Fiestas de esperanza

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Fiestas de esperanza

Cuando Dios liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto les reveló, además del sábado semanal, sus siete fiestas anuales. El apóstol Pablo nos dice que estas celebraciones son “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:16-17)—esto es, algo que anticipa y revela los elementos básicos del plan de salvación de Dios.

Dios originalmente se las dio como fiestas de la cosecha. Los escritores de la Biblia con frecuencia comparan la cosecha espiritual de vidas humanas con las cosechas de productos agrícolas. Por lo tanto encontramos analogías y parábolas de cosechas utilizadas para representar aspectos del plan que Dios tiene para llevar a la humanidad al arrepentimiento. Una de las parábolas más conocidas de Cristo que es un ejemplo de esto es la famosa parábola del sembrador y la semilla (Mateo 13:3).

Jesús comparó la obra que Dios comenzó por medio de él con una cosecha. Cristo les dijo a sus discípulos: “…mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega” (Juan 4:34-36).

En este pasaje, Jesús relaciona el concepto de cosecha con su obra de llevar a la vida eterna(salvación) a los seres humanos. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). La palabra griega traducida como Jesús, significa Salvador.Su equivalente hebreo, que es Josué, significa Dios es salvación.

El papel de Jesús de asegurar nuestra salvación es el núcleo del plan de Dios. Pablo, al escribirle a Timoteo, le explicó que Dios “nos salvó y llamó con llamamiento santo…según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:9-10).

Desde el principio, Dios planeó tanto crear como salvara la humanidad por medio de Cristo. Al describir la función de Jesús, Pablo explicó: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas,las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de ély para él.Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:15-18).

El papel de Cristo en el plan maestro de Dios no fue algo imprevisto. Todo en este plan está directamente relacionado con la misión de Jesús y su obra como nuestro Salvador.

El apóstol Juan se refiere a Jesús como “el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”(Apocalipsis 13:8). Al hablar acerca de la importancia de su crucifixión para la salvación de la humanidad, Cristo les dijo a sus discípulos: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo”(Juan 12:32). La labor de Cristo no es sólo hacer posible la salvación, sino llevar a todas las personas a una relación duradera con él y con su Padre.

El papel que desempeña Cristo en la salvación de la humanidad es crucial. Su papel también es el tema central de las fiestas santas de Dios,que revelan la secuencia de acontecimientos dentro de su plan. Todas las fiestas ocurren dentro de los períodos de las cosechas en la Tierra Santa,  donde Jesús creció y vivió como ser humano.

Hay siete fiestas santas anuales registradas en las Escrituras: (1) La Pascua, (2) la Fiesta de los Panes sin Levadura, (3) la Fiesta de las Primicias (Pentecostés), (4) la Fiesta de Trompetas, (5) el Día de Expiación, (6) la Fiesta de Tabernáculos y (7) el Último Gran Día. Cada una de estas fiestas está enfocada en un aspecto específico del plan de Dios.

En Éxodo 23:14-16 Dios nos revela la estación precisa para estas fiestas: “Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. También la fiesta de la siega (Pentecostés), los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo”.

Durante estas tres temporadas de fiesta del año—primavera, comienzos del verano y otoño—Dios ordenó que una “santa convocación” (Éxodo 12:16) se llevara a cabo cada sábado anual o día especial de “gran solemnidad”(Juan 19:31). Nadie debe realizar cualquier trabajo o labor habitual en estos días (Números 28:18, 25, 26; 29:1, 7, 12, 35).

Al ocurrir en medio de las cosechas de ciertos alimentos fundamentales, todas las fiestas de Dios recalcan aspectos de su cosecha espiritual de la humanidad a la vida eterna. Como ocurre con frecuencia en las Escrituras, Dios utiliza las cosas físicas para ayudarnos a entender mejor las verdades espirituales.

Comencemos a explorar las verdades espirituales que Dios nos revela por medio de sus siete fiestas anuales.