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Por favor abramos nuestras Biblias y dirigámonos al Evangelio de Lucas, capítulo 22, versículos 24 al 27.
Lucas, capítulo 2, perdón, capítulo 22 y versículos 24 al 27.
Dice así.
Lucas, capítulo 22, versículos 24 al 27.
Uy, también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.
Pero él les dijo, los reyes de las naciones se enseñorean de ellas y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bien echores, más no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven y el que dirige como el que sirve.
Porque, ¿cuál es mayor? El que se sienta a la mesa o el que sirve. No es el que se sienta a la mesa, más yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Yo estoy entre vosotros como el que sirve.
La semana pasada compartí un mensaje con todos con relación a las creencias que tenemos en la iglesia.
Sin duda alguna, los 7 puntos de fe, como le llamamos, en conjunto con los otros puntos más profundos, doctrinales, de enseñanzas, nos ayudan a ubicarnos donde nos encontramos en el universo de cristianos que hay en el mundo, donde vimos que hay similitudes, pero también vimos que hay muchas diferencias.
En Lucas 22 vemos esta discusión de hombres sobre quién sería el mayor.
Los evangelios nos informan que esta discusión fue una constante en los últimos días de Jesucristo sobre la Tierra.
Ellos, en varias ocasiones, tuvieron este tipo de discusión a medida que Jesucristo o a medida que llegaba el día en que Jesucristo dejaría la Tierra.
Fueron momentos que el Maestro utilizó para enseñarles un principio muy importante, el que sería fundamental para sus seguidores y para quienes buscan el verdadero reino de Dios.
¿De qué estamos hablando? ¿Cuál era este principio?
El verdadero espíritu de servicio fue lo que Jesucristo enseñó, no solo por palabras, sino que a través de muchas acciones que reflejaron un verdadero espíritu de servicio.
Por ejemplo, una imagen que habla por si sola cuando vemos a Jesucristo en Juan capítulo 13, que se levanta en medio de esta cena, toma un librillo con agua, se signa una toalla y lava los pies de sus invitados, incluyendo a Judas, quien pronto lo traicionaría.
Y a Pedro, Jesús le dice, tú no lo comprendes ahora, más lo entenderás después.
Pedro no entendía que Jesús, siendo su maestro y señor, realizara una acción tan humilde de servicio, pero Jesús tenía algo en mente aquí, porque la intención era que ellos registraran en sus vidas este ejemplo, de manera muy cercana, y que recordaran estas palabras y este acto, de que Jesús estuvo entre ellos como el que sirve, y no como los reyes de las naciones, que se jactan de tener mucho poder y autoridad.
Cristo estuvo entre ellos como su líder, que sirve, no estuvo sobre ellos para beneficiarse.
Ahora bien, ¿cómo realmente es un servidor? ¿Cómo Jesús sirvió y cómo nosotros podemos tratar de parecernos? ¿Qué características debe tener un cristiano que tenga este espíritu de servicio tan característico de Jesús?
Me gustaría ver, el día de hoy, cuatro atributos que un cristiano tiene que considerar para seguir los pasos de nuestro maestro y señor Jesús, el autor.
Cuatro atributos. Por eso el título de este mensaje es, cuatro atributos de un buen mesero.
Cuatro atributos de un buen mesero.
Y vamos a utilizar una imagen por medio de mis palabras para recordar este mensaje.
El cual será un mesero. Todos sabemos cómo luce un mesero, qué hace un mesero, o una mesera también.
Un mesero, quién es? Es una persona que ejerce el oficio de servir sobre una superficie plana, generalmente los alimentos y bebidas, que los comensales degustan.
Este oficio no es fácil, y el mesero debe estar continuamente motivado para atender desde los clientes más tranquilos, hasta los clientes más exigentes, porque hay de todo.
Siendo un oficio de trabajo duro, debe buscar el mesero el equilibrio perfecto para no malgastar sus energías.
Alguna vez se tiene que descansar, y después ya seguir, tienen que encontrar ese equilibrio perfecto.
En ocasiones puede resultar bastante sacrificado, un sacrificio, porque puede estar enfermo o con alguna molestia, pero no debe dejar nunca de atender al cliente.
Y como última característica, es que el servicio de un mesero debe ser con excelencia.
Ha sido usted atendido o atendida alguna vez por un mal mesero, o por un excelente mesero que le habla, que le sirve, que es caballero, que es muy respetuoso, etc. Debe ser con excelencia. Entonces un mesero debe ser motivado, debe ser equilibrado, sacrificado y excelente.
Entonces ahí tenemos cuatro atributos que los vamos a empezar a mover ahora hacia este tema del servicio.
Con la intención de recordar estos atributos, vamos a utilizar un acrónimo. A mí me gustan mucho los acrónimos porque me ayudan a mí, incluso a impartir este tipo de enseñanzas.
Y la Biblia, hay muchos acrónimos aquí en su idioma original.
Vamos a utilizar un acrónimo con sus primeras cuatro letras, las mismas que conforman las primeras cuatro letras de un mesero. M de motivado, E de equilibrado, S de sacrificado y E de excelente.
Motivado, equilibrado, sacrificado, excelente. Y aquí tenemos M C, es parte de la palabra mesero, para recordar estos cuatro atributos.
Vamos a dar una mirada entonces a estos atributos con ejemplos bíblicos, lógicamente.
Partimos con el primero.
Motivado, o las motivaciones. Un verdadero servidor considera sus motivaciones para servir correctamente.
Vamos a Galatas, capítulo 5.
Galatas, capítulo 5.
Este es el capítulo que habla del fruto.
Pero vamos a leer versículos 13 al 15.
Un poco antes.
Galatas, capítulo 5. Y versículos 13 al 15.
Galatas, 5. Versículos 13 al 15. Dice.
Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados. Solamente no uséis.
Solamente no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino serdíos por amor los unos a los otros.
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Este atributo puede resultar un poco incómodo. ¿En qué sentido? Porque tenemos que preguntarnos. ¿Por qué servimos? ¿Por qué servimos? ¿Qué motivación tenemos detrás del servicio que generosamente estamos ofreciendo a una persona? ¿Qué hay detrás de ese gesto del servicio?
En la carta a los Gálatas, Pablo les habla de la libertad que ellos y que todos nosotros también tenemos. La que fue posible única y exclusivamente gracias al amor que Dios y su Hijo nos han tenido. Y que nos han permitido desarrollar espiritualmente sin impedimentos. Esa es la libertad de poder desarrollarnos espiritualmente sin impedimentos. Y la libertad de la que Jesús cumplió con ese sacrificio. Podemos acceder al Padre, podemos desarrollarnos. Pero tristemente, esta libertad puede desvirtuar nuestro camino espiritual y enfocarse más en las obras de la carne, que es el contrapunto de los frutos del Espíritu Santo. En el versículo 16 comienza Pablo en su cátedra a hablar sobre estas dos áreas, la carne y el espíritu. Entonces todo esto es una introducción al punto que él va a tratar acerca de este tema. El servir a los demás es un gesto de amor, tal como Pablo resume la ley de Dios en el parófimo como a ti mismo. Aquí lo menciona en el versículo 14. Lo que estaba sucediendo, porque si vemos que hay una instrucción aquí como la estamos leyendo, podemos inferir a que ellos se estaban en sentido figurado, mordiendo y comiendo entre ellos, y había peligro de hasta que se consumieran. No se estaban tratando bien, no se estaban tratando con amor, se estaban mordiendo y comiendo entre ellos. Es decir, que se llevaban tan mal que, dice aquí, mirá también que no os consumáis unos a otros, probablemente hasta que la iglesia pudiera desaparecer por el maltrato que se tenían algunos. Entonces, por eso viene la instrucción y nos preguntamos, ¿qué nos motiva a servir? ¿Qué nos motiva a ayudar al otro? Aquí tenemos preguntas. ¿Servimos solo para ser vistos frente a los hombres? ¿Servimos solo cuando hay mucha gente? ¿O no importa mucho? Sabemos que aquellos que buscan servir para ser vistos frente a los hombres ya tienen su recompensa, como Jesús nos ha dicho. ¿Servimos solo para obtener algo a cambio? ¿Queremos hacer un servicio porque sabemos que después lo vamos a pedir de vuelta, con creces? ¿Servimos solo para escaparnos de una obligación o de un deber? Este punto es interesante porque quizás nos ponemos a servir mucho algo, pero si no has olvidado o no queremos tomar una responsabilidad muy importante y buscamos servir en vez de tener esa responsabilidad tan importante que hay que hacer. Y alguna vez puede ocurrir en nuestra mente. Estoy sirviendo esto de eso no es algo bueno, no me molesten, pero algunas veces se nos olvida lo principal. La responsabilidad es. A Dios le interesa mucho saber lo que hacemos y principalmente por qué lo hacemos, por qué, qué hay detrás de ese servicio. Es decir, la motivación que hay detrás del gesto de servir. Dios conoce el corazón de todos.
Podemos engañar a los hombres, pero a Dios no. Él sabrá nuestras verdaderas motivaciones cuando ejercemos un servicio. Entonces, procuremos. Procuremos siempre servir por amor al otro. Ese es el punto número uno, la M, motivación o motivado para el servidor.
Continuamos con el acrónimo. Ahora viene la E, ME, equilibrio, punto número dos, equilibrio. Un verdadero servidor es equilibrado y se enfoca en su aprendizaje integralmente, tanto en la teoría como en la práctica. Administra el tiempo sabiamente. Vamos a Lucas capítulo 10 y versículos 38 al 42.
Lucas capítulo 10 y versículos 38 al 42.
Dice así, partiendo en el versículo 38, y aquí un hombre de la multitud clamo diciendo maestro. No, perdón, estoy mal. 10. Ahora sí, 38. Acuanteció que yendo de camino entró en una aldea y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana, que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús oía su palabra.
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres y acercándose dijo, Señor, no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola, Dile pues que me ayude. Respondiendo Jesús le dijo Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas, pero sólo una cosa es necesaria y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Al parecer este relato Marta era la mayor de las hermanas y era la anfitriona de la casa donde estaba Jesús.
Prente a una actitud pasiva, entre comillas, de su hermana en cuanto a la atención del invitado, Agobiada le dice al maestro para que su hermana María le ayude a su hermana.
¿Qué le responde a Jesús? Claro María, debes cumplir con tu tarea, vete a ayudar con tu hermana.
Eso no lo vemos, vemos algo diferente. Tenemos que entender aquí, hay una cosa que sucede en la Biblia. Tenemos la palabra, tenemos el texto, pero como lo hemos conversado alguna vez en el club, no tenemos el tono en el cual se dijo la palabra o la frase. Tenemos que entenderlo en el contexto. Y hay un poco de detalles que podemos comprender. Aquí le dice Marta, Marta, lo repite dos veces.
¿Cómo le habrá dicho Marta? Suave, firme, duro, susurrado, rápido, lento, no lo sabemos.
Pero vemos que cuando Jesús le dice a Simón Pedro, Simón, Simón, Satanás, te ha pedido para zarandearte, pero yo he rogado por ti, lo repite dos veces, Simón, Simón.
Y tenemos otro ejemplo, Jerusalén, Jerusalén. ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina lo hace con sus polluelos debajo de sus alas? La manera de hablar o de repetirlo dos veces es una manera dulce, es una manera tranquila, es una manera pacífica. Es lo que pasó con Marta, Marta, Marta.
Una dulce respuesta para enseñar un principio de equilibrio. Esa es la E que estamos viendo ahora, el equilibrio. Porque si bien es cierto, el verdadero servicio se aprende haciéndolo, ejerciéndolo, también se aprende escuchándolo, en la teoría.
¿Y quién estaba enseñando el verdadero servicio? ¿No era Gamaliel, como lo hacía Pablo o Saulo, los pies de Gamaliel? Era Jesús, que estaba compartiendo la palabra en ese exacto momento. ¿Qué es lo que hizo María? Ella equilibró. Ella podría haber dicho, hay que trabajar, servir, servir, servir, servir, servir, porque hay que atender al invitado. Pero ella eligió lo que mismo Jesús le dice, es que juyó la buena parte. No se turbó con los quehaceres. Y eso es algo muy común en nuestras mentes, sobre todo en la ciudad. Porque las muchas preocupaciones que tenemos en nuestras mentes no permiten que tengamos el oído atento a la palabra de Dios, a aprender la palabra de Dios.
Y le dicen entonces a Marta, Marta, Marta, te preocupas demasiado. Tranquila.
Tranquila. Conversemos. Escuchan lo que te voy a decir. Tu hermana está escuchando. Y eso es lo que hay que hacer.
Y se lo dijo con dulzura y gentileza. ¿Qué hizo Marta? No sabemos. Pero hubo un silencio. Probablemente ella aprendió. Como buena alumna del maestro. La corrección dulce de Jesús.
De igual manera, nosotros debemos buscar siempre el equilibrio cuando servimos. Porque podríamos caer en un exceso de servicio. Exceso de servicio. Que nos llenará de preocupaciones. Y perderemos el enfoque que hay detrás de un servicio genuino. Hay que buscar el equilibrio. Siempre es hacer, hacer, hacer. O estar activo, activo. Algunas veces hay que descansar también. Entonces eso es importante en un servicio. El equilibrio, el descanso también. Vamos al punto número 3. A la S de sacrificio. La S de sacrificio. Ahí tenemos M-E-S. MES. Recuerden que tenemos que completar parte de la palabra M-0. La R y la O quedó medio fuera. Pero nos ayuda a recordar estas 4 primeras letras. La S de sacrificio. Un verdadero servidor sabe que el servir es un sacrificio. Un verdadero servidor sabe que servir es un sacrificio. Vamos a Marcos capítulo 6 y versículos 30 al 34.
Marcos capítulo 6 y versículos 30 al 34.
Marcos capítulo 6 y versículos 30 al 34. Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Y les dijo, venid vosotros aparte a un lugar desierto y descansado un poco. No tenéis aquí, también es un poco el principio anterior de descansar. Porque eran muchos los que iban y venían de manera que ni aún tenían tiempo para comer. ¿Le ha pasado una vez que está tan ocupado que ni siquiera tiene tiempo para comer? ¿Para ir al baño? ¡Pasa! Sigamos, 32. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto, pero muchos lo vieron ir y le reconocieron y muchos fueron allá a pie desde las ciudades y llegaron antes que ellos se se juntaron a él.
Y salió Jesús y vi una gran barca. Y tuvo compasión de ellos, porque eran como bejas que no tenían pastor y comenzó a enseñarles muchas cosas. Después del tercer viaje, los apóstoles querían como un niño pequeño cuando llega de la escuela y tiene muchas ganas de contar lo que le pasó en el día. O fue una fiesta de niños y quiere contarte. Quiere contarnos. ¿Cómo le fue? ¿Qué fue la idea? ¿Por qué le dio un tristeza?
¿Qué amigos tuvo? ¿Difficultades, alegrías, etcétera? Y ellos estaban aquí contándole todo a Jesucristo lo que habían hecho en Galilea. Lo más probable, no nos dice, pero lo más probable es que Jesús como buen maestro, los escuchó a cada uno de ellos. Y los apóstoles, los apóstoles, los apóstoles que Jesús como buen maestro, los escuchó a cada uno de ellos.
Escuchar también es una buena parte de servir. Escuchar se ha olvidado mucho en la sociedad. Escuchar al otro. Y no es fácil, no solamente quedarse en silencio, sino que entender al otro. Escuchar. Y tuvo que haber sido, entonces, tuvo que haber agregado palabras de guía, de corrección, de felicitación, etcétera, etcétera. Y después de esa reunión, le dijo, vamos a descansar un poco, muchachos.
Vámonos a descansar un poco. Todos cansados. Después de esa experiencia agotadora. Y como dice aquí, ni siquiera habían tenido tiempo de comer. Fíjense, más importante era descansar que comer. Entonces se separaron del gentío, que como les decía, bastante bueno hacerlo, porque las energías había que recuperarlas. Pero sucedió algo interesante. Era tanta la gente que los vieron subirse al barquito y lo fueron a esperar a la otra orilla, para que cuando el barco llegara ahí, los recibieran. Y no eran pocos. Demuestra que la gente estaba realmente desesperada por estar con ellos.
No se menciona lo que hicieron los cansados apóstoles en este momento, quienes estaban teniendo un merecido descanso. Pero sí se menciona lo que Jesús hizo. Dice aquí, y salió Jesús. Fíjese, no está los apóstoles. Probablemente ellos se quedaron ahí, zeta descansando. Durmiendo después de todo el viaje y todo lo que hicieron. Pero Jesús, quien tenemos que entender que también estaba cansado, salió y vi una gran multitud, versículo 34, y tuvo compasión de ellos.
Porque eran como ovejas que no tenían pastor. Como ovejas que no tenían pastor. ¿Cuál fue la motivación tomando el primer punto? Esa compasión hacia los otros. Tuvo compasión de ellos. Ahí tenemos una motivación puesta en ese servicio. Y lo otro es que cuando Jesús ve esta necesidad de servir, ¿qué es lo que hizo Jesús?
No, espérese hasta mañana. Déjeme comer. Déjeme descansar. Y eso es Jesús. Sintió compasión de ellos y dice que les enseñó muchas cosas. Muchas cosas. No se tuvo ahí cinco minutos una visita médica.
Les enseñó muchas cosas. ¿Cuánto tiempo habrá sido? No lo sabemos. Pero vemos la reacción de Jesús, la motivación de Jesús. Y lo que hizo él, él se debía a un gran descanso. Y se dieron que comer. Y dijo, yo me sacrifico ahora por esta gente porque tengo compasión de ellos. Ellos necesitan ser servidos. Y Jesús hizo el cambio natural que nosotros tendríamos como seres humanos.
Entonces, es un ejemplo muy bonito que tenemos cuando vemos la motivación. A veces, la comodidad no nos permite servir realmente. Porque la mayoría de los casos servir es incómodo. Serbir es un sacrificio. Esa es la S que estamos utilizando en este punto. Jesús vio esta necesidad y respondió enseñándole muchas cosas. Nosotros, mis hermanos, no podemos servir solo cuando estamos dispuestos a servir por las condiciones que se presentan. Porque si fuera así, eso limita nuestro potencial de ser un verdadero servidor tremendamente.
Mira, necesitamos una cosa. Sí, pero necesito esto, esto, esto. Si tengo esto, entonces ayudo. Si no, no puedo, tengo que hacer, me tengo que ir, no tengo tiempo. Ahí te digo cuando puedo servir. Eso no es un verdadero servidor. Cuando hay una necesidad, debemos servir en ese momento. Y eso es un sacrificio. Y siempre, casi siempre, es algo incómodo, algo que no es un placer que uno toma ahí para poder servir. Si hay una necesidad latente, debemos servir.
Y no esperar a que se, entre como ellas, den las condiciones para poder servir. Ser un servidor significa administrar nuestro tiempo de servicio y permitirle a Dios interrumpirnos cuando sea necesario. Fíjense. Permitirle a Dios que nos interrumpa cuando se tenga que servir.
Vamos al cuarto punto. La E. La E. De excelencia. Excelencia. Un verdadero servidor sirve con excelencia. Vamos a 1º a Corintios capítulo 3, y versículos 9 al 13. 1º a Corintios capítulo 3, y versículos 9 al 13.
Es el último punto, pero no estamos terminando. Después vamos a ver un ejemplo. Vamos a tomar todos estos puntos para llevarlos a la Biblia o a nuestras vidas. 1º a Corintios capítulo 3, y versículos 9 al 13. Dice, porque somos nosotros colaboradores de Dios, y vosotros sois la branza de Dios edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, está hablando Pablo a los Corintos, yo como perito arquitecto, es decir, un buen arquitecto, un experto, puse el fundamento y otro edifica encima, pero cada uno mire cómo sobreedifica, porque nadie puede poner otro fundamento que es el que está puesto, el cual es Jesucristo, que nos habla Lucas 14, las prioridades donde está el cimiento del desarrollo espiritual de nuestras vidas. ¿Qué es esa roca? Aquí lo está hablando, es Jesús. Dice versículo 12, y si sobre este fundamento, o sea, sobre la roca, sobre Jesús, alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, enojarazca, la obra de cada uno será manifiesta porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probará. La Iglesia en Corinto era una iglesia que tenía muchos dones, muchas aptitudes, pero recuerden que esta iglesia tenía varios problemas. Se habla de incluso de una pascua con gente con exceso de alcohol, con exceso de comida. Ahí está Primera Corintios 12 sobre los dones, para encausar cómo se deben usar los dones. Y está Primera Corintios 13 sobre el que nos habla sobre el amor. Entonces tenían muchas aptitudes, pero se estaban jactando de lo que sabían hacer. Aquí está Pablo hablando de este punto. Sobre cómo ellos podían sobreedificar. Ya estaban en la roca.
No puede haber otra cosa que no sea Jesús en esos cimientos. Entonces está diciendo Pablo, cada uno ve cómo sobreedifica. Cada uno ve cómo construye sobre Jesús, porque pueden haber diferentes construcciones, diferentes materiales.
Tenemos la roca para construir, pero cada uno debe ver cómo lo hace. Y esta construcción eventualmente, lo dice así de forma metafórica, va a ser probada con fuego. No hay ninguna construcción en el futuro que no se vaya a ver o que se vaya a esconder. Y la pregunta es, ¿de qué están hechas nuestras obras o nuestro edificio?
¿Son de un material ligero, volátil, exterio, que no perdura? Veíamos ahí en acapulco, en la costera, con todos esos restaurantes, medios armados y medios destrozados. El viento se lo llevó todo. Y había lugares de concreto que se mantuvieron firmes.
¿De qué material son nuestras obras?
¿Ligeros? O, tal vez son de piedras preciosas, piedras brillantes y firmes, como el oro o la plata. Eso está hablando Pablo aquí. En otras palabras, si tenemos una oportunidad para servir, si tenemos la motivación correcta en el momento adecuado y equilibrado, tenemos el entendimiento que es un sacrificio, no podemos servir mediocremmente. Porque este punto tiene que ver con la excelencia. No podemos servir mediocremmente. Dice el predicador Salomón, en Ecclesiastés 9-10, que tenemos que servir con excelencia en cada cosa que tengamos por delante, con las fuerzas que tenemos para que no seamos mediocres. Ecclesiastés 9-10 no está diciendo no seamos mediocres, en lo que nuestra mano puede llegar a ser como un buen servir, porque cuando dejemos este mundo, se acabó. Ya no hay nada más que podamos hacer. Bueno, o malo, o mediocre, ya se apaga la vida. Mientras tengamos esa fuerza y esta vida, buscar hacer con nuestras mejores fuerzas lo que estamos hablando aquí de servir con excelencia. Si nos toca barrer... Ah, no, yo quiero estar ahí adelante, donantar las luces y todo eso. Si nos toca barrer, hay que barrer como Miguel Ángel pintó la capilla sextina, o tal como Beethoven compuso sus hermosas sonatas, o como Cervantes escribió el Quijote de la Mancha. Ese es un servicio de excelencia. No es el servicio en sí, sino el cómo lo hacemos, con excelencia. Procuremos siempre servir con excelencia. Entonces, tenemos los cuatro puntos. M, E, E, S, E. Motivación. Luego tenemos el equilibrio. Luego tenemos sacrificio. Y luego tenemos la excelencia. ¿Qué ejemplo de vida pudiéramos nosotros tomar de un muchacho? No es Jesús. Pero un muchacho, un varón, que dice la escritura, si lo recuerdan, dice que tenía el corazón conforme a Dios. ¿Quién es él? Que tenía esa disposición. ¿Te acuerdan? Vamos ahí. Primera de Samuel. Porque aquí es donde vamos a extraer estos cuatro puntos. Vamos a ver cómo David, de joven, demostró ser un buen servidor. Porque tenía el corazón moldeable. Tenía el corazón según el corazón de Dios, como dicen hechos más adelante. Vamos a ver primera de Samuel, capítulo 17 y versículos 20 al 25. ¿Qué historia es esta? Niños, ¿cuál es la historia será esta? La gran historia de David y Goliath, donde un pequeño pastorcito con la ayuda de Dios derrota al gigante. Pero vamos aquí a describir algo interesante en esta historia. Primera de Samuel, 17 versículos 20 al 25. Primera de Samuel, capítulo 17 y versículos 20 al 25. No vamos a leer todo, pero sí una fracción de aquí importante para ver el punto. 20, dice, se levantó pues David de mañana y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado su padre Isaí. Y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla y daba el grito de combate. Y se pusieron en orden de batalla Israel y los felisteos.
Me perdí. Aquí está. Ejército frente a ejército. Entonces versículo 22, entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje y corrió al ejército. Y cuando llegó preguntó por sus hermanos si estaban bien. Él tenía una misión, cuál era la misión de David, alimentar a sus hermanos que estaban en el ejército, en la batalla. Versículo 23. Mientras él hablaba con ellos, es aquí que aquel paladin que se ponía en medio de los dos campamentos que se llamaba Goliath, el felisteo de Gath, salió de entre las filas de los felisteos y habló en las mismas palabras y la suyó David.
Versículo 25, 24. Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia y tenían gran temor. Y cada uno de los de Israel decía, no habéis visto aquel hombre que ha salido, él se adelanta para provocar a Israel. Al que venciere el rey, el rey Saul, le enriquecerá con grande riqueza si le dará su hija y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. Primero que cualquier cosa, lo que acabamos de leer aquí, lo interesante es que el joven David tuvo esta misión de alimentar a sus hermanos y lo hizo diligentemente, a sus hermanos quienes estaban en el campo de batalla frente a los enemigos, los felisteos. Y cuando estaba en esta misión de servir a sus hermanos por la petición de su padre, se encontró en una situación fuera de lo común. Algo curioso estaba ocurriendo en ese momento. David lo escucha y tenemos que preguntar, ¿cuál fue la motivación de David al escuchar esa oportunidad para ponerse en la brecha y servir al pueblo de Dios? ¿Cuál fue la motivación de David? ¿La M? ¿Recuerda la M de las motivaciones? ¿Cuál fue la motivación de David? Noten que los hombres decían que aquel que se enfrentara al gigante goleátil y le venciere, ¿qué iba a recibir? ¡Riquezas! La hija del rey. Lo máximo que un soldado sin ser conocido podía recibir. Riquezas y esposa. ¿No sería esto una gran motivación para enfrentarse al goleátil? Sí, uno podría decir, sí. Como se dice aquí, sí me la viento. Sí me arriesgo. Total. Es una buena chamba. Es un buen trabajo. Fuemos ganar arto aquí. Versículo 28. Yo yéndole hablar el EAP, su hermano mayor que aquellos hombres, se encendió en ir a contra David y dijo, ¿para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? ¿Ten la manera de hablar de su hermano tan despectivo? Yo conozco tu soberbia y la maldicia de tu corazón para ver la batalla has venido. Para ver la batalla has venido. ¿Y qué responde David? Versículo 29. David respondió, ¿qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? En otras palabras, coloquialmente, ¿de qué estás hablando? ¿Por qué me inventas esta calumnia? ¿Por qué me dices eso?
David se encontró en una situación que no buscaba, su hermano lo juzgó erróneamente y David le dijo que no era así como el hermano lo estaba pensando. Sigamos leyendo, versículo 32, ahora al 38. Y dijo David a Saul, no desmaye el corazón de ninguno a causa de él. Tu siervo irá y peleará contra este felisteo. Dijo a Saul y a David, no podrás tuir contra aquel felisteo para pelear contra él, porque tú eres un muchacho y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saul, tu siervo era pastor de las ovejas de su padre. Y cuando venía un león o un oso y tomaba algún cordero de la manada, él le echaba mano de la quijada y lo hería y lo mataba. Fue ese león, fue ese oso, tu siervo lo mataba y este felisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado el ejército del Dios viviente. Añadió a David. El eterno que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me libra nada de las manos de este felisteo. Y dijo a Saul y a David, y el eterno, este contigo. Versículo 38, y Saul vistió a David con sus ropas y puso sobre su cabeza su casco de bronce y la armó la coraza. De coraza. Probablemente hemos leído esta historia muchas veces y podemos casi siempre enfocarnos en los puntos comunes, pero aquí estamos tratando de ver estos atributos de un servidor. Y aquí estamos tratando de ver estos atributos de un servidor. La motivación de David. La motivación de David.
Y aquí vemos entonces que no vemos en ninguna parte de la historia que David haya mencionado a su hija, a el rey, o que haya dicho, ¿de cuánto estamos hablando? No vemos que David le haya dicho eso al rey. ¿Qué le dijo David al rey? Tranquilo. Yo vengo aquí a arreglar este asunto. Dice aquí en versículo 32. No desmaye el corazón de ninguno a causa de él. Noten la motivación de David de servir de corazón.
Y luego le dice a este perro, y luego le dice a este paladín, yo vengo a ti en el nombre del eterno de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel. Cuando se enfrenta Agoliath, versículo 45. David fue correctamente motivado para servir genuinamente en este magno evento. Motivación. Veamos algo del equilibrio que él tuvo en este servicio, en este hecho. Y que lo podemos ver como alguien bastante equilibrado. Él evaluó sus habilidades y decidió que la manera de servir en ese momento no era quedarse en la fila con los soldados temerosos. Él dijo, yo puedo. No fue una fe ciega porque él tenía habilidades. Dijo, yo puedo con eso. Claro que salvaje este hombre, pero que pasaba con los osos y con los leones a los cuales me enfrentaba. Yo puedo hacerlo. Dios me va a ayudar. Entonces, él evaluó sus habilidades y tuvo un equilibrio. Dijo, yo tengo que ir. No me puedo quedar aquí. Si nadie está haciéndolo, hay una oportunidad también de servir. Y buscó ese equilibrio. Tampoco pensó en regresarse a casa porque la misión de él había sido cumplida. Alimentó a los hermanos. Gigante, nos vemos y se va a la casa. Ya cumplía su misión. Y, en el caso de Mateo 16, ya cumplía su misión. Era momento de actuar de la manera que sirvió. David fue equilibrado en su decisión de servir. Ahí vemos también algo de equilibrio. Son un poco de cada uno. Vemos también que fue sacrificado. Se enfrentó a un paladín poderoso, más alto y fuerte que cualquiera de los soldados que se habían visto.
No era cualquier cosa al enfrentamiento. Todos los hombres temían al gigante. Y, tal vez, todos, incluyendo al rey, pensaron que David iba a ser eliminado. Tal vez todos, incluyendo al rey, que le dijo, ve, y el eterno esté contigo, pero recordemos a rey Saúl. ¿Cómo era él también? ¿En lo que se estaba convirtiendo poco a poco? No sabemos. David realizó un sacrificio. Hizo algo que no estaba considerado en sus planes. Cambió. Era más fácil quedarse en otro lugar. También, como lo vimos en el punto anterior. Pero él dijo, no, yo aquí voy a hacer algo. Voy a hacer un sacrificio. Hizo algo que no acostumbraba a hacer. Dejó lo que estaba haciendo para realizar este increíble acto de servicio. Es decir, también fue sacrificado. Y último punto. No solo fue motivado, equilibrado y sacrificado en su actuar en este servicio, sino que lo hizo con excelencia. La descritura describe a un rey, un futuro rey, ordenado. ¿Qué hacen las cosas con excelencia? Dice que se levantó temprano. Dejó encargadas las ovejas. Y cuando hubo la necesidad, evaluó sus habilidades. Y dijo, yo puedo derrotar a este enemigo y confión Dios para hacer él una herramienta de batalla en las manos del Dios de los ejércitos. Y con una sola piedra ejecutó el juicio en la frente del paladín. Con una sola piedra de la cinco que tenía. Y con su propia espada, la del paladín, lo terminó de matar. Y le cortó la cabeza. Un trabajo de excelencia. No fue un revoltijo de tierra. Se ve una acción impecable. Una acción excelente. Culminando el acto y dejando a todos los felisteos muertos de miedo. Versículo 50 de este capítulo 17 de primera de Samuel. Así venció David al felisteo con onda y piedra. Eirió al felisteo y lo mató sin tener David, espana en su mano. Versículo 51. Entonces, corrió David y se puso sobre el felisteo y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar y le cortó con ella en la cabeza. Y cuando los felisteos vieron a su paladín muerto, huyeron. Un trabajo de excelencia. No fue solamente derrotarlo ahí en el piso. Él finalizó todo esto.
David era conforme al corazón de Dios. Eso nos dice Hechos 13.22. Hechos 13.22. Este es el corazón de un servidor verdadero servidor motivado, equilibrado, sacrificado y lleno de excelencia. David es el corazón de Dios. David es el corazón de Dios. Y lleno de excelencia en sus hechos. Excelente, de excelencia. Ese es el tipo de servicio que nosotros tenemos que desarrollar. Ese es el tipo de servicio que nosotros tenemos que desarrollar. Hebreos, capítulo 6.
Y versículos 9 al 12.
Hebreos, capítulo 6. Y versículos 9 al 12.
Versículo 9 dice Pero en cuanto a vosotros, o amados, estamos persuadidos de cosas mejores y que pertenecen a la salvación. Aunque hablamos así, porque Dios no es injúrgico sino es un sermón. Y es un sermón. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia Su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis persosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. ¿Servir? ¿Verdadero servicio? Algunas veces deja un gusto amargo.
Porque el acto de servir queda en silencio.
Nadie lo ve, nadie lo nota, nadie lo agradece. O tal vez otras personas reciben el crédito que hemos hecho quizás durante años. Y entonces es cuando nuestra naturaleza humana lucha diciendo, ¿Para qué servimos?
¿Para recibir algo? ¿De los hombres?
Ahí es donde está nuestra lucha.
Dios sabe lo que hacemos.
Sabe lo que servimos. Conoce nuestro corazón. Sabe que le servimos a Él. Y eso es lo que importa. Dios no olvida.
Dios sabe lo que hacemos. Hasta las cosas más escondidas que nadie nota. Dios lo sabe. Él es quien nos ve. Él es quien toma nota de nuestras obras.
Y Él es el que va a darnos el verdadero premio que viene en camino y que no es de este mundo.
Como conclusión a este mensaje cuatro palabras M E S E las primeras de los cuatro atributos que hemos visto hoy motivaciones, equilibrio, sacrificio y excelencia. Y estas cuatro palabras conforman el acrónimo M E S E que es una manera didáctica de recordarla y que tiene que ver con un mesero con el eficio de un mesero que mencioné al inicio con el fin de recordarlo.
Cristo no se enseñoreaba de los apóstoles sino que estaba al medio como uno de ellos para enseñarles el verdadero servicio que Dios quiere y que desarrollemos para entrar en su reino. Y eso es hoy. Vamos a Lucas, capítulo 12. Ya estamos terminando. Lucas, capítulo 12, versículo 37. ¿Estuvimos leyendo parte de esto?
Un poco antes, estuvimos leyendo.
Lucas, capítulo 12, versículo 30. Es capítulo 12, versículo 37.
Sobre las instrucciones de Jesús a sus apóstoles cuando tenían estos conflictos humanos sobre quién era el mayor. Pero noten lo que dice aquí como complemento a lo anterior. Versículo 37. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su Señor, cuando venga, de ciertos digo que se ceñirá y hará que se sienten en la mesa y vendrá a servirles. ¿Qué imagen es esta que ya hablamos y tiene que ver con la primera fiesta santa, la Pascua? Se ceñirá y hará que se sienten en la mesa y vendrá a servirles. Y eso mismo es lo que Jesús continuará haciendo en el reino. Qué impresionante actitud de servicio que el rey de reyes y el Señor de señores va a continuar sirviéndonos y nos va a decir ¡Vengan a la mesa! ¡Yo les voy a servir! Estando al frente de todo el mundo o habiendo cedo ninguneado por esta tierra cuando el vino a morar en ella y a estar entre nosotros y no sobre nosotros. Por eso mis hermanos Veremos Veremos para que venga su reino Seamos buenos meseros Seamos motivados Seamos equilibrados Seamos sacrificados Seamos excelentes Seamos buenos servidores Buenas tardes a todos.