“De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección” (Proverbios 14: 3, NVI).

Una persona arrogante, eventualmente mostrará sus sentimientos a través de sus palabras. Esto generalmente, traerá rápida disciplina y, a menudo, dolor a los demás. Pero las palabras humildes protegen a una persona de un trato duro y allanan el camino para la interacción positiva.

El viejo dicho para alguien terco o insensato es que “habla demasiado”. Decir una irreflexiva declaración apresuradamente y luego agrabarlo por la emoción y otras cuantas palabras. ¿Cuántas veces nos hemos encontramos en medio de este tipo de situaciones?

Los proverbios proporcionan un antídoto sabio, “La respuesta amable calma el enojo...” (Proverbios 15: 1, NVI). La humildad y las palabras suaves mejoran la comunicación y las relaciones interpersonales.

¿Cómo puedes preparar tus pensamientos, con el fin de responder con humildad la próxima vez?

Fuente: ucg.org