Tomando el camino angosto

Usted está aquí

Tomando el camino angosto

Dios ha guardado su enseñanza en la Biblia en todo tipo de historias, mostrándonos las debilidades, desafíos y éxitos de los que se han ido antes que nosotros. Cristo nos dice, “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán…” (Juan 15:20). Dios predijo el rechazo del mundo entero a su instrucción, pero también nos habla de un tiempo en que él restaurará todas las cosas (Mateo 17:11).

El camino de vida de Dios no es para cobardes, pero afortunadamente no tenemos que recorrer este camino solos, como el apóstol Pablo explica, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza,” (Efesios 6:10). Sin embargo, el llamamiento de Dios requiere un compromiso serio de parte de nosotros, ya que al tomar el paso del bautismo vamos en contra de la corriente por la que va este mundo.

Cristo lo pone de esta manera: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mateo 7:13-14).

El desafío del camino angosto

¿Por qué es un desafío? Parte de la respuesta está en lo mencionado anteriormente. Debido a nuestra naturaleza humana siempre buscamos el camino fácil, el camino conveniente, la manera de llevarse bien con el grupo, o la manera en que no se desordenen las cosas como están. El camino de vida de Dios está basado en saber, hacer, creer y enseñar, y una gran parte de todo su camino de vida es que simplemente hagamos lo que él nos pide. Es por esto que hay una brecha entre sus “llamados” y los que están en el mundo- hacer lo contrario al mundo nos hace ser visibles.

Cristo dijo que el camino era angosto. Este camino no es el que se sigue ahora como el mundo piensa, y nadie quiere que piensen que estás en el camino equivocado. Para “ser exitoso” según los estándares del mundo hay que ceder-en las leyes de Dios, en el problema del bien y el mal, o de la verdad y el error, entre otras cosas. Para “hacer”- poner en acción los principios y pensamientos de Dios- se requiere pararse en contra del mundo y decir “No voy a ceder lo que es correcto”. El mundo tiene una tendencia a desanimar a esas personas.

¿Cómo medimos el éxito?

El éxito en este mundo es fugaz. ¿Quién recuerda el segundo o tercer lugar de las Olimpiadas de verano? ¿Quién fue el empresario número hace veinte años? ¿Quién fue el mejor animador, actor o director hace diez años? La vida sigue y la gente olvida los logros de hace unos pocos años, pero el camino de vida de Dios y el carácter que desarrollamos durará una eternidad- para nunca ser olvidado.

Podremos no conseguir fama, dinero, reconocimientos o posiciones que el mundo ahora busca, pero tendremos mucho más. Seremos los hijos e hijas de Dios en Su Reino: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (Lucas 12:32).

Haciendo nuestra parte

Nuestro llamado ahora mismo es decidir entre aceptar  ceder a este mundo o comprometerse con la verdad de Dios sin importar lo que otros hagan. Quizás perdamos familia temporalmente, o quizás enfrentemos tribulaciones y persecución, podremos luchar a veces por vencer nuestra naturaleza humana, pero debemos continuar adelante por el camino angosto porque un futuro en la familia de Dios vale la pena.

Busca saber la verdad de Dios, busca hacer (poner en acción) su camino de vida, busca convertirte en un hijo o hija de Dios para que así podamos enseñar al resto del mundo en el futuro lo que significa no renunciar a vivir una vida en Dios.

Fuente: ucg.org