#043 - Éxodo 14: "El cruce del Mar Rojo"

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#043 - Éxodo 14

"El cruce del Mar Rojo"

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Estaban atrapados entre el Mar Rojo y las montañas de Pi-hahirot. No obstante el peligro, Moisés recordó lo que Dios le había dicho de por qué estaban en ese lugar y de la destrucción que vendría sobre los egipcios. Aun así, Dios no le había dicho cómo lo iba a llevar a cabo. Podía ser por una plaga como la que asoló a los primogénitos, u otra vez con el granizo, pero jamás se imaginó que usaría el Mar Rojo como una sepultura. Esto ocurrió durante el último día de Panes Sin Levadura.

"Entonces el Eterno dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo; y entren los hijos de Israel por en medio de mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en su caballería; y sabrán los egipcios que soy el Eterno, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su ente de a caballo” (Éxodo 14:15-18).

“La ubicación de esta travesía famosa todavía no ha sido fijada satisfactoriamente….la vasta mayoría, sin embargo, que han examinado este lugar… fijan la travesía, como también la fija la tradición local, como a 16 o 19 km. Más al sur al Wady-Tawrik. “El tiempo del milagro fue de toda la noche…El mar en este punto tiene una anchura de 9 a 12 km. Hubo así tiempo suficiente para que pasasen los israelitas desde cualquier parte del valle, especialmente considerándose su excitación y animación por la interposición favorable y maravillosa de Dios a su favor” (Wilson)..

¿Cómo se atrevió el Faraón a enviar sus tropas contra Israel bajo estas circunstancias? La respuesta la da la Biblia: "Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel y era nube y tinieblas para aquellos y alumbraba a Israel de noche y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros" (14:19-20). Por la oscuridad causada por la nube interceptora, es probable que ellos no supieran en qué terreno estaban avanzando; oían el ruido de los fugitivos delante de ellos y seguían adelante con la furia de vengadores de sangre, sin soñar que estaban sobre el lecho del mar que se había secado" (Ídem).

Así llegó el último castigo a esa sociedad tan orgullosa y pagana que era Egipto. Todo el ejército del Faraón quedó destruido cuando las aguas del gran mar se juntaron de nuevo. Noten que no menciona que el Faraón muere con ellos, y en la historia egipcia, el Faraón Amenhotep II muere alrededor del año 1429 A.C. y es sepultado todo en forma normal. A principios de este siglo fue hallada la tumba de este faraón y adentro estaba su momia y su famoso arco.

Veamos ahora cómo la historia egipcia sobre Amenhotep II coincide con los hechos bíblicos. Según el relato que dejan los monumentos Amenhotep II, comenzó su reinado con mucho vigor tal como su padre, pero en 1444 a.C., sus campañas bélicas terminan en forma abrupta (debido, como sabemos, por las plagas y destrucción del ejército en 1443 a.C.). No se llevan a cabo más actividades militares durante su reino. “Su segunda campaña militar fue menor que la primera…y no hubo más guerras durante su reinado, que sugiere que se había alcanzado un equilibrio de poder en la región” (Enciclopedia Británica, Tomo I, p.301).

Hay una fuerte evidencia de que Tutmosis IV, el hijo que subió al trono después de la muerte de Amenhotep II no fue su primogénito. Escrita sobre la Gran Esfinge (llamada la Estela del Sueño) aparece el relato del sueño que tuvo Tutmosis IV.

“Durante un descanso cerca de la Gran Esfinge, soñó que el dios Horus, representado por la esfinge, le pidió que limpiara la esfinge de la arena que la rodeaba, y a cambio le haría el siguiente faraón… Basado en este sueño han sugerido que él, no fue el primogénito y que llegó al trono luego de la muerte del hermano mayor. Por eso usó el sueño como una autorización divina para poder reinar” (Ídem, tomo 9, p. 989).

Esto sería lógico puesto que el hermano mayor, al ser el primogénito, habría muerto por la décima plaga contra los egipcios. Durante el reinado de, Tutmosis IV, no hubo grandes campañas militares, pues aún no se había repuesto Egipto de todas las catástrofes durante el Éxodo. Este fue el único período durante más de cien años en que no ejercieron su poder imperial.

Ahora bien, ya que los "dioses" egipcios quedaron tan desprestigiados durante las plagas, es razonable pensar… que los mismos egipcios también dudaran de ellos y de sus sacerdotes. Pues en la historia egipcia, esto es precisamente lo que ocurre. Hubo un periodo de grande conmoción religiosa que culmina con un monoteísmo como el de Moisés pero “a la egipcia", por decirlo así. Este cambio religioso comenzó gradualmente en el reinado del siguiente faraón, Tutmosis IV. "Durante su reinado, Tutmosis mostró una devoción persona al dios Atón, que llegó a ser la figura principal en la (Ídem, p. 989). Ya comienzan los líos.

Aún al siguiente faraón, Amenhotep III, el lastre de la derrota militar del Éxodo siguió debilitándolos. Ya no eran los confiados y orgullosos guerreros "imperialistas" de antaño y prefirieron la diplomacia a la espada. "... Amenhotep III no era hombre de guerra, prefería disfrutar de las ventajas de la paz y de los goces de una cultura refinadísima al lado de su mujer, Tij… Los treinta y seis años del reinado de Amofis III, fueron de paz y uno de los períodos más felices de la historia de Egipto" (Historia Universal, Grimberg, Tomo 1, p. 149-150). Detrás de esa paz, había una acumulación de tensiones religiosas durante unos cuarenta años por las decepciones del Éxodo que estallan con el hijo de Amenhotep III, el radical religioso Amenhotep IV.

"Amenhotep IV es una figura heterodoxa y revolucionaria en la serie de reyes conservadores de Egipto... Su objetivo era poner fin, a la vez, al poder sacerdotal de Amón y al politeísmo... convirtiendo a Amón-Ra (cambiando su nombre a Atón) en el único dios de Egipto…En honor a Atón cambió su nombre de Amenhotep (significa 'Amón está satisfecho') por Ek-n-Atón, 'el que agrada a Atón'...El dios Atón era la bondad misma, 'el padre lleno de amor para todo lo que ha creado'...Atón era el dios de la dulzura y de la paz (noten las similitudes con el Eterno Dios quien se manifiesta con amor y paz). Eknatón dedicaba toda su atención a los valores religiosos y estéticos. Es difícil averiguar el carácter político que impulsaba su celo reformador (aquí el autor admite que no sabe lo que causó todo esto – M.S.). Con todo, sabemos que Eknatón entablo una lucha fanática contra los antiguos dioses locales, como Osiris y Hator, y, sobre todo, contra Amón. Como consecuencia, los poderosos sacerdotes de Amón se convirtieron en los mayores enemigos de Eknatón. Y cuando los enemigos del exterior invadieron los estados vasallos de Egipto, las tentativas de reforma del ‘rey herético’ tuvieron que virar en redondo” (Ídem, p. 158).

Noten las diferencias artísticas que aparecen en este tiempo cuando se burlan delo estilizado o perfecto de los egipcios y se vuelve el arte más real y “sacrílego”. Eknatón aparece con todas las imperfecciones faciales. Ya no se considera todo perfecto ni divino. En la otra pintura, Eknatón se nota el cambio contra el orgullo religioso que siempre representaba las figuras sin defectos.

Además de las pruebas ya mostradas de las fechas del Éxodo, fue durante este periodo que los israelitas, tras cuarenta años de vagar por el desierto del Sinaí, nuevamente aparecen en la historia egipcia y cananea. “En efecto, la religión y el arte habían impulsado a Ekantón a descuidar sus deberes en política extranjera… Pues bien, mientras los hititas conquistaba los territorios del faraón, en Siria del Norte, los hebreos salían del desierto del Sinaí para invadir Canaán. Los jefes sirios fieles al faraón no recibieron de éste la ayuda que requería el momento. Los archivos de El-Amarna nos ofrecen emocionantes testimonios de sus angustias. Uno de los vasallos, a quien el enemigo había tomado todas las ciudades, menos dos, y le asediaba una de ellas, escribe al faraón: ‘Mirad, estoy aquí, en Gubla, como un pájaro atrapado en un lazo. Los campos de mis campesinos son como una mujer que no tienen marido: son estériles y están abandonados. ¡Escucha también, señor, la súplica de tu servidor y envíame pronto ayuda! Si no, tendré que abandonar la ciudad y huir. El príncipe que reinaba en Jerusalén mandó esta angustiosa llamada: “¡Sabed, oh rey, que todos los países se desmoronan y que el enemigo se acerca! ¡Quered, oh rey, defender vuestro país! (Recuerden regiones de Gazri, Escalón y Lakis se han sometido a los hebreos y les han ofrecido alimento, aceite y todo aquello de que tenían necesidad. ¡Enviad, oh rey, tropas contra los pueblos que se conducen de forma tan escandalosa hacia el rey, mi señor!” (Ídem. P. 160-161).

Con este repaso de la historia egipcia, podemos ver cuán precisos y fidedignos son los relatos bíblicos. Con el cruce del Mar Rojo, ya Israel deja a Egipto, por lo menos físicamente, pues no lo dejarían en sus mentes hasta que Dios los saca de la tierra de Israel. Las diez tribus norteñas irían a destierro en Asiria y Judá y Benjamín al exilio en Babilonia (2 Reyes 17 y 25).