Cree solamente

La historia de la hija de Jairo y la mujer con flujo de sangre, son un hermoso paralelo de cómo funciona la fe en diferentes etapas de nuestra vida espiritual. ¿Qué lecciones podemos aprender de ello?

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Estamos en este fin de semana de mujeres, de damas y señoritas, muchas reunidas hoy. Pero no solamente hay o habemos aquí reunido gente de Tabasco y no solamente damas, sino que también varones. Tanto hombres como mujeres, tenemos un elemento que se estuvo hablando levemente también en ese primer mensaje, muy importante que es la fe. Se estuvo hablando de la paz en el primer mensaje, uno de los frutos, o una de las virtudes, de las características del Espíritu Santo. La fe es necesaria para acercarse a Dios, dice Hebreos 11.6. ¿Por qué es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan? Es decir, que quienes nos acercamos a Dios, sabemos que Dios nos bendice, nos tiene algo bueno para nuestro ser. Eso es fe. Acompáñeme a Marcos 6.

Marcos 6.5-6.

Vamos a leer el contexto, o digamos, una de las consecuencias de la historia que vamos a tomar hoy día como estudio. Marcos 6.5-6.

Dice así. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos y recorría las aldeas de alrededor enseñando. En la tierra de Jesús, la tierra de Nazaret, no había mucha fe en lo que nos está contando aquí. Por eso no ocurrieron grandes milagros, que nos está diciendo Marcos aquí. Y por eso hubo una limitación del Ministerio de Jesús de estar solamente enseñando, enseñando. Pero no hubo tantos milagros como otras zonas.

La fe, como mencionamos, es una de las características de las virtudes del Espíritu Santo dentro de los santos. Amorgos, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza. Ahí estuvo la paz y también hoy vamos a hablar de la fe, de esta característica. Vamos a ver una historia al día de hoy muy interesante que muchos conocemos, pero vamos a hacer un cruce interesante para sacar algunas lecciones con este tema de la fe. Que es un elemento fundamental tanto para los hombres y también las mujeres. No hay distinción al respecto. El título del mensaje de hoy es, cree solamente.

La historia que vamos a leer se desarrolla en marcos 5, que es donde estábamos. Estábamos leyendo marcos 6. Así que vamos a darle lectura, primeramente, del versículo 21 al 24.

Marcos capítulo 5 y versículos 21 al 24. Dice así, pasando otra vez Jesús en una barca, la otra orilla se reunió alrededor de él, una gran multitud, y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga llamado Jairo, y luego que le vio, se postró a sus pies. Y le rogaba mucho diciendo, mi hija está agonizando. Ven y pon las manos sobre ella para que sea salva y vivirá.

Fue pues con él y le seguía una gran multitud y le apretaban.

Aquí tenemos el primer personaje, un varón llamado Jairo. Dice que es uno de los principales de la sinagoga. Un varón para que se le llame de esta manera un principal de la sinagoga era un varón de renombre, un varón importante en esta comunidad donde empieza a ocurrir algo aquí.

Se acerca a Jesús con una angustia muy grande. Su única hija de 12 años estaba agonizando.

Él sabía que Jesús podía sanarla y le pidió que fuera a su casa a hacerlo. Esto es lo que acabamos de ver ahora.

Y se dirigen hacia la casa de Jairo a ver a su hija que estaba agonizando. Noten que es una situación complicada, de angustia, de actuar rápido. Actuar rápido y se dirigen hacia allá. Pero cuando iban hacia allá ocurre lo siguiente.

Versículo 25 al 28. Pero una mujer que desde hacía 12 años padecía de flujo de sangre y había sufrido de muchos médicos y gastaba todo lo que tenía y nada había aprovechado antes le iba peor. Cuando yo hablaba de Jesús y vino por detrás entre la multitud y tocó su manto. Versículo 28 porque decía si tocar tan solamente su manto, seré salva. Recordemos que íbamos a la casa de Jairo y se interpone esta mujer o este evento.

Una mujer que nadie conocía. No aparece su nombre tampoco en el relato.

Con un estado económico deprorable, porque había gastado todo su dinero en un problema de salud bastante complicado. Y no era solamente que tenía un flujo de sangre, sino que también una mujer como ella probablemente no tenía ningún tipo de vida social. No podía acercarse a ninguna persona. Ya lo vamos a ver. Ella tenía algo en su corazón, un pensamiento muy sencillo, pero muy profundo. Si tan solo tocase el manto de Jesús. Ella sabía que sería sanada. Entonces, tenemos la vida de Jairo con su hija agonizando y tenemos la vida de Jairo con su hija. Y con su hija agonizando y tenemos a una mujer con un gran problema, con un flujo de sangre. Dos personas que no se conocen, pero sus vidas se intersectan de alguna manera en este relato. Convergen en qué elemento, convergen en qué punto, que es fe. Y son muy diferentes y al mismo tiempo iguales. Vamos a detenernos por un momento en la mujer, en este paréntesis que ocurre, camino en la casa de Jairo. La escritura no nos habla mucho acerca de ella. No nos dice ni siquiera su nombre, como lo mencionamos. Pero podemos inferir muchas cosas debido a la situación que ella padecía. Por ejemplo, en Levítico 15, si usted ha dado la ida de este capítulo, habla sobre los flujos de nuestros cuerpos, hombres y mujeres, que tenían que pasar un tiempo porque era considerado inmundo la persona que lo padecía. Un caso de un hombre o el caso de una mujer también. Y ahí entonces, esta impureza en el caso de ella era bastante complejo, porque esta mujer no detenía el flujo. Estaba constantemente con un flujo de sangre, por lo tanto era constantemente impura. Jamás se podía reunir con nadie, no podía tocar a alguien. No podía reunirse en la sinagoga un día sábado a aprender de la palabra de Dios. ¿Cómo se infería todo eso? La ley de la Higiene en su cuerpo, en su aislamiento, se aplicaba todo el tiempo porque no paraba de sangrar. Doce años. No tenía convivencia, no tenía nadie. Probablemente no tenía amigos, no tenía amigas. Probablemente no estaba casada o tal vez se divorció. No sabemos. Sin embargo, ella tenía algo muy simple en su corazón. Tocar a Jesús para ser sanada. En versículo 27 dice, cuando yo hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y tocó su manto. Pensemos un poco en el versículo 27. Dice, cuando yo hablar de Jesús, ella tenía esa idea y tomó una decisión. Ahora, esta decisión está en un solo versículo, pero detengámonos un momento, tratemos de estar en sus pies. ¿Qué significaba la decisión de esta dama? Es una decisión bastante ilógica. Fuera de lo común y corriente. Pero era una mujer desesperada con una fe clara y profunda. Es una decisión ilógica. ¿Por qué? Porque podrían ocurrir varias cosas. Ella se escabulló entre la gente. Si alguien la veía, inmediatamente sería rechazada en ese mismo momento. Inmunda, inmunda y lo hubiesen corrido. Es lo que podría haber ocurrido. Lo hubiesen humillado, lo hubiesen despreciado. Más todavía. Podría haber pasado que no hubiese alcanzado a tocar la ropa de Jesús. Y se queda ahí, sin haber hecho lo que ella tenía contemplado. Todo esfuerzo en vano. Tal vez, no estamos diciendo que ella lo haya pensado, sino que son probabilidades en el universo de las posibilidades. Tal vez hubiese atacado a Jesús y no pasa nada.

Y Jesús quedaría en mundo. Y Jesús no podría sanar a la hija de Jairo, porque lo tocó una mujer con flujo. Estas son posibilidades. Estamos tratando de ahondar en la situación. Entonces, fue una decisión bastante compleja la que ella tomó. Fue fuera de lógica. No era algo normal que una mujer haría, pero eso lo hizo ella en un estado de dolor. Hay una cita muy interesante de un orador motivacional muy famoso en el mundo, que se llama Tony Robbins. Dice así. El cambio se produce cuando el dolor de seguir, igual, es mayor al dolor de cambiar. En otras palabras, un cambio genera dolor. Claro, lógico, porque uno lo incomoda. Es un cambio difícil. No saca de nuestro lugar de confort. El cambio se produce ahí, en ese dolor. Pero ese dolor es menos que seguir con el mismo dolor. Cuando uno está con un problema y hay dolor, ese dolor resulta ser menos que cuando uno hace el cambio. Es también doloroso, pero es menor. Ahí es cuando se producen los cambios. Y esta mujer sabía que tenía que hacer un cambio en su vida. El verso es breve. Oyo de Jesús se descabulló y tocó su manto. Sigamos leyendo en versículo 29. Y enseguida la fuente de su sangre se secó y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Vamos a salir hasta el 32. Luego que se ha hecho el cambio, se ha hecho el cambio de la fuente de aquel azote. Vamos a salir hasta el 32. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, estamos hablando del Espíritu Santo. Esto no es una persona que salió por ahí a sanar a la mujer. Es el poder de Dios que se hablaba en el primer mensaje. Dice, volviendos a la multitud. Dijo, ¿quién ha tocado mis vestidos? ¿Ves que la multitud te aprieta y dices, ¿quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto, porque algo había ocurrido, que obviamente la gente no se dio cuenta. Pero sí Jesús se dio cuenta. Entonces, no, hasta el 32. Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces aquí tenemos, podríamos decir, un paréntesis del paréntesis, porque aquí hay una detención de lo que había ocurrido. Comenzando, a ver, esperen un momento, ¿quién me tocó? A ver, fuiste tú, fuiste tú, fuiste tú, y los discípulos le decían, oye, pero si están todos tocándote, aquí estamos todos, ¿no? Como en un concierto de roca, aquí, para allá y para acá, para allá y para acá. Todos estaban tocando entre sí. ¿Qué pregunta hay lógica también tenemos acá? Había una multitud de personas que estaban alrededor de Jesús. Pero había fluido algo que no era una enfermedad, sino que el poder del Espíritu Santo. Él sintió que había salido de él. Había obrado por la fe de un desconocido que Jesús se detuvo. ¿Por qué se detuvo? ¿Por qué repito tanto esto? ¿Por qué dónde iba a Jesús? ¿A una situación de emergencia? Había una niña agonizando, de 12 años, y Jesús se da el tiempo. ¿Quién fue? ¿Quién fue?

¿Habrán ustedes pensado en algún momento lo que pasaba en la mente de Jairo, de este padre angustiado por su hija que estaba falleciendo en su lecho de muerte? ¿Qué habrá pensado Jairo? ¿Por qué se detiene? ¡Vaya a ver a mi hija! ¿Está muriendo?

Pocas veces nos detenemos en lo que pasa entre medio de estos eventos, que son tan interesantes. ¡Se va a morir mi hija! ¿Qué habrá pensado Jairo en su corazón?

Pero Dios tiene sus tiempos, que son ilógicos también.

Sigamos leyendo el relato, versículo 33. Dice entonces la mujer temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad. Y él le dijo, hija, tu fe te ha hecho salva. Ven paz y quedas sana de tu azote.

La mujer estaba sanada. Ella sabía que estaba sanada, como nos menciona el versículo anterior. Podría haberse ido, podría haberse escavullido, tal cual como vino, se podría haber ido entre la multitud. Luego se podría haber presentado al sacerdote haber hecho las ofrendas por esta impureza, haber esperado unos días y hubiese sido declarada limpia para poder tener amigos, amigas, tal vez hasta casarse. Lo podría haber hecho la mujer. Pero ¿qué hizo ella? Se regresó. Tomó una decisión. Esta desconocía tomó una decisión que no cualquiera la hace. Se reveló con temor y dijo la verdad.

Hay un riesgo muy grande de lo que ella hizo en este momento también. Ya hay dos hechos concretos de ella. De ir a Jesús con fe y ahora desprender. A precio por lo sucedido. Al principio de esta historia, ¿cómo se habla de esta mujer?

¿Con una mujer con una enfermedad? Una desconocida. ¿Cómo le llama a Jesús al último? No tiene aquí. ¿Qué dice el versículo 34? Ya no importa su nombre. Pero hay una palabra muy interesante. Le dice hija. ¿En qué otros momentos Jesús habla de una frase parecida como esta? Probablemente lo más parecido sería a las hijas de Jerusalén que lloraban por Jesús. Y Jesús le dice, no llore por mí, llore por ustedes.

Por ellas mismas, por sus hijos. ¿Cómo contrapunto a las profetas de Isaías? Que era, alegrense las hijas de Jerusalén porque viene el Mesías. Ahí hace un paralelo. Pero no es el mismo punto porque aquí le dice hija. ¿Y saben ustedes cuántas veces Jesús llama o registra más bien la escritura como una persona como hija? ¿Saben cuántas veces? Una. Justamente esta. Le dice hija. Por eso el relato tiene mucho que sacar aquí. Tiene mucha historia entre las hijas. Por eso el relato tiene mucho que sacar aquí. Tiene mucha historia entre medio y muchas conexiones que vamos a seguir realizando. ¡Hija, tu fe te ha hecho salvar! No estamos hablando de la salvación, de la glorificación de los santos, estamos hablando de la enfermedad de ella.

De ser limpia de ese azote, como dice el 34. Única vez que Jesús llama a una mujer hija. Es algo verdaderamente notable y evidentemente no era una mujer común y corriente. Recuerden cómo llega ella y cómo termina su historia. Termina su historia, pero no termina el relato porque recuerden que son dos historias. Vamos con la hija de Jairo, versículo 35. Mientras él a una blava, o sea, estaban en el tema de la mujer, mientras él a una blava vinieron de casa el principal de la sinagoga diciendo tu hija ha muerto.

¿Para qué molestas más al maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo el principal de la sinagoga, aquí Jairo, ese es Jairo, no temas, cree solamente. Es el título del mensaje, como lo mencionamos. No temas, cree solamente. Mientras la cena de la mujer con flujo de sangre a quien Jesucristo llamó hija la única, llamada hija de Jairo, había fallecido.

Mientras esto ocurría, la hija de Jairo fallece. Otra vez nos podemos preguntar, ¿qué pasó por la cabeza de Jairo en ese momento? Nos tardamos mucho. Ya no hay nada que hacer. Tal vez dijo, ¿para qué molesto al maestro? Si mi hija ya falleció. Tatar de pensar esa angustia de un padre, de una hija de 12 años que ya falleció.

Pero ¿qué le dijo Jesús? No temas. Cree solamente. Cree solamente. La fe de Jairo no era poca cosa. Porque, a pesar de que se tambaleó cuando le dijeron que era tarde, él siguió adelante. Una fe bastante grande. ¿Qué le pasó a Pedro en esta escena tan épica de caminar sobre las aguas? ¡¿Por qué dudaste?! le dice a Pedro. ¿Por qué dudaste, hombre de poca fe? ¿Ibas bien? y te hundiste. ¿Por qué dudamos los seres humanos?

¿Por qué dudamos? Bueno, porque somos seres humanos. Somos seres humanos. No debemos intentar hacer algo que... No debemos intentar no dudar más bien. Jesús nos dice... No hay imposibles. No te mas crees solamente. El miedo, el miedo y la fe nunca van juntos. El miedo y la fe nunca van juntos. No es una torta que no tiene que comerse juntas. El miedo y la fe nunca van juntos. Jairo hizo un esfuerzo no menor para dejar de lado todo ese temor, la desilusión, la tristeza para obedecer al maestro. Porque en ese punto su hija ya había fallecido y era demasiado tarde para los ojos de un ser humano.

No tenga este humor, cree solamente. Conocemos la historia restante. Cristo va, llama a su grupo más íntimo y de manera privada, estando ellos tres, él y la niña fallecida, le dice Talita Cumin, que es traducido niña, a ti te digo, les vántate. Y luego le dicen, déle algo de comer a esta niña que tiene hambre. Es como cuando uno se despierta después de un largo sueño, con hambre.

Esto fue realmente impactante para los que estaban allí, escapaba cualquier lógica. La gente dice que se espantó de lo que sucedió. No era algo normal que tendría que ocurrir. Una sanidad, ok, pero esta niña ya había fallecido. Entonces, ¿qué tienen en común las historias de Jairo y la mujer con flujo de sangre? Cuando son tan diferentes entre sí, pero se interconectan. Fíjense cómo se conectan. Noten, por un lado tenemos un hombre muy poderoso, muy conocido, el principal de la Cienaboga. Por un lado tenemos una mujer que nadie conoce, una desconocida, aislada.

Tenemos una niña enferma de 12 años, y tenemos una mujer enferma desde hace 12 años. Tenemos un milagro que se hizo en la niña de manera privada, y el milagro de la mujer fue público. Todos lo vieron.

Son historias diferentes, pero coincidentemente las vidas de la mujer con flujo de sangre y la de Jairo se cruzan para enseñarnos que la fe en Dios funciona sin importar la situación en la que nos encontremos. No ten el contraste de la historia. La podemos leer varias veces e imaginarnos la escena.

Ambas personas estaban sumamente afligidas. Era una situación muy difícil, pero la fe obró y se realizó el milagro.

Podríamos decir que en inglés se llama moto, no un vehículo, sino que se... el moto me refiero a un lema, nosotros los cristianos, como maranata. Esa es una frase que lo menciona Pablo en Segunda Acreta 5-7, porque por fe andamos no por vista. Andamos por fe, no por vista, no por lo que vemos, no por lo que gustamos, no por lo que tocamos, etcétera. Ese es nuestro lema. Y en esta historia se ve en concreto ese lema en estas dos personas, de una manera realmente maravillosa, con dos historias en paralelo, pero que se unen en este tema de la fe.

Pasando a otro punto parecido, que se puede tomar de aquí, acompáñenme de Autonómio 22-12.

De Autonómio 22-12. Porque quiero hablar un poco de lo que es esta ropa de Jesús.

De Autonómio 22-12. Estamos hablando del Antiguo Testamento, estamos hablando del pueblo de Israel, algunas instrucciones sobre los sacerdotes. De Autonómio 22-12, hablando de la vestimenta sacerdotal, dice una ley de separación, aquí hay varios versículos de las viñas con las semillas, de no arar huey con asno, de no vestir ropa de lana y lo uno juntamente. Y el versículo 12, hablándole aquí al pueblo de Israel, no solamente de los sacerdotes, dice, te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras.

La palabra en griego para borde es kráspedón, que significa fleco. Y un hombre, como Jesús, vestiría comúnmente con esto que se llama un talit, que es un manto de oración con cuatro puntas sobresalientes, donde cada una de ellas representa las cuatro consonantes del tetragramatón, yhwh. Era una manera de recordar la santidad en la vestimenta de los antiguos israelitas.

Y no es eso solamente, hay hilos, había nudos, que tenían una carga numérica bastante compleja, no lo vamos a ver ahora, lo pueden estudiar después, con la intención de recordar la ley de Dios con subvenciones y maldiciones.

A lo largo de estos flecos o borlas, o chit-chit, que también se les llama, como se les conoce, o el largo más bien de esa ropa, no estaba establecido, el largo de las puntas, hasta donde tiene que llegar esas puntas.

Lo más probable es que lo que llevaba Jesús no era muy largo. ¿Por qué? Porque Jesús claramente criticó a los religiosos de la época, quienes se preocupaban de demostrar su religiosidad por medio de las cosas físicas, y no tanto por los hechos. Acompáñenme a Mateo 23.

Estamos tratando de describir cómo sería la vestimenta de Jesús, que es lo que la mujer toca, la brilla de su manto. Mateo 23, aquí hay una crítica muy muy fuerte sobre los fariseos, se le conoce como los siete ayes.

En el 13 en adelante, esos ay, ay de vosotros, ay de vosotros. En versículo 5 describe la vestimenta de estos religiosos de la época. Dice capítulo 23 y versículo 5. Antes hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias, ahí está, esa es la vestimenta, y extienden los flecos de sus mantos.

Entonces ellos representaban su religiosidad, su obediencia por medio de la vestimenta. Y Jesús le dice, no va por ahí la cosa, no va por ahí.

Noten aquí, Mateo 6, vamos un poco más atrás, que tiene que ver en esta parte sobre la oración, modelo, en el 9 en adelante, pero aquí hay una descripción también de los religiosos de la época que eran muy vistosos. Versículo 1 dice, guardados de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos, de otra manera, no tendréis recompensa de vuestro padre que está en los cielos. Entonces buscar recompensas por medio de las apariencias, no es algo que Jesús hubiese buscado. Por lo tanto, su vestimenta estaba de acuerdo a la ley, pero no era algo exagerado.

Tanto la mujer con flujo de sangre y el hombre prominente llamado Jairo, no estaban enfocados en la parte palpable, sino en hechos concretos. Y concretos como ellos se demostraron, un hecho.

La mujer podría haber dicho, me voy a quedar aquí, no me puedo mover, pobre de mí. Y se pudo haber cruzado de brazos. Pero que dice lo que leímos en el versículo, pues yo de Jesús y se fue. Ella se movió. Ver una oportunidad de fe es hacer algo por esa fe que nosotros profesamos.

No solamente quedarse ahí de brazos cruzados.

Jairo también demostró esa acción de una manera un poco más sutil, pero él fue a buscar a Jesús. Y luego cuando se muere la hija, Jesús le dice, vamos, cree solamente, él podría haber dicho no, pues ya, ya se acabó esta cosa. ¿Qué vamos a hacer aquí? ¿Cuántas veces nosotros somos así? Los hombres y las mujeres. Como que ya no se puede hacer nada.

O no hacemos nada y no vemos la oportunidad.

Es cierto, la ley de Dios, la ley de Dios, se puede exacerbar al punto de convertirse en Dios para algunos.

¿Alguna veces hemos tenido ese error cuando hablamos con gente de afuera?

Nosotros guardamos el sábado y la ley de Dios, y la ley de Dios, y la ley de Dios, y la ley de Dios, y parecemos que estamos solamente enfocados en la ley de Dios. Y ese no es un enfoque tan equilibrado, porque noten aquí, la ley de Dios puede tornarse un Dios en sí.

No quiere, pero eso no quiere decir que la ley de Dios no sea parte del camino para llegar al Padre por medio del Hijo. Eso no quiere decir que la ley tenga que ser desechada, porque los fariseos la usaron mal. Veamos Romanos capítulo 10, para comprender este punto.

Romanos capítulo 10.

Y versículo 1 al 5. Romanos capítulo 10. Vamos a leer versículo 1 al 5.

Hermanos, ciertamente, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios por Israel es para salvación, porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia, porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado la justicia de Dios. ¿De qué está hablando aquí? No hay personas que tienen su propia sabiduría, su propia ciencia, sus propias ideas. Y viene aquí versículo 4, porque el fin de la ley es Cristo para justicia a todo aquel que cree.

Versículo 5. Porque de la justicia de Dios, versículo 5, porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así, el hombre que haga estas cosas vivirá por ellas.

¿Cuál era el uso de la ley de Dios para los fariseos?

Era llegar a su propia justicia, a su propia sabiduría usando esa ley de Dios. No la de Dios, no la justicia de Dios. La finalidad de la ley de Dios, ¿cuál es?

¿Qué lleguemos a Cristo?

Eso es todo.

Así lo dice Romános 10.4.

Esa es la finalidad de la ley de Dios, ¿qué lleguemos a Cristo?

Esto es lo que visualmente podemos ver con la escena de la mujer con el manto de Cristo.

Cuando ella se extiende al maestro, al mesías, a solamente tocarlo por un acto de fe, no que la ropa haya sido algo que tenga que adorarse o algo santo, como muchas veces los religiosos y los cristianos muchas veces andúo. Una persona muy importante. Bueno, vamos a cortar el metro cuadrado y lo vamos a poner ahí, porque santo el pedazo de cemento, por favor.

¿Cuánto hay de eso en este mundo?

Y la mujer no andaba buscando palpar eso. Era porque era Jesús el que estaba ahí, como las ropas de Pablo en hechos 17, que las enviaba para que sanaran los enfermos con los paños ungidos, que, ideal, el Iglesia lo hace. El paño no es nada en sí, es un mecanismo, es un medio. La ley no es nada en sí, sino que es para llegar a Jesús.

Es para acercarnos a Dios el Padre por medio de Jesús. Aquí, Romano 14, ahí dice el fin de la ley, esa es la palabra, telos, la meta, el objetivo. Ese es el objetivo de la ley de Dios.

No es un versículo para decir, ah, no, entonces la ley hay que desecharla, porque estamos hablando de la justicia de los hombres y la justicia de Dios. Si leemos un poco el contexto. Es muy sencillo sacar el cual, de qué está hablando aquí, Romano, Pablo los Romanos.

Entonces, la mujer no estaba buscando eso. La mujer realizó un acto de fe. Como en el veredor 11, vemos los valientes de la fe. Por la fe hicieron algo, por la fe hicieron, salieron, entraron, mataron aquí, salieron de allá, guardaron la Pascua. Esos son los hombres de fe que hicieron algo. Entonces, se aplica perfectamente a nosotros, a todos nosotros, que estamos bajo un nuevo pacto, con mejores promesas.

Tal vez, no estamos en un pacto que tengamos que vestir un tipo de ropa específico para acordarnos de la ley de Dios, pero Dios nos dice, ¡Léen la palabra de Dios! En ella podemos encontrar que está la vida eterna. Vamos a ver a los 8.6. Nosotros estamos bajo este pacto, un nuevo y mejor pacto. No bajo el antiguo pacto. En ese momento, lo podemos ver en la cultura, de lo que pasó con Jesús, su vestimenta. Pero esa mujer, lo que hizo ella, se puede aplicar mucho a nuestra fe que tenemos que hoy día aplicar bajo este nuevo pacto. No es que la fe antigua haya sido menor, sino que es ahora el contexto en el cual nos encontramos, la fe siempre es la misma. Hebreos capítulo 8, versículo 6. Pero ahora, tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto establecido sobre mejores promesas. Ahí estamos nosotros. Hebreos habla de este nuevo pacto, un nuevo y mejor pacto. Entonces, mis hermanos, este elemento de la fe, vemos que se aplica en contextos muy diferentes, con personas muy diferentes, pero que están unidas en ese mismo principio de la fe. Y puede que no nos conozcamos, cuando Pedro le pregunta a Jesús, pensando que Juan iba a vivir muchos años o algo le iba a suceder, hay un Juan 21 si no estoy mal, Jesús le dice en otras palabras, ¿Y qué te importa a ti? Déjalo a Él. Él tiene su propio caminar en fe, y tú tienes el tuyo, y ahí le dice lo que iba a morir. Pedro, de nuestras palabras, mis hermanos, varones, hembras, hombres, mujeres, estamos en un camino de fe individual, que no es comparable entre nosotros. Nos podemos estar como los niños de Kinder. ¿Y por qué lo dejan hacer esto? Los niños son así, y alguna vez nosotros nos enfrascamos en esos inconvenientes. Nuestro camino de fe es individual, nuestra relación con Dios es individual. Jesús le dijo a Pedro, tú quédate tranquilo, tú tienes tu propio camino, Juan tiene el suyo, y los otros apóstoles tuvieron el suyo, y cada uno de nosotros tiene un camino diferente de fe. No es la misma fe, pero se aplican situaciones diferentes, y depende de la fe que tengamos. Por eso, mis hermanos, cualquiera que sea la situación, la gracia de Dios está disponible. Cualquiera que sea la situación, Dios nos ve. Ayer las damas hablaban, por ahí he escuchado un poco de la soledad, que es bastante difícil. Algunas damas están muy solitas, en la iglesia incluso. Cualquiera que sea la situación, Dios nos escucha. No estamos olvidados, no estamos olvidadas. Somos conocidos por Dios, somos amados por Dios. Así que el mensaje de hoy es, ¡Cree solamente! ¡Vengan buenas tardes!

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Pastor para la República Mexicana. Junto a su esposa y sus tres hijos, viven en la Ciudad de México. Sirve de tiempo completo a las congregaciones del país, y produce y administra contenido para los medios digitales de la iglesia.