El espíritu de valor, poder, amor y dominio propio

El tiempo de ser sobrios y estar preparándonos para los tiempos difíciles que se avecinan, es ahora. La mejor forma de hacerlo, es avivar el Espíritu Santo de Dios en nosotros, que nos da el valor y el amor para ser luces al mundo. Mensaje entregado el 25 de abril de 2020.

Transcript

This transcript was generated by AI and may contain errors. It is provided to assist those who may not be able to listen to the message.

Entonces quería empezar con el sermón de hoy día. Ya les entregaron el título al respecto. Y sí, hermanos, estamos en medio de una pandemia mundial. La primera que hemos enfrentado en nuestras vidas hace más de un siglo atrás, que hubo otra parecida.

Pero eso fue una generación mucho más antigua.

Y sabemos que hay mucho temor y miedo en el aire. A veces, ni siquiera tengo ganas de prender las noticias para escuchar a tantos que están asustados.

Me recuerdan el relato del pollito que estaba correteando porque le cayó una nuez en la cabeza y estaba diciendo que el cielo se está cayendo, el cielo se está cayendo. Y causó un pánico cuando realmente no era así. Pero sabemos que igual es tiempo de ser sobrios, de estar preparándonos espiritualmente. Por eso ha muy apropiado hacer un ayuno para que el pueblo de Dios, esa novia de Jesucristo, se limpie, se purifique y se fortalezca en estos tiempos difíciles. Respecto a esos tiempos dificultosos, Jesús dijo en Mateo 24, versículo 6, quisiera leerlos de una versión moderna, Mateo 24, versículo 6, dice, Escucharás de guerras cercanas y revoluciones por todos lados, con más rumores de guerras por venir. Pero no entres en pánico ni cedas ante tus temores, porque la ruptura de los sistemas del mundo está destinada a suceder.

Pero aún no será el final. Todavía no estamos en esos tres años y medio, pero seguirá desarrollándose, dice aquí esa escritura. Entonces debemos en estos tiempos difíciles, sí, de cierta angustia y preocupación, que es normal, natural, también cierto temor. Yo creo que la primera vez que empezamos a salir afuera con nuestras máscaras, no queríamos acercarnos a nadie, ni siquiera queríamos hacer contacto visual. Bueno, ya de a poquito, ya uno puede saludarlos, ya está un poquito más relajado, pero igual. Hay bastante temor.

Entonces, en estos tiempos debemos recordar lo que tenemos que el mundo no tiene. El apóstol Pablo tuvo que recordarle al joven Timoteo, la necesidad de avivar ese espíritu de Dios que estaba en él, que es tan vital, reavivar ese espíritu de Dios.

Pablo quería alentarlo y fortalecerlo ante las pruebas venideras. De hecho, cuando Pablo escribió las juntas letras, ya le faltaba poco para ser ejecutado por los romanos, y le escribió esta última epístola a Timoteo. ¿Notemos en II Timoteo capítulo 4, versículo 4? ¿II Timoteo 4, versículo 4?

Dice, pero tú, hablándole a Timoteo, se sobrio en todo, soporta las aflicciones, asobra de evangelista, cumple tu ministerio, porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. Él sabía que iba a morir, su espíritu iba a subir, donde Dios iba a guardarlo, hasta el momento de esa resurrección. Él iba a caer en un estado de inconsciencia, pero sabía que su partida ya, ese espíritu, no iba a estar en su cuerpo más tiempo. Dice, versículo 7, he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor juez justo en aquel día. No cuando él muera, no dice que va a subir al cielo y recibirlo en aquel día. ¿Y cuál es ese aquel día? Dice, y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Ahí es cuando va a resucitar Pablo y todos los santos también. Entonces, Pablo sabía que le faltaba poco, ya no iba a poder ser el líder de la iglesia, tenía que traspasarle la aposta a Timoteo. Timoteo iba a tener que continuar con la obra de Dios. Y entonces, un poquito más atrás, al comienzo de esta epístola, Pablo le recomendó a Timoteo qué debe hacer él al respecto. Y pasemos al primer capítulo aquí, de segunda de Timoteo, capítulo 1, que es el centro de este mensaje, dos versículos, dice versículo 6, por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Otra biblia latinoamericana tiene, en vez de dominio propio, el término buen juicio, que es un poquito más ampliado, es un poquito más correcto, el término buen juicio. El buen juicio incluye dominio propio, pero eso tiene que ver más con ese sentido común que Dios nos entrega, el poder discernir y decidir en forma correcta.

Y ante estas pruebas, igual que Timoteo, iba a tener que pasar por muchas, y de hecho, según la historia, Timoteo también murió como mártir. Y es bueno recordar lo que dijo el apóstol Pedro respecto a las pruebas en 1 Pedro 1, versículo 6, 1 Pedro 1, versículo 6, del 6 a 9, dice, en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora, por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Y aquí habla de que vamos a pasar por pruebas. Esta definitivamente es una de las más duras, pero nos dice que esto es un momento que nos puede refinar espiritualmente, igual que el oro, cuando es sometido en ese crisol y calentado, se queman las impurezas, se vuelve más puro el oro. Y así, a veces, estas pruebas nos despiertan. Quizá estábamos un poco aturdidos, atónitos, aquí estábamos un poco perezosos y no estábamos dedicándonos como debiéramos en las cosas de Dios. Y esto nos despierta, nos hace tomar en cuenta mucho más la importancia de desarrollar ese carácter espiritual dentro de nosotros. Porque cuando viene la prueba, que realmente se ve lo que la persona es por dentro, si es realmente valiente o si es covarde, si está enfrentando las pruebas con resolución y valor o la va a enfrentar con cobardía y con miedo. Estas son cosas que todos tenemos que contestar. Y así es como encontramos en esta escritura de 1º etimoteo 1, del 6 al 7, el cuatro grandes principios para desarrollar esa vida espiritual, para desarrollar ese valor y fuerza que necesitamos en los tiempos difíciles. Porque si aflojamos, si dejamos que seamos vencidos, entonces eso demuestra que ese espíritu de Dios no está avivado dentro de nosotros, que se está apagando, que aquí el término de avivar el fuego es la imagen de uno estar en frente de una fogata. Y sabemos que la fogata no puede permanecer prendida si uno no está avivando. Muchas veces se necesita tomar un palo y revolver un poquito ahí las aguas para que vuelvan a tomar calor, para que se incendien y se... de nuevo.

Eso es la imagen que debemos tomar en cuenta. Entonces aquí hay cuatro grandes principios para entender, cuidadosamente, de qué se tratan y cómo podemos aplicar estos principios a nuestras vidas, para superar esos temores, pruebas y preocupaciones. No dejemos a Dios afuera de nuestra vida, los necesitamos más que nunca. Y usemos ese sentido común en estos tiempos peligrosos. No seamos tampoco de cuidados, osados, que nos calligamos en cosas que no son necesarias. Entonces vamos a enfocar en ese primer punto. Dios dice que no nos ha dado un espíritu de cobardía. Cobardía se define aquí el término griego, es dília. D-E-I-L-I-A, pero se pronuncia dília, que significa cobardía, timidez o temor. En otras palabras, es un miedo paralizante que impide hacer lo que es correcto a ojos de Dios. Es renunciar a lo que uno cree bajo el estrés. No se mantiene firme en sus convicciones. Se debilita, tal como nos habla ahí esa parábola de las semillas plantadas en los distintos terrenos. Y la primera no dura mucho, porque una vez que ya sale el sol, que se instican las pruebas, se evapora. Se muere esa semillita de la palabra de Dios. Pero si uno está cultivándola, abonándola, regándola, cuidándola, es firme. El sol se vuelve algo benéfico, porque ayuda a fortalecer la planta, en vez de secarla.

Lo opuesto a la cobardía es el valor, el cumplir con el deber a pesar de los temores. Por ejemplo, en Josué, en Josué, capítulo 1, noten lo que le dijo Dios a Josué, que iba a tener muchas pruebas y iba a pasar por momentos muy difíciles. Y le dijo a Josué, en capítulo 1, versículo 1 al 9. Y se aconteció después de la muerte de Moisés siervo del eterno, que el eterno habló a Josué, hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo, mi siervo Moisés ha muerto. Ahora pues, levántete y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el líbano, hasta el gran gran río Eufrates, toda la tierra de los Eteos, hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Entonces, este territorio era todo lo que Dios le había prometido a Abraham. Y nunca lograron alcanzar los bordes del río Eufrates. Lo más que se extendieron fue en el tiempo de Rey David, que estuvo cerca, pero de todos modos, por falta de fe, el pueblo de Israel nunca logró recibir todas esas bendiciones. En el séptimo cinco, nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve como Moisés, estaré contigo. Y estas famosas palabras, no te dejaré ni te desampararé. Esfórzate y sé valiente, porque tú repartirás a este pueblo por el edad, la tierra de la cual juré a sus padres, que la daría a ellos. Solamente esfórzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que sea prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley. Hoy día se llama la Biblia, sino que de día y de noche, meditarás en él para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Hermanos, meditamos en la ley de Dios, en las palabras de Dios. Dice aquí de día y de noche. Es algo que debemos estar regularmente acercándonos a este gran espejo espiritual, para ver nuestro verdadero estado espiritual, para arrepentirnos, para acercarnos a Dios, para ver cómo podemos mejorar nuestras vidas ante él.

Dice en verse 9. Mira que te mando que te fuerces y seas valiente. No temas ni desmayes, porque yo, tu Dios, estará contigo en donde quiera que vayas. Ahí está la clave. Dios está con nosotros. Dios está con nosotros a través de este coronavirus. Él está pendiente de su pueblo. Él nunca lo abandona. Él sabe las dificultades, pero a la vez sabemos que en el mundo, tal como se mencionó en el primer mensaje, que ha multiplicado su maldad, sus pecados, han llegado hasta el cielo.

Y tendremos que ver qué tan largo plazo es todo esto.

En Mateo capítulo 6, versículo 25, Jesucristo también nos dijo que no debemos estar ansiosos y pensando que no hay esperanza, que estamos condenados por el destino a sufrir tantas cosas. Dios es el Dios de milagros. Para Él no hay nada difícil ni imposible. Mateo 6, versículo 25, Jesucristo les habla a sus discípulos y les dice, por tanto digo, no os afaneis por vuestras vidas. Y la palabra aquí significa tener una ansiedad exagerada. Dice, ¿qué habéis de comer? Obviamente debemos pensar en eso, pero no debemos tener ese miedo paralizante.

¿O qué habéis de beber? Ni por vuestro cuerpo, ¿qué habéis de vestir? No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. Dios tiene algo mucho más grande que está preocupado. Y ese es el carácter espiritual que está desarrollando dentro de todos nosotros para que seamos vencedores. El nombre Israel significa el que prevaleció ante Dios. Así fue Jacobo, que Dios cambió su nombre a Israel. Y nosotros somos israelitas espirituales. Tenemos ese mismo nombre, lo que prevalecen, lo que no se acobarda. No se echan para atrás ante Dios. Somos un pueblo vencedor por medio de Jesucristo y por medio de ese Espíritu Santo que está dentro de nosotros. Dice versículo 26. Mirar a las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro padre celestial las alimenta. Las aves no se mueren durante el invierno. Esas aves pueden, como se menciona, descansar, invernar. Ellos están en un estado de letargo, de tal manera que ellos descansan, pero después ya vuelven a vivarse en la primavera. Dicen, no valéis vosotros mucho más que ellas. ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo y por el vestido? ¿Por qué os afanáis? Considera los lírios del campo, como crecen, no trabajan ni hilan. Pero digo que ni a un salomón, con toda su gloria, se vistió así como uno de ellos. Si la hierba del campo que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así. ¿Cómo hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? ¿No os afanéis, pues, diciendo que comeremos o que beberemos o que vestiremos? No tengamos ese miedo paralizante, esa angustia debilitante. Dice, porque los sentiles buscan toda esta cosa. Ellos sí están desesperados, no tienen más esperanza. Pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más, y esto es lo que él pide que hagamos nosotros, él proverá por nosotros, pero nos toca a nosotros hacer lo siguiente, buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Y todas estas cosas o serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana. Porque el día de mañana traerá a su afán. Basta a cada día su propio mal. Hay un dicho que dice, no te preocupes por el ayer, porque ya pasó. No te preocupes por el mañana, porque ya vendrá. Procúpate de hoy día cómo vivirlo de la mejor manera ante Dios. Esa es nuestra tarea a la mano. Tenemos así un gran Dios. No sabemos si este es el tiempo de empezar a pasar por un túnel de tiempo, del cual yo he estado hablándole especialmente allá en Santiago, cuántas veces escucharon que yo le dije en el futuro, un día vamos a pasar por un oscuro túnel de tiempo. Y después vamos a atravesarlo y va a haber luz, alegría, felicidad. Pero este túnel de tiempo es un tiempo de dolores de parto. No son agradables, pero Dios estará con nosotros a través de todo ese tiempo. En 1 Corintios 10, versículo 13, es bueno siempre recordar esta promesa de Dios. 1 Corintios 10, versículo 13, dice, no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana. Lo que le sucede a usted, le ha pasado a otras personas también. Nosotros no somos los únicos que hemos sufrido circunstancias difíciles. Dice, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir. Y aquí está la palabra, tentar, significa ser probados más de lo que podéis resistir, porque dará también juntamente con y debe ser aquí la prueba, la salida para que podáis soportar. Entonces Dios está con nosotros a través de las pruebas, Él sabe cómo salir de ellas. El problema es que a veces estamos tan débiles, tan ensimismados, y nosotros mismos, que Dios tiene ahí la salida para nosotros, y no estamos buscándola.

Nos estamos pidiendo a Dios que veamos la salida que Él nos ha dado, que a veces nosotros no pasamos por esa puerta que Él ha abierto. Entonces Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino un espíritu de valor, de bravía.

Los mexicanos lo llaman coraje, valentía. Eso es lo que Dios nos ha dado, y eso nos lleva al segundo principio, que nos ha dado el espíritu de poder.

La palabra en el griego es dunamis, de donde obtenemos la palabra nuestra, dínamo, y también dinamita, porque tiene gran poder. El dicionario de palabras griegas, dice lo siguiente sobre esta palabra dunamis, significa poder, especialmente un poder que logra cumplir las cosas. Un poder que logra cumplir las cosas. No es sólo un deseo, sino es la fuerza que Dios nos entrega para llevar a cabo las cosas. Piensa que en Filipenses capítulo 2, Filipenses capítulo 2, Filipenses capítulo 2, en el siglo XII, hice por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupados en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer, como el hacer por su buena voluntad. Entonces aquí vemos dos elementos. No dice ahí que Dios se ocupará de nuestra salvación. Nosotros tenemos que ocuparnos hacia nuestra parte, pero Dios hará su parte. Sin la parte de Dios no lo vamos a lograr, pero sin nuestra participación tampoco se va a lograr.

Este término de poder es el espíritu de tener fuerza espiritual, que significa un vigor masculino en vez de un espíritu de cobardía. Esto viene de este diccionario de palabras griegas. Y obviamente ese vigor masculino no es algo que solamente tiene el hombre, pero significa esa bravura, ese espíritu y empuje que se necesita del hombre, igual que de la mujer. Hay muchas mujeres tremendamente valientes que vemos en la Biblia. Esther, Débora, tenemos también muchas como Priscila, Dorcas y otras más que formaron parte de esos héroes de la fe, porque tenían valor.

Esa fuerza proviene de Dios, pero tenemos que estar cerca de Dios para obtenerla.

Tenemos que avivarla como las brazas, igual. Las brazas no se van a avivar por su cuenta. Dios no va a avivar esas brazas, tampoco. Esa es nuestra parte que hacer. Nos continuamos en Filipenses 4, versículo 11.

Dice Pablo, no lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Se vivir humildemente. Y se tener abundancia. A veces esto va a pasar. No siempre vamos a tener abundancia. Va a haber tiempo cuando vamos a tener escasez. Dice, en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Ahí están las palabras claves. Esa fuerza proviene de Dios, pero a la vez tenemos que ponerla por obra en nuestras vidas. Eso nos lleva al tercer gran principio, el espíritu de amor. El término ágape, que es el amor desinteresado por Dios y los demás. Ese mismo diccionario de palabra griega dice de ágape, el amor, cariño, buena voluntad, benevolencia, amor hacia Dios el Padre Cristo, a los hermanos y a los demás. Noten que este amor echa afuera el temor y el miedo. Primera de Juan, capítulo 4. Primera de Juan, capítulo 4. Versículo 16.

Primera de Juan, capítulo 4. Versículo 16.

Dice, nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor. Esa es su característica principal.

Yo conocí a un señor que era tan amoroso, un ministro de la Iglesia. Muchos de ustedes llegaron a conocer a Dennis Lucker. Él fue pastor aquí en la Iglesia de Garden Grove, antes de que yo estuve y las personas en la Iglesia todavía lo recuerdan y decían, ese hombre era amor. Si lo hubieran conocido en Chile, también hubieran visto ese mismo, esa misma característica primordial que tenía. Dice, Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en Él. Dios trabaja a través de personas que tienen ese amor.

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día de anjuicio. Pues como Él es, así somos nosotros en este mundo. Seguimos los mismos principios, seguimos obedeciendo y teniendo fe en Cristo. Dice, en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa afuera el temor, ese miedo paralizante, porque el temor lleva en sí castigo. Ese no es el Espíritu que Dios va a recompensar. Ahí dice en Pocalipsis 21, que una de las características de lo que no van a entrar en el rey de Dios son los cobardes. Dice, de dónde el que teme, que tiene eso como su característica principal, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. Nosotros no somos gran cosa. Dios es Él que nos sacó de nuestra vida miserable, engañada en este mundo.

Hay un término que se usa, el gusano de Israel. Sí, porque somos gusanos ante Dios. No, no, tenemos nada de que jactarnos. Dice, si alguno dice, yo amo, amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y ese es el amor fraternal que debemos mostrar. Los unos para los otros, estamos unidos por esa misma fe y por ese mismo espíritu.

Vamos a tomar la párcua. Guardar esos días de panes sin levadura. Todo esto es porque estamos unidos en la fe. Dice, versículo 21, y nosotros tenemos este mandamiento de Él, el que ama a Dios, ame también a su hermano. Porque eso es lo que cuesta. Hay personas que dicen, ay, yo amo tanto a Dios, ay, yo amo a la humanidad. Pero el que no soporto es a este hermano que está en la iglesia o que es mi vecino, o lo que sea. No, eso es donde se prueba que paciencia, que misericordia, tenemos.

Capítulo 5 dice, continuando. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios. Y todo aquel que ama al que engendró, habla aquí de Dios Padre, ama también al que ha sido engendrado por Él. Que Dios Padre fue el que engendró a su hijo unigénito. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios. Cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos, es una expresión clara y concreta de mostrar el verdadero amor o no. Que también estamos cumpliendo con esos mandamientos. Realmente, uno puede decir que ama a Dios, si no está cumpliendo con sus mandamientos, no está en ese verdadero amor.

Como dice versículo 3, pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos y sus mandamientos no son grabosos. Porque la mente convertida no va a resistir, y quejarse y murmurar contra la ley de Dios. No, es algo que estamos muy agradecidos de poder guardar el sábado, de guardar la fiesta santa, de poder diezmar de todo este camino de vida que Dios nos ha mostrado. No son grabosos esos mandamientos, son valiosos. Y eso nos lleva al cuarto principio, que es el espíritu de dominio propio, o, como otras traducciones tienen, de buen juicio.

En el comentario de Barnes, dice lo siguiente, la palabra griega denota una mente sobria, un hombre de prudencia y discreción en el que la mente está bien equilibrada y bajo las influencias correctas, en el que ve las cosas en sus proporciones y relaciones justas, en el que no es febril o demasiado emocionado, sino cuando todo está en su lugar. Es equilibrio que es tan importante en la vida. En otro comentario, de los creyentes, dice, Dios nos ha dado un espíritu de autocontrol.

Debemos usar la discreción y no actuar precipitadamente, apresuradamente o tontamente. No importa cuán adversas sean nuestras circunstancias, debemos mantener un juicio equilibrado y actuar con sobriedad. Sobriedad significa seriedad. No es el tiempo para la frivolidad. Por eso la Biblia nos habla que es mejor estar en la casa de luto que en la casa de festejar. Porque ahí es cuando hay muchos pecados. Cuando la persona toma demasiado, están puro festejando y haciendo cosas tontas. Ahí es cuando se cometen tantos errores, pero la persona que tiene una vida un poco más seria no significa que no se divierte.

Sabe cómo divertirse, pero en el ambiente correcto, donde uno no está pecando, donde uno puede divertirse y no tener las consecuencias del pecado, de tener una hackeca el día siguiente. Otro comentario, no, si hice... este es el comentario del predicador, dice, el poder en sí mismo puede ser devastador y destructivo. Necesita los controles del amor y el sentido común.

El amor puede convertirse en un mero sentimentalismo o experimentación sin la otras cualidades. Y la mente sana, por sí sola, puede volverse meramente académica o especulativa. El poder, el amor y una mente sana, que nos dio Dios, es el antídoto contra el espíritu del miedo o la timidez y cobardía. Así que, no sabemos dónde se dirige el mundo, pero tenemos lo más importante para guiarnos. El espíritu de Dios, de Dios, que debemos avivar en nosotros. En Lucas capítulo 12, vamos a ir concluyendo. Lucas capítulo 12, versículo 31. ¿Alguna de mis escrituras favoritas, esta Lucas 12, 31 y 32? Dice, no temáis, manada pequeña, porque a vuestro padre le ha placido daros el reino.

Y en el versículo anterior dice más, buscar el reino de Dios y todas estas cosas o serán añadidas. Sí, Dios tiene todo para entregarnos. Tenemos un supremo llamamiento que nos ha provisto. Él nos ha dado las bendiciones más grandes.

Debemos darle gracias a Dios, que nos ha entregado este supremo llamamiento. Eso se encuentra, vayamos a Philipenses capítulo 3. Esa es la última escritura que tenemos. Dice, versículo 8. Dice, y ciertamente aún estimo, todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo. Y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, nosotros no nos vamos a ganar el reino de Dios, porque lo merecemos. Siempre va a ser por la misericordia de Dios, que lo alcanzamos. Dice, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe, a fin de conocerle y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección dentro de los muertos, no que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino que prosigo por ver si logro así ir a aquello, por lo cual fui también nacido por Cristo Jesús. Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado, pero una cosa hago, y esto es lo que debemos hacer. Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que todo lo que somos perfectos o espiritualmente maduros, que es lo que significa, esto mismo sintamos. Y si otra cosa sentís, eso también os lo revelará Dios.

Por eso no debemos estar llenos de un temor patológico o un miedo paralizante. Eso no es parte. Si el Espíritu Santo está haciendo avivado y a través del ayuno, es una forma de acercarnos a Dios, de avivar ese espíritu para que nos dé esa valentía, ese poder, ese amor, ese dominio propio, ese justo juicio y sentido común que necesitamos para las cosas. Sentido común, como saben hermanos, no es muy común en este mundo. Esa la falla más grande que tienen los seres humanos. Piensan más con sus hormonas o con sus emociones que con su mente y corazón.

Y así entonces, sea que estemos ayunando hoy o estamos ayudando mañana, y recuerden, esto es para los que pueden hacerlo para que esto no va a amenazar su salud. También si hay alguna persona que necesita insulina o otra cosa, por favor, tómense toda esta cosa, porque eso no es lo que Dios está pensando en este sentido. Es la alimentación lo que tenemos que tomar en cuenta. Y debemos entonces crecer y avivar el Espíritu Santo, y aplicar estos principios diariamente en medio de estas pruebas que están probando al mundo entero.

Bueno, con eso concluyo el mensaje. Hermanos, ha sido un placer poder estar con ustedes. No pude hacer el viaje a Chile como había pensado para estos días de panes sin levadura, pero de esta manera, por lo menos, estoy compartiendo un poco más con ustedes. También mi esposa Cátil envía muchos saludos y con mucho cariño a todos ustedes. Que Dios lo cuiden a todos y que sean bendecidos por él.

Studying the bible?

Sign up to add this to your study list.

Estudió en Ambassador College por cuatro años, titulándose en Teología y Español y comenzó su ministerio en 1976. Es un escritor de Las Buenas Noticias, enseña en Ambassador Bible College y actualmente forma parte del Consejo de Ancianos de la iglesia. Además es Pastor Coordinador de las áreas hispanas y viaja continuamente visitando las congregaciones. Vive actualmente junto a su esposa Caty Seiglie en Anaheim y pastorea la congregación de Orange County, California. Tiene cuatro hijas y ocho nietos.

Nació en La Habana, Cuba, y llegó a Estados Unidos cuando tenía 7 años de edad. Después de vivir siete años en Miami, Florida, su familia se trasladó a Murphy, Carolina del Norte.