¿Cómo puedo controlar la ira?

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¿Cómo puedo controlar la ira?

Primero, démonos cuenta de que la ira en sí misma no es mala y no siempre es un pecado. En Gálatas 5:20 aparece en la lista de las “obras de la carne” que debemos vencer. En contraste, Gálatas 5:23 menciona el fruto espiritual de la “templanza”. En Efesios 4:26-27 se agregan más piezas al rompecabezas: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.

Estos versículos nos dicen que enojarnos hasta el punto de pecar es algo que puede emerger naturalmente de nosotros, de modo que Satanás fomenta esta equivocada tendencia a pecar incluso más allá de lo impreso en nuestra naturaleza humana. Sin embargo, también nos dice que podemos controlar la ira con la ayuda del Espíritu Santo. Dios no nos dice que debamos tratar de suprimir completamente el enojo. De hecho, la Biblia nos muestra que este intenso estado emocional podría motivarnos a llevar a cabo acciones apropiadas. El desafío en esto consiste en controlar la ira, algo que se consigue cuando nos sobreponemos a ella.

El control de la ira: el proceso de sobreponerse a un problema de ira

Dios promete perdonar a aquellos que se arrepientan y confiesen sus pecados para retomar una vida de obediencia. La mayoría de la gente se detiene de obrar pecaminosamente hasta que sienten pesar y se sienten atrapados en el pecado; pero eso no es detenerse. Tenemos que ejercitar el detenernos mientras estamos haciendo algo equivocado y esforzarnos por hacer lo correcto en su lugar. Vivir el camino del cristianismo requiere esfuerzo. Tristemente, muchos maestros y guías religiosos aconsejan que lo que uno debe hacer es pedir perdón una vez consumado el pecado. Sin embargo, debemos entender que hemos cometido una falta, y que Dios nos llama a la rectitud. Mientras muchos asumen que saben estas cosas, lo cierto es que ¡la mayoría no las sabe! Aquellos que realmente quieren la ayuda de Dios deben educarse para cumplir su voluntad. 

¿Qué ocurre cuando nos arrepentimos de una explosión de ira y pedimos perdón? Debido a que todavía vivimos en este presente mundo malo y tenemos una naturaleza humana, pecamos de nuevo. El apóstol Pablo habla con candidez de su lucha constante contra la naturaleza humana en Romanos 7:14-25. Necesitamos pelear esta batalla y no desanimarnos; el apóstol Pablo revela que podemos salir victoriosos con la ayuda de Jesucristo.

Mucha gente no se da cuenta de que el perdón de Dios no remueve nuestra naturaleza humana y que esa influencia negativa (nuestra naturaleza humana) está también en todas las personas que cometen pecado y pierden el control de su temperamento. Nuestra naturaleza humana es un producto de los pecados que hemos cometido en el pasado, del efecto en nuestras vidas de aquellos pecados cometidos por otros y la influencia general de Satanás sobre el mundo entero.

Con la fuerza que nos da el Espíritu de Dios para luchar contra los impulsos negativos, podemos desarrollar un carácter santo. Como una analogía, oponer una resistencia es la única forma de fortalecer los músculos. Si no les oponemos una resistencia, estos se atrofian y se debilitan. El espíritu humano es similar, la lucha por hacer lo correcto fortalece nuestro carácter. Y una persona que no lucha será débil. Además, en este caso siendo una batalla espiritual, el llegar a manejar la ira nos motivará a buscar aún más la ayuda de Dios. Esto es valioso para adquirir independencia. Cuando los cristianos pecamos, necesitamos repetir el proceso inicial del arrepentimiento: Reconocer el pecado ante Dios, pedir su perdón y su ayuda para cambiar (1 Juan 1:8-10).

Jesucristo inspiró a Pablo a escribir: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:4-6).

Batallando contra el temperamento

Jesucristo nos dice claramente que el campo de batalla en el que ganamos o perdemos ante las tentaciones es en nuestros pensamientos. Tenemos que aprender a reconocer los pensamientos insanos —la tentación de reaccionar violentamente, tramar venganza, reaccionar con rabia— ya sea que se hayan generado por nuestra propia naturaleza o que se inserte en nuestra mente por medio de las numerosas influencias del “presente siglo malo” (Gálatas 1:4).

Francamente, debido a la profunda desinformación del cristianismo moderno, muchos de los que se identifican como cristianos nunca han recibido el beneficio del perdón ni ayuda espiritual. Piensan que son convertidos, cuando no lo son. Han sido engañados por falsos maestros, creyendo que todo lo que necesitan es rendir sus vidas a Cristo, esperando que él simplemente se haga cargo. Esto está muy lejos de lo que la Biblia enseña sobre la conversión y el perdón, así que muchas personas nunca se benefician de la ayuda espiritual que Dios ofrece.

Pongamos a consideración si tenemos el Espíritu de Dios en la forma que él lo promete a los cristianos. Le recomendamos nuestro folleto: Transforme su vida: el proceso de la conversión cristiana para estudiar las escrituras que explican este proceso de conversión, que consta del arrepentimiento, fe, bautismo y la recepción del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos para después continuar en el camino de vida cristiano.

En conclusión, estos son cuatro aspectos prácticos que los cristianos deben practicar para sobreponerse al pecado, los cuales, desde luego, se aplican también al control de la ira:

1.     Ore a dios cuando esté en tentación—antes de pecar.

2.    Ore regularmente, al menos una vez al día, para mantener una relación estrecha con nuestro Padre Celestial.

3.    Estudie la Biblia cada día para aprender y recordar lo que él desea.

4.    Medite a menudo enfocando sus pensamientos sobre el tema de la ira por varios minutos, pensando en las ocasiones en que ha perdido el control de sus emociones, visualizandose a sí mismo bajo control.

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