¿Hallará Jesús fe en la Tierra?
Jesús planteó una pregunta sorprendente a sus discípulos en Lucas 18:8: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”
La fe en Dios está disminuyendo día tras día y año tras año. Tanto estadísticos como investigadores han presentado muchos reportes que muestran un declive de la fe en el mundo occidental.
Cuando alguna crisis azota al mundo, trátese de una guerra, un ataque terrorista o una pandemia, con frecuencia vemos un efímero retorno de la gente a la fe, y en un breve lapso Dios recibe más oraciones que de costumbre. Una reciente encuesta del Centro de Investigación Pew concluyó que la mayoría de la gente ha orado más durante la pandemia del coronavirus que antes de ella.
Pero el patrón que hemos visto en el pasado muestra que cuando una gran crisis se resuelve o desvanece, la vida vuelve a la normalidad y las iglesias vuelven a quedar vacías. ¿Qué piensa la gente? ¿Tiene ello alguna importancia?
¿Por qué debemos preocuparnos de lo que la sociedad en general cree? Mientras hagamos lo correcto, ¿por qué debería afectarnos el hecho de que el mundo rechace a Dios? Desde luego que nos acongoja ver lo que sucede, y siempre hay el peligro de que las ideas erróneas puedan seducirnos si no tenemos cuidado. Pero eso no es todo.
Se ha comprobado que la fe en el Dios de la Biblia tiene un impacto enorme y muy positivo en la sociedad. Esto no es algo que puedan lograr los ateos o quienes dicen pertenecer al “antiteísmo”. Como han demostrado décadas de investigación, una cultura basada en principios judeocristianos desarrolla el modelo más estable, respetuoso de la ley y próspero para una sociedad o nación.
Si una nación se desvía de esta base religiosa, ¿qué podemos esperar? Conflictos económicos, fracaso de los sistemas gubernamentales y de justicia, tristeza, epidemias de drogas, crímenes violentos y ruptura de la familia. Estos son los resultados de una nación que se aleja de Dios y de su camino de vida y esto es lo que vemos actualmente a nuestro alrededor.
En Lucas 17:5 leemos: “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe”. Obviamente vieron las obras de Jesús y escucharon cuán altos eran los estándares de sus enseñanzas, ¡y se dieron cuenta de que necesitaban más fe!
Asombrosamente, a medida que el fin de esta era se acerca ¡la gente tiende a ejercitar menos fe! No la buscan como solían hacerlo, y quizás la tecnología sea en parte responsable. O quizás hay demasiadas distracciones que compiten con la fe en Dios. No es hasta que enfrentamos una situación que cambia nuestras vidas (como la pandemia de covid-19 y su disrupción económica, que puede significar la pérdida del sustento y para muchos incluso de sus vidas) que buscamos respuestas más amplias y acudimos a Dios.
La sociedad necesita tener más fe en Dios, pero lamentablemente va en la dirección opuesta. Debemos resistir esta presión, orando a Dios para que aumente nuestra fe y no sucumbamos al espíritu del mundo.
Veamos algunas de las razones claves de por qué ha disminuido la fe en Dios.
Hoy tenemos más soluciones para problemas que solían ser irresolubles
Ha habido grandes avances médicos que han logrado manejar el creciente número de enfermedades, y también más atención médica disponible para más gente. Con las epidemias recientes, doctores y científicos han logrado encontrar e implementar en un tiempo relativamente corto diversos tratamientos para aliviar la gravedad de las dolencias.
Pero aparentemente no son solo los avances médicos los que están resolviendo nuestros problemas. Mucha gente piensa que, con suficiente tiempo, los científicos lograrán resolver todos los problemas de la humanidad. Estas personas no ponen su fe en vivir el camino de Dios ni prestan atención a las advertencias de Jesucristo, sino que confían solamente en la ciencia.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que junto con las nuevas enfermedades puede haber una demora significativa hasta que se encuentren soluciones. Tal vez algunas se presenten de manera tan severa y repentina que la sociedad se verá abrumada y será demasiado tarde para encontrar un tratamiento eficaz, y algunos problemas nunca serán resueltos de esta manera. La ciencia médica claramente no estaba preparada para el nuevo coronavirus, y ciertamente no está preparada para toda eventualidad. Sin embargo, Dios sí lo está.
Tenemos más riquezas y varios sistemas sociales, por lo que la gente no carece de algún tipo de ayuda.
Por algún tiempo, la población ha recibido asistencia social o algún tipo de ayuda del gobierno, lo que varía según el país. ¡Como consecuencia, desde hace mucho tiempo más y más gente ha puesto su confianza y fe en el gobierno a costa de la fe en Dios!
Es interesante lo que dicen los científicos sociales: que después de que más de la mitad de la población se vuelva dependiente del gobierno, no habrá vuelta atrás. ¿No sería maravilloso que en lugar de ello más de la mitad de la población se pusiera en manos del Dios Todopoderoso?
Como dijimos, la falta de preparación de los gobiernos humanos para enfrentar el covid-19, incluso en términos físicos, fue lamentable, y condujo a sufrimientos y dificultades aún peores. Además, los resultados finales y totales de las políticas gubernamentales adoptadas para tratar el problema aún están por verse, y podrían ser graves. El hombre no puede predecir efectivamente el futuro, ¡pero Dios sí puede!
Tenemos más conocimiento y más medios para encontrar soluciones
Desde el advenimiento de la tecnología moderna siempre ha existido alguna manera de hacer y entender las cosas, lo que supuestamente mejorará la calidad de nuestra vida. Y, por supuesto, esto se convierte en la meta: mejorar nuestra vida, no vivir una vida justa.
Sin embargo, si usted investiga más a fondo se dará cuenta de que las cosas no han mejorado. A pesar de la tecnología y la abundancia de soluciones, más riqueza en algunos países, más asistencia gubernamental y más conocimiento, la gente en realidad no es más feliz y muchos sienten que “solo unos pocos” se benefician de todos estos avances. Pero aun si ese fuera el caso, no sería por mucho, ni de maneras que verdaderamente importen.
Fe mal dirigida
Como dice el título de este artículo, Jesús preguntó si hallaría fe en la Tierra cuando regresara. Bueno, hay fe en todas partes pero, lastimosamente, está mal enfocada porque la gente confía en las cosas equivocadas. Jesús estaba hablando de la fe verdadera y puesta correctamente en Dios, y a escala global la respuesta a esta pregunta es mayormente “no”.
Una profecía de los últimos tiempos, justo antes de que Jesucristo regrese a la Tierra, muestra que los seres humanos en general no tendrán fe en Dios. Se rehusarán a seguir las enseñanzas de Jesús incluso ante sucesos catastróficos que cobrarán millones de vidas. Leemos en Apocalipsis 9:20-21:
“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar [recurrieron a fuerzas equivocadas y cosas tangibles en busca de ayuda]; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos”.
Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe –el tipo correcto de fe– en la Tierra? No mucha. A pesar del dolor y el sufrimiento, la humanidad no recobrará la fe en nuestro Creador. El ser humano en general no se arrepentirá.
¿Será usted la excepción?
La excepción será el pueblo de Dios: sus siervos fieles que están siendo guiados por Jesucristo y se están preparando para guiar y enseñar el cristianismo verdadero alrededor del mundo cuando él regrese.
Prestemos atención a la advertencia que se nos ha hecho. ¡No sea uno de aquellos que abandonan la fe en Dios! Como el apóstol Pablo escribe: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos [que tienen] cauterizada la conciencia” (1 Timoteo 4:1-2).
¡Debemos mantenernos fieles! No debemos permitir que el mundo cauterice nuestra conciencia. Cuando Jesucristo regrese, él debe hallar fe en nosotros.
Después de escribir sobre aquellos que se dejan llevar por deseos destructivos, Pablo dice: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” (1 Timoteo 6:11-12).
Somos llamados al camino de la fe correcta, de la confianza profunda en el Dios Creador de la Biblia que nos creó. Búsquelo verdaderamente y obedézcalo en un mundo que cada día tiene menos fe y esperanza.
No se deje llevar por el espíritu del mundo. El riesgo de que ello suceda aumentará cuando la crisis actual pase y todo vuelva a un cierto estado de normalidad. Acuda a Dios ahora, en estos tiempos difíciles, y aférrese a él cuando las cosas se calmen. No baje la guardia en tiempos relativamente fáciles, ni confíe en que el mundo que lo rodea será capaz de resolver sus propios problemas, porque ese no será el caso. Busque a Dios hasta el final para que lo ayude.
¿Hallará Jesús tal fe cuando regrese? Sí. ¿Dónde? ¡Mi deseo y oración es que la halle en usted! BN