“Las palabras que brindan consuelo son la mejor medicina; las palabras dichas con mala intención son causa de mucha tristeza” (Proverbios 15:4, TLA).

Este proverbio es especialmente importante para los jóvenes, ya que todavía están formando su identidad y son muy sensibles a lo que se dice acerca de ellos. Colosenses 3:21 dice, “Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen” (NVI).

Decir palabras amables es uno de los mayores tesoros que podemos entregar. Con un estado de ánimo positivo lograremos utilizar palabras cariñosas que también nos ayudarán a lidiar con las cosas negativas, palabras crueles de los demás. Una actitud comprensiva considera los defectos de los otros y evita ser ofendido al intentar ver su punto de vista.

¿Cómo son tus palabras?

Fuente: ucg.org