicio de las siguientes naciones. Dios ahora vuelve al enemigo principal de Israel – Babilonia y profetiza su caída total en los tiempos del Fin: “Cayó, cayó Babilonia, y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. Oh pueblo mío, trillado y aventado, os he dicho lo que oí del Eterno de los ejércitos, Dios de Israel” (Isaías 21:9). Esta profecía se repite en Apocalipsis 14:8 y Apocalipsis 18:2 donde tiene su cumplimiento total.

La próxima nación es Duma, otro nombre para Edom, con más detalles en Isaías 34:3-17. También estaría involucrada en la liga contra Israel y sería castigada. Arabia, que hoy día se llama Arabia Saudita y Yemen, también serán castigados por unirse a esta alianza. Edom y Arabia, mayoritariamente árabes y musulmanes, siguen siendo acérrimos enemigos de Israel.

En el capítulo 22, Dios profetiza sobre Jerusalén, llamándola el valle de la visión, pues desde allí recibe Isaías estas visiones del juicio de Dios sobre las naciones vecinas. Israel también es juzgada por su infidelidad a Dios y 100 años más tarde, será sitiada y conquistada por los babilonios. De la misma manera, según las profecías, también será conquistada en los tiempos del Fin por los tres años y medio finales. Predice aquí lo que ocurrirá, pues sufrirán hambre y cautiverio (Isaías 22:2-3).

Es interesante que, en medio de estos juicios, en forma abrupta, Dios se dirija con indignación a uno de los altos oficiales de Jerusalén llamado Sebna. Veremos que hay un elemento profético muy importante en el relato. Era el tesorero, escriba y mayordomo del rey Ezequías (Isaías 22:15; Isaías 36:3; Isaías 37:2). No fue fiel en su puesto. Se aprovechó de su alta posición para enriquecerse y construyó una tumba tan lujosa que hasta le llamó la atención a Dios. Dice: “¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña?... Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré. En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre” (Isaías 22:15-23).

Esto es importante, porque Dios usa de nuevo esta expresión cuando se dirige a la etapa de Filadelfia de su iglesia en Apocalipsis 3:7. Dice sobre esta “llave de David” el Nuevo Comentario de la Biblia: “Esta llave era de un tamaño considerable [para proteger los tesoros del rey] y simbolizaba una gran responsabilidad sobre cómo administrar los tesoros del rey. El “abrir y cerrar” con la llave significaba que, bajo la autoridad del rey, podía decidir cuestiones que quedaban firmes, para aprobar (abierto) o rechazar (cerrado) el juicio. Es en este contexto que se le entrega la comisión a Pedro (Mateo 16:19) y a los demás líderes de la iglesia (Mateo 18:18). También incluye la advertencia sobre el abuso de autoridad que vemos aquí” (p. 603). Sebna usó esta autoridad para su propio engrandecimiento y enriquecimiento.

En Apocalipsis 3:7-8, vemos que Cristo está a cargo de su iglesia y que abre y cierra las oportunidades para hacer su obra. En esta era de la iglesia, abrirá una puerta especial para predicar el evangelio, (Pablo se refirió a esa puerta abierta para predicar en 1 Corintios 16:9; 2 Corintios 2:12) y la dejará abierta hasta que se cumpla su misión. Según lo que sabemos, a nosotros nos corresponde esa era, y ha sido la gran puerta de las comunicaciones masivas de este siglo, la radio, la televisión y la palabra impresa la que ha servido para que el evangelio entre en todas las naciones. Ahora lo siguiente es sólo una posibilidad de interpretación, y se debe tomar con mucho cuidado. Encontramos en Apocalipsis 3:7, donde se menciona la llave de David, que son las personas fieles, como Eliaquim, quienes hacen una gran obra al entrar por esas puertas. Si esto describe una “obra de Eliaquim” entonces la obra de Sebna tiene que ser la anterior. La etapa anterior es la de Sardis, y tal como Sebna, Dios dice que no fueron responsables con la autoridad y los bienes que les entregó. “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate… de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti” (Apocalipsis 3:1-3).

Esto describe bastante bien la historia de la etapa de Sardis de la iglesia, que nunca tuvo una obra mundial al enviar el evangelio a todas las naciones y dejaron de crecer doctrinalmente. Cuando el Sr. Armstrong conoció a esta iglesia en los años 1920’s, que era pequeña, dividida y débil, ya habían dejado de guardar las Fiestas Santas, no conocían el Plan de Salvación, habían dejado de diezmar, y sus obras hacia el mundo estaban prácticamente “muertas” por falta de visión y fondos. El Sr. Armstrong conoció al líder de esta iglesia, A. N. Dugger, que rechazó varias verdades que le mostró, no porque no las creía sino por temor a lo que dirían sus colegas y los miembros. Esto está todo documentado en muchos artículos de nuestra iglesia. Lamentablemente, este líder se volvió en un tipo de Sebna al no llevar a cabo la voluntad de Dios y en vez, usó la autoridad para sus propios fines. Si seguimos con esta analogía, el Sr.Armstrong sería un tipo de Eliaquim, un fiel mayordomo, que recibió esa autoridad quitada a Sebna y ahora él entraría con fe por las puertas abiertas para enviar el evangelio a todo el mundo. Y así fue, aunque ahora nos toca a nosotros seguir con esta obra y espíritu.

Ahora bien, el último versículo (Isaías 22:24-25) es enigmático y trata sobre los sucesores de Eliaquim. Dice primero: “Colgarán de él [Eliaquim] toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros”. En el contexto se refiere a todas las decisiones, grandes y menores que dejó clavado el fiel Eliaquim, que Dios llama “mi siervo” (Isaías 22:20) y que hombres fieles mantendrían. Pero con el siguiente versículo todo se invierte. Describe algo que producirá efectos contrarios: “En aquel día, dice el Eterno de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme [las decisiones administrativas y doctrinas bíblicas dejadas para nuestra iglesia] será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque el Eterno habló” (Isaías 22:25). Recuerden que Dios cita este relato en Apocalipsis 3:7 para referirse a la era de Filadelfia donde esta profecía le ocurrirá a esa iglesia. Es algo para considerar y ver por los frutos si se confirma en el futuro.

Dios vuelve ahora con el juicio sobre Tiro, capital de la Fenicia de ese entonces. Tiro era la potencia marítima del mundo que Dios llama “emporio [comerciante] de las naciones” (Isaías 23:3). Su comercio abarcaba desde la India hasta las Islas Británicas. Dios detesta su orgullo y vanidad. También será conquistada por los babilonios. Luego de ser tomada dice: “será puesto en olvido por setenta años”, los mismos que el cautiverio de Judá en Babilonia. Los persas dejarían libres estos pueblos de nuevo. Pero no aprendieron de su castigo: “Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará el Eterno a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra” (Isaías 23:17). Luego viene la parte dual de esta profecía. Dice el Nuevo Comentario de la Biblia: “En Apocalipsis 17 y 18, Dios combinó las profecías del A.T. sobre Tiro y Babilonia (vea Ezequiel 28 e Isaías 14) para describir esa potencia final como una seductora (Isaías 23:17) y opresora de la ciudad [o pueblo] de Dios” (p. 603). Por eso Dios nos advierte que salgamos de ese sistema y nos mantengamos fieles en su camino. Sigue: “Pero sus negocios y ganancias serán consagrados al Eterno; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante del Eterno, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente” (Isaías 23:18). Ocurrirá en el Milenio, y así, en vez de enriquecer a unos pocos, todos prosperarán y no habrá más hambre ni pobreza sobre la tierra.

Ahora Dios describe lo qué le pasará al mundo en general en el tiempo del Fin. A propósito, los Adventistas de Séptimo Día toman este capítulo 24 de Isaías para enseñar que la tierra estará vacía durante el Milenio, pero veremos que no dice esto. “He aquí que el Eterno vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores… La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada… Por esta causa la maldición consumió la tierra… por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres” (Isaías 24:1-6). ¡Noten! No quedó la tierra sin personas, pero sí disminuyó bastante su número. Continúa el relato al mostrar lo que harán estos sobrevivientes cuando venga Cristo: “Porque así será en medio de la tierra… como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia [pocos quedan]. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza del Eterno” (Isaías 24:13-15). 

Sigue Dios: “Temblará la tierra como un ebrio… acontecerá en aquel día, que el Eterno castigará al ejército de los cielos en lo alto [la rebelión venidera de Satanás - vea Apocalipsis 12:7-12] y a los reyes de la tierra sobre la tierra, serán amontonados… y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. En Apocalipsis 20:1-3 vemos que Satanás (y sus ángeles) serán “amontonados” en el abismo por mil años, luego sueltos por poco de tiempo y después vendrá el gran juicio sobre ellos (Mateo 25:26). También la bestia y el falso profeta serán lanzados al mismo fuego que el diablo, pero como son físicos, morirán al instante (Apocalipsis 19:20). 

Sigue el relato: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando el Eterno de los ejércitos reine en el monte de Sión… y delante de sus ancianos [los santos] sea glorioso” (Isaías 24:23). Aquí vemos claramente cuándo sucederán estas profecías – en la Segunda Venida de Cristo. Son profecías detalladas y nunca se contradicen a través de toda la Biblia. Sin embargo, hay algunos que tuercen las Escrituras y dicen que estos profetas sólo hablaron para sus tiempos. Sin embargo, ya hemos visto muchísimas pruebas de que existe esta dualidad, y veremos muchas evidencias más antes de terminar este maravilloso libro de Isaías.