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Vivimos en una época del año bien particular. Creo que el ambiente de él te clima, de fin de año, se puede vivir con los vecinos, en las casas, o en las calles, a pocas cuadras de donde uno pueda vivir. Y esto es en la mayoría del mundo. Es difícil saber si cerrar el año civil que tenemos según el calendario grigoriano era antes, en la antigüedad, o hace diez años atrás, menos o más estresante. Es muy difícil saberlo. El tiempo algunas veces es un poco difícil de definir y las cargas y las preocupaciones algunas veces se difuminan en los recuerdos, en el tiempo. A diferencia de México, recuerdo que habían otras anécdotas o otras situaciones cuando vivía en Chile. En estas temporadas. Diciembre, para los chilenos, es prácticamente el cierre y el comienzo de casi todo. Finaliza el año escolar. A los últimos exámenes, los últimos estudios, a ver si pasan o si se quedan, hay graduaciones en todos lados, hay despedidas de todo tipo, de los jóvenes de la preparatoria. También hay sumarios laborales. Se cierra el año contable. Comienza el verano. Se ve en las calles la venta de la típica bebida de Chile en la época de calor, que es el mote con huesillo. Yo se la recomiendo si algún día llegan por allá en verano.
También comienzan las salidas al litoral central, que es la costa, la parte central al nivel de Santiago, de la capital. Y los más afortunados y los con más tiempo ya salen hacia el norte, a las playas cálidas del norte, o hacia el húmedo y verdoso sur de Chile. Comienzan los éxodos a salir hacia todos partes. En esta larga y angosta tierra, no se celebra el 12 de diciembre como se hace aquí con la Virgen de Guadalupe.
Pero sí, la inmaculada concepción de la Virgen, el 8 de diciembre, ambos obviamente con la influencia española católica de la colonia. Tampoco existe una celebración de los reyes magos, como aquí se hace. No hay rosca de reyes tampoco. Los regalos son el 25 y hasta ahí nomás. Y aunque parezca extraño y contraproducente, en esta época, siempre lo menciono porque creo que es bastante, podríamos decirlo, tragicómico, se ven a los pobres hombres que intentan ganar algunos pesos extras. A sus focantes, pongámosle 34 grados de calor a la sombra, disfrazándose de rojo con un gorro rojo, con una barba blanca, tocando una campanita, diciéndole a todos los que pasan que tengan feliz navidad y próspero año nuevo, y aprovechen la oferta de dos por uno, etcétera.
Entonces andan muertos de calor estos hombres, sudando, porque están vestidos de invierno, pero allá es verano. Sí coinciden, estamos viendo un poquito las diferencias, pero aquí vamos a buscar las coincidencias entre esta época del año, el fin de año entre Chile y México. Sí coinciden estas dos fiestas emblemáticas, la de fin de año, o año nuevo, y la de navidad. Junto también con toda la amplia gama de mezclas de supersticiones de todo tipo. Y la gente, como que haciéndolas, ya se siente segura para el próximo año, para que le vaya bien.
También se ve la misma preocupación en el aire, hay congestión vehicular, congestión peatonal por todos lados, ventas de día de noche de madrugada, y a la hora que usted quiera, ventas presenciales, ventas digitales. Es como una gran orquesta que intenta afinar todos los instrumentos al mismo tiempo, pero que nunca llegan al tono correcto.
Hay tanto que mirar y comprar, que los que tienen creencias en algo o se aferran más a esas creencias o algunas veces se confunden, con tanto que hay en el aire. Puede ser un arbolito mejor para que le vaya mejor, o para que los niños estén más felices, o una estrella más grande, más luces, más colores, o tal vez la cena que van a hacer de 24 o de fin de año, no sé si aquí se hace una cena de fin de año también.
El Pesebre, vamos a hacer un mejor Pesebre este año. Las Posadas, las Pastorelas, el nacimiento, el regalo, el muérdago, la piñata, los calzones amarillos, las doce uvas, la vuelta con maletas, tal vez haciendo un poco de todo o esto, si nos va bien el próximo año. Es lo que la gente puede llegar a pensar, ¿qué hay que hacer? Hay tanto en red en el aire, ¿qué vamos a hacer para que nos vaya bien el próximo año?
¿A qué se aferra la gente para que les vaya bien? Y no solamente el próximo año, sino que el futuro. ¿A qué nos aferramos nosotros para que nos vaya bien en el futuro, sea el próximo año o el próximo mes, o los próximos 10 años? Conocemos la respuesta. Y el día de hoy, es la historia de una breve pero interesante historia bíblica. Veremos la implicancia que tienen nuestros actos en la búsqueda de un futuro mejor. El título del mensaje de hoy es Saeta de Dios. Saeta de Dios. ¿Qué es una saeta? ¿Qué es una saeta? Una flecha. Sencillamente es una flecha. Nuestra historia comienza en el libro de Segunda de Reyes, capítulo 13, versículos 14 al 19, con dos personajes importantes.
Eliceo y Joás. Antes de leer las escrituras, vamos a hablar un poco de ellos para que entendamos quiénes son o cuáles son sus características o de dónde venían. Comencemos con Eliceo. Un profeta, sucesor del gran profeta, Elias el Tisbita, cuya sucesión, recuerdan Elias le pidió el doble deporción del Espíritu Santo antes de que se vaya Eliceo.
Al igual que Elias y varios profetas de la época, estuvieron luchando fuertemente con el culto a los Baales, este Dios pagano que hacía pasar los hijos por fuego y muchas otras cosas bien brutales. Elias estuvo luchando contra ese diernodios, o sea, de divinidad o religión que había en contra de Dios, de la Biblia.
Los milagros de Elias son numerosos y geniales. Él multiplicó panes y aceite, recuerden con la viuda, resucitó al hijo de la viuda, hizo flotar un hacha, abrió los ojos al mundo espiritual del siervo, ¿se acuerdan cuando le abre los ojos al siervo para que vea todas las huestes de ángeles que iban ayudándolo en esa guerra?
Sanó leprosos como nada, man, el leproso de nada, man, predijo éxitos y destrucciones y muertes, todo en el nombre de Dios. Lo último que hizo Eliceo es la historia que vamos a leer hoy. Lo último que hizo. ¿Qué tiene que ver con Joás? ¿Quién fue Joás? Joás fue el rey número 12 del reino norteño, el reino de Israel, hijo de Joacas. Para que él entonces, lo que había hecho con tanto esfuerzo el rey David, que había unificado a la nación de Israel, estaba dividida en dos. Por eso hablamos del reino norteño de Israel. Recuerden si quizás ven las dos ramas de los reyes de Judá y de Israel.
Y ambas fragmentaciones del reino se encontraban en aquella época haciéndolo malo. Para variar. Todos los reyes del norte fueron malos. Todos. Joás también fue un rey malo que hizo las cosas malas. Y, por lo tanto, también fue un rey malo que hizo las cosas malas ante los ojos de Dios. Entonces, tenemos al profeta y al rey. Eliceo y Joás. ¿Qué función tenía los profetas?
Un profeta reúne básicamente dos acciones. Hablar en vez de otro. Hablar en vez de otra persona. Y, predecir acontecimientos futuros que es comúnmente con el cual conocemos a un profeta. Pero también habla en vez de otro. Los profetas del antiguo testamento tuvieron la dura tarea de hablar la palabra de Dios a pueblos, familias y personas. Hablando en vez de Dios. La palabra de Dios viva a través de ellos, a las personas, a familias y pueblos. Y también, predecir acontecimientos poco agradables como una advertencia si las personas no se volvían a Dios y se arrepentían. La historia del antiguo testamento tiene muchos profetas todo el tiempo. Que los tildan de un poquito de locos, que no los toman en cuenta, y que hacen probablemente locuras para los reyes o los pueblos. Pero era la palabra de Dios que era dicha frente a ellos. Samuel, vemos también con la historia de David que le habla cuando le demuestra el pecado que él había cometido con el adulterio y la mentira, el homicidio y la envidia. ¿Qué función tenía los reyes? Esos son los profetas. ¿Qué función tenía los reyes en el antiguo testamento? Bueno, básicamente, administrar el reino con justo juicio. Velar por el pueblo, protegerlo, guiarlo, defenderlo. Todo esto escuchando la palabra de Dios por medio de sus profetas. ¿Por qué creen que el antiguo testamento a Israel le iba tan mal? Bueno, no escuchaba la palabra de los profetas. Cada rey hacía lo que quería. Hubo muy poquitos que hicieron algo bueno en la cabeza como reyes en el antiguo testamento. Tanto de Judá como de Israel.
¡Johás! No confundir con Joás de Judá. Hay dos Joaces. Estamos hablando de Israel.
Porque el de Judá, del Sur, con capital en Jerusalén, es otro rey que fue escondido y asumió el Reino de Niño. Hay toda una historia ahí, está cerquita de donde nosotros vamos a leer ahora, pero no hay que confundirlo con Joás de Judá. Vamos a hablar de Joás de Israel. Porque Joás de Judá reino 40 años y Joás de Israel reino 16.
Veamos un poquito más de contexto de la historia para meternos al relato. Entonces, tenemos a Joás, Rey del Norte, donde si hablamos un poco de contexto se venía luchando de hace rato en contra de Siria. El enemigo de ellos era Siria, una y otra vez. Joacás le pasó lo mismo con Siria. Estaba peleando con Siria. Su abuelo, Jeú, también estuvo peleando con Siria. Y en su vida, fue un rey que se fue en el reino de yabriando con Siria. Fue un pueblo muy molesto para Israel. Y eran enemigos desde mucho antes. De hecho, entraron con David como enemigos. Al principio, antes de que se dividiera Israel, ya eran enemigos para Israel. Su padre, estamos hablando del padre de Joás, que se llama Joacás, con Z final. Venía de una mala racha de estas guerras en contra de Siria. Había perdido mucho poderío militar.
Así, Joás tomó el reino en un momento difícil. Entonces, para ellos, la salvación era liberarse de Siria. Porque ya estaban diezmados en el poderío militar. Entonces, viene para ellos la oportunidad de salvarse de sus enemigos. Y este es el relato que vamos a leer. Acompáñeme ahora, sí, a segunda de Reyes. Capítulo 13 y versículo 14. Estamos con Joás al frente. Tenemos a Eliseo, que va a entrar en escena. Y recuerden, esto es lo último que hace Eliseo. Es lo último. Y ahora, vamos a ver qué es lo que es. Es lo último. Segunda de Reyes, capítulo 13 y versículo 14.
Dice, estaba Eliseo enfermo de la enfermedad que murió. Ya estaba enfermo, Eliseo. Era lo último que hizo. Y descendió a él, Joás, rey de Israel. Aquí está entonces el profeta y el rey. Y llorando delante de él, dijo, Padre mío, Padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo. Repitimos, ¿qué le hacía falta a este pueblo de Joás? Milicia. Él vio una esperanza en el profeta. O al menos, eso es lo que describe la frase cuando dice, carro de Israel y de a caballo.
Joás visita a Eliseo enfermo. Y le dice esta frase muy interesante. Esta frase no era nueva. No era la primera vez que se decía.
¿De quién había sido? Del mismo, de Eliseo. Eliseo, cuando ve que su mentor, es decir, Elias, que estaba antes de él, venía en carro de fuego con caballos de fuego y a él se lo lleva, dice la escritura. A otro lugar, no se va al cielo. El mismo Eliseo dice, padre mío, carro de Israel y su gente a caballo. Lo pueden leer en el Segundo de Reyes, capítulo 2 y versículo 2. La misma frase, Joás, se la menciona al mismo, aquí cuando se encuentra con él que estaba todo enfermo. ¿Haya sido de manera sincera o no? No podemos juzgar eso. Pero sí, tenemos la severidad de que Joás repetió sus mismas palabras. Tal vez demostrando un respeto frente al profeta. El respeto de los profetas, no siempre fue algo una conducta normal. Muchas veces los dejaban de lado. Y aquí, Joás le demuestra ese respeto al profeta del Eliseo. Fue una frase de respeto y de reconocimiento porque era un hombre que representaba la palabra de Dios. Incluso más que el poderío militar que tanto al reino le faltaba. Padre mío, caro de Israel y su gente de acavallo. Él era una pieza fundamental en la parte militar. Con la reacción del profeta Eliseo, que vamos a ver a continuación en el próximo versículo, aparentemente Eliseo se movió a misericordia por lo que Joás le dijo. Y Joás fue un rey malo como lo mencionamos. No fue un rey bueno, pero a pesar de eso, Eliseo tuvo misericordia y dio a un rey malo que estaba siendo acosado por sus enemigos y le da una oportunidad. Recordemos Joás vivía una época complicada con varias derrotas con sus enemigos, con Siria. La parte norte de Israel, más arriba, donde es la capital antioquía, una de las sedes del Nuevo Testamento como iglesia muy importante. Esa zona es la de Siria. Y este es un rey malo que estaba siendo acosado por sus enemigos y este es una gran oportunidad para el rey de salir adelante y vencer a sus enemigos. Tenía esta opción porque Eliseo estaba ahí y Eliseo era un profeta de Dios. Sigamos leyendo al versículo 15. Está mismo relato. ¡Ay, mismo! Segunda de Reyes, capítulo 13, versículo 15. Y le dije a Eliseo ¡Toma un arco y unas aetas! Tomó él entonces un arco y unas aetas, las flechas. Versículo 16 Luego dijo Eliseo al rey de Israel. Pon tu mano sobre el arco y puso el su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey. Esta acción que el profeta le pide al rey involucra al rey en una acción. Lo involucra. Esta petición. Lo involucra en esta acción. Y lo interesante es que esto haya durado muy pocos segundos. O haya sido algo, tal vez, insentido para la gente que lo rodeaba o fue testigo de esto, o incluso para el mismo rey. De esta acción dependería el futuro del rey. Del reino. De este momento en la historia de Israel. Para que fuera bueno o para que fuera malo.
Y lo estaba aquí Eliseo estrechando y juntándolo a la obediencia y la fe de que Dios debería guiarlo. Sigamos leyendo el relato para entender esto. Entonces tenemos al rey, con el arco en mano y ahora también Eliseo. Le toman las manos a Joás. Y ahora le dice, versículo 17 abre la ventana que da al oriente. ¿Quién quedaba al oriente? Los enemigos. Y cuando él la abrió dijo Eliseo, tira. Y tirando él dijo Eliseo Saeta de salvación del eterno. Y Saeta de salvación contra Siria. Porque irás a los Sirios en Afec hasta consumirlos. Ahí está la oportunidad de la Saeta de Dios que es el título de este mensaje. Saeta de salvación del eterno. Contra tus enemigos. Como va esa flecha. Así voy a herir a los enemigos. Y Dios los va a salvar. Bueno, al oriente se encontraba Galad, ocupada en ese entonces por Siria. Ahí estaban sus enemigos. Por eso le dijo que abrieron la ventana hacia este lugar. Que es, había sido su más férreo enemigo de tiempos y tiempos atrás. hacia esa dirección tiró la flecha. Y mientras volaba la flecha, Eliseo le dice esta frase. Saeta de salvación del eterno. Saeta de salvación contra Siria. La oposición de la lavaría de la vida de la hermana. La oportunidad de derrotar a sus enemigos estaba aquí. Aquí estaba ese momento. Lo que tanto deseaba, ¡Johaz! Y todo Israel hacia atrás, comenzando de la vida hacia adelante, estaba en sus manos. Y también de las manos de profeta. Recuerden que profeta tomó las manos de Johaz. Muchas veces nos puede decir algo de muchas maneras. Así fue en esta ocasión. No fue una flecha que se convirtió en fuego, que hizo algún grado de pirotecnia o algo sobrenatural, solamente lanzaba una flecha. No fue una visión como muchas veces Dios habla en Antiguo y en el Nuevo Testamento. Simplemente haber lanzado la flecha. Dios quiso enseñarle a Johaz por medio de él el profeta liceo esto, el ofrecimiento. Aquella flecha era la punta de salvación para su pueblo, para herir al enemigo hasta borrarlo y triunfar definitivamente. Entonces tenemos la escena. Un señor enfermo, anciano, medio loco que le tomó las manos al rey y la flecha. Esa es la escena que estamos viendo. Hasta aquí no hay complicación. La historia relata de este hecho y nos imaginamos esta escena sin problemas.
Hasta ahora. ¿Por qué ahora viene la segunda cosa que el profeta le pide? A Elias. ¿Y está en versículo 18?
¿Y le volvió a decir? Versículo 18 de Segunda R.I.S. y capítulo 13. Toma las aetas.
Y luego que el rey de Israel la sumó tomado, les dijo, golpea la tierra.
Y él la golpeó tres veces y se detuvo.
Este segundo acto es la escena clave. Esto es de golpear la tierra. Ahora, sin la ayuda de Eliceo que le estaba tomando las manos a lanzarlas a éta, la flecha, le dice, toma tus flechas y golpea la tierra. Ahora tú solito.
Juan debía simplemente golpear la tierra, pero algo lo detuvo. Porque aquí se la criatura y se detuvo. ¿Qué habrá sido? ¿Qué le hizo dudar de golpear la tierra? La escritura no lo dice. Pero sí menciona que Eliceo se enojó.
Porque se detuvo. Fíjense en el versículo 19. Entonces, el varón de Dios enojado contra él le dijo al dar cinco o seis golpes hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno. Pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria. Dudo, Joás, de golpear la tierra. Al dar cinco o seis golpes hubieras derrotado a Siria. Pero solamente fueron tres. Y solamente fueron tres campañas exitosas. Pero fue el enemigo una y otra vez más adelante la historia lo relata. El arco y flecha. El arco y flecha es un arma que se describe en las escrituras de varias maneras. La palabra como del arco se empieza a hablar del arco iris que conocemos en nueve. Se empieza a hablar del arco o del arco iris como conocemos. Pero no es más adelante que se empieza a hablar del arco como un arma de casa con el arco y flecha. La primera vez que vemos al arco y flecha o la mención de esto como un arma de casa en este caso fue con el hijo que tuvo Abraham con su sierva, Agar con Ismael. Dice la escritura que fue tirador de arco. Ahí vemos una particular característica de los Ismaelitas. Lo que implica que Ismael o la descendencia de él y sus doce hijos que conocemos como los árabes serían violentos de guerra. Esa es la característica de Ismael. También dice la escritura que cuando Agar se va de la zona de Abraham se va con su hijo se posicionó a un tiro de arco es decir, era como una unidad de medida a aquellos años para que su hijo, no quería ver a su hijo morir ya que estaba en el desierto, le aparece el ángel y ahí hay toda una historia bien interesante. Pero bueno, el tema es que ahí aparece algo del arco. La flecha lanzada por el arco tiene un gran alcance.
En tan solo segundos puede viajar veloz. Casi invisible por el aire hasta clavar y penetrar profundamente su blanco. Eso es lo que es un arco y flecha de gran alcance rápida como un rayo invisible al cortar el viento y certera para traspasar el corazón de los blancos. Dios tiene flechas simbólicas pero le dice saetas fíjense aquí, se los voy a leer cuando Job se refiere a ellas. Las saetas del todo poderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu y terrores de Dios me combaten. Job 6.4. Hablando de las saetas que le penetraron, como un daño para él, obviamente esto fue parte de la prueba que él vivió. Pero le hice saetas. Otra, entesó su arco y me puso como blanco para la saeta. Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljava. Es lo que contienen las flechas. Es el recipiente donde están las flechas. Eso está en lamentaciones. Capítulo 3, versículos 12 y 13.
También, eso se le habla como las saetas de Dios. También se habla como una saeta, simbólicamente como la lengua mentirosa de las escrituras. Fíjense aquí, saeta afilada es la lengua de ellos. Engaño habla. Con su boca dice, pasa su amigo y dentro de sí pone sus chansas. Jeremías, capítulo 9, versículo 8. La lengua mentirosa. Aguda. Otra, martillo y cuchillo, y saeta aguda. Es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio. Proverbios 25 y 18. Aguda. Penetrante. Falso testimonio. También Satanás tiene sus flechas. Aquí la mención está cuando habla de la armadura de Dios ya en el Nuevo Testamento. Dice sobre todo, tomaba del escudo de la fe con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno como flechas. Y está hablando de la armadura en Efecio 6, capítulo 16. Es un arma. El caso de Dios, el caso de... metafóricamente hablando la lengua, también o Satanás, que los utiliza y se hace la comparación gráfica de la saeta y de estas cosas.
Volvamos al relato. Si leemos bien nuevamente el relato, vemos que es el Iseo quien apoya a Joás en la primera parte. Porque los podemos dividir en dos. El lanzamiento del arco y flecha y el golpe en la tierra. Recuerden, y le dijo al Iseo, toma un arco y unas saetas, pon tu mano sobre el arco y el Iseo pose sus manos sobre las manos del rey. Abra la ventana y tira. Es el primer acto del relato. Toma el arco y la flecha, pon tu mano en el arco y te ve hacia donde. Tira. Esas son las instrucciones del profet, al rey. No se nos hace familiar extraer esta parte que vivió Joás. Viene un poco ahora a traer este relato a nuestras vidas. ¿Acaso Dios no nos ha guiado muchas veces para poder lanzar sus saetas hacia el lugar correcto? Saeta de salvación del eterno. Cuando le dice, cuando va la flecha. Ahí va la salvación. Dios nos ha mostrado el camino, la ventana correcta, la dirección correcta hacia la que viajan sus saetas, las que nos dan la salvación de Dios. Acompáñenme a Juan. Capítulo 14. Y versículo 6. Lapítulo 11. primero. Juién.
Y versículo 6.
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Jesús le dijo, Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí. Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí. Un poco más atrás, en Mateo 4. Hablando de que muchas veces Dios sí nos ha mostrado la dirección y nos ha permitido lanzar sus aetas con su ayuda, como lo hizo el Izeo con Joás, que le tomó las manos. Le dijo, Por donde? Mateo 4. Y versículo 10, la tentación de Jesús. Aquí dice, a la última parte, versículo 10 y 11, entonces Jesús le dijo, Vete, Satanás, porque escrito está. Al Señor tu Dios adorará y a Él solo servirás. El diablo entonces le dejó. Y he aquí, vinieron ángeles y le servían. Para poder vencer al enemigo, o Siria, en este caso, como es el relato, hay que acercarse a Dios. Para poder vencer al enemigo hay que acercarse. Es lo que está diciendo Jesús mismo. Al Señor tu Dios adorará y a Él solo servirás. ¿Qué pasó entonces? ¿El diablo lo dejó? El diablo le dejó. ¿Ven que Joás hizo caso en todo lo que Eliseo le pidió? El hecho de que Eliseo haya tomado las manos del rey para lanzar dicha flecha es la imagen de Dios de que por medio de su palabra, que en aquel tiempo eran los profetas, nos está tomando de las manos, nos está guiando, nos está abriendo las ventanas. El relato lo pidió el rey Joás, pero también es para nosotros. Hoy día. Es una buena instrucción para hoy. Joás pudo ver el alcance de Dios al haber lanzado la flecha con ayuda de Eliseo. Entonces vamos a analizar la segunda parte ahora, el golpeo de la tierra. Golpear el suelo, golpear la tierra. Recuerden, le volvió a decir, toma la saeta, así luego que el rey de Israel la jugó tomado, le dijo golpear la tierra y le golpeó tres veces y se detuvo. Después de haberle mostrado el alcance de la flecha y de haberle dicho, saeta de salvación del eterno, le dice ahora a Eliseo, Eliseo le dice a Joás y le ofrece la oportunidad de consumir definitivamente a sus largos vecinos y enemigos, tan molestios sirios. Pero Dios quiso ver en acción a Joás esta vez. Toma tus flechas y golpea la tierra. Esta vez le pide que lo haga solo. No está el profeta moviendo de la mano para que golpee la tierra. Él lo hace solo, sin su ayuda. La detención de Joás puede significar probablemente la fe a medias, porque golpeó tres veces. He hizo caso a Eliseo, pero era a medias o sencillamente poca. Mal que mal, Joás está descrito como un rey malo. No un rey que hizo lo bueno y después ni siquiera que hizo lo bueno y se convirtió a malo. Hay muchos reyes que empezaron bien y terminaron mal. Pero Joás dice la escritura que era un rey malo frente a los ojos de Dios. No se aportó de los pecados de Jero Boam, el primer rey cuando se dividió el reino. Es una escena dramática y muy interesante y muy significativo para nosotros. Una fe a medias con poca fe. Un hombre de poca fe. No es una frase que hemos leído en las escrituras varias veces. Aquí se las leo. Y si la hierba del campo que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así. No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe. Hablando Jesús. En Mateo 6, capítulo 30. Otra. Él les dijo, ¿por qué teméis hombres de poca fe? Entonces levantando se reprendió a los vientos y al mar y se hizo grande bonanza. Mateo 8, versículo 26. Otras palabras de Jesús frente a sus discípulos. Otra. Y entendiendo lo Jesús les dijo, ¿por qué pensáis dentro de vosotros hombres de poca fe que no tenéis pan?
Mateo 16, versículo 18. Y última. Al momento Jesús extendiendo la mano, hació de él y le dijo, hombre de poca fe. ¿Por qué dudaste? Mateo 14 y 31. Le hablaba a Pedro, que caminó sobre las aguas. Pero se hundió. No llegó hasta el final. Y Jesucristo le dice, hombre de poca fe. ¿Por qué dudaste? Un hombre de poca fe es un hombre con fe a medias, tal como Joás, que dudó en seguir golpeando el suelo. Y la fe se demuestra con hechos, con acciones.
Haciendo algo. El relato de Joás y Eliceo fascinantemente nos puede hacer una conexión con Santiago, cuando nos habla de la fe y de las obras. Que la fe hay que ponerla en acción, si no, es muerta. No vale. Por eso aquí, Joás, golpeó pero a medias y se detuvo. Hombre de poca fe, hombre de fe a medias. ¿Qué consecuencias tenemos si tenemos una fe a medias? ¿Qué consecuencias hay en nuestras vidas si tenemos una fe a medias? Bueno, Dios va a obrar en nosotros a medias.
Así lo hizo con Siria. Sólo tres veces, lo que golpeaste, vas a vencer y después ya no. ¿Por qué te detuviste? ¿Pudiste haberlos derrotado? Le dijo Eliceo molesto frente a Joás. ¿Cómo no lo hiciste? Tenías la oportunidad. Pudo haber sido devastador para Siria si tan solo hubiese golpeado un par de veces más. Un poquito más. Dice enojado contra Él, al dar cinco o seis golpes hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno. Por ahora, sólo tres veces derrotarás a Siria. La palabra clave aquí es esfuerzo, también de nuestra fe. Esfuerzo. Es lo que le dice Dios al gran líder de Israel al entrar a Canaán. Esfuerzate y sé valiente a Josué, al comienzo.
Esfuerzate y sé valiente. Yo voy a estar contigo. No le dice camina un poquito y te voy a dar todos los enemigos. Dice esfuerzate y sé valiente para entrar a la tierra prometida.
Colocenses, capítulo 3. Estamos hablando ahora de el esfuerzo que le faltó a Joás, que es la fe, que Él no manifestó. En Colocenses, capítulo 3, ya un poco también hablando de lo que podemos aplicar a nosotros, a nuestra fe. En Colocenses, capítulo 3, hablando de las cosas que hacemos. Y versículo 22 dice, siervos, obedecer en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y el primer jefe que tuve cuando trabajaba era de Argentina. No quiero hablar mal de los argentinos, pero era bastante complicado, porque aquí la escritura dice, obedecer a todo a vuestros amos terrenales, pero no dice los que son buenos, dice a vuestros amos, a todos. Aunque sea difícil, eso es lo que tenemos que hacer. Temiendo a Dios, versículo 23, y todo lo que hagáis, hacerlo de corazón. Aquí la interpretación de hacerlo corazón en las mismas escrituras habla de hacer algo de manera completa, no que sea simulado o para aparentar, como dice el versículo anterior a los ojos, no a medias, sino que hacerlo bien, hacerlo completamente. Si se compromete, hágalo. ¿Cómo para el Señor y no para los hombres? Hacer nuestro trabajo incluso, día a día, ¿cómo para Dios? Es decir, completo, no simulado, no a medias. Golpear la tierra completamente, llevándolo al relato de Joací y Eliseo. Versículo 24, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. ¿Quién es nuestro amo? ¿Quién es nuestro Señor al final de todo? Dios no trabaja en la zona de confort nuestra. La fe no se desarrolla en la zona de confort. Nuestros enemigos no son abatidos desde nuestra zona de confort. Por eso hablamos del esfuerzo, por eso hablamos de que arco y flecha en mano, pero golpeen la tierra firmemente.
Nuestra vida espiritual es una constante batalla. Arco y flecha en mano y golpes en la tierra, viendo a que Dios nos guía y nos envía su salvación y el camino, pero también tenemos nuestra parte de tener que golpear la tierra con fe, con esfuerzo. La segunda acción para Joás tenía que hacerla solo y tenía que hacerla con ganas. Con ganas. Es lo que muchas veces hacemos el grito, la arena en el club de oratoria de barones. Tenemos fuerza, tenemos empujes, tenemos agallas. Eso mismo estamos hablando acá.
Durante mi vida asistía a muchos campamentos de jóvenes, como campero. Un poco más joven adulto participé en la organización de varios y hoy sirvo al frente de ellos. Y así como lo leí durante todos estos campamentos pasados, cuando leíamos Ecclesias T es 9, 10, muchas veces, muchos campamentos. Lo vamos a volver a leer en Guatemala, en el campamento que viene esta semana.
Y lo vamos a volver a leer hoy, porque tiene que ver con esto que le faltó a Joás. Ecclesias T es 9, 10.
Todo lo que te vinieraす一下 para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque lo que Hallo y oton parte, porque el sezon algo es muy pesado. Todo lo que te viniera para hacer, hazlo según tus fuerzas. En el se Palestine no hay obra ni trabajo ni científico ni sabiduría y estaba innecido en el se accom 합니다 tienes van a nav tastaré salir para lasciones y emουμε. Si no'm decidiendo jugar九zw passes al maio, me llaman un rango antes. También esto muchas veces a la creencia de la vía después de la muerte, no. No hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni seveduría. Pero también se aplica a lo que nosotros hacemos cada día, cada vez que lanzamos un arco o una flecha con un arco, o cada vez que golpeamos la tierra. La versión palabra de Dios para todos dice aquí, hazlo lo mejor que puedas, cuando dice hazlo según tu fuerza. Hazlo lo mejor que puedas. Si hemos sido guiados por Dios amorosamente, ahora es momento de golpear la tierra, con todas las fuerzas que tengamos para que nos vaya bien. Que era un poco lo que preguntamos al principio. ¿Qué hacemos para que nos vaya bien? Tenemos la guía de Dios. Tenemos sus manos que nos toman para dirigir esa flecha de salvación. Tenemos la ventana que se abre. Tira. Se va la flecha. Y ahora nos toca golpear la tierra. ¿Y cómo la vamos a golpear? Ya como conclusión, esta historia del rey Joás y el profeta Eliseo nos ayuda a ver a un hombre que, a pesar de no tener un gran ejemplo de haber hecho las cosas bien, Dios, por medio de Eliseo, su profeta, le da la oportunidad de vencer a sus enemigos y de tener un futuro mejor. Un futuro con victoria frente a los enemigos. Asimismo, nosotros hemos recibido esa bella oportunidad de poder lanzar una saeta de Dios con dirección apropiada, acercándonos a Él, confiando en Él, lo que nos puede ayudar a desarrollar fe algunas veces, o a despertar la fe que tanto necesitamos, porque viene la segunda parte. Golpeemos la tierra. Joás golpeó la tierra dudando. Hombre de poca fe. Hombre de fe media. Tirada para abajo.
Especulando, podríamos pensar que Joás, cuando empezó a golpear la tierra, empezó a pensar, ¿estoy haciendo el ridículo? ¿Qué van a decir de mí, esta gente? ¿Qué van a decir mis sirvientes de lo que estoy haciendo aquí con este viejo loco? ¿Qué dirán si saben que no celebro Navidad?
¿Seré el loco de la cuadra o del barrio? ¿Qué dirán si no hago regalos? Mejor voy a golpear despacito, para que no escuchen y no se vayan a molestar. ¿No se trata de ellos o lo que hagan? ¿Se trata de que nuestra saeta, que hemos lanzado en las manos de Dios, con la ayuda de Dios, ahora nos toca golpear fuerte y seguido? ¿Golpear cuántas veces? Fuerte el suelo, que no dudemos de ese golpe y que no nos detengamos y las veces que sean necesarios para demostrar nuestra fe. ¿Qué significa ese golpe? Sólo usted lo sabe. ¿Qué es lo que vamos a hacer? Ahí está nuestra fe. En el hecho de hacer y de golpear fuerte. Sin dudar, no fe a medias, no siendo hombres ni mujeres de poca fe. No celebrar navidad y no ser partícipes del torrente de supersticiones que inundan estas fechas nos hará golpear fuerte este año. Y enero y febrero y marzo y todo el año y todas nuestras vidas que tal vez sean locura para ellos. Pero para Dios y para nosotros esos golpes son la esperanza de que vamos a ganarle a nuestros enemigos cinco, seis, veinte o cien veces porque Dios lo va a hacer. Juan el Bautista, Jesucristo y Pablo describen y registran la Biblia que fueron tildados de locos. Vamos aquí a la última escritura en hecho 26 hablando de Pablo. En una de sus tantas defensas frente a los dirigentes, frente a los gobiernos, en hechos capítulo 26 y versículo 25, aquí estaba, frente a la red de Agripa y Festo le dice que estaba loco, que las letras no vuelven loco, pero Pablo responde en versículo 25, de hecho 26. No estoy loco, señor gobernador. Lo que estoy diciendo es verdad y es razonable. Tiene lógica. Y ellos lo sabían. Todos ellos, los dirigentes, conocían la historia del Mesías y del Salvador y de todo lo que estaba hablando Pablo. Pueden leer toda la defensa de Pablo frente al Rey Agripa más atrás, en este mismo capítulo. Es verdad y es razonable.
No es locura. Mis hermanos, todo lo que hacemos y creemos no es una locura. Es la pura y santa verdad de Dios. Y esta verdad es razonable. La asaeta de Dios está lanzada con nuestras manos con la ayuda de Dios. Por la ventana correcta.
Ahora nos toca golpear la tierra. Cuando lo hagamos, no dudemos de golpearla con firmece. No seamos hombres de poca fe. Buenas tardes a todos.