#110 - 1 Samuel 18-19: "La amistad de David y Jonatán: David huye de Saúl"

Usted está aquí

#110 - 1 Samuel 18-19

"La amistad de David y Jonatán: David huye de Saúl"

Descargar
1101samuel18-19print (173.47 KB)

Descargar

#110 - 1 Samuel 18-19: "La amistad de David y Jonatán: David huye de Saúl"

1101samuel18-19print (173.47 KB)
×

Otra posibilidad es que Saúl, con decenas de personas importantes en su corte y por su enfermedad mental, no recuerda a este funcionario menor que se había ausentado. David no le contesta con su nombre al identificarse sino le dice: "Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén" 1 Samuel 17:58). Estos lapsos mentales en hombres ocupados no son raros. Por ejemplo, en su libro, El Día Decisivo, el General Augusto Pinochet menciona que una de las razones por las cuales fue elegido comandante del ejército por el presidente Salvador Allende, fue en parte por un lapso mental debido a que había dos generales Pinochet en el ejército y erróneamente le atribuyó al otro su desconfianza y no a él. Este error mental cambió la historia de Chile.

Al ser aclamado David como héroe, Jonatán, el hijo mayor de Saúl, se siente muy atraído por el valor y amabilidad de David, y nunca mostró los rasgos de envidia patológica del padre. "Y el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo… e hicieron pacto Jonatán con David y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte (cinturón militar)" (1 Samuel 18:1-4). De nuevo, al entender las costumbres de ese entonces, el relato se enriquece y muestra su autenticidad: "Tales alianzas de fraternidad son comunes en el Medio Oriente. Son ratificadas con ciertas ceremonias y en presencia de testigos, de que las personas pactantes serán hermanos juramentados durante toda la vida. Recibir alguna parte de la ropa de un soberano o su hijo mayor y heredero, se considera como la honra más alta que puede conferirse a un súbdito (vea Ester 6:8). Al cinturón, que va junto a la espada y el arco, le atribuyen gran valor y precio” (Ídem. p. 236).

Sin embargo, esta amistad de Jonatán y David será probada por fuego, pues Jonatán tiene ahora que escoger entre honrar a su padre o apoyar a David. Escoge ser justo e imparcial y le da la razón a David. Por esa lealtad, tendrá que arriesgar su vida varias veces ante su padre. No fue una amistad superficial, sino una lealtad a toda prueba. Debemos desarrollar esa lealtad entre los hermanos de la Iglesia y dentro del hogar. Cristo nos insta: "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:12-13). Además, el Apóstol Pablo nos exhorta: "El amor sea sin fingimiento… Amaos los unos a los otros con amor fraternal" (Romanos 8:9-10).

Hasta Saúl tuvo que reconocer las cualidades de David y el apoyo de Dios: "Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba (era obediente), y se portaba prudentemente (no era jactancioso sino modesto). Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl" (1 Samuel 18:5).

Lamentablemente, la indiscreción de las mujeres que habían oído de la victoria de David sobre Goliat y la derrota de los filisteos produjo un ataque de celos de Saúl. "Y cantaban las mujeres...'Saúl hirió a sus miles y David a sus diez miles'. Y se enojó Saúl en gran manera y dijo… no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David... Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa" (1 Samuel 18:8-9). La gran lección de la trágica vida de Saúl es el terrible daño que la envidia hace si se permite anidar en nuestros corazones.

Por esa envidia incontenible, la enfermedad de Saúl empeora por los pensamientos negativos y vengativos. Ahora sus energías se consumen no para reinar sino en cómo derribar a David. Dice La Enciclopedia Internacional Bíblica: "El rey Saúl representa uno de los casos más notables de enfermedades mentales en el Antiguo Testamento… traducciones deficientes ocultan el término "un espíritu malo de parte de Dios" que debe ser traducido como "un poderoso espíritu malo" y no "de parte de Dios". El diagnóstico clínico de Saúl se describe como una maniacodepresión demente. Sin embargo, según empeoró su estado mental por los arrebatos de miedo, envidia, inseguridad, un complejo de persecución, y tendencias homicidas, éstos lo llevan a la esquizofrenia paranoica. Según el diccionario, la esquizofrenia es "un grupo de enfermedades mentales que… se caracterizan por una disociación específica de las funciones psíquicas, que conduce, en casos graves, a una demencia incurable". Ahora bien, Dios no escogió a un esquizofrénico como rey, sino fue Saúl el quien se convirtió en uno al darle cabida al diablo por la abundancia de pensamientos malos y negativos. Puede sucederle a cualquiera que se presta para ello.

En uno de estos estados, Saúl "desvariaba" o "deliraba" como dicen otras traducciones y "David tocaba como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: “Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces. Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto el Eterno estaba con él, y se había apartado de Saúl; por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo. Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos y el Eterno estaba con él. Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía miedo de él. Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos" (1 Samuel 18:10-16). La frase "salía y entraba delante del pueblo" es un término técnico de actividad militar (Números 27:17; 1 Reyes 3:7). Más tarde, le dice el pueblo a David: "Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, lo volvías a traer" (2 Samuel 5:2).

Esto demuestra la protección que sentía el pueblo por las victorias del valeroso David y sus oficiales, algo parecido a lo que sintieron las ovejas de David al ser protegidas y amadas por él (Salmos 23). De hecho, Dios siempre describiría a David como el "pastor" de Israel, y aun 400 años después de su muerte, Dios profetiza sobre su función futura como "pastor" y rey sobre Israel en el Mundo de Mañana. Dios dice: "Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo el Eterno les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos… Y estableceré con ellos pacto de paz… Y sabrán que yo el Eterno su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel… Y vosotras, ovejas mías" (Ezequiel 34:23-31).

Ahora comienza una serie de complots, intrigas y persecuciones de Saúl contra David que no terminarán hasta la muerte de Saúl. Una vez que Saúl se da cuenta que no puede matar a David directamente mediante una jabalina, sigue con los métodos indirectos. Primero, tienta a David al prometerle como esposa su hija mayor, Merab "con tal que me seas hombre valiente, y pelees las batallas del Eterno. Mas Saúl decía; No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos" (1 Samuel 18:17). Intenta enviar a David a los lugares más peligrosos para pelear con los filisteos a la espera de que éstos lo maten. Sin embargo, David, en vez de envanecerse con el ofrecimiento, dice:"¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?" (1 Samuel 18:18).

Otra vez la modestia y humildad de David avergüenzan a Saúl a tal punto que su envidia lo hace entregar a Merab a otro hombre. Sin embargo, David no se ofende, pues como dijo en el Salmo 119:165: "Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hace para ellos tropiezo."

Frustrado de nuevo, Saúl nota que Mical, su otra hija, ama a David y prepara el siguiente complot. Intenta destruir a David mediante halagos y un envanecimiento para que se vuelva descuidado e insensato en las batallas. Pero de nuevo, David le contesta a los que traen los halagos de Saúl con humildad: "¿Os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima?" (1 Samuel 18:23).

Como David sigue humilde y cauto, ahora Saúl intenta por el lado de la dote. "El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos" (1 Samuel 18:25). Dice el Comentario Exegético: "En el Medio Oriente, el esposo compra a su esposa por regalos o por servicios. Como ni David ni su familia estaban en condiciones de poder dar una dote digna de una princesa, insinuó el rey que él estaba dispuesto a aceptar un hecho heroico a cambio" (p. 236). "Y pareció bien la cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliese, se levantó David y se fue con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos: y trajo los prepucios… y los entregó al rey." "Tales trofeos de los cuerpos muertos de los enemigos se practicaba en las guerras antiguas, (a veces eran las cabezas) y el número indicaba. la gloria de la victoria" (Ídem., p. 236). Para asegurarse, ¡David trajo el doble necesario!

Así, no le queda otra salida a Saúl que entregar a su hija Mical, y hacer a David su yerno. Pero "tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días...y cada vez que salía David, tenía más éxito que todos los siervos de Saúl, por lo cual se hizo de mucha estima su nombre" (1 Samuel 18:29-30).

Otra vez la intriga de Saúl fracasa, y ahora lo intenta en forma más abierta, al ordenar a sus hombres a matar a David. Entre ellos estaba Jonatán que le avisa a David que tiene que huir a un lugar cercano donde recibirá una señal si logra convencer a su padre a desistir. Efectivamente, Jonatán logra abrir los ojos de su padre a la terrible injusticia y traición que estaba urdiendo y Saúl recapacita y se arrepiente – pero sólo momentáneamente. "Y llamó Jonatán a David… y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él como antes. Hubo de nuevo guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él" (1 Samuel 19:7-8).

Con la nueva victoria de David, la envidia vuelve a aparecer en Saúl y le da cabida al diablo. Esto produce una paranoia (del griego "contra espíritu" que significa una perturbación mental fijada en una idea: la idea de matar a David) al punto que procura de nuevo enclavar a David con la lanza.

David huyó, y escapó aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana… Mas Mical su mujer avisó a David… y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó. Tomó luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa" (1 Samuel 19:10-12). Cuando Saúl, enfurecido, confronta a su hija, ella lo engaña al decir que David la había amenazado de muerte si no lo dejaba escapar, pero hace parecer a David como un cobarde.

David huye a Rama dónde busca la protección de Samuel. Saúl envía tres veces un pelotón de hombres para capturar a David, pero ellos terminan en un estado extático (arrebatamiento espiritual) en que cantan y se olvidan de las órdenes y vuelven. Airado, Saúl va personalmente, pero le pasa lo mismo.

El Comentario Exegético aclara el punto: "Samuel estaba viviendo en gran retiro, dirigiendo la escuela de los profetas. Las tropas de Saúl, al venir a tomar preso a David, fueron afectados por el carácter espiritual del lugar, la influencia de los ejercicios sagrados y por un impulso irresistible al punto que fueron movidos a tomar parte en cantar las alabanzas de Dios. Saúl, aun antes de llegar al lugar fue el más afectado y este cambio extraño puede explicarse sólo al poder de aquel que puede volver el corazón de los hombres, así como los ríos de agua. Se desvistió de sus armas y ropas exteriores, en estado de éxtasis. Así Dios, haciendo que la ira del hombre lo alabara, conservó la vida de todos los profetas, frustró los propósitos de Saúl, y salvó la vida de David" (Ídem. p.236).