La falsa religión vs. el Camino
¿Está usted dispuesto a llegar al fondo del confuso y fragmentado mensaje cristiano actual? Tenemos el popular evangelio de la salud y la riqueza. También se está extendiendo el evangelio LGBTQ, que acepta lo que la Biblia prohíbe. ¿Y qué le parece el evangelio de que todos los caminos conducen a Dios, o el evangelio del entretenimiento, que prácticamente carece de enseñanzas? Lamentablemente, y desde tiempos inmemoriales, lo que se considera cristianismo tradicional ha sido corrompido por ideas y prácticas erróneas.
El mensaje de los primeros cristianos difería tanto de las creencias de la sociedad que los rodeaba, que fueron acusados de poner al mundo al revés (Hechos 17:6). Más adelante repasaremos la historia de cómo el mensaje cristiano hizo que la gente de una importante ciudad antigua quemara libros sobre la práctica de la magia, lo cual estuvo a punto de provocar una revuelta.
El verdadero cristianismo, llamado entonces el Camino (Hechos 9:2; 19:9, 23; 24:14), era muy distinto de la cultura circundante. Para los primeros cristianos solo había dos tipos de religión: adorar al Dios de las Escrituras hebreas (lo que a menudo recibía el apodo de judaísmo) o cualquier otra religión, lo que se consideraba idolatría y demonismo. Los primeros cristianos eran calificados como una secta judía, pero la mayoría de los judíos los rechazaron y se negaron a aceptar a Jesús como el Mesías.
El mundo en general adoptó el paganismo, un término general para las religiones que no aceptan al Dios de la Biblia. La visión del mundo de la cultura romana del primer siglo era inclusiva y abarcaba a todos los dioses y diosas. Su énfasis en rituales elaborados y templos exóticos hacía que los participantes se sintieran muy espirituales. El mundo espiritual para ellos estaba en todas partes y en todo: la vida se guiaba por las estrellas; el hogar se decoraba con estatuas de parientes muertos y de dioses y diosas para buscar su ayuda, y la magia ritual era la clave para contactarse con los dioses y diosas y con todos los espíritus.
Sin embargo, aunque el paganismo es generalmente inclusivo, no puede soportar al Camino, que no lo es. Además, el Camino rechaza de plano el paganismo, lo cual provoca un gran choque cultural.
¿Está dispuesto a descubrir el Camino? Si lo hace, podría pasar por la misma transformación que experimentaron los primeros creyentes cristianos, y encontrar el propósito de Dios para su vida. Pero sepa que esto tiene un costo, porque el Camino original se opone a muchas creencias cristianas populares y veneradas.
Quema de puentes en Éfeso
Observemos lo que sucedió en la historia mencionada anteriormente, registrada en Hechos 19. El apóstol Pablo, responsable de la difusión del cristianismo por muchas zonas del Imperio romano, viajó a la ciudad de Éfeso, que hoy corresponde a Turquía occidental. Esta gran e influyente ciudad era una capital de provincia, un importante puerto marítimo y centro comercial donde se reunían y mezclaban las culturas y maravillas de los continentes europeo y asiático. Además, era sede de una de las siete maravillas del mundo antiguo: el templo de Artemisa (llamada Diana por los romanos), y el enorme flujo de peregrinos a la zona le permitía acumular grandes riquezas.
Cuando Pablo visitó Éfeso por primera vez, empezó a enseñar el Camino, la fe y la práctica cristianas en la sinagoga judía. Pero la oposición que debió enfrentar provocó una ruptura, así que al cabo de tres meses abandonó la sinagoga y estableció un centro de enseñanza tanto para judíos como para no judíos. Algunos de los paganos comenzaron a aceptar y a responder, creyendo que Jesús era el único camino hacia el Dios verdadero.
El relato registra que “muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron sus libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata [¡una fortuna!]. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19:18-20). Observe cómo el Camino cambió sus vidas. Los paganos creyentes quemaron entusiastamente sus libros, que contenían conjuros a los espíritus, hechizos y rituales mágicos.
Ahora que habían comenzado el Camino, empezaron a “quemar sus puentes detrás de ellos”, es decir, a eliminar el camino de regreso a la religión falsa. Observe que estos primeros cristianos no quemaron los libros de sus vecinos ni atacaron bibliotecas, sino que quemaron sus propios libros. Los consideraban sin valor y malvados, así que los destruyeron. El punto aquí es que aquellos que siguieron el Camino, aceptando a Jesús como el Mesías bíblico, rechazaron apasionadamente los conceptos y prácticas de la religión no basada en la Biblia.
Hagamos un ejercicio mental. Intente imaginarse que ha crecido en el antiguo mundo de Éfeso, con templos dedicados a dioses y diosas por doquiera, y que ha adorado a Zeus y Artemisa o Diana. Usted es muy supersticioso y se preocupa constantemente por los espíritus malignos. Consecuentemente, busca ayuda en hechizos mágicos y en los sacerdotes de los templos, que examinan las vísceras de los animales sacrificados a fin de interpretar para usted el mensaje de los dioses.
Imagine ser una persona que vive en ese entorno, que se ha vuelto al Dios de la Biblia y ha aceptado a Jesús. Ha dejado atrás el paganismo, lo ha rechazado por ser falso y maligno, y ha quemado sus puentes. Su vida ha cambiado profundamente y su mundo se ha trastocado. Desde entonces ha perdido amigos, contactos de negocios, tal vez un trabajo, y es perseguido por seguir el Camino.
Ahora haga una pausa y analice su propia vida actual. ¿Está usted así de comprometido? Es cristiano, ¿verdad? No participa en el paganismo. ¿Está seguro? Veamos un ejemplo. ¿Qué le parece Halloween? Es solo una inofensiva fiesta infantil, ¿verdad? ¿Lo es en realidad? Los orígenes de Halloween se remontan a antiguos ritos paganos asociados a los malos espíritus. Estos ritos más tarde se transformaron en el Día de Todos los Santos y el Día de Todos los Difuntos, días católicos medievales en honor a los muertos. Hoy en día, en muchas iglesias se siguen considerando fiestas religiosas. Están ligadas a la práctica de orar a los santos en el cielo, una costumbre también derivada del paganismo, que denigra la enseñanza bíblica de que Jesucristo es el único mediador entre nosotros y Dios.
Volvamos a nuestro ejercicio mental. Imagínese que, como uno de aquellos primeros conversos cristianos que abandonaron el paganismo para seguir el Camino, se encuentra ahora en nuestro mundo y contempla la vida cristiana actual. ¿Cómo reaccionaría ante el hecho de disfrazar a un niño de zombi o de bruja para ir a pedir caramelos (un vestigio de la superstición pagana) en un momento en que muchos siguen yendo a la iglesia para honrar de algún modo a Dios y a Jesucristo? Halloween ahora puede parecer trivial, pero los primeros cristianos, según lo que enseñaron Jesús y los apóstoles, no aceptaban costumbres de culto paganas, y cada aspecto de Halloween tiene sus raíces en el paganismo. Esta celebración no tiene ninguna conexión con el verdadero cristianismo, porque los que siguieron el Camino abandonaron el paganismo. ¡El Halloween actual sería absolutamente inaceptable para ellos!
Entonces, ¿cómo pueden los cristianos de hoy tolerar que se vuelva a introducir el paganismo en el Camino? La verdad es que las fiestas más populares, la Pascua de Resurrección y la Navidad, también tienen sus raíces en el paganismo, aunque se les dé un barniz bíblico. Jesús no nació en diciembre. La fecha de celebración de su nacimiento se basa más en las antiguas saturnales romanas y en el solsticio de invierno que en los Evangelios. Muchas tradiciones cristianas como el árbol de Navidad, los huevos de Pascua y los conejos proceden de costumbres paganas. Easter [el nombre en inglés de la Pascua de Resurrección] procede de una diosa anglosajona de la primavera. Los cristianos que siguieron el Camino rechazaron ese tipo de costumbres para rendirle culto a Dios. Al aceptar estas costumbres, el cristianismo es culpable de volver a las prácticas que los cristianos originales rechazaron.
El verdadero culto cristiano y el paganismo no se mezclan
Volvamos ahora a la historia de Efesios. ¿Cómo impactó en la sociedad efesia el mensaje del nuevo camino cristiano, difundido por aquellos que quemaban sus libros? ¿Por qué provocó tanto trastorno ? Bueno, fue algo bastante dramático, ya que afectó a toda una industria dedicada a fabricar estatuas de la diosa patrona de la ciudad.
Fíjese en lo que sucedió, continuando en Hechos 19: “Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana [Artemisa, en griego], daba no poca ganancia a los artífices; a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia [Turquía occidental], ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este negocio nuestro venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero” (vv. 23-27). ¡Los exitosos esfuerzos de Pablo por apartar a la gente de su culto a esta diosa pagana estaban acabando con el sustento de los artesanos y con la economía de la ciudad!
“Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro . . .” (vv. 28-29). Muchos miles de personas se dejaron llevar por el frenesí. Los funcionarios de la ciudad consiguieron finalmente controlar a la multitud antes de que se convirtiera en una turba alborotada que intentaba matar a todos los cristianos. Es difícil imaginar el impacto que este pequeño grupo de personas tuvo al trastocar su mundo simplemente porque hablaron a otros del Camino.
La mayoría de los cristianos de hoy no perciben la relevancia moderna del conflicto que nos ocupa. Cabe hacer notar que los cimientos de la Iglesia cristiana, al aceptar a Jesús como el Mesías o Cristo prometido, se apoyaban en su dedicación a las Escrituras (que entonces era lo que comúnmente se conoce como Antiguo Testamento), incluido su rechazo absoluto del paganismo. Aquí estamos, casi 2000 años desde la quema de libros y el motín de Éfeso, ¿y dónde está hoy la fidelidad y dedicación de aquellos antiguos cristianos?
El mensaje de los que ahora pretenden ser la Iglesia, los seguidores del Camino, ¿en qué se ha convertido? En algo turbio, confuso, fundamentalmente cambiado. El entusiasta rechazo al paganismo ha sido sustituido por un cómodo compromiso con el mismo. ¿Por qué los cristianos fingen que un alegre anciano con traje rojo baja por las chimeneas en Nochebuena para dejar juguetes a los niños que se han comportado bien? ¿Por qué fingen que los conejos ponen huevos de colores vivos?
Como dije antes, para los primeros cristianos solo había dos tipos de religión: por un lado la creencia en el Dios de las Escrituras hebreas, y por el otro, todas las otras religiones, que ellos consideraban idólatras y demoniacas. Mientras que el judaísmo rechazaba a los cristianos por su aceptación de Jesús como el Mesías, el rechazo de los primeros cristianos al paganismo seguía siendo tan vehemente como en la comunidad judía.
En una carta a la Iglesia de la ciudad griega de Corinto, Pablo abordó cierta transigencia con las ceremonias paganas, señalando que aunque los ídolos de madera y piedra por sí mismos son impotentes (véase 1 Corintios 10:18-19), forman parte de una realidad más tenebrosa: “Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” (v. 20). Piense en ello.
Al referirse al pan y al vino que simbolizan el sacrificio de Cristo en la Pascua, prosigue: “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios” (vv. 21-22). Así pues, no se puede mezclar la Pascua cristiana con la Pascua de Resurrección pagana, ni con ninguna práctica de culto pagana. Los que seguían el Camino sabían que había un poder en el paganismo. Comprendían la realidad de que Satanás y sus demonios son ángeles caídos empeñados en destrozar la creación de Dios e impedir que la gente siga el Camino. Como vemos, el paganismo no es solo otro camino hacia el Dios verdadero: es un sistema falso de creencias espirituales fomentado por el diablo para alejar a la gente del Dios verdadero.
Cómo seguir el Camino
Ahora puede entender por qué los efesios quemaron sus libros y por qué los plateros no los querían cerca y trataron de expulsarlos. Si la Navidad, la Pascua de Resurrección y Halloween proceden del paganismo, ¿hay algún día especial que los cristianos deben observar para rendir culto a Dios y a Cristo? Este es otro paso para descubrir el verdadero Camino.
El Camino comienza con el sábado semanal, no con el domingo. Y existe un calendario cristiano bíblico anual que no tiene nada que ver con el paganismo. Este calendario incluye: la Pascua, un servicio conmemorativo del sacrificio de Jesucristo; la Fiesta de los Panes sin Levadura, un momento para celebrar la obra de Cristo al llevarnos del pecado a la salvación; Pentecostés, el día en que el Espíritu Santo fue dado a la Iglesia (véase Hechos 2); la Fiesta de las Trompetas, un día para celebrar la esperanza futura del regreso de Cristo; el Día de Expiación, un tiempo para reconciliarse con Dios sin las influencias del diablo; y la Fiesta de los Tabernáculos y el Octavo Día final, un tiempo para celebrar el futuro establecimiento del Reino de Dios, cuando la oportunidad de salvación será ofrecida a todos.
Estas celebraciones bíblicas revelan el auténtico evangelio, el plan de Dios para atraer a la humanidad descarriada de vuelta a él para que podamos convertirnos en sus hijos.
Para terminar, he aquí tres lecciones de la experiencia cristiana en Éfeso que pueden ayudarnos a reflexionar. En primer lugar, Pablo y los efesios no enseñaron muchos caminos, sino uno solo. La idea popular de que todas las religiones conducen al mismo Dios es un falso evangelio. En segundo lugar, Jesús, como Hijo de Dios, es el centro del Camino. Él declaró: “Yo soy el camino” (Juan 14:6). Él define lo que significa seguirle, y eso incluye obedecer las Escrituras. Y, en tercer lugar, los primeros cristianos rechazaron cualquier forma de paganismo en su culto al Dios verdadero. No salieron e intentaron forzar a la gente a convertirse, sino que compartieron su mensaje de manera elocuente y clara. Y ese mismo mensaje es el que presentamos aquí, en Las Buenas Noticias.
¿Está preparado para vivir de acuerdo al Camino? BN