Estados Unidos se ha vuelto irreconocible
El año 2020 pasará a la historia. Fuimos testigos del desarrollo de varios escenarios que cambiaron al mundo: una espantosa enfermedad epidémica que se propagaba rápidamente por todo el orbe, devastadoras consecuencias económicas debido al cierre de una nación tras otra para evitar la diseminación del covid-19, el colapso de los viajes internacionales como resultado de que muchos países entraban en cuarentena, y una intrusión masiva del gobierno en la vida de los ciudadanos.
Y mientras millones de personas eran prácticamente sentenciadas a un confinamiento domiciliario, miles de prisioneros fueron liberados de las cárceles (aparentemente para prevenir la propagación del covid-19) y hordas de millares de manifestantes se lanzaron a las calles de Estados Unidos para perpetrar saqueos e incendios. Muchos fueron arrestados pero, como es típico, los políticos simpatizantes los dejaron en libertad para que continuaran aterrorizando a la población.
Y esto ni siquiera incluye la seguidilla “normal” de malas noticias sobre guerras, hambrunas, políticos y gobiernos corruptos, genocidios, pérdidas de cosechas, desastres naturales y similares; y esto está lejos de haber terminado. Más o menos en el momento en que muchos de ustedes reciban este número, Estados Unidos habrá llevado a cabo elecciones presidenciales que determinarán el futuro de la nación. Las Buenas Noticias no respalda a ningún partido político, pero estamos obligados a examinar la realidad de dónde se encuentra la nación en este momento. Los riesgos son muchos, porque lo que está en juego es la supervivencia de la nación tal como la conocemos.
¿Por qué digo esto? Porque estamos acostumbrados a que los políticos intenten persuadir a la gente de que vote por ellos mediante promesas, a sabiendas de que no pueden cumplirlas. Por lo general podemos ignorarlos, pero este año es diferente.
En los últimos años hemos visto momentos cruciales en los cuales los partidos políticos han ganado suficiente influencia como para ejercer un control total sobre todo lo que está bajo su poder. Lo hemos visto en las grandes ciudades y estados de la nación norteamericana que están dominados abrumadoramente por un partido político. Allí, los políticos de carrera han implementado sin obstáculos sus plataformas, políticas y objetivos.
¿Cuál ha sido el resultado? Enormes cargas tributarias, aumento de la falta de vivienda, epidemias de drogadicción, escuelas en decadencia, infraestructura en ruinas, enormes e insostenibles obligaciones de pensión, delincuencia persistente, y empresas, negocios y ciudadanos hastiados que, sobrecargados de impuestos y sometidos a excesivas regulaciones, huyen por millares.
Si usted ha prestado atención en los últimos meses, puede que haya notado las ideas radicales propuestas por los dirigentes de uno de los principales partidos políticos de los Estados Unidos. Y no estoy hablando de su plataforma de elección presidencial, que pide billones de dólares de aumento de impuestos, el “nuevo pacto verde” que aplasta la economía, el restablecimiento del sistema de salud Obamacare, la reincorporación al Acuerdo de París Sobre el Cambio Climático, la restricción al derecho a elegir escuelas, la restitución del financiamiento a los terroristas palestinos, el financiamiento federal del aborto y el desfinanciamiento de la policía.
El 5 de julio, el candidato presidencial de esta afiliación política declaró por Twitter que si su partido gana la presidencia, “No solo reconstruiremos esta nación, sino que la transformaremos”, pero no aclaró cómo se llevará a cabo tal transformación o en qué piensan convertir el país. Por eso las propuestas presentadas por otros líderes del partido son importantes, ya que revelan la transformación que quieren lograr si obtienen el control de la presidencia y el Congreso. Su lista de propuestas revela un plan bien pensado para alterar permanentemente el gobierno y transformar la sociedad estadounidense en algo muy diferente. Aquí están los pasos que han sido presentados abiertamente:
- Abolir las medidas obstruccionistas del Senado de Estados Unidos, que requieren un 60 % de votos para aprobar legislaciones o decisiones importantes. Esto invalidaría más de 200 años de historia y tradición de cooperación y deliberación antes de hacer cambios significativos. Si estas reglas son anuladas, el partido quedaría en libertad de hacer lo siguiente:
- Conceder categoría de estado al Distrito de Columbia y a Puerto Rico, dándole así a este partido un total de cuatro senadores liberales más confiables, y miembros liberales adicionales en la Cámara de Representantes.
- Expandir la actual Corte Suprema de nueve miembros a 15 o más, y ocupar los escaños adicionales con jueces activistas liberales que hagan la ley en vez de interpretarla. Esto haría que la Corte Suprema se inclinara permanentemente hacia la izquierda y le daría una capacidad imparable para crear nuevas leyes a través de un decreto judicial, en lugar de que sea el Congreso el que haga las leyes.
- Abrir las fronteras y cambiar la política y las leyes de inmigración para admitir a más inmigrantes con poca o ninguna capacitación, que dependerán de la asistencia permanente del gobierno y apoyarán a los que les prometan más. Esto incluiría un “camino a la ciudadanía” para unos 20 a 30 millones de extranjeros ilegales, cambiando permanentemente el equilibrio político en toda la nación.
-Restringir aún más los derechos de libre expresión garantizados por la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos y también el derecho a portar armas, según se establece en la Segunda Enmienda. Esto alteraría permanentemente los derechos constitucionalmente garantizados, que fueron establecidos específicamente para ayudar a prevenir tales tomas de poder por parte del gobierno. Con estos pasos en marcha, la nación de Estados Unidos que conocemos pronto dejaría de existir y el mundo entero cambiaría permanentemente.
No nos equivoquemos: estas son exactamente las propuestas que han sido presentadas públicamente y reiteradas en días recientes, al tiempo que las campañas políticas se vuelven más candentes. Y los numerosos representantes de este partido, que controlan los medios de comunicación social, están trabajando duro para marginar y eliminar al número cada vez menor de voces conservadoras y de apoyo a la Biblia en los principales medios de comunicación. Estos son tiempos muy peligrosos.
El suelo bajo nuestros pies se está remeciendo. Las profecías de un mundo muy diferente, uno en el que Estados Unidos ya no existirá como nación viable, se están alineando. ¿Qué debería hacer usted? Ore, acérquese a Dios y prepárese espiritualmente para lo que nos espera. Lea cuidadosamente este número y los próximos para que sepa qué debe hacer. BN