"Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda" (Proverbios 25:28).
Templanza es el arte de poner lo mejor por encima de los que queremos. Cuando cedemos ante todo impulso y deseo, empezamos a sabotear nuestra propia vida. La templanza es una cualidad que Pablo enumera como parte del fruto del Espíritu el cual es necesario para todos los cristianos desarrollar en su caminar con el Creador.