#112 - 1 Samuel 23-25: "David en el desierto, Abigail"

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#112 - 1 Samuel 23-25

"David en el desierto, Abigail"

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#112 - 1 Samuel 23-25: "David en el desierto, Abigail"

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Cuando le avisan que los filisteos están robando las cosechas en Keila de Judá, quiere ayudar, pero no sabe si tiene la autoridad de Dios. "Era dudoso hasta qué punto sería deber de David ir contra un enemigo público sin tener la comisión real; y por esta causa él pidió y consiguió consejo divino" (Comentario Exegético, p. 240).

Esta sería una característica notable de David – siempre consultaba a Dios antes de tomar una decisión importante. Por eso Dios lo elogió: "He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero" (Hechos 13:22).

Recuerden que el sacerdote Abiatar trajo el efod con el Urim y Tumim, esas joyas que brillaban en forma de código para descifrar las respuestas divinas. Con ello, se obtiene el permiso para ir y Dios le asegura la victoria. Así, David y sus 400 hombres derrotan a los filisteos. Como resultado, se le juntan unos doscientos más a su banda victoriosa. Pero Saúl se entera de esta victoria y reaparecen los celos. Arma un ejército y va tras David.

Sin embargo, le avisan a tiempo a David. Estaban contentos de estar en Keila, dónde eran considerados como héroes, pero David no se confiaba de su popularidad. Otra vez va a Dios para saber qué hacer. "Y dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod. Y dijo David: Eterno Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía. ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como había oído tu siervo? Eterno Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y el Eterno dijo: Sí, descenderá" (1 Samuel 23:9-11).

De este modo, David y sus hombres escapan a tiempo. "Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos" (1 Samuel 23:14).

Como pastor, David conocía íntimamente esta zona al sur de Belén. Era una región árida de pastos y bosques que quedó deforestada hasta hoy día. Además, había cientos de cuevas para esconderse en esa área. Los famosos Rollos del Mar Muerto encontrados en 1947 vienen de esta zona. "Judea, país de tierra caliza, abunda en cuevas (son miles). Algunas son de gran extensión. Estas fueron usadas como habitaciones, como lugares de refugio para la gente y el ganado, y como sepulturas (las personas que viven en cuevas se llaman trogloditas). David hizo de la cueva de Adulam su primer cuartel general al huir de Saúl, y luego también utilizó otras (Diccionario Bíblico, p. 150).

Durante este tiempo, Jonatán arriesga su vida de nuevo al ir a David. Le dice: "No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre lo sabe" (1 Samuel 23:17). El Comentario Exegético señala: "Hablar con calma y segura confianza del hecho de que él mismo y su familia fueron superados por un amigo por los vínculos de un pacto santo de solemne, sólo sería posible para uno que, superior a todas las consideraciones de política mundanal, miraba el curso de las cosas con el espíritu y por medio de los principios de esa teocracia que reconocía a Dios como el único y supremo Soberano de Israel. Ni la historia ni la novela literaria relatan un desarrollo de una amistad más pura, más noble ni más abnegada que la de Jonatán".

Esta sería el último encuentro entre Jonatán y David, pues pronto caería muerto Jonatán en una desastrosa batalla contra los filisteos.

Mientras que David estaba en la región de Zif, los habitantes lo delatan ante Saúl. Esta vez, a pesar de toda la pericia de David, Saúl lo encerró (1 Samuel 23:26). La situación era desesperada para David, y clama a Dios por su ayuda y protección. Su costumbre era anotar estas oraciones para luego ponerlas a música. Aquí compone el Salmo 54 con el título "Masquil (canción) de David; Cuando vinieron los Zifeos y dijeron a Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra?". David comienza el salmo: "Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme". Así, Dios lo escucha y lo saca de un aprieto aparentemente sin salida al producir una invasión filistea. "Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han hecho una irrupción en el país. Volvió, por tanto, Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos… Entonces David subió de allí y habitó en los lugares fuertes de En-gadi" (1 Samuel 23:27-29)

En-gadi (en hebreo, "manantial de las cabras monteses") tiene una hermosa catarata con agua dulce que la hace un oasis. Hay muchísimas cuevas en la región. Allí se producen famosos dátiles, perfumes y sales hasta hoy.

Esta costumbre de escribir las oraciones no es rara en Israel. Dice Werner Keller: "Ningún pueblo se ha dedicado tanto a la música como el de esta zona (aún es así). Israel y Siria gozan de universal renombre por sus músicos, según nos consta por documentos de Egipto y Mesopotamia. Canaán (más tarde llamada Israel) es una fuente inagotable de músicos. Los artistas con contratos internacionales no son cosa rara. Y el rey Ezequías de Judá, en el año 701 a.C. sabe exactamente por qué envía cantores masculinos y femeninos al temido rey asirio Senaquerib.

"David está tan diversamente dotado que resulta difícil decidir cuál de sus cualidades sea más de admirar. Sería también difícil hallar en el mundo, en los últimos siglos, a una persona igualmente genial y de formación parecida a la de David (quizás Sir Winston Churchill: militar, gobernante, pintor y Premio Nobel de Literatura). ¿Dónde está el hombre que sea digno de alabanza tanto como estratega y formador de un estado, como poeta y músico? Sólo por sus poesías o salmos le sería concedido hoy día el premio Nobel. Además, como los trovadores de la Edad Media, era poeta, compositor y músico en una pieza"(p 192). 

A este mismo David, Saúl vuelve a buscar con 3000 hombres a En-gadi. En esta zona, Saúl "fue en busca… por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. Y cuando llegó… donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies (forma bíblica de decir ir al baño) y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva". Dice el Comentario Exegético: "Sólo la ciega obsesión de su ira diabólica pudo haber llevado al rey a perseguir a su yerno fugitivo por estos precipicios ásperos y escarpados, donde había escondites y cuevas inaccesibles. Hay una enorme cueva (otros autores comentan que tenía lugar para miles de personas adentro) y ha cambiado muy poco desde los días de David. La misma angosta bóveda natural a la entrada; la misma enorme cámara natural en la roca… el número de celdas o divisiones en esta cueva es inmenso, y algunas de ellas estaban muy adentro, donde David y sus hombres se escondían cuando, acostumbrados ya a la oscuridad del interior de la caverna, veían entrar a Saúl, mientras que él, todavía cegado por la fuerte luz exterior, no veía a sus adversarios".

Viene un momento decisivo en la vida de David. ¿Matará al que lo persigue tan vilmente? Sus hombres le dicen que esto venía de Dios. Fue muy tentador, pero muestra la marca de un verdadero líder al tener más altura espiritual que sus hombres. De todos modos, David se deja llevar por la ocasión y con picardía le corta una parte del manto de Saúl. "Después de esto se turbó el corazón de David… y dijo a sus hombres: "El Eterno me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido del Eterno, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido del Eterno. Así reprimió a sus hombres… y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino. También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra e hizo reverencia" (1 Samuel 24:5-8).

¡Qué valor y fe en Dios se requiere para entregarse de esta manera! David se humilla ante Saúl y le plantea su caso de no querer hacerle mal y le pide que mire su manto. Saúl vuelve a sus cabales y se arrepiente por enésima vez ante David. Le dice: "Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien habiéndote yo pagado con mal… Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? El Eterno te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo. Y ahora, como yo entiendo que tu has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, júrame… que no destruirás mi descendencia. Entonces David juró a Saúl" (1 Samuel 24:17-21).

Pese a las buenas intenciones de Saúl, David se queda atrás y huye más al sur, al desierto de Parán. Mientras tanto, el profeta Samuel muere y es sepultado en Ramá.

En la zona de Parán vivía Nabal y su esposa Abigail. David y sus hombres se ocupaban de cuidar a su extensa hacienda contra los muchos bandidos árabes. Cuando terminó la temporada de pastoreo, viene el momento feliz de trasquilar las ovejas. "De modo que, cuando Nabal tenía su esquila anual en Carmelo, David se creía con derecho de participar en los festejos, y envío mensajero que contaran sus servicios y pidieran un presente. En estos detalles, la descripción bíblica coincide con las costumbres casi idénticas a las que existen en esa zona hoy" (Ídem. p.241). Sin embargo, Nabal que significa "necio", mostró su tacañería al insultar a David por desear una recompensa de sus servicios. "Los preparativos de David para castigar el lenguaje insolente y la ingrata conducta de Nabal son exactamente iguales a los que harían hoy los jefes de esa región, quienes protegen las haciendas de los propietarios de los ataques de las tribus saqueadoras y de los animales salvajes. Su protección crea un derecho a alguna clase de tributo, en la forma de provisiones y cosas necesarias, que generalmente es dado de buena voluntad y con gratitud. Pero cuando es denegado, es impuesto como un derecho. La negación de Nabal fue, pues, una violación de las costumbres establecidas" (Ídem.).

Sólo la intervención de Abigail, la esposa de Nabal evita una masacre. El relato es uno de los más hermosos ejemplos de la diplomacia en la Biblia. Abigail aplicó dos principios muy importantes para aplacar la ira: 

  1. Proverbios 6:3 "Haz esto ahora, hijo mío, líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo. No des sueño a tus ojos". 
  2. Proverbios 15:1 "La blanda respuesta quita la ira". 

De este modo, Abigail va con las provisiones e intercepta a David. "Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies (esto, de una mujer refinada y rica) y dijo: "Señor mío, sobre mí sea el pecado… No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es (se nota que ella había sufrido mucho de él) ... Ahora pues, señor mío … que el Eterno te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano… Y ahora esté presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado… Y dijo David a Abigail: Bendito sea el Eterno… que te envió para que hoy me encontrases. Y bendito sea tu razonamiento y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano… Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto" (1 Samuel 25:23-35).

Mientras tanto, ignorante de todo el peligro, Nabal se emborrachaba con sus hombres. Al día siguiente, cuando Abigail le relató qué tan cerca estuvo de morir y perderlo todo, le dio un tipo de infarto: "y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra. Y diez días después, el Eterno hirió a Nabal y murió" (1 Samuel 25:37-38).

Cuando David supo de la muerte de Nabal, y como Saúl le había quitado a su esposa Mical para dársela a otro hombre (1 Samuel 25:44), tomó a esta joven viuda que le impresionó tanto como esposa. Luego tomó una segunda esposa llamada Ahinoam. "Este proceder informal estaba de acuerdo con el estilo de los monarcas del Medio Oriente, que, al enamorarse de una dama, envían un mensajero para hacerle saber su deseo de que vaya a vivir al palacio, y es el deber de ella obedecer. La conducta de David demuestra que las costumbres de las naciones alrededor ya eran imitadas por los grandes de Israel. La moralidad de aquellos tiempos que Dios permitía toleraba la poligamia. Su casamiento con Abigail le trajo una rica propiedad" (Ídem. p. 241).