#109 - 1 Samuel 16-17: "Las hazañas de David"

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#109 - 1 Samuel 16-17

"Las hazañas de David"

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Es fácil decir: "Sí, señor", pero eso no significa que se lleve a cabo. Cristo se refirió en una parábola a lo mismo: "Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: "Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero" (Mateo 21:28 30). Del mismo modo, Saúl dijo "sí" pero no cumplió completamente la tarea. La hizo a medias y pensó que era suficiente, pues ya se creía su propio jefe.

Ahora entra en el escenario Agag, el rey capturado, y trata de congraciarse con Saúl y Samuel. Pero Samuel, lleno de indignación hacia este rey cruel y asesino, aplica la sentencia de Dios: "Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante del Eterno" (1 Samuel 15:33). ¡Qué escena más patética – un anciano profeta tiene que hacer el trabajo de un joven rey! Pero esa era la diferencia entre Samuel y Saúl; el primero cumplía mientras que el segundo, de labios decía "sí".

Los lazos quedaron rotos entre Samuel y Saúl, "y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y el Eterno se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel" (1 Samuel 15:35). Vemos que Samuel, aunque disgustado con el desempeño de Saúl, aún pedía a Dios perdón por él. Pensaba siempre en los demás y no en sí mismo. Al decir: "el Eterno se arrepentía", la palabra hebrea "nifal" significa "entristecerse". En este mismo relato se aclara sobre Dios: "porque no es hombre para que se arrepienta" (1 Samuel 15:29). Es decir, Dios nunca se equivoca. Sencillamente, se lamenta del estado al que había llegado Saúl. Se usa la misma palabra en Génesis 6:6, donde Dios "se arrepintió" de haber hecho al hombre. Significa lo mismo, que se lamentaba del estado de corrupción que había llegado la humanidad. A pesar de las plegarias de Samuel, Dios ya había tomado la determinación y le dice a Samuel: "¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey" (1 Samuel 16:1).

Dios no se va a afligir mucho porque el primer rey no sigue sus órdenes. Si uno se descalifica, Dios llamará a otro. La Biblia advierte: "que ninguno tome tu corona" (Apocalipsis 3:11). ¿Qué estaba haciendo Dios mientras tanto? Noten: "Los ojos del Eterno contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él" (2 Crónicas 16:9). Dios había visto en Belén a un Joven con un corazón dispuesto hacia él. Quizás uno piensa que Dios no lo toma muy en cuenta, pero él siempre está "probando el corazón, para dar a cada uno según su camino" (Jeremías 17:10).

Así, en Belén estaba la persona mejor calificada para ser rey. No era un hombre de letras, ni un anciano con gran prestigio, sino ¡un joven de alrededor de 15 años! Al saber Samuel que tenía que pasar por Gabaa, la residencia de Saúl para llegar a Belén se asusta pues le había dicho a Saúl: "El Eterno ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú" (1 Samuel 15:28). Saúl se había vuelto suspicaz y Samuel le dice a Dios: "Si Saúl lo supiera, me mataría" (1 Samuel 16:2). Aunque Samuel estaba sobre Saúl, el "jefe" ya no recibía el respeto ni confiaba en la lealtad del subalterno. Dios concuerda que es así y le dice que disimule al ir con un becerro para hacer un sacrificio. De este modo, pasa por Gabaa sin despertar las sospechas de Saúl y llega a Belén.

Al entrar a Belén, Samuel aclara que es para ofrecer un sacrificio y convida al anciano Isaí (en hebreo "siervo de Dios"), el nieto de Booz y Rut, que tiene ocho hijos. Al ver al mayor, Samuel cree que es el indicado, pero ¡pasan los siete hijos sin ser aprobados! Se habían olvidado del menor, que cuidaba las ovejas. "David (en hebreo "amado") era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces el Eterno dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel lo ungió en medio de sus hermanos atónitos; y desde aquel día en adelante el Espíritu del Eterno vino sobre David" (1 Samuel 16:12-13).

Tal como el caso de José, David tendría problemas de envidia de sus hermanos mayores y la incomprensión de su padre. Sin embargo, eso no lo detuvo para cumplir con la voluntad de Dios en su vida. David dijo más tarde en un Salmo: "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, el Eterno me recogerá" (Salmos 27:10). Cristo sufrió lo mismo de su familia y también, muchos de nosotros.

Ahora sale a luz otro principio bíblico Dios trabaja con sólo una persona a cargo sobre los demás. Aunque Samuel estaba sobre Saúl no quiso reconocerlo. Ahora Dios comienza a trabajar con David, y aparta su inspiración y guía divina sobre Saúl. Sin la protección y guía de Dios, Saúl se vuelve el hombre mezquino e inculto de antaño, pero con gran poder. "El Espíritu del Eterno se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del Eterno". Es mejor traducido, Dios permitió que el mal espíritu lo atormentara, pues "Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie" (Santiago 1:13). Dice el Comentario Exegético: "El conocimiento que no había obrado bien, la pérdida de su trono y de su dinastía volvieron a Saúl celoso, irritable, vengativo y con ataques de profundas depresiones" (p. 234). Hoy día, estos síntomas son muy parecidos al del paciente maniacodepresivo agudo, pero con influencia demoníaca. Estas personas pasan por momentos descontrolados de euforia hasta que el sistema nervioso se agota y luego caen en estados de profundas depresiones y de autodesprecio. "Busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tenga alivio” (1 Samuel 16:16). El tratamiento que usaron, los psicólogos lo llaman hoy día “musicoterapia”. Es bien conocido los efectos tranquilizantes que produce la música en uno. En muchos centros psiquiátricos se usa la música suave y tranquila para producir ese estado en los pacientes. Existen estudios que afirman que ¡hasta las plantas son afectadas por el tipo de música! Por siglos se ha usado la música para producir cambios positivos o negativos en el hombre. La música crea estados de ánimo religiosos (los salmos), sociales, intelectuales, populares y belicosos. Hay casos de personas que se han suicidado al ser arrebatadas por la música destructiva y "satánica". Sin embargo, hay música positiva que ha servido para desarrollar las artes, virtudes, la valentía (música marcial), el estado romántico o sencillamente para relajarse y meditar en un ambiente agradable.

Dios usa el problema psíquico de Saúl para introducir a David al gobierno de Israel. De todos los músicos, es David a quien traen al palacio. "Sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y el Eterno está con él" (1 Samuel 16:18). Así, el Espíritu de Dios trajo la fama de David hasta la corte de Saúl. Su personalidad afable, modesta, y ganadora conquistó a Saúl. "Y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas" (1 Samuel 16:21). "Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él" (1 Samuel 16:21-23). Así, la música calmaba su estado perturbado.

Más tarde, los filisteos de nuevo suben a los montes de Judá, en Soco, para vencer a Israel. Saúl reúne un ejército y los dos ejércitos se enfrentan entre dos montes.

Todavía quedaban algunos descendientes de una raza gigante, que ya casi había sido exterminada por Josué y Caleb unos siglos antes. Uno de ellos era Goliat. Medía según los mejores cálculos, ¡3 metros de altura! De nuevo se confirma la veracidad bíblica pues, arqueólogos han encontrado en esa zona y en el estrato de ese tiempo ¡esqueletos de esa medida!

Nadie quería pelear contra este gigante, ni aún Saúl que era de gran estatura, y así pasaron 40 días de humillaciones ante este guerrero desafiante. David había vuelto al hogar a cuidar a las ovejas y no sabía lo que pasaba. Su padre lo envió para llevar comida a sus tres hermanos mayores. Llegó al campamento justo cuando Goliat estaba maldiciendo al ejército, llamándolos cobardes "y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor" (1 Samuel 17:24). David escuchó que el rey estaba tan desesperado y frustrado que había prometido dar al que venciera a Goliat "grandes riquezas, su hija y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel" (1 Samuel 17:25). Al saber el hermano mayor de David que él estaba interesado en pelear, la envidia por su valor hace acusarlo de ser un espectador morboso: "Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido" (1 Samuel 17:28). David no se deja intimidar por su hermano mayor, pues sabe que estaba equivocado en juzgar sus motivos y le dijo: "¿Qué he hecho ahora? ¿No es esto mero hablar?". Así lo presentaron a Saúl y le dijo: "No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo...eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud”. David no se intimida tampoco: "Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso… lo hería… le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos... El Eterno, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo" (1 Samuel 17:32-37).

David estaba preparado, primero por su fe viviente y por su experiencia contra las fieras. Recuerda lo que dijo el presidente Abraham Lincoln: "Me esforzaré siempre de estar bien preparado, para que cuando se ofrezca la oportunidad, podré cumplirla".

Intentan vestir a David con la armadura pesada de Saúl, pero más le molestaba que le ayudaba. Así, decide pelear a Goliat con sólo la honda del pastor. “Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo…y tomó su honda…y se fue hacia el filisteo” (1 Samuel 17:40). Parecía muy dispareja la batalla, pero en realidad, David tenía la ventaja de la movilidad y la tecnología de distancia contra Goliat. Aún hoy día vemos que un pequeño torpedo puede hundir a un gran portaviones, o un misil de hombro puede derribar a un bombardero y una pequeña bala al mejor espadachín.

La diferencia era en el valor que Dios le estaba infundiendo. Le ayudó a guiar la piedra justo a su destino, al espacio debajo del casco entre los ojos de Goliat. “Y la piedra quedó clavada en el frente… e hirió al filisteo y lo mató… y tomando su espada le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron… y cayeron los heridos de los filisteos… y saquearon su campamento”. Así David, por su fe, se convierte en un gran héroe.